sábado, 22 de mayo de 2021

Tengamos fe y confianza, sigamos respetando a Jesús en la Sagrada Comunión de rodillas y en la boca.

A mayor gloria y alabanza del Señor, nuestro Dios, que merece todo el respeto, amor reverencia, reconocimiento de todos nosotros.



Todavía hay pastores, que son fieles a Jorge Mario Bergoglio, en el que le ve como si fuera el "Papa Francisco", Pastores que no saben nada de la Biblia, ni de la Historia de la Iglesia Católica, y ya están convencido que lo que dice Bergoglio se debe cumplir sea como sea. Pero nosotros, como cristianos no estamos en comunión con los herejes. Aquellos que lo están, no tienen a Cristo, aunque son engañados por el diablo haciéndoles creer que tienen a Dios, pero rechazando las enseñanzas del Magisterio Tradicional de la Iglesia Católica.

Así como los herejes, la masonería, el comunismo, libertinos, ven en Bergoglio como el "Papa" que necesitaban, para que sus malas acciones no sean reprendidas, sino aceptadas de buena gana.


Como cristianos, lejos de nosotros rechazar a Cristo, es mejor rechazar a todos los herejes y apostatas y libertinos.

Defender los intereses de Cristo, es oponerse a las herejías de Jorge Mario Bergoglio y todos los que están en comunión con él.

Nos vamos a encontrar con personas que están cargadas de orgullo y soberbia por la insistencia de defender la Comunión en la mano, no perdamos el tiempo con esos perezosos, que no estudian la doctrina de la Iglesia Católica, se han quedado en la superficialidad, en el modernismo que es la puerta del infierno. No están en la Iglesia Católica, aunque ellos por su ignorancia, están convencido que lo están. 

Hay personas consagradas, de las que dicen que es importante obedecer al "Papa Francisco", y que hay que aceptar que se debe poner la mano, para recibir a Jesús. Esta obediencia lleva a pecado, por lo que no debemos obedecer para no condenarnos. Ya son varias veces que he hablado del tema, pero el demonio sigue ahí, convenciendo a los que están destinados a la perdición, que tienen que enseñar como valores las herejías, el arrianismo, el protestantismo y demás sectas con sus distintas herejías.


Bergoglio es una persona que no tiene fe, que no tiene a Cristo Jesús, que no tiene al Padre Celestial, la prueba está en lo que enseña la Sagrada Biblia, que frutos puede tener un alma para que se llene de Dios, y que frutos no tiene, para ser rechazado por el Señor, cuando se desvía de la doctrina. ¿Acaso quería el Altísimo que Bergoglio diese culto a los demonios del "pachamama"? Y son muchísimos los malos frutos del mal árbol. Las enseñanzas de Jesús son bien clara y verdadera.

Es bueno para nosotros no leer el veneno que escriben los herejes, nos lo prohíbe la Palabra de Dios. Las personas que han colaborado con las tinieblas, dando la comunión en la mano, o recibiéndola como si nada, están cometiendo graves ofensas al Señor. Ya nos advertía nuestro Señor Jesucristo, y los Santos Apóstoles, que algunos enseñarán maldades, herejías, para perdición de los que negaron la Verdad de Dios.

Lo que menos deseo, son discusiones, sino mostrar la verdad, con la paz del Señor, para aquellos que lo quieran aceptar, y si no, ya se las verá con el Señor. Pero como cristiano, antimodernista que me declaro, sigo con la Sagrada Tradición de la Fe Apostólica del Señor. No me busco a mí mismo, sino que Jesús sea respetado por cada uno, por todos. Y que dando buen ejemplo pongan aquellos su mirada hacia Dios. Solamente el Señor es lo más importante.

Los verdaderos sacerdotes, por su sincero amor a Jesucristo, nunca colaborará con las tinieblas, no dará la Comunión en la mano, para no incurrir en excomunión. 


Agradezco a la persona que ha compartido esta foto.

ORIGEN HISTÓRICO DE SU USO Y DESUSO


Sacerdote Javier Olivera Ravasi
marzo 11, 2020


«La administración del Cuerpo de Cristo corresponde al sacerdote

por tres razones: porque él consagra en la persona de Cristo…

 porque el sacerdote es el intermediario designado

entre Dios y el pueblo… porque por reverencia a este  Sacramento,

nada lo toca sino lo que está consagrado”

(Santo Tomás de Aquino, S. Th, III, q. 82, a. 13)

Por: P. Javier Olivera Ravasi

A raíz de varias consultas sobre el tema de la posibilidad o no de la comunión en la mano, nos hemos visto obligados a resumir su historia, su conveniencia e inconveniencia, basándonos, principalmente, en el excelente trabajo de Mons. Juan Rodolfo Laise titulado, La comunión en la mano. Documentos e historia, Vórtice, Buenos Aires 2005, 152 pp (1), al cual remitimos.

Con las presentes líneas sólo hemos querido acercar al público en general la historia del uso y desuso de esta práctica hoy en día tan extendida que comenzó siendo un permiso excepcional y hoy parece norma general.

1) Contexto del permiso para recibir la comunión en la mano

En el documento de Pablo VI titulado “Memoriale Domini. De modo Sanctam Communionem ministrandi[2] del año 1969, el Papa planteaba que, en algunos lugares, se venían cometiendo diversos abusos litúrgicos al impartir la Sagrada Comunión en la mano con la excusa de que se seguía, de ese modo, un uso antiguo.

Puntualmente, la práctica era seguida en diversos países de tradición protestante (Holanda, Alemania, Bélgica, etc.) que, por aquel entonces, sufrían una enorme pérdida de la Fe (recordemos el famoso “Catecismo holandés”, que debió ser corregido por el mismo Pablo VI), poniendo en duda la presencia real de Cristo en la Eucaristía, negando cualquier clase de presencia en las partículas o fragmentos de hostia, al mismo tiempo en que no se distinguía con claridad entre el sacerdocio común de los fieles y el sacerdocio ministerial.

Es decir: era un tiempo de crisis de Fe, de allí que Roma rogase “prevenir todo peligro de que penetren… falsas opiniones sobre la Santísima Eucaristía”, sostenidas, justamente, por los promotores de la desobediencia.

2) Una excepción que se volvió regla

Ante la práctica generalizada en estos países, la Santa Sede se vio obligada a actuar y reafirmar que la comunión en la boca no sólo era la práctica que “ya debe considerarse tradicional” en la Iglesia (MD, 1278) sino que el dar la comunión en la mano podía conllevar ciertos peligros, a saber: “el que se llegue ya a una menor reverencia hacia el augusto Sacramento del altar, ya a la profanación del mismo Sacramento, ya a la adulteración de la recta doctrina” (MD, 1279).

Se realizó entonces una encuesta entre la mayoría de los obispos del mundo sobre qué convenía hacer ante los abusos: la respuesta fue categórica: la inmensa mayoría determinó que debía seguirse con la forma de administrar la comunión (de rodillas y en la boca), pero… ¿qué hacer en aquellos países donde la costumbre se hubiese, ilegítimamente, arraigado?

Y se respondía: “si en alguna parte el uso contrario… se hubiera arraigado ya, la misma Sede Apostólica… confía a estas mismas Conferencias la carga y el oficio de sopesar las circunstancias peculiares, si las hay, con la condición, sin embargo, tanto de prevenir todo peligro de que penetren en los espíritus la falta de reverencia o falsas opiniones sobre la Santísima Eucaristía” (MD, 1282).

Es decir: dejaba en las manos de las Conferencias Episcopales (la reunión de obispos de cada país) que votasen y, luego, comunicasen a Roma su decisión, dejando –eso sí– libertad a cada obispo en su diócesis.

El documento se completaba con una Carta Pastoral en la que se concedía a las Conferencias Episcopales el indulto (permiso) de distribuir a los fieles la Sagrada Comunión en la mano, siempre y cuando ese modo de recibir la comunión ya fuese frecuente allí por la costumbre, dejando en claro que: “La nueva manera de comulgar no deberá ser impuesta de modo que excluya el uso tradicional… De modo que cada fiel tenga la posibilidad de recibir la Comunión sobre la lengua” (n. 1285, 1) por lo que el “el rito de la Comunión dada en la mano no debe ser aplicado sin discreción” (n. 1286, 2).

