lunes, 26 de septiembre de 2022

La doctrina católica prohíbe el suicidio. (4º y último)

Actualización: 16 de septiembre de 2023

En esta parte, tenemos enseñanzas de Santo Tomás de Aquino y de la Enciclopedia de la Religión Católica, preparada por teólogos, lo que nos enseña el Código de Derecho Canónico de 1917.

«¿Acaso no sabéis es templo del Espíritu Santo, que habita en vosotros de Dios? Y no os pertenecéis, pues habéis sido comprado [rescatado] a buen precio. Por tanto, ¡glorificad a Dios con vuestro cuerpo!» (1Corintios VI,19-20)




Glorificamos a Dios cuando no consentimos pecado de ninguna clase, ni con el pensamiento. 

Darse muerte así mismo para no glorificar a Dios. La persona no tiene ningún derecho en destruir la propia vida. el Señor nos creó para la vida eterna, el que se mata así mismo, inmediatamente es juzgado y condenado. Actualmente hay teólogos que dicen lo contrario, incluso se inventan mentiras atribuyéndola a algún santo, como esta, que entre el momento que inicia su momento de suicidio, arrojándose desde un puente, y entre el suelo, encontrará misericordia de Dios, los herejes enseñan esas cosas.

Los cristianos que no son capaces de avanzar en la fe, y cuando habla del suicida, se acomodan a falsedades que atribuyen los propios errores personales a los santos como queda claro. Pero no aprenden porque se niegan a aceptar la verdad, siguen así, porque tienen el corazón la mente corrompidos.

El suicidio es un crimen aún mayor, que si se le quitara la vida a una persona, pero la pena de castigo para los que se suicidan, es mucho más rigurosa. Quitarse la propia vida es pecar gravemente contra Dios.

Durante la tragedia destructiva de destruir a la humanidad, aviones que se estrellaron en "La Torres Gemelas", luego echaron la culpa a otras organizaciones... A mi parecer los que se arrojaban por las ventanas, no serían creyentes fervorosos, mayormente ateos o de otras falsas religiones, pero un verdadero católico, bien instruido en al doctrina de la Iglesia Católica, teniendo presente los mandamientos de Dios, no se daría muerte así mismo. 

El suicidio es claramente prohibido por la Palabra de Dios. Se dice que la psiquiatría dice que no es pecado grave, pero si no omitiera las enseñanzas de la Iglesia Católica, claramente es pecado gravísimo en todos los sentidos. 



¿Quién quiere verse atormentados en el infierno? Nadie, pero hay personas en mi barrio, que me llegaron a decir, que prefieren el infierno y no el cielo. Con la muerte de ellos, se dieron cuenta del sufrimiento espantoso de los condenados.

Pues el demonio que es astuto, y padre de la mentira, les engaña de muchas formas, a fin de que no se acerquen a Dios, por la oración, y desconfíen del perdón del Señor y termina destruyendo su propia vida, y en ese mismo instante, quedan convencidos que es castigo eterno. Olvidados de Dios y de este mundo. 



¿Puede ayudarme la Biblia si ya no quiero vivir?

Sí puede ayudarlo, pues es la Palabra de Dios y él consuela a los desanimados (2 Corintios 7:6).

Ore a Dios.

Lo que dice la Biblia: “A la vez que echan sobre él toda su inquietud, porque él se interesa por ustedes” (1 Pedro 5:7).

