lunes, 3 de agosto de 2020

Mensaje de un sacerdote anónimo



Esta foto no estaba en el contenido del mensaje de un sacerdote anónimo, pero me gustó. Bergoglio llega a rechazar y burlarse del Clero, a despreciar a los sacerdotes con sotana, que tienen verdadero espíritu apostólico. 

MENSAJE ANONIMO DE UN SACERDOTE CATOLICO
"Dios bendiga a los que tengan la paciencia de leer lo que voy a escribir aquí, les ruego una oración.
Después de analizar lo mejor posible la situación actual con la iglesia, diré: se están diciendo y decretando cosas que no deben obedecerse porque no corresponden a la verdad de Dios ni a la misión de la Iglesia, tanto de algunas autoridades civiles como eclesiásticas.
Hablando claro : muchos obispos sacaron decretos que mandan la celebración de la Santa misa sin participación de fieles, de dónde salió eso? Se les olvidó cuál es su misión? Francamente después de revisar seriamente la doctrina oficial de la iglesia (la santa Biblia, Concilio Vaticano II, Código de Derecho Canónico, Catecismo de la Iglesia Católica, y otros) no encuentro ni una sola letra o disposición que faculte a los obispos para emitir decretos que impidan a los fieles participar de la Eucaristía, ni siquiera para circunstancias como las actuales de pandemia. Con tales decretos ellos han cometido un gran abuso de autoridad, han decidido algo contrario a la misión que les compete, porque los verdaderos pastores de almas no harían eso, buscarían otros caminos ciertamente, pero no impedirían el bien de las almas por salvaguardar el cuerpo.
Un reconocimiento merecen aquellos pocos obispos que no han cometido tal irregularidad. Y, qué decir de los sacerdotes? Qué hacen encerrados - la mayoría - muertos de miedo? Los obispos sacan decretos para celebrar misa sin gente y muchos curas 'tan generosos' lo extienden también por su cuenta para no confesar, no bautizar, ni presenciar nupcias, ni salir a visitar a quien lo necesita....
Se les acabó a muchos el entusiasmo por aquello de 'oler a oveja'? Donde quedaron los que tanto hablan de esto? Era solo una emoción que se les esfumó ante el miedo por una pandemia? Se nos ha olvidado el Evangelio de nuestro Señor Jesucristo, él dice: ' quien quiera salvar su vida la perderá y quien la pierda por mi la salvará' pero tal parece que ya hoy, casi nadie está dispuesto a perder la vida para salvar almas, preferimos salvarnos solos que salvarnos con las ovejas, llegará esto realmente a salvación? Qué lástima, se ha quedado Jesús sin amigos dispuestos a dar la vida por él, ya no se le ama tanto como para eso. Él sigue diciendo : por qué tienen miedo hombres de poca fe. Y, las autoridades civiles? En su mayoría incrédulos, masones o ateos declarados, comunistas, o 'creyentes' pero mudos y cobardes. Muchos de ellos miran lo sagrado y la iglesia con desprecio, y en la iglesia esperando que ellos tomen decisiones favorables que den solución a la problemática actual...
La verdad, no me imagino a Jesús esperando decisiones favorables de Poncio Pilato o Herodes, Jesús trabajó una misión nada dependiente de poderes civiles y así debe actuar la iglesia. Pero, que dolor ya no se imita a Jesús, ya no se sabe esperar en él... Hago un llamado a la reflexión. Del poder civil, no mucho se puede esperar, la iglesia es autónoma en sus decisiones. Tenemos que ser valientes, los cobardes no sirven para el Reino de los Cielos.
Yo aprendí muy bien en el seminario que me formó para ser sacerdote y me quedó muy claro en las clases de moral y Derecho Canónico que recibí : que cuando una autoridad eclesiástica o civil manda algo que es contrario a la verdad y al bien de las almas, no podemos obedecer, hay que anteponer objeción de conciencia. Se ha dicho que la obediencia es ciega, pero no es verdad, la obediencia es a Dios y a la verdad y ni Dios ni la verdad son ciegos, al contrario, son luz. No se puede obedecer a los obispos - en este caso - porque han hecho algo contrario a lo que les manda la iglesia, que les dice que 'han de cuidar incesantemente de que los fieles que les están encomendados crezcan en la gracia por la participación en los sacramentos...' (Código de Derecho Canónico, C 387).
Pero ellos, ahora mismo, han impedido a los fieles esta participación, desobedeciendo así a la iglesia de la que son ministros. Un día los príncipes de los sacerdotes hicieron azotar al esposo: Jesucristo, y hoy también los príncipes de los sacerdotes (los obispos) hacen azotar a la esposa: la iglesia. NO SE PUEDE OBEDECER A LOS DESOBEDIENTES, eso no es obediencia, no podemos dejarnos guiar de estos 'príncipes' cuando actúan como ciegos, ya sabemos que iríamos todos al mismo abismo. Salvando, claro está, las pocas excepciones de obispos valientes que no han hecho eso. Por eso reconozco el valor de compañeros párrocos y otros sacerdotes que decididamente han seguido celebrando la Santa Misa y administrando los sacramentos - con los cuidados debidos y el orden preventivo, claro está, porque es necesario el cuidado básico - ya que no se puede detener el trabajo por las almas.
Se que muchos no estarán de acuerdo con esto, pero reto a esos que no están de acuerdo que demuestren, de manera oficial en la doctrina de la iglesia, donde se les manda o permite a los obispos hacer lo que hicieron, dónde se les manda que se escondan llenos de miedo - como apóstoles sin Espíritu Santo - mientras el rebaño que se les encomendó queda confundido y desprotegido....
El que pueda entender que entienda... Les pido siempre oracion por la iglesia, Dios les recompensará. La hermosa Madre del cielo nos proteja a todos. Ave María Purísima...
Si tienes sacerdotes conocidos compártele esto y ora por el. Muchas gracias, bendiciones."