Es decir, se trataba de una excepción y de un indulto (un “perdón” o “permiso excepcional”).

3) El caballito de batalla: “los primeros cristianos comulgaban así”

Quienes han argumentado el tema de la comunión en la mano han hecho uso siempre de un arcaísmo litúrgico, es decir, “los primeros cristianos lo hacían así”.

Sobre el tema, el mismo Papa Pío XII decía, refiriéndose a quienes intentan hacer renacer “lo que se hacía antes”, sin demasiado criterio, lo siguiente: “la liturgia de los tiempos pasados merece ser venerada sin ninguna duda; pero un uso antiguo por el mero hecho de su antigüedad no ha de ser considerado más apto y mejor ya en sí mismo (Mediator Dei, nº 43).

La vuelta a una forma antigua no es por sí misma un motivo de tranquilidad. Menos aún cuando esa forma fue abandonada en algún momento, desechada luego y finalmente prohibida por su imperfección.

Como sucedió con la comunión en la mano…

Casualmente –y aunque parezca una paradoja– que debe hacerse siempre y en todo lugar lo que se hizo antes son normalmente los primeros en atacar, por ejemplo, la misa tradicional, la comunión de rodillas, el canto gregoriano, etc., etc.

Además; si debiésemos seguir en todo a los “primeros cristianos”, sin más criterio que “porque antes se hacía así”, deberíamos:

– Consagrar la Eucaristía sobre la piel de un asno (como algunos nestorianos hacían).

– Dejar de comulgar habitualmente (antes se comulgaba apenas una vez al año o en fiestas y solemnidades importantes).

– Sentarnos por separados, hombres y mujeres.

– Celebrar de cara a Dios.

– Ayunar desde la noche anterior.

–  Para las mujeres, usar el velo.

Es decir: “todo tiempo pasado fue mejor”, cuando conviene.

4) ¿Cómo comulgaban los primeros cristianos y por qué dejaron de hacerlo así?

Los testimonios antiguos en este sentido son múltiples y no siempre uniformes.

Uno de los más famosos y más manoseados, quizás resulte el de San Cirilo de Jerusalén (S IV) que narra así el rito de la comunión:

“Acercándote por lo tanto, no lo hagas con las palmas de las manos separadas, ni con los dedos apartados, sino haz con la izquierda un trono para la derecha ya que esta mano está a punto de recibir al Rey. Haciendo el hueco con la palma, recibe el Cuerpo de Cristo, añadiendo ‘Amén’… ¿Por qué dime: si alguno te diese unas limaduras de oro ¿no las guardarías con toda diligencia procurando no perder nada de ellas? ¿No procurarás, pues, con mucha más diligencia que no se te caiga ninguna migaja de lo que es más precioso que el oro y las piedras preciosas?… “Y después de que hayas tomado el Cuerpo de Cristo y hayas recibido el cáliz de la Sangre, no estires tus manos sino inclínate haciendo un acto de reverencia y profunda veneración y di ‘Amén’ y santifícate tomando la Sangre de Cristo también. Mientras la humedad esté todavía sobre tus labios, tócalos con tus manos y santifica tus ojos, tu frente, y todos tus otros órganos sensoriales. Finalmente, da gracias a Dios, que te ha considerado digno de tales misterios”.

Hasta aquí, el texto atribuido a San Cirilo que, por lo extraño de la última parte (la de tocarse los sentidos externos) ha sido considerado dudoso o, al menos, con partes interpoladas.

Otros autores antiguos también narran algo parecido al momento de explicar el rito de la comunión:

Tertuliano, dice: “cuidamos escrupulosamente que algo del cáliz o del pan pueda caer a tierra”; San Hipólito recomienda: “cada uno esté atento… que ningún fragmento caiga y se pierda, porque es el Cuerpo de Cristo que debe ser comido por los fieles y no despreciado”; San Efrén: “comed este pan y no piséis sus migas… una partícula de sus migas puede santificar a miles de miles y es suficiente para dar vida a todos los que la comen”; y Orígenes: “Con qué precaución y veneración, cuando recibís el Cuerpo del Señor, lo conserváis de manera que no caiga nada o se pierda algo del don consagrado. Os consideraríais justamente culpables si cayese algo en tierra por negligencia vuestra”.

Todos estos autores, vale decirlo, narraban el rito mientras la Iglesia carecía de libertad, es decir, en tiempos de persecución, antes del Edicto de Milán y la relativa paz que trajo Constantino (313) de allí que, casi por la misma época, otros autores narrasen expresamente el contexto de esa «comunión en la mano», como es el caso de San Basilio Magno (330-379):

“No hace falta demostrar que no constituye una falta grave para una persona comulgar con su propia mano en épocas de persecución cuando no hay sacerdote o diácono» (Carta 93)

Esto ha hecho que, algunos estudiosos hayan planteado que la comunión en la mano se dio, en los primeros siglos, con mucha reverencia siempre, a causa de la persecución que se padecía y en tiempos en que no había diáconos o sacerdotes que pudiesen administrarla (vgr. Leclercq, «Comunión» en el Dictionnaire d’Archéologie Chrétienne).

Sin embargo, ese argumento, no parece convencer del todo pues, como narra el Cardenal Du Perron al refutar al hereje Du Plessis Mornay (quien aducía que, porque antes se comulgaba en la mano, no habría conciencia de la presencia real de Cristo en la Eucaristía entre los primeros cristianos) la eucaristía se daba incluso en tiempos en que la persecución primera había pasado ya, sobre todo, en los lugares alejados de Roma.

Sin embargo, pasado el tiempo y poco a poco, la Iglesia comenzó mutar al respecto, como se lee ya en el Concilio de Zaragoza (a. 380), otro será el planteo de la Iglesia: «Excomúlguese a cualquiera que ose recibir la Sagrada Comunión en la mano» o el Sínodo de Roma del año 404, celebrado bajo el Papa Inocencio I, en el cual se impone el rito de la Comunión en la lengua, o el Concilio de Rouen (año 650) donde se dice: «No se coloque la Eucaristía en las manos de ningún laico o laica, sino únicamente en su boca” o el de Constantinopla: (680-681): «Prohíbase a los creyentes tomar la Sagrada Hostia en sus manos, excomulgando a los transgresores»; o el Sínodo de Ruán (año 878): “No se debe entregar la Eucaristía en manos de ningún laico, hombre o mujer, sino solamente en la boca. Si alguien transgrediese esto, dado que desprecia a Dios omnipotente, y no rinde honor a cuanto en él hay, que sea excluido del altar”.

A primera vista, podría decirse que, la comunión en la mano, comenzó siendo el uso normal de la Iglesia que nació en tiempos de persecución. Con el tiempo, sin embargo y a medida que el mundo conocido iba siendo evangelizado el uso se mantuvo pero volcándose, poco a poco, a la praxis de la comunión en la boca por mano de los clérigos y -siempre- con extrema veneración, de allí que Pablo VI, en MD, indique que: “consta que los fieles creían y con razón, que pecaban… si, habiendo recibido el cuerpo del Señor y conservándolo con todo cuidado y veneración, algún fragmento caía por negligencia”.

Es por todo esto que, a nuestro juicio, sería engañar a los fieles sin contextualizar el cómo se daba esa «comunión en la mano» en la “Iglesia primitiva”.