Dios puede darle paz interior y fuerzas para seguir adelante (Filipenses 4:6, 7, 13). Así es como Dios ayuda a los que se acercan a él (Salmo 55:22). "Amados, no os sorprendáis del fuego de prueba que os ha sobrevenido, como si alguna cosa extraña os aconteciese, sino gozaos por cuanto sois participantes de los padecimientos de Cristo, para que también en la revelación de su gloria os gocéis con gran alegría." 1 Pedro 4:12-13

"Amados, no os sorprendáis del fuego de prueba que os ha sobrevenido, como si alguna cosa extraña os aconteciese, sino gozaos por cuanto sois participantes de los padecimientos de Cristo, para que también en la revelación de su gloria os gocéis con gran alegría." 1 Pedro 4:12-13

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Verdaderamente el Señor se interesa por todos nosotros, si vamos a Él, los problemas, las dificultades que tenemos en lo personal, se desvanece, el mal se aleja de nosotros. La devoción a la Santísima Virgen María, siempre nos ha ayudado a perfeccionarnos ante su Hijo Jesús, que nos acoge. El ateísmo no es la solución para resolver ninguna clase de problemas personales, solo Dios puede ayudarnos, confiando también en la intercesión de la Santísima Virgen María. 

Y así nos lo explica Santo Tomás de Aquino en

Suma teológica. Parte II-IIae

Cuestión 64

El homicidio

 

Artículo 5: 

¿Es lícito a alguien suicidarse?

Objeciones por las que parece que a alguien le es lícito suicidarse:

1. El homicidio solamente es pecado en cuanto es contrario a la justicia. Mas nadie puede hacerse a sí mismo injusticia, como se prueba en V Ethic. Luego nadie peca suicidándose.

2. Matar a los malhechores es lícito al que tiene pública potestad. Pero algunas veces el que tiene pública potestad es malhechor. Luego le está permitido darse muerte.

3. Es lícito que uno se exponga espontáneamente a un peligro menor por evitar el peligro mayor, como también es lícito que uno se ampute un miembro podrido para salvar todo el cuerpo. Pero a veces uno, dándose muerte a sí mismo, evita mayor mal, como sería una vida miserable o la torpeza de algún pecado. Luego es lícito a algunos suicidarse.

4. Sansón se dio muerte, según se tiene en Jue 16,30; y, sin embargo, se le enumera entre los santos, como es manifiesto (Heb 11,32). Luego es lícito a alguno suicidarse.

5. En el libro de 2 Mac 14,41ss se cuenta que Razias se dio muerte, prefiriendo morir noblemente antes que caer en manos de pecadores y sufrir injurias indignas de su linaje. Pero nada que se haga noblemente y con valor es ilícito. Luego no es ilícito darse muerte.

Contra esto: está Agustín, en I De civ. Dei, que dice: Sólo nos queda aplicar al hombre este precepto: No matarás. Ni a tu prójimo ni a ti, porque el que se mata, mata a un hombre.

Respondo: Es absolutamente ilícito suicidarse por tres razones: primera, porque todo ser se ama naturalmente a sí mismo, y a esto se debe el que todo ser se conserve naturalmente en la existencia y resista, cuanto sea capaz, a lo que podría destruirle. Por tal motivo, el que alguien se dé muerte va contra la inclinación natural y contra la caridad por la que uno debe amarse a sí mismo; de ahí que el suicidarse sea siempre pecado mortal por ir contra la ley natural y contra la caridad.

Segunda, porque cada parte, en cuanto tal, pertenece al todo; y un hombre cualquiera es parte de la comunidad, y, por tanto, todo lo que él es pertenece a la sociedad. Por eso el que se suicida hace injuria a la comunidad, como se pone de manifiesto por el Filósofo en V Ethic.

Tercera, porque la vida es un don divino dado al hombre y sujeto a su divina potestad, que da la muerte y la vida. Y, por tanto, el que se priva a sí mismo de la vida peca contra Dios, como el que mata a un siervo ajeno peca contra el señor de quien es siervo; o como peca el que se arroga la facultad de juzgar una cosa que no le está encomendada, pues sólo a Dios pertenece el juicio de la muerte y de la vida, según el texto de Dt 32,39: Yo quitaré la vida y yo haré vivir.