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Reflexión:
Este mensaje anónimo que comienza esta "entrada", aquí arriba, fue compartido en la red social Facebook. Y esta es la reflexión mía que sigue:

Hubo un tiempo, en que muchos le había caído en gracia una frase, que Bergoglio solía decir, y muchos otros cristianos, decían lo mismo: "los pastores con olor a oveja"; "cristianos con olor a oveja"

Ya escribí una reflexión sobre este error: "el cristiano con olor a oveja", pues no es cristiano. Cristianos que quieren parecerse a otros cristianos. El olor a oveja como un rotundo no al amor y a la verdadera misericordia, y sembrar falsas esperanzas. 
Con olor a Cristo: un rotundo sí, porque queremos imitar su ejemplo, en una entrega confiada a Dios Padre, y así no le rechazamos, estamos pendientes de sus palabras de vida eterna. 
De nada ha servido que los lobos rapaces que el cristiano debe tener "olor a oveja", gracias a Dios que por el conocimiento de la Sagrada Biblia, no nos hemos dejado engañar por los ministros del maligno. Ellos han rechazado a Cristo, por eso, que muchos pastores han sembrado: el cierre de las iglesias, la anulación de los sacramentos, y la Jerarquía de la Iglesia Católica debería temer que serán juzgados por el Señor. Pero no tiemblan.

Debemos suplicar al Señor con el corazón humilde, con lágrimas, dolor de corazón que nos ayude, porque estamos rodeados de lobos. De cada cien sacerdotes, no llega a diez que uno es verdadero adorador de Dios, que le ama, que se esfuerza por imitar a Cristo en la mansedumbre y humildad. Son muchos sacerdotes, obispos, cardenales, y solamente un número muy limitado se han tomado en serio su vocación a la santidad y a la salvación de las almas.
Cuando un cristiano se siente maltratado por algún sacerdote, nunca debemos perder la calma, la paz, dejarlo todo en manos de Dios, que el Señor siempre hace maravillas. Sería grave para nosotros, si hacemos lo mismo que hacen con nosotros, los malos modos. No, pues siendo de Cristo debemos imitarle llevando nuestra cruz. Desear la conversión, aunque no siempre llegan a convertirse los sacerdotes. Mucho se puede rezar por los sacerdotes, pero siempre nos vamos a encontrar con algunos que siguen con los mismos errores, que no se convierten, y malo es para ellos si no se convierten. Oramos por los cristianos, pero cada cristiano debe orar y trabajar en la fe por sí mismo, no hay que esperar que otros lo hagan todo por nosotros, mientras apenas dedicamos tiempo para la oración y para el estudio de la Palabra de Dios. Estudiar las Sagradas Escrituras nos puede ayudar a que seamos humildes de corazón, y la oración, para no caer en la vanagloria, y tenemos fuerza para huir de los ruidos de este mundo.
Si ya no encontramos un sacerdote que ofrezca la Comunión en la boca, pues esto es grave ofensa al Señor, el recibirlo en la mano. Pues nos toca la Sagrada Comunión Espiritual, que también es efectiva.
La oración del Santo Rosario, preferiblemente en latín, todos los días, y suplicando al Señor que nos encuentre entre sus elegidos.
Los obispos no pueden obligarnos a comulgar en la mano, pues estaría atentando contra las enseñanzas de la Iglesia Católica, contra el Magisterio. Pero no olvidemos que ya solamente el Señor es quien les juzgará a ellos, nosotros debemos hacer el bien, alejar de nuestro corazón cualquier amargura y resentimiento.

Los cristianos, no pastores del rebaño de Cristo, no religiosos y religiosas. Una vez que han terminado esta etapa de confinamiento, muchos han vuelto a la iglesia, a oír la Santa Misa, pero son muy pocos que han sabido agradecer a Dios, a la Divina Providencia, esta nueva oportunidad. Los que quieren esforzar su vida en torno al Señor, en comunión con Cristo Jesús, con su amor, se les ve recogidos, orando al Señor, no disipándose ni riéndose. Pues en algunos de cuando en cuando, les da por reírse, hablar entre ellos. Siguen sin reconocer la santidad del templo como Casa de Oración, y así se van metiendo en una oscuridad más profunda, la pérdida de la fe. Las malas costumbres que muchos no tienen fuerza por romper, sino que los justifican.

Nosotros no somos de los que desobedecen a la Iglesia, es decir, a la Tradición de la Fe Apostólica del Señor. La desobediencia a los pastores, que no obedecen a Cristo, que no respetan sus intereses, sino las del mundo, los respetos humanos, a estos no les debemos obediencia. 
¿Qué clase de amor tengo al Señor si me entretengo en mí mismo, hablando con otros, o apresurándome a hablar por el teléfono móvil que está sonando? No, aquí no hay ningún amor a Dios, sino una vaciedad espiritual muy profunda que no puede sanar. 
Jesucristo nos ha rescatado, no somos del mundo, como Cristo nunca quiso serlo, tampoco queramos serlo. El que quiere ser del mundo significa oponerse al Reinado de Cristo.