Veamos, sin querer abundar, el espíritu con que se hacía; para ello nos puede servir el ejemplo de la secta de los nestorianos, existente aún hoy (quizás los cismáticos más antiguos que existen hoy en día, cuyo origen se remonta al siglo V). Así se narra el rito de la comunión:

“Acercándote por lo tanto, no lo hagas con las palmas de las manos separadas, ni con los dedos apartados, sino haz con la izquierda un trono para la derecha ya que esta mano está a punto de recibir al Rey. Haciendo el hueco con la palma, recibe el Cuerpo de Cristo, añadiendo ‘Amén’… ¿Por qué dime: si alguno te diese unas limaduras de oro ¿no las guardarías con toda diligencia procurando no perder nada de ellas? ¿No procurarás, pues, con mucha más diligencia que no se te caiga ninguna migaja de lo que es más precioso que el oro y las piedras preciosas?… “Y después de que hayas tomado el Cuerpo de Cristo y hayas recibido el cáliz de la Sangre, no estires tus manos sino inclínate haciendo un acto de reverencia y profunda veneración y di ‘Amén’ y santifícate tomando la Sangre de Cristo también. Mientras la humedad esté todavía sobre tus labios, tócalos con tus manos y santifica tus ojos, tu frente, y todos tus otros órganos sensoriales. Finalmente, da gracias a Dios, que te ha considerado digno de tales misterios”.

Mons. Athanasius Schneider, experto en Patrística e Iglesia primitiva, explica que hay una enorme diferencia entre la forma de comulgar en la Iglesia primitiva y la actual práctica de la comunión en la mano:

En la Iglesia primitiva había que purificar las manos antes y después del rito, y la mano estaba cubierta con un corporal, de donde se tomaba la forma directamente con la lengua. Tras sumir la Sagrada Hostia el fiel debía recoger de la mano con la lengua cualquier mínima partícula consagrada. Un diácono supervisaba esta operación[3].

Nos preguntamos: quienes defienden el comulgar en la mano “porque así se hacía antes”, ¿comulgarán hoy de la misma manera? Pues bien, independientemente de si el uso de la comunión en la mano se dio en tiempos de persecución o no (cosa que, al parecer, es bastante discutida entre los historiadores de la liturgia), el tema más importante es que, la Iglesia, en un momento, cambió de postura al respecto y comenzó a distribuirla en la boca.

5) Un uso que la tradición interrumpió y hasta prohibió

Pero, si no constituía (ni constituye per se un sacrilegio); si en los primeros tiempos se hacía con enorme devoción…, entonces: ¿por qué la Iglesia, en un momento de la historia, llegó a prohibir este uso?

Según señala el gran historiador Jungmann, “esta costumbre de entregar la Eucaristía en la mano traía consigo el peligro de abusos… Con todo, más que el temor a los abusos, influyó, sin duda, la creciente reverencia al sacramento a que se diese más tarde la sagrada forma directamente en la boca” (El Sacrificio de la Misa, B.A.C., Madrid 1963, pp. 942 ss.). Es decir: se trató del desarrollo y profundización del dogma del misterio de la Transubstanciación lo que llevó a que, con el tiempo, la reverencia fuese más y más crecida hasta que la Iglesia, comenzando por Roma y hacia afuera, comenzó a mandar que la eucaristía se diese en la boca.

Se cuenta que la reverencia era tan grande entre los siglos XIII y XV, que muchos sacerdotes llegaban a comulgar tomando la hostia directamente de la patena con la lengua (uso exagerado testimoniado por San Buenaventura y por las rúbricas de varios misales del siglo XV).

Es el mismo Papa Pablo VI el que, en Memoriale Domini plantea las causas de este cambio: “después de que la verdad del misterio eucarístico, su eficacia y la presencia de Cristo en el mismo fueron escrutadas más profundamente, por urgirlo ya el sentido de la reverencia hacia este Santísimo Sacramento, ya el sentido de la humildad con la que es preciso que éste sea recibido, se introdujo la costumbre de que el ministro pusiese por sí mismo la partícula de pan consagrado en la lengua de los que recibían la comunión” (MD, 1276).

Tres razones entonces llevaron a la Iglesia a cambiar el uso anterior:

– El conocimiento de la verdad del misterio eucarístico.

– La reverencia hacia el Santísimo Sacramento.

– La humildad que conlleva recibirlo de esta manera.

Y este cambio se produjo en la Iglesia universal (es decir tanto en Oriente como en Occidente).

Tan notorio era el significado de reverencia de recibirlo en la boca que varios “reformadores” protestantes (como Martín Bucero, asesor de la reforma anglicana), se esforzaron rápidamente en cambiar el uso de la comunión en sus países, introduciendo la comunión en la mano para que sus fieles, ni pensaran en la presencia real de Cristo, ni hicieran distinción entre el sacerdocio común de los fieles y el sacerdocio ministerial.

6) La mejor forma de rendir culto: en la boca

Uno podría preguntarse: ¿hay una mejor forma de recibir la Eucaristía? Y la Iglesia ha respondido que sí: en la boca. Y esto no hace a una persona más santa que la otra (eso sería fariseísmo), sino simplemente a ser humilde y a recibir el Santísimo Sacramento, como la Iglesia lo ha mandado, incluso al día de hoy.

La comunión en la mano ha sido, en nuestros tiempos -que no en los antiguos-, una excepción que intentaba subsanar un abuso litúrgico especialmente, en los países de tendencia protestantizante, de allí que según el documento Memoriale Dominise enseñe que hay un modo que es mejor que otro pues, con la comunión en la boca, “se asegura más eficazmente la distribución reverente, decorosa y digna de la Eucaristía, se aparta todo peligro de profanación y se guarda más perfectamente el cuidado para con los fragmentos de hostia”.

7) ¿Se puede negar la comunión en la boca?¿Se puede imponer la comunión en la mano, de cualquier modo?

La respuesta merece una aclaración previa. La normativa vigente impide que se imponga la comunión en la mano así porque sí.

Así lo dice la misma Instrucción Redemptionis Sacramentum:

«Todas las normas referentes a la liturgia, que la Conferencia de Obispos determine para su territorio, conforme a las normas del derecho, se deben someter a la recognitio de la Congregación para el Culto Divino y la Disciplina de los Sacramentos, sin la cual, carecen de valor legal.[28]

Por «recognitio», se entiende en derecho canónico, el acto de la autoridad eclesiástica que toma conocimiento de un acto de otra autoridad u organismo subordinado y le da su visto bueno para que pueda surtir plenos efectos jurídicos.

Y se aclara: «En la distribución de la sagrada Comunión se debe recordar que «los ministros sagrados no pueden negar los sacramentos a quienes los pidan de modo oportuno, estén bien dispuestos y no les sea prohibido por el derecho recibirlos» ( cfr. 177). Por consiguiente, cualquier bautizado católico, a quien el derecho no se lo prohíba, debe ser admitido a la sagrada Comunión. Así pues, no es lícito negar la sagrada Comunión a un fiel, por ejemplo, sólo por el hecho de querer recibir la Eucaristía arrodillado o de pie» [91].

Y es por ello que nadie puede ser obligado a recibirlo en la mano y todos pueden recibirlo en la boca y, si quieren, de rodillas, como ha señalado la Sagrada Congregación para el Culto divino al decir que “aún en aquellos países donde esta Congregación ha aprobado la legislación local que establece el permanecer de pie como la postura para recibir la Sagrada Comunión… lo ha hecho con la condición de que a los comulgantes que escojan arrodillarse no les será negada la Sagrada Comunión Los sacerdotes deben entender que la Congregación considerará cualquier queja futura de esta naturaleza con mucha seriedad, y si ellas se verifican, actuará disciplinaramente en consonancia con la gravedad del abuso pastoral”[4].

8) Objeciones frecuentes y respuestas

a. Es sólo una vuelta a la práctica primitiva

Falso: la comunión en la mano, a lo que nos ha llevado, no es a las fuentes de la Iglesia primitiva, reverente y venerante del Santísimo Sacramento, sino una postura cercana al protestantismo, donde el Santísimo Sacramento puede verse devaluado.

b. Es más acorde a la dignidad del cristiano y corresponde a una etapa de adultez

La Iglesia, por medio del documento de Pablo VI (MD) dice que es preciso recibir la Eucaristía con humildad (“de los que se hacen como niños es el reino de los cielos”, decía el Señor) y que éste fue, justamente, uno de los motivos para comenzar a comulgar en la boca.