A las objeciones:

1. El homicidio es pecado, no sólo porque es contrario a la justicia, sino también porque es contrario a la caridad que debe tener uno consigo mismo; y en este concepto el suicidio es pecado contra uno mismo; pero, además, respecto a la sociedad y a Dios, tiene también razón de pecado por oposición a la justicia.

2. El que ejerce pública potestad puede matar lícitamente al malhechor, por cuanto puede juzgarle; pero nadie es juez de sí mismo, y, por consiguiente, no es lícito al que ejerce pública potestad darse muerte a sí mismo, cualquiera que sea su pecado; pero sí le es lícito someterse al juicio de otros.

3. El hombre se constituye en señor de sí mismo por el libre albedrío, y, por tanto, puede lícitamente disponer de sí mismo en lo que pertenece a esta vida, la cual se rige por el libre albedrío del hombre. Pero el tránsito de esta vida a otra más feliz no está sujeto al libre albedrío del hombre, sino a la potestad divina; y por esta razón no es lícito al hombre darse muerte para pasar a otra vida más dichosa.

Tampoco lo es el que rehúya ciertas miserias de la vida presente, puesto que la muerte es el último de los males de esta vida y el más terrible, como se muestra por el Filósofo en III Ethic. Por consiguiente, suicidarse para evitar otras miserias de esta vida es preferir un mayor mal por evitar uno menor.

Ni tampoco es lícito darse muerte por algún pecado cometido, ya porque con esto se causa uno a sí mismo un perjuicio máximo, puesto que se priva del tiempo necesario para la penitencia, ya también porque no es lícito matar al malhechor sino mediante juicio de la pública potestad.

Ni igualmente es lícito a la mujer darse muerte para no ser violada, ya que no debe cometer un crimen mayor, que es el suicidio, para evitar un delito menor ajeno; pues la mujer violada a la fuerza no peca si no da su consentimiento, porque el cuerpo no se mancha sino por el consentimiento del alma, como dijo Santa Lucía. Mas consta que es notoriamente menor pecado la fornicación o el adulterio que el homicidio y, sobre todo, que el suicidio, el cual es gravísimo, porque el hombre se causa a sí mismo un daño, debiéndose un máximo amor, y también, es pecado peligrosísimo, pues no queda tiempo para expiarlo por la penitencia.

Finalmente, tampoco es lícito darse muerte por temor a consentir en el pecado, puesto que no deben realizarse males para que sobrevengan bienes (Rom 3,8) o para evitar otros males, sobre todo menores y menos ciertos. Y es incierto si uno consentirá más adelante en el pecado, puesto que Dios puede librar del pecado al hombre en cualquier tentación que le asalte.

4., como dice Agustín, en I De civ. Dei, el que Sansón se sepultara con sus enemigos entre las ruinas del templo sólo se excusa por alguna secreta intimación del Espíritu Santo, que obraba milagros por su medio. El mismo razonamiento aduce Agustín respecto de ciertas santas mujeres que se dieron muerte en tiempo de persecución y cuya memoria celebra la Iglesia.

5. Pertenece a la virtud de la fortaleza el que alguien no rehúse que le maten por otro a causa del bien de la virtud y para evitar el pecado. Pero el que uno se suicide para evitar sufrimientos penales sólo tiene una apariencia de fortaleza, por lo que algunos se quitaron la vida a sí mismos creyendo que obraban valerosamente, entre los que se enumera el caso de Razías; pero no es verdadera fortaleza, sino más bien cierta flojedad del alma, que es incapaz de soportar padecimientos penales, como ponen de relieve el Filósofo en II Ethic., y Agustín en I De civ. Dei.

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Ya para terminar, también podemos aprender de la Enciclopedia de la 

Religión Católica, MCMLVI (1956)

 

Suicidio (voz formada a semejanza de “homicidio”, lat. Homicidium, del latin, sui, “de sí mismo” y el verbo caedere, “matar). Acto y efecto de quitarse la vida a sí mismo, de un modo violento y por la propia voluntad.