Además, la dignidad del cristiano ya queda suficientemente destacada por el hecho de poder recibir en la comunión el cuerpo y la sangre del Señor.

c. Comulgar en la mano trae una mayor conciencia del “sacerdocio común de los fieles”

El sacerdocio común está ya suficientemente expresado por la posibilidad de participar en la liturgia y recibir la Comunión, cosas que sólo puede hacer un bautizado. Se halla muy difundida, sin embargo, una concepción exagerada del sacerdocio común que ignora por completo la distinción esencial entre éste y el sacerdocio ministerial.

d. Tan digna la mano como la boca

Estrictamente hablando todas las partes del cuerpo son dignas pero en cualquier cultura hay partes del cuerpo que son consideradas nobles y otras innobles, pudendas y no pudendas. Y no es necesario ejemplificar.

Además, las manos del fiel se distinguen de las manos del sacerdote porque estas últimas fueron especialmente ungidas para tocar el Cuerpo del Señor desde su ordenación sacerdotal (así lo decía Juan Pablo II: “El tocar las Sagradas Especies, su distribución con las propias manos, es un privilegio de los ordenados y señala una participación activa en el ministerio de la Eucaristía”; Domin. cenae, 11”).

e. Respeto a la libertad de los fieles

Si se propone a los fieles elegir, sin advertir los peligros que este uso conlleva, en realidad se les está ocultando la verdad y, “sólo la verdad os hará libres.

f. Está más acorde a la sensibilidad actual en lo que respecta a la higiene

El punto no tiene ningún apoyo en la tradición o el magisterio.

Se plantea que el presunto peligro de contagio de enfermedades sólo se evitaría prohibiendo la Comunión en la boca (o permitiendo el “autoservicio”) pues de lo contrario, aun comulgando en la mano, la hostia que se recibe es tocada por los dedos del ministro que pueden haber tenido contacto con una enfermedad contraída por medio de la mano del otro.

Hasta aquí entonces, un simple resumen acerca de este tema tan controvertido que, muchas veces, en vez de ser sopesado con serenidad, embandera posturas ideológicas más que verdades lógicas.

Bendito y alabado sea el Santísimo Sacramento del Altar. Sea por siempre bendito y alabado.

 


(1) La mayoría de las citaciones han sido tomadas del libro de Mons. Laise, al cual remitimos.

(2) Desde ahora, MD.

(3) https://www.religionenlibertad.com/polemicas/17082/la-comunion-en-la-mano-no-tiene-nada-que-ver-con.html

(4) Congregatio de Cultu Divino et Disciplina Sacramentorum, Prot Nº 1322/02/L.


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Esta parte, está tomada de otro sitio, no pondré el enlace, sino todo el artículo, porque ya ha sucedido que solo con el enlace, el sitio, ya no tenía la documentación.

Parte 2



Puedes creer, o no, en las revelaciones de Jesús a Catalina Rivas, pero todo católico CREE que en el Eucaristía, se produce la Transubstanciación, es decir, que la Sagrada Hostia es realmente el Cuerpo de Cristo. Que Cristo está realmente presente en el Altar, en Cuerpo, Alma, Sangre y Divinidad.

Si creemos ésto, ¿por qué entonces hemos caído en la costumbre de no recibir a Cristo como se merece? ¿Quién, que realmente sea consciente de estar recibiendo al Señor, no caería de rodillas ante Él?

¿Acaso hemos perdido la Fe, o únicamente el respeto que merece el Hijo de Dios?

 

PROMESAS DE JESÚS A LOS QUE NO RECIBAN LA SAGRADA COMUNIÓN EN LA MANO 

 

 

MENSAJE A CATALINA RIVAS

Jesús promete a quienes no recibamos la Sagrada Comunión en la mano lo siguiente a través de la vidente Catalina Rivas, quien está siendo estudiada y este escrito ya tiene imprimatur como se ve al final del mismo:

1.- A quienes no reciban en su mano Mi Propio Cuerpo, Sangre, Alma y Divinidad, Yo Prometo colmarles de Mis Bendiciones en sus manos, corazón, alma y en todo su ser.

2.- Les prometo muchísimas más gracias en la vida terrena, y las consiguientes mayores garantías de salvación y aumento de Gloria esencial y accidental, por todo su vivir eterno Conmigo en el Cielo.

3.- Me sentirán en la Comunión tan en todo su ser y con tantísima plenitud, que se les quite el deseo natural de tocarme.

4.- Si así obran, recibirán grandes gracias Mías y grandes beneficios para toda su casa.

5.- Prometo a quienes debidamente hagan lo que más deseo, especial poder en sus manos contra los enemigos del alma; y a muchos daré dones de curación.

6.- Yo prometo que si así hacen con perseverancia, llegarán en todo con mayor intensidad, a buscar sólo Mi mayor Honra y Gloria, y Yo los ensalzare especialmente, toda la eternidad.

7.- Concederé, a los que por amor a cumplir todos mis designios, no Me reciben en la mano, por mayor adoración, humildad y santo respeto, el don de discernimiento de espíritus con mayor intensidad.


8.- Sus nombres estarán escritos especialmente en Mi Corazón, sí, por darme mayor gusto, comulgan en la boca y no en la mano.


9.- Prometo que les aumentaré todas las virtudes, como recompensa a esa mayor humildad que supone el nunca creer limpias sus propias manos para tocarme.

10.- Prometo que propagarán fielmente Mi Doctrina, y vencerán con más facilidad toda clase de tentaciones.

11.- No distanciarán de Mí, a las almas, los que Me reciban en la boca y no en la mano, si lo hacen con la debida reverencia, y viven así durante cada uno de los días de su vida.

12.- Prometo que no tendrán la puerta cerrada para Mi Amor los que, por afecto a Mi gusto, Me den consuelo recibiéndome siempre en la boca y nunca en la mano.

13.- Si así perseveran por agradarme más, comulgando en la boca, les prometo llegarán a obrar sólo por Mí Corazón, con Mi Corazón, en Mi Corazón, para Mi Divino Corazón.

14.- Prometo a los que así Me honren, ser muy intensa y complacidamente oídos por Mi Corazón.

15.- Si en esto tan importante para Mí, Me dan el mayor gusto, gustarán siempre, por Mi Amor, el seguir Mis Divinas mociones, y Yo los recrearé especialmente, como prueba de Mi complacencia en el hecho de que comulguen siempre en la boca y nunca en la mano.

16.- Estos, harán siempre mucho mayor bien a las almas; en cambio, los que insistan en tomarme, en la mano, estarán endurecidos en muchas cosas hacia Mi Voluntad, y oscurecidos sobre Mi Propio gusto, Mi Propia Predicación y Mi Propio Magisterio.

17.- Todo lo contrario a quienes tiemblen en sus manos y no toquen la Sagrada Forma Consagrada, se preparen especialmente en todo su ser, a la hora de recibirme en comunión, Me pidan que Sea Yo Sólo y nada ellos: Prometo la gracia de llegar en breve a altísima perfección cristiana, buscarán Mi Rostro con más amor, se olvidarán más fácilmente de si mismos, tendrán siempre Mi Corazón consolado por este gesto, recibirán mayores luces celestiales y tendrán mayor alegría de Mi Corazón por los siglos de los siglos.



Prometo a quienes difundan estas promesas

1.- El don del conocimiento de los corazones.
2.- Alcanzarán gloria excelsa en el Cielo.
3.- Tendrán larga vida espiritual, aunque no siempre material, pero en pocos años, como si hubieran vivido muchísimos años de santidad.
4.- Daré grandes bendiciones a su familia.
5.- Cuanto más los difundan, más me derramaré en ellos.
6.- Les haré sentirme de modo inefable, en una plenitud creciente.
7.- No les permitiré las empresas que acometan, si no son de mi agrado.
8.- Pondré en su senda Luz suficientísima para que con Mi sobre abundante asistencia, eviten el mal y hagan no solo lo bueno, sino lo que más Me agrada.
9.- Les daré aun mayores gracias, incontables si las difunden con fervor: consideren gran omisión no dar a conocer Mis Promesas.’

“No son ni 10 ni 20 los verdugos que destrozan Mi Cuerpo, son muchísimas las manos que lastiman Mi Cuerpo recibiendo la Comunión en la mano; el trabajo sacrílego de Satanás.

“Prometo a quien ore por Mis sacerdotes la remisión de toda pena temporal debida, no habrá purgatorio para quien se aflige a causa de los sacerdotes tibios sino paraíso inmediato después de su último aliento.”

“Mientras el hombre cuente con un instante de vida aun tiene tiempo de recurrir a la Misericordia e implorar perdón... Oigan bien, si les queda un segundo de vida, aprovéchenlo, porque en él pueden ganar la vida eterna.”

"HIJA MÍA COMO TE DUELE LA COMUNIÓN EN LA MANO....

LA COMUNIÓN EN LA MANO NO ES OBRA MÍA, DIOS NO QUIERE ESTO EN SU IGLESIA. EL PAPA DA EJEMPLO Y ( DE) LOS OBISPOS NADIE HACE CASO.

OS SANTIFICÁIS CUANDO ME RECIBÍS EN LA BOCA Y ME ADORÁIS. HACED ESTO; EL HOMBRE NO DEBE TOCAR A SU DIOS. SATANÁS SE RIE DE ESTO..DE PROFANAR LO SANTO....EL MISMO DIOS PASANDO DE MANO EN MANO HIJA MÍA...

PRONTO HARÉ JUSTICIA Y AY DE LOS QUE COMULGAN EN LA MANO. CUANTO SUFRIRÁN POR ELLO HIJA MÍA, PORQUE NO ADORARON, PORQUE PROFANARON A SU DIOS, QUE SE LES DABA COMO ALIMENTO PARA SUS ALMAS. VIDA MIA, BENDIGO Y TE BENDIGO A LOS QUE COMULGÁIS EN LA BOCA, A LOS QUE CONFESÁIS VUESTROS PECADOS, A LOS QUE OS SACRIFICÁIS POR MI Y POR VUESTROS HERMANOS.

LUCHAD POR DIFUNDIR LAS PROMESAS DE LA COMUNIÓN, LUCHAD POR MI HIJA MÍA, VUESTRA RECOMPENSA SERA GRANDE EN EL REINO DE LOS CIELOS. YO OS BENDIGO. TE AMO HIJA MÍA."

PROMESAS DE JESÚS A QUIEN NO RECIBA LA COMUNIÓN EN LA MANO.

LA ADORACIÓN A DIOS ES RECIBIRLO DE RODILLAS



(Jesús en “ La Pasión ”, dictada a Catalina Rivas, vidente estigmatizada. Imprimátur: Mos. René Fernández, Arzobispo de Cochabamba. Bolivia)




Recuperemos el sentido de la Eucaristía, y recibamos a Cristo como se merece:

de rodillas y en la boca



Temas relacionados

domingo, 27 de diciembre de 2020

La oración es más necesaria que el aire que respiramos.

 





Es necesario para nosotros orar constantemente, repetir tantas veces como sea necesaria la oración del Padre nuestro, el enemigo cuando nos encuentra que no estamos orando, o que lo hemos hecho una vez, y en cuanto dejamos de orar, se lanza sobre nosotros. Rezar con mucha confianza también muchos rosarios, con atención, devoción, reverencia. El alma cuando se ocupa exclusivamente en los asuntos de Dios nuestro amado Padre, el enemigo no nos ataca, pues el Señor nos protege y la Santísima Madre de Dios que infaliblemente intercede por nosotros, mientras no cometamos deliberadamente pecados.

¿Qué sucede cuando el bautizado se cansa de rezar, o que reza demasiado aprisa, por lo que sus oraciones no llegan a perfeccionarse? Mira como está el mundo, el confinamiento, iglesias cerradas, conventos y monasterios clausurados, murallas inmensas contra las verdaderas y Santas Vocaciones. La indiferencia para con Dios y nuestro Señor Jesucristo, la adoración a los espíritus malignos por medio de los ídolos y la abominación "pachamama", las impurezas, y tantas abominaciones, tantos pecados contra los Santos Mandamientos de Dios y enseñanzas de Nuestro Señor Jesucristo, la abominación en el Vaticano que suplanta el Nacimiento del Niño Dios. 


El olvido de Dios, no no es bueno, ¿por qué abrir las puertas a los enemigos del alma? No conviene a nadie. 

Si la oración es La oración es luz del alma. el que no reza correctamente, el que solamente está acostumbrado a rezar atropelladamente, sus oraciones caen en saco roto, y permanecen en las tinieblas. La oración verdadera no debe ser solamente decir unas palabras de memoria, teniendo el corazón lejos de Dios, lejos del conocimiento de la Palabra de Dios, lejos de los intereses de Nuestro Señor Jesucristo. Fingir que se ora a Dios, al mismo tiempo que ofrece culto a la abominación del "pachamama" y otros ídolos, esto no significa que se ame a Dios, sino que como ciegos guían a otros ciegos hacia la perdición eterna. Pero el castigo eterno, tan terrible, es tanto más grave cuando no se honra a Dios, que muchas almas se consagran al Señor, pero son siervos del mundo, de los poderosos y ricos de la tierra.

La Oración Dominical no es solamente para los Domingos y días festivo, como tampoco puede ser que respiremos solamente una vez al día, solo eso. No es posible. Pues la oración bien hecha y meditada purifica nuestro espíritu, fortalece nuestra fe, nos prepara para la vida eterna. Con los Sacramentos de la Iglesia Santa de Dios, Apostólica, Romana, siempre conforme a la Tradición de la Fe Apostólica del Señor. 

No podemos, ni queremos caer en esos lazos del maligno, que cuando un alma reza, continua corrompido con la propia tibieza, hablar en la Casa de Oración, pasando un rato con otros, dejándose dominar por las malas costumbres del hombre viejo.

Si la oración, como voy diciendo, es más necesaria para nosotros que el aire que respiramos, porque aunque nuestro cuerpo, pulmones reciban el aire para sobrevivir, acabamos muriendo, pero la oración es lo que nos da vida, y con las buenas obras, gracias a la fe y obediencia al Señor, aunque muramos físicamente, nuestra vida espiritual se mantiene viva. Gracias a la Oración, el Señor nos conoce en su Hijo Jesús. Dejamos de ser como somos, para ser verdaderamente imagen de Jesús. 

Hemos comenzado a celebrar la Navidad, pues se trata de un asunto de amor y respeto, a Dios que quiso hacerse Niño para salvar a todos los que desean ser salvados. Si fuera de la Iglesia no hay salvación, y esto es verdad, significa que  no tienen a Cristo, pues para salvarnos hemos de aceptar a la Iglesia Católica, como Madre y Maestra. 



En este tiempo de Navidad, (no navidades) Puesto que Jesús nació una sola vez, no muchas veces. Pero en nuestro corazón debe permanecer siempre. El pecado nos aparta del Señor, pero el arrepentimiento nos ayuda a volver a Él. 

La mayoría de los cristianos aunque comulguen y a veces se confiesen, no conocen a Jesús, no comprende lo que es la Sagrada Comunión, acuden a la Misa como si acudieran a una reunión escandalosa, con mucho ruido con sus vecinos de la comunidad. No son almas espirituales.

La oración verdadera solo tiene un sentido, que debe ser espiritual, para ser verdaderos adoradores de Dios. Es contemplativa, la devoción como el Santo Rosario, el Santo Vía Crucis ( para tiempo de Cuaresma).





  1. San Cipriano de Cartago: La oración dominical, (1-3)
  2. San Cipriano de Cartago: La oración dominical, (4-6)
  3. San Cipriano de Cartago: La oración dominical, (7-9) 
  4. San Cipriano de Cartago: La oración dominical, (10-14) 
  5. San Cipriano de Cartago: La oración dominical, (15-18) 
  6. San Cipriano de Cartago: La oración dominical, (19-22) 
  7. San Cipriano de Cartago: La oración dominical, (26-29) 
  8. San Cipriano de Cartago: La oración dominical, (30-36)




domingo, 13 de septiembre de 2020

No te vayas de la Iglesia, huye de los lobos [San Cirilo de Jerusalén]

Publicado por primera vez en 13/9/20 14:23

Actualización: martes, 2 de julio de 2024, 20:15:50


Son muchos los cristianos que apostatan, muchos bautizados que se rinden en el camino de su salvación, no pueden soportar la cruz, porque ven los ejemplos malvados de algunos que se consagran al Señor, son despreciados por personas que se hicieron pastores, sacerdotes, obispos, cardenales, cuando sucede algo así, el resultado es que no son siervos de Cristo Jesús. Donde se siembra el mal, no está el Señor sino el Maligno.