Aun cuando quizás el darse la muerte así mismo informa con frecuencia un acto de locura, es también cierto que el problema de si el suicidio es lícito o aconsejable en ciertas ocasiones, se planteó más de una vez en el curso de la ética clásica.

En general, el espíritu griego estuvo predispuesto a no a no sentir como absurdo el suicidio, llevado de aquel pesimismo que inducía a que su gnómica afirmara que “para el hombre lo mejor es no haber nacido, y si ha nacido, atravesar lo más pronto las puertas del Hades”. Sin embargo, aunque las aspiraciones orficopitagoricoplatónicas apuntaban a un feliz más allá que invitaba a desear la muerte, el suicidio fue condenado como la fuga de la cárcel corpórea en que la divinidad encerró al alma, y las antiguas legislaciones prescribieron penas contra los suicidas; así, en Tebas, sus cadáveres eran arrojados ignominiosamente a las llamas. No obstante, las corrientes filosóficas de libertad el espíritu de la infelicidad de la existencia. Pero el derecho se preocupó siempre de dictar leyes encaminadas a contraponer a la tendencia suicida los medios necesarios para evitarla, y se discutió si entre tales medios entraba la sanción penal.

Los jurisconsultos romanos se adhirieron a la máxima estoica que declaraba licito el suicidio, pero lo castigaban cuando de tal acto resultaba perjuicio a los ciudadanos, como en el caso del esclavo; a la republica en la hipótesis del militar, y al fisco cuando el suicida quería substraerse con esto a las consecuencias de un delito que hubieran traído consigo la confiscación de bienes. En los tiempos modernos la disputa es continuada, pero los principios de derecho penal q que han presidido la redacción de los modernos Códigos en material penal han eliminado de los hechos de carácter punible el suicidio; con todo, ha establecido disposiciones respecto del suicidio y de la penalidad en que incurren los que prestan auxilio al suicida para que se prive de la existencia.

La doctrina católica prohíbe absolutamente el suicidio, y así en el Derecho Canónico, considerado un delito, puesto que el hombre es solamente custodio y usuario de la propia vida, de la que es Dios el dueño absoluto. Cuando la violencia contra sí consigue la muerte, el suicidio trae consigo la privación de sepultura eclesiástica.

Para la aplicación de esta sanción, además el supuesto común de que el suicida no había dado señales de arrepentimiento antes de la muere, se requiere la existencia de los extremos necesarios para establecer la plena voluntad y responsabilidad del suicida en orden al éxito de su acción letal. Cuando existen dudas acerca del estado de plena imputabilidad del suicida, sea por insania o por otras causas que excluyen la imputabilidad, no debe negarse la sepultura eclesiástica; también ésta puede concederse en el caso de que el suicidio, aunque culpable, sea solamente conocido de los familiares, teniendo cuidado de evitar que llegue a ser notorio.

En el caso de que la violencia contra sí no vaya seguida de la muerte, los culpables del atentado del suicidio son excluidos de los actos legítimos eclesiásticos; además, si son clérigos han de ser suspendidos por tiempo indefinido por el Ordinario y privados de cualquier beneficio o cargo que tenta cura de almas, sea en el fuero externo, sea en el interno. La tentativa de suicidio es considerada como causa de irregularidad “ex delito”.

En el C. I. C. se puntualizan en los siguientes cánones los extremos referentes a los suicidas: son irregulares: c. 985, número 5; se les debe negar sepultura eclesiástica, c. 1240, § I. n.º 3, y V. los c. 1241, 2339; otras penas, 2350, § 2.

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Es lo correcto, esta negación se debe que la persona que se ha suicidado, en el mismo instantes ya ha entrado en el infierno, cuyos tormentos son muy terribles, mucho más que lo que se ha podido padecer en este mundo.

Comprendiendo que el suicida son personas que, movidos por el demonio, y como hemos leído anteriormente, es insistido por el diablo para darse muerte.