Se debe tener la mirada fija en la Voluntad de Dios, el corazón bien dispuesto no se deja engañar por los falsos hermanos, no ponen sus oídos en lo que dicen los falsos maestros. 

Aléjate de los malvados, pues no quieren tu bien sino tu perdición. No le hables aunque te pregunten.

Dicen los hijos del pecado, que no van a la Iglesia porque hay muchos hipócritas. Hay que verlo también que son hipócritas porque se alimentan de la mesa de los demonios, y no van a la Iglesia para rezar, sino para ver a la gente. Los hipócritas no pertenecen al Reino de Dios, por eso vemos, que al Señor nunca le agradó a los hipócritas, son los malos cristianos, escandalosos en todos los sentidos. Pero en la Iglesia de Cristo no todos son hipócritas, sino personas que acuden a Dios con el corazón arrepentido. La gente que después de recibir la Sagrada Comunión, luego al salir se enzarzan en insultos, desprecios y amenazas, ¿No acabas de ver que delante de ti han comulgado? Pero la violencia estalla una vez que ha salido de aquella iglesia. 

La Iglesia no pertenece a las personas, sino que su Autor es Dios, y si Dios que te ha buscado, que te ha llevado a la Iglesia, al redil, solo a Él debemos agradecer, aunque todos los demás pastores modernistas, todos son rebeldes, infieles y desobedientes a la Voluntad de Dios, aunque estos tales se revuelvan contra nosotros, por que somos fieles y obedecemos a Dios, quiere que permanezcamos en la Iglesia. Pero también necesitamos vivir la vida de Jesús, conociendo bien que es lo que quiere con nosotros. Al mal que nos hacen, lo mejor que debemos hacer es intensificar la oración, sacrificio, penitencia, perseverancia.


San Cirilo de Jerusalén. 67

Catequesis 6, 36

Paginas 160-161. 


 No te alejes de la Iglesia 


Reúnete con las ovejas; huye de los lobos; no te alejes de la Iglesia. Aborrece incluso a los que en algún momento ha sido sospechoso de esas cosas; y si con el tiempo no te convence de su conversión; no te confíes temerariamente. Se te entrega la verdad de la monarquía divina; descubre el desarrollo de estas enseñanzas: Sé un probado banquero, reteniendo lo bueno, y apartado de toda clase de mal (1º Tes 5,21-22). Y si alguna vez fuiste eso, reconoce y aborrece el error, porque el camino de la salvación está en que lo vomites; en que lo aborrezcas de corazón; en que te apartes de ellos, no solo con los labios, sino con alma; en que adores al Padre de Cristo; al Dios de la Ley y los Profetas; en que conozcas al bueno y al justo, al que es el único y verdadero Dios. Que Él os conserve a todos vosotros manteniéndoos firmes, sin tropiezos, fuertes en la fe, en Cristo Jesús y Señor nuestro, a quien sea dada la gloria por los siglos de los siglos. Amén.
Biblioteca Patrística. Ed. Ciudad Nueva. 2006


 

No hay necesidad de alejarnos de la Iglesia, aunque los hombres sin Dios que también se hacen pasar por sacerdotes, quieran excomulgarnos. Almas que no tienen a Dios, que los hay, como obispos, cardenales, o suplantadores del Papa, pero son poderosos, ya que atraen para sí a una multitud de ciegos. Si un ciego guía a otro ciego, los dos caen en el hoyo, dice el Señor. Es conveniente alejarnos de todo aquello que nos separa del amor de Dios. El mundo, el demonio, la carne empujan violentamente al pecado, a la corrupción interior. Alejémonos de los enemigos de la Sagrada Tradición del Señor. 

Alguna que otra vez, cuando escribía, ya hace mucho tiempo, algún comentarista me acusaba: “por tu culpa se marchan otros de la Iglesia”.

La apostasía es la opción personal de quienes no han amado al Señor, ni han dedicado su vida a la oración, muy acostumbrados a las cosas terrenales.

Los cristianos que no cometen apostasía es porque edifican en Cristo Jesús, no se tambalea, están firmes en la fe. Los que edifican sobre arena no pueden soportar ninguna situación adversa, se desesperan. Son zarandeados por el príncipe de las tinieblas.

Abandonar a la Iglesia, o criticarla, acusarla, así es como se conoce a quien ha perdido por completo la cabeza y van de mal en peor. 

La renuncia a la Iglesia es el plan del enemigo de las almas, pero enemigos del alma son tres: mundo, demonio y carne. Y estos enemigos envía al infierno a sus seguidores.

El demonio los quiere fuera de la Iglesia Santa de Dios, para tener todo el dominio de esa alma y sufra mucho. En la Iglesia Católica tenemos la protección del Altísimo, el Señor no nos abandona por muy duro que sea nuestra lucha contra nosotros mismos, nuestras tentaciones que con la perseverancia que el Señor nos da a todos, si se lo pedimos con humildad y respeto, sin exigirle nada. Pues nuestras tentaciones pierden dominio, poder sobre nosotros y somos libres. Y aunque el tentador vuelva a intentarlo, siempre tenemos a Jesús y a María Santísima.

No abandones a la Iglesia, es tu único camino para permanecer con Jesús, ten una gran devoción a la Santísima Madre de Dios, para que Jesús no se aleje de ti, que te lleva al Padre Celestial, esperemos siempre en el Señor, siempre con paciencia, pues la impaciencia oscurece la mente y ennegrece el corazón. Seamos humilde de corazón y la soberbia se alejará de nosotros. 

No pongamos oídos a los falsos maestros, y estaremos siempre con el Señor. Alejémonos de los herejes, de los libertinos, de los mundanos, para que tengamos lugar en el Reino de los cielos.

Aborrezcamos toda maldad que en el pasado hayamos cometido, estábamos ciegos, nos ataba el diablo, pero el Señor nos ha rescatado, seamos constantemente agradecidos al Señor.

Son muchas las almas que no han sido fieles al Señor, y han renunciado a su vocación, sacerdotes, religiosos, religiosas, una multitud de bautizados que se arrojan a las sectas. 

La instrucción en la sana doctrina de la Iglesia Católica nos ayuda a protegernos de las enseñanzas envenenadas de los modernistas. Acudamos a las fuentes de la Sagrada Tradición de la Fe Apostólica del Señor. 

Es muy urgente la instrucción en la fe, y esto nos ayudará en la medida que intensifiquemos en la oración. 

Son numerosos los bautizados que se perderán, precisamente porque no rezan con sinceridad en el corazón y se unen superiores herejes y excomulgados que los están alejando del plan salvador de Nuestro Señor Jesucristo. 

No hay otro camino, solamente desde la Sagrada Tradición del Señor, estamos en la Iglesia Católica, el modernismo es un abismo que termina en los tormentos del infierno. Desprecia y aléjate del modernismo con todas sus abominables novedades. Y con perseverancia tendrás la morada que el Señor preparó antes del comienzo del mundo. 


miércoles, 9 de septiembre de 2020

Vivamos cada día como auténticos cristianos que complacen solo a Dios (2º Timoteo 2,15-16)

 




El amor de Dios, cuando dejamos que entre en nuestra propia vida, cambiamos conforme a la divina Voluntad. Las conversaciones profanas no son el lenguaje de la fe, sino de la corrupción. Muchas veces los pastores parecen que no pueden romper con el mundo. Les falta esas palabras espirituales.

Se podría decir que las conversaciones como gestos profanos son senderos que terminan en el infierno.

Aprendemos a purificar nuestra vida, cuando todos los días leemos y meditamos la Palabra de Dios. Lo profano que nos iba corrompiendo, sucede el milagro, de que cuando nosotros oímos atentamente al Señor, le consultamos en todas nuestras necesidades y nos ayuda siempre.

Para no perder el camino del Señor, rompemos con el camino mundano. La Eucaristía, la Santa Misa, la comunión de rodillas y en la boca, nuestro hombre se va desvaneciendo y nos transformamos en criaturas nuevas en Cristo Jesús.

Leo que algunos pastores hablan tantas cosas profanas, que el pueblo cristiano se imaginan que eso es tambien parte del Evangelio, y nunca han leído las Sagradas Escrituras, y no tienen interés en hacerlo. Imitan lo malo como si fuera bueno.

Está demostrado que todo comportamiento profano, cierra las puertas del Reino de los cielos.

Profano y pagano no son caminos de redención. El interés por la costumbres que no proceden de la Tradición de la Fe Apostólica del Señor,  con su nuevo humanismo, siempre es rechazo a Dios.

Jesús nos ha enseñado la verdadera humanidad, los Santos Mandamientos, preceptos, normas reglas, las obras de caridad, ahí encontramos el auténtico humanismo, pues es espiritual y santo. Jesús nos enseñó como vencer nuestras tentaciones.

Una nueva forma de evangelizar, no es el mismo que hemos recibido del Señor. Y no lo debemos aceptar para no perder al Señor nuestro Dios.

Nosotros debemos ser justificados ante Dios, y para eso, es necesario soportar el odio del mundo.

No podemos quedarnos con la mentalidad, "somos pecadores y débiles", pues aunque nos reconozcamos con nuestras debilidades, lloremos nuestros pecados, oremos intensamente noche y día. 

Es bastante frecuente, que la muerte ha sido repentina, en muchas almas que habían planeado en irse de vacaciones en unos días. A muchos cristianos la muerte le ha sorprendido en medio de sus pecados... la ira, las impurezas, las riñas, las malas palabras, las murmuraciones, las calumnias... Sin vida de oración el alma se arroja a su propia ruina.  

martes, 8 de septiembre de 2020

Desde los días de San Juan Bautista... [San Masteo 11, 12]












Reflexión:

Los violentos contra sí mismo, los esforzados, los que “persiguen” el Reino de Dios, siendo fieles a Cristo Jesús. La penitencia, el sacrificio. Padece fuerza, pues dudo es el combate contra nuestras tentaciones y las herejías, combatir este mundo es necesario para entrar en la vida eterna. No es una violencia rabiosa y llena de ira, de enfados, sino una vida como la de Jesús, manso y humilde de corazón. 

Animándonos en Cristo Jesús, Nuestro Señor, que, en este combate, no estamos solos, El Señor nos ayuda a seguir adelante, a no rendirnos, también la ayuda de la Santísima Madre de Dios, a la Iglesia Santa de Dios, también a los fieles al Señor, que dispersos en el mundo, oramos unos por otros. No estamos solos en este combate. 

Lo que se nos pide es que vivamos la pureza de la fe, del Santo Evangelio, de la Palabra de Dios.  

No vamos a alcanzar la vida eterna según nuestras medidas cómodas, de la tibieza, de nuestro hombre viejo.  

Hay personas que se dicen cristianas, que leyendo el Evangelio, lo que nos enseña Jesucristo, sus obras dicen que "esto no va conmigo", y siguen sembrando maldades, se les intentan a que vean las cosas claras conforme al querer de Dios, no el nuestro personal, pero que en lo personal, por haber recibido los santos sacramentos que nos toca en vida, siempre es necesario desear el bien para todos.  

«Desde los días de Juan el Bautista hasta ahora, el reino de los cielos padece fuerza, y los que usan la fuerza se apoderan de él». (San Mateo 11,12). 

Los que usan las fuerza contra las concupiscencias entran en el Reino de los cielos.

La ley como dice el Señor, se encierra en estos dos mandamiento, amar a Dios sobre todas las cosas, y al prójimo como así mismo. Desde Dios podemos aprender amar al prójimo. Pero este amor al prójimo, es desearle su conversión y salvación. Amar a nuestros enemigos, aunque el enemigo jamás pueda convertirse, son ciegos incurables, porque no pone parte en su vida de conversión. Las oraciones por los que están en pecado mortal, y mucho menos por los apostatas, no suelen dar frutos saludables, y más graves que por los pecados de impureza a destrozado el templo de Dios, que es el cuerpo.  

Los malvados siempre dispuestos a morder a su prójimo, y quieren que otros les den la razón, pero su forma de obrar significa que no tienen a Cristo. Y no hacen nada por recuperarle. Y días tras días, siguen sembrando la cizaña, la iniquidad. En ese estado de pecado mortal también pretenden ganar el Reino de los cielos. Para esta clase de violentos, murmuradores no hay lugar en el cielo. 

«Y tú, Cafarnaún ¿acaso serás exaltada hasta el cielo? Hasta los infiernos vas a descender» (San Mateo 11,23) 

Los malos cristianos, descenderán a los infiernos. Es importante que se renuncie a las propias maldades para la salvación del alma. 

Divisiones siempre lo habrá, pero la unidad de los cristianos lo encontramos en Cristo Jesús y la Tradición de la Fe Apostólica. 

A mayor gloria y alabanza de Dios nuestro amado Padre y de Nuestro Señor y Salvador Jesucristo, Dios verdadero.

lunes, 3 de agosto de 2020

Mensaje de un sacerdote anónimo



Esta foto no estaba en el contenido del mensaje de un sacerdote anónimo, pero me gustó. Bergoglio llega a rechazar y burlarse del Clero, a despreciar a los sacerdotes con sotana, que tienen verdadero espíritu apostólico. 