Que no es por decirlo así, por enfermedad mental, pero sus causas se encuentran en las ofensas a Dios, en los pecados, en gran número, cometidos contra Dios, pecando contra los Santos Mandamientos divinos.

No nos dejemos engañar por los múltiples errores y herejías que contiene el libro modernista elaborado por el Concilio Vaticano II, Karol Wojtyla y Joseph Ratzinger, y con los distintos equipos que han colaborado en esas ediciones. No se trata de un verdadero catecismo. Pero es aceptado por los modernistas. Se trata también de un libro relativista y protestante, pues de católico apenas tiene.  

Cuando nos tomamos en serio conocer la fe de la Iglesia Católica, acudimos a fuentes confiables del Sagrado Magisterio Tradicional de la Santa Madre Iglesia Católica. 

Hemos de convencernos que cuando oramos con devoción, confianza, fe, el tentador no tiene poder sobre nosotros,  pues si nos hemos hecho examen de conciencia antes de la confesión sacramental, cuando hemos expulsados por medio del arrepentimiento, todo lo sucio que había en nosotros causado por el pecado, las tentaciones no nos empuja al mal. 

Y aquí termina estas reflexiones, las enseñanzas pertenecen a la Fe de la Iglesia Católica que aceptamos como gran ayuda y así poder comprender estos asuntos que no se enseñan, porque la mayoría ha perdido la fe, y siente molestias hacia las enseñanzas conforme a la Tradición del Señor. 

• «Ni la cantidad, ni la calidad de los males que hemos cometido nos hagan vacilar en la certeza de la esperanza. Aumenta mucho nuestra confianza el hecho del buen ladrón, el cual no era bueno sino ladrón. Pensad bien cuan incomprensibles son en Dios las entrañas de misericordia. Este ladrón, que había sido preso en el camino con sus manos manchadas en sangre, fue colgado en el patíbulo de la cruz; en el confeso, en el fue sanado y en el mereció oír: Hoy estarás conmigo en el paraíso. ¿Qué significa esto? ¡Quién podrá explicar debidamente la bondad de Dios! En vez de recibir la pena debida por nuestros crímenes, recibimos los premios prometidos a la virtud. El Señor ha permitido que sus elegidos incurran en algunas faltas para dar esperanza de perdón a otros que yacen agobiados bajo el peso de sus culpas, si acuden a Dios con todo su corazón, y además les abre el camino de la piedad por medio de los gemidos de la penitencia (SAN GREGORIO MAGNO, Hom. 20 sobre los Evang.). »

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El próximo tema si Dios quiere, se tratará sobre el limbo, 


Y adelanto algunos puntos.


Que los niños muertos sin bautismo, así mismo como los que han sido abortados, también resucitarán, pero no para entrar en el Reino de los cielos. Pues es imposible para ellos, ya que murieron con el pecado original. 

Que los niños muertos sin bautismo, no padecerán las mismas penas de los condenados del infierno. Aquí vemos la gran misericordia de Dios, que aunque estén privados del Reino de Dios, no tendrán el mismo castigo.

Se ha comentado, sobre el bautismo de deseo y de sangre, esto es improbable, es como si uno ya adulto, quisiera aplazar su conversión para más adelante, y no llega y muere lejos de Dios. 

Para los que hemos recibido el sacramento del Bautismo, tenemos que dar gracias a Dios por los inmensos beneficios que recibimos, y que debemos procurar urgentemente, no consentir ninguna clase de pecado ni mortal ni venial. Pues las almas condenadas en el infierno saben bien que no podrán entrar en la vida eterna. y sufren terribles daños. 


martes, 20 de septiembre de 2022

A donde empuja el suicidio, Desesperación del suicida (3)

 

Tercera parte.

En la parte (1), está esta falsedad, una mentira del diablo en el autor que se inventó tal cosa, pues es contrario a la fe y al Magisterio Tradicional de la Santa Iglesia católica. No se debe creer, pero los que tienen suciedad mental y en su corazón, lo aceptan, porque no tienen inteligencia para comprender las cosas a la luz de la Fe en Cristo Jesús.:

Los herejes suelen referirse a esta falsa historia para intentar demostrar que el suicida puede incluso hallar la Gracia de Dios y salvarse. Y suele variar la forma en que lo cuenta, pero engañados por el demonio engañan a los necios.

“Recordemos la historia de la pobre viuda que fue a confesarse al cura de Ars, cuyo marido se había suicidado tirándose de un puente al río. Y lloraba diciendo: “Yo soy una pobre pecadora. ¡Pero pobre mi marido, que estará en el infierno! Porque se ha suicidado y el suicidio es un pecado mortal. Estará en el infierno”. Y el cura de Ars le dijo: “Tranquila, señora, porque entre el puente y el río está la misericordia de Dios”. Hasta el final, hasta lo último está la misericordia de Dios.”

Pues bien, otros cambian la palabra de “marido” por “hijo”. Lo que se confirma en la falsedad de la historia, además, que no se encuentra como ejemplo en los sermones del Santo Cura de Ars. Son personas que acostumbran a mentir. Y todo mentiroso es del diablo. Ciertamente. Y comparten sus errores con ciegos, y alcanzan popularidad. Pero ganar a la gente con engaños y mentiras es colocarse en la vía de la perdición eterna. Pues multiplican las culpas.

«Sea así que yo haya errado, mi yerro quedará conmigo» (Job XIX, 4).

Así cada persona es lo mismo, tanto el error no debe pasar a otros, pero si el otro acepta el error, o imita el pecado, sufrirá doble castigo.

Comprendemos, que si hay personas que el suicida llega a alcanzar la Misericordia de Dios, está en grave error, y no debe pasar sus errores a nosotros, pero es necesario demostrar la verdad sin que faltemos a la caridad, como hacen ellos con nosotros.

 

¿Trastornos psicológicos? No, más bien fue la consecuencia de la apostasía, del rechazo a Dios.

«Y Satanás entró en Judas, que tenía por sobrenombre Iscariote, uno de los doce. »  (San Lucas XXII, 3; San Juan XIII, 27)

«Y arrojando las monedas de plata en el templo, se retiró, y fue, y se ahorcó con un lazo» (San Mateo XII, 5)

El Iscariote tenía a Jesús misericordioso a su lado, pero no le amó, y no se interesó por la misericordia de Dios. Tampoco a los suicidas de cualquier época.

La sugestión, la influencia del demonio son causas de toda clase de crímenes y suicidios.

Si alguno dice que no se sabe bien las causas, la Palabra de Dios nos ayuda a comprenderlo, siempre a la luz de la fe en Cristo Jesús y la Sagrada Tradición: «Lectio divina»

Pero el Iscariote no quedó colgando, sino que sucedió lo siguiente:

«y colgándose reventó por medio, y se derramaron todas sus entrañas»
(Hechos de los Apóstoles, I, 18)

Comentario Bíblico: «Tal fue el efecto visible en este mundo de la justicia divina con este apostata. La palabra griega… significa que tiene la cara baja, inclinada hacia la tierra, que es la postura regular de un ahorcado. Algunos quieren que se precipitarse o despeñarse: pero San Mateo dice que se ahorcó; y lo mismo se declara en este texto»

 

En el Evangelio (San Mateo, XXII, 3) leemos que el Iscariote se arrepintió, ahora bien, que, en lugar de buscar el perdón de Nuestro Señor Jesucristo, ya no se acordó de Él, la desesperación, la angustia, la terrible oscuridad interior; pero fue corriendo a buscar consuelo ante los enemigos de Cristo, y en los malos no se puede encontrar ninguna misericordia, ninguna compasión y planeaban como darle muerte a Jesús, y tiró las treinta monedas. Fueron los remordimientos de conciencia por tan tremendo pecado.