MENSAJE ANONIMO DE UN SACERDOTE CATOLICO
"Dios bendiga a los que tengan la paciencia de leer lo que voy a escribir aquí, les ruego una oración.
Después de analizar lo mejor posible la situación actual con la iglesia, diré: se están diciendo y decretando cosas que no deben obedecerse porque no corresponden a la verdad de Dios ni a la misión de la Iglesia, tanto de algunas autoridades civiles como eclesiásticas.
Hablando claro : muchos obispos sacaron decretos que mandan la celebración de la Santa misa sin participación de fieles, de dónde salió eso? Se les olvidó cuál es su misión? Francamente después de revisar seriamente la doctrina oficial de la iglesia (la santa Biblia, Concilio Vaticano II, Código de Derecho Canónico, Catecismo de la Iglesia Católica, y otros) no encuentro ni una sola letra o disposición que faculte a los obispos para emitir decretos que impidan a los fieles participar de la Eucaristía, ni siquiera para circunstancias como las actuales de pandemia. Con tales decretos ellos han cometido un gran abuso de autoridad, han decidido algo contrario a la misión que les compete, porque los verdaderos pastores de almas no harían eso, buscarían otros caminos ciertamente, pero no impedirían el bien de las almas por salvaguardar el cuerpo.
Un reconocimiento merecen aquellos pocos obispos que no han cometido tal irregularidad. Y, qué decir de los sacerdotes? Qué hacen encerrados - la mayoría - muertos de miedo? Los obispos sacan decretos para celebrar misa sin gente y muchos curas 'tan generosos' lo extienden también por su cuenta para no confesar, no bautizar, ni presenciar nupcias, ni salir a visitar a quien lo necesita....
Se les acabó a muchos el entusiasmo por aquello de 'oler a oveja'? Donde quedaron los que tanto hablan de esto? Era solo una emoción que se les esfumó ante el miedo por una pandemia? Se nos ha olvidado el Evangelio de nuestro Señor Jesucristo, él dice: ' quien quiera salvar su vida la perderá y quien la pierda por mi la salvará' pero tal parece que ya hoy, casi nadie está dispuesto a perder la vida para salvar almas, preferimos salvarnos solos que salvarnos con las ovejas, llegará esto realmente a salvación? Qué lástima, se ha quedado Jesús sin amigos dispuestos a dar la vida por él, ya no se le ama tanto como para eso. Él sigue diciendo : por qué tienen miedo hombres de poca fe. Y, las autoridades civiles? En su mayoría incrédulos, masones o ateos declarados, comunistas, o 'creyentes' pero mudos y cobardes. Muchos de ellos miran lo sagrado y la iglesia con desprecio, y en la iglesia esperando que ellos tomen decisiones favorables que den solución a la problemática actual...
La verdad, no me imagino a Jesús esperando decisiones favorables de Poncio Pilato o Herodes, Jesús trabajó una misión nada dependiente de poderes civiles y así debe actuar la iglesia. Pero, que dolor ya no se imita a Jesús, ya no se sabe esperar en él... Hago un llamado a la reflexión. Del poder civil, no mucho se puede esperar, la iglesia es autónoma en sus decisiones. Tenemos que ser valientes, los cobardes no sirven para el Reino de los Cielos.
Yo aprendí muy bien en el seminario que me formó para ser sacerdote y me quedó muy claro en las clases de moral y Derecho Canónico que recibí : que cuando una autoridad eclesiástica o civil manda algo que es contrario a la verdad y al bien de las almas, no podemos obedecer, hay que anteponer objeción de conciencia. Se ha dicho que la obediencia es ciega, pero no es verdad, la obediencia es a Dios y a la verdad y ni Dios ni la verdad son ciegos, al contrario, son luz. No se puede obedecer a los obispos - en este caso - porque han hecho algo contrario a lo que les manda la iglesia, que les dice que 'han de cuidar incesantemente de que los fieles que les están encomendados crezcan en la gracia por la participación en los sacramentos...' (Código de Derecho Canónico, C 387).
Pero ellos, ahora mismo, han impedido a los fieles esta participación, desobedeciendo así a la iglesia de la que son ministros. Un día los príncipes de los sacerdotes hicieron azotar al esposo: Jesucristo, y hoy también los príncipes de los sacerdotes (los obispos) hacen azotar a la esposa: la iglesia. NO SE PUEDE OBEDECER A LOS DESOBEDIENTES, eso no es obediencia, no podemos dejarnos guiar de estos 'príncipes' cuando actúan como ciegos, ya sabemos que iríamos todos al mismo abismo. Salvando, claro está, las pocas excepciones de obispos valientes que no han hecho eso. Por eso reconozco el valor de compañeros párrocos y otros sacerdotes que decididamente han seguido celebrando la Santa Misa y administrando los sacramentos - con los cuidados debidos y el orden preventivo, claro está, porque es necesario el cuidado básico - ya que no se puede detener el trabajo por las almas.
Se que muchos no estarán de acuerdo con esto, pero reto a esos que no están de acuerdo que demuestren, de manera oficial en la doctrina de la iglesia, donde se les manda o permite a los obispos hacer lo que hicieron, dónde se les manda que se escondan llenos de miedo - como apóstoles sin Espíritu Santo - mientras el rebaño que se les encomendó queda confundido y desprotegido....
El que pueda entender que entienda... Les pido siempre oracion por la iglesia, Dios les recompensará. La hermosa Madre del cielo nos proteja a todos. Ave María Purísima...
Si tienes sacerdotes conocidos compártele esto y ora por el. Muchas gracias, bendiciones."

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Reflexión:
Este mensaje anónimo que comienza esta "entrada", aquí arriba, fue compartido en la red social Facebook. Y esta es la reflexión mía que sigue:

Hubo un tiempo, en que muchos le había caído en gracia una frase, que Bergoglio solía decir, y muchos otros cristianos, decían lo mismo: "los pastores con olor a oveja"; "cristianos con olor a oveja"

Ya escribí una reflexión sobre este error: "el cristiano con olor a oveja", pues no es cristiano. Cristianos que quieren parecerse a otros cristianos. El olor a oveja como un rotundo no al amor y a la verdadera misericordia, y sembrar falsas esperanzas. 
Con olor a Cristo: un rotundo sí, porque queremos imitar su ejemplo, en una entrega confiada a Dios Padre, y así no le rechazamos, estamos pendientes de sus palabras de vida eterna. 
De nada ha servido que los lobos rapaces que el cristiano debe tener "olor a oveja", gracias a Dios que por el conocimiento de la Sagrada Biblia, no nos hemos dejado engañar por los ministros del maligno. Ellos han rechazado a Cristo, por eso, que muchos pastores han sembrado: el cierre de las iglesias, la anulación de los sacramentos, y la Jerarquía de la Iglesia Católica debería temer que serán juzgados por el Señor. Pero no tiemblan.

Debemos suplicar al Señor con el corazón humilde, con lágrimas, dolor de corazón que nos ayude, porque estamos rodeados de lobos. De cada cien sacerdotes, no llega a diez que uno es verdadero adorador de Dios, que le ama, que se esfuerza por imitar a Cristo en la mansedumbre y humildad. Son muchos sacerdotes, obispos, cardenales, y solamente un número muy limitado se han tomado en serio su vocación a la santidad y a la salvación de las almas.
Cuando un cristiano se siente maltratado por algún sacerdote, nunca debemos perder la calma, la paz, dejarlo todo en manos de Dios, que el Señor siempre hace maravillas. Sería grave para nosotros, si hacemos lo mismo que hacen con nosotros, los malos modos. No, pues siendo de Cristo debemos imitarle llevando nuestra cruz. Desear la conversión, aunque no siempre llegan a convertirse los sacerdotes. Mucho se puede rezar por los sacerdotes, pero siempre nos vamos a encontrar con algunos que siguen con los mismos errores, que no se convierten, y malo es para ellos si no se convierten. Oramos por los cristianos, pero cada cristiano debe orar y trabajar en la fe por sí mismo, no hay que esperar que otros lo hagan todo por nosotros, mientras apenas dedicamos tiempo para la oración y para el estudio de la Palabra de Dios. Estudiar las Sagradas Escrituras nos puede ayudar a que seamos humildes de corazón, y la oración, para no caer en la vanagloria, y tenemos fuerza para huir de los ruidos de este mundo.
Si ya no encontramos un sacerdote que ofrezca la Comunión en la boca, pues esto es grave ofensa al Señor, el recibirlo en la mano. Pues nos toca la Sagrada Comunión Espiritual, que también es efectiva.
La oración del Santo Rosario, preferiblemente en latín, todos los días, y suplicando al Señor que nos encuentre entre sus elegidos.
Los obispos no pueden obligarnos a comulgar en la mano, pues estaría atentando contra las enseñanzas de la Iglesia Católica, contra el Magisterio. Pero no olvidemos que ya solamente el Señor es quien les juzgará a ellos, nosotros debemos hacer el bien, alejar de nuestro corazón cualquier amargura y resentimiento.

Los cristianos, no pastores del rebaño de Cristo, no religiosos y religiosas. Una vez que han terminado esta etapa de confinamiento, muchos han vuelto a la iglesia, a oír la Santa Misa, pero son muy pocos que han sabido agradecer a Dios, a la Divina Providencia, esta nueva oportunidad. Los que quieren esforzar su vida en torno al Señor, en comunión con Cristo Jesús, con su amor, se les ve recogidos, orando al Señor, no disipándose ni riéndose. Pues en algunos de cuando en cuando, les da por reírse, hablar entre ellos. Siguen sin reconocer la santidad del templo como Casa de Oración, y así se van metiendo en una oscuridad más profunda, la pérdida de la fe. Las malas costumbres que muchos no tienen fuerza por romper, sino que los justifican.

Nosotros no somos de los que desobedecen a la Iglesia, es decir, a la Tradición de la Fe Apostólica del Señor. La desobediencia a los pastores, que no obedecen a Cristo, que no respetan sus intereses, sino las del mundo, los respetos humanos, a estos no les debemos obediencia. 
¿Qué clase de amor tengo al Señor si me entretengo en mí mismo, hablando con otros, o apresurándome a hablar por el teléfono móvil que está sonando? No, aquí no hay ningún amor a Dios, sino una vaciedad espiritual muy profunda que no puede sanar. 
Jesucristo nos ha rescatado, no somos del mundo, como Cristo nunca quiso serlo, tampoco queramos serlo. El que quiere ser del mundo significa oponerse al Reinado de Cristo.