El arrepentimiento de nuestros pecados deben ser muy sinceros, que nadie puede engañar a Dios. El arrepentimiento del Iscariote, al no ser verdadero, terminó muy mal. 

La codicia por el dinero le empujó al castigo, muy terrible.

Judas, viendo el furor de los Judíos después de haberle declarado reo de muerte, no descansaría hasta verle crucificado, abrió los ojos para conocer y condenar su delito. Más este arrepentimiento fue estéril e inútil, y así añadió otro mayor pecado de desesperación. Se ahorcó. No consta si la infeliz muerte de este miserable fue antes o después de la muerte de Jesucristo. Es opinión común que el desdichado discípulo ató el lazo con que se ahorcó de un árbol; y aún el poeta Juvenco determina en particular la higuera: ficus de vertice. San León: suele el demonio después de haber cegado a muchos para que se precipiten en las mayores abominaciones y delitos, abrirles por último los ojos, para que, considerando la atrocidad de sus maldades, y oprimidos de su peso, caigan en desesperación, y por esta en el infierno. (Comentario Bíblico)

Terrible, un “arrepentimiento” por no ser verdadero que puede llevar a la desesperación, pero es también los remordimientos de conciencia, que reconoce su iniquidad, pero desconfiar del perdón del Señor, es aún más grave.

Claro, con la muerte de Jesucristo, el Iscariote ya no sabría a donde recurrir, por lo que ya no se acercó a Jesucristo cuando tenía tiempo y para pedirle perdón. El pecado de este mal siervo, le alejó del Salvador de las almas.

El Apóstol Pedro, después de haber negado a Jesucristo, por tres veces, pero le seguía en la distancia, y se vieron: Jesús y Pedro, reconoció su pecado y se arrepintió. Jesús aún vivía.

En el caso del Iscariote, ya no pudo remediar su pecado, a causa de que estando con Jesús, no tenía fe en él, pues tenía el corazón endurecido, y cuyo arrepentimiento de nada le sirvió.

Los impíos herejes, y cuando se trata de los que pertenecen al "Anti-Cristo", se compadecen de esta almas, y enseñando falsamente, dicen que Jesús ha tenido misericordia con él. El Iscariote en todo el tiempo, fue pecando contra la Misericordia divina. Por lo que no pudo ser perdonado. 

 

Remordimientos de Judas, (Wikipedia)

En el cuadro vemos la amargura del Iscariote, y al fondo, por la ventana, cuando estaba levantando a Cristo crucificado.

En las ediciones modernistas de la Sagrada Biblia, los editores alteraron, modificaron este y otros muchos textos. Y los lectores andan confusos.

La muerte del Iscariote, es que también la corrupción de su cuerpo, se descompusiera más rápido, pues era infinito su pecado, vender a Dios a los malvados por 30 monedas. Y luego se desparramaron sus entrañas, pero también es posible que fueran los cuervos quien fueran destrozando el cuerpo muerto del Iscariote, que luego se desparramaría, y los perros se comerían sus restos.

Entonces, según las Escrituras, la tentación del suicidio no puede ser por la enfermedad, sino por el pecado, o pecados gravísimos. Toda enfermedad mental se debe a que el alma se aparta de Dios y no renuncia a ofenderle, por lo que interviene el demonio para provocar el suicidio, y que finalmente contra el quinto mandamiento, se vea al momento condenado.  

Aquellos que no han sufrido salud mental, es porque llevan una vida muy ordenada a Dios; una vida religiosa, atento a los Santos Mandamientos divinos.  

Este pecado mortal del suicida, tiene su fruto en la desobediencia a los Santos Mandamientos de Dios, al rechazo del amor de Dios como he comentado anteriormente. Si esa alma confiara en el Señor, jamás hubiera consentido en ese crimen.

Para la oración es necesario purificarnos interiormente, sacar todo pecado y vicio, mientras se guarde aunque sea un solo pecado, el alma sigue estando bajo el dominio del enemigo de las almas. Y procurará que las confesiones sean malas, sacrílegas, sin fruto espiritual. 

Si el que se ha suicidado está bautizado, no podía soportar esos pecados, mal confesados o ocultados al sacerdote, y los remordimientos de conciencia, está avisando que es necesario el examen de conciencia para confesarse bien y no cometer pecado de sacrilegio. Pecado no confesado es pecado no perdonado. Las confesiones y comuniones sacrílegas tiene efectos muy terribles para los culpables.

Para comprar el libro: 

Semper fidelis. Guardando la regla de la verdadera fe. : Ferrer, Apostolado San Vicente: Amazon.es: Libros

... Y en un fragmento del "Propos del Table", se recoge una conversación entre Lutero y el pastor de Guben. M. Leonard, ocurrida en 1551:

Nos dijo que, cuando estaba prisionero, el diablo le había malvadamente atormentado y que se había reido de todo corazón cuando él (Lutero) tomó en su mano un cuchillo diciéndole: “¡Ve delante! ¡Suicídate!” (…) Y nos dijo que él (Lutero) a menudo había tenido que arrojar lejos de sí el cuchillo… y que un día debió hacer lo mismo cuando él, viendo por tierra un hilo, lo había recogido junto a muchos otros hilos, como para hacer una cuerda con la que habría podido ahorcarse. Después nos dijo que el diablo lo había empujado hasta el punto que no era ya capaz de recital el Pater Noster ni leer los Salmos que él tan bien conocía… (…) Y que Lutero le había dicho: “Esto ha ocurrido muy a menudo, tanto para ponerme en la mano un cuchillo… y que pensamientos malvados me venían a la mente de tal modo que ya no podía rezar… y el diablo incluso me ha expulsado fuera de la habitación. (Semper Fidelis. Guardando la verdadera fe. Págs. 36 y 37)

Tremendo, como el tentador es quien tienta con el suicidio, y todos los que consienten en ese pecado, termina siendo precipitado a los tormentos eternos. Las personas que están en desgracia, en pecado mortal, terminan aceptando, el maligno insinúa lo que el pecador incorregible debe hacer. A unos por el suicidio, a otros, por crímenes, llegan a reconocer que "oyen voces", y que le piden que debe cometer algún crimen. Esto siempre son sugestiones diabólicas.




Los trastornos son castigos, y terribles, y no es la solución el suicidio, ¡nunca! porque inmediatamente el alma entraría de lleno en los más terribles tormentos del infierno en el caso de consumar el suicidio, que, por esa opción voluntaria, ha querido cometer. Con pleno conocimiento, porque el suicidio tiene su tiempo el culpable de hacerlo o no, el demonio le empuja a ello, y acepta, aunque no haya reconocido el origen de la tentación a causa del sentido gravísimo de la pérdida del pecado.

Para el alma que busca a Dios, comprende que su dolor de esos sufrimientos y trastornos, reconoce que es fruto de sus pecados, con súplicas se acerca a Dios y le pide perdón.

En repetidas ocasiones, me han comentado sobre los trastornos psicológicos, pues estas personas no valoran la Palabra de Dios, sino que las rechaza continuamente. Y así es imposible dar respuesta cristiana cuando no aceptan lo que el Señor nos pide

Los trastornos lo causan cuando no estamos en paz con el Señor, cuando nos imaginamos ser libres, y vivimos según la medida del hombre viejo, siendo esclavo de las concupiscencias, con ataduras a los enemigos del alma, y vivir una vida desordenada, mundana, finalmente el corazón, la mente, se hace trozos, buscan soluciones en la ciencia de los hombres, y suelen pagar dinero, por algo que no tiene solución, pues le recetan medicamentos que agrava la salud de esas personas, por sus terribles efectos secundarios, hasta la muerte.          

«Señor, no me reprendas con tu furor, no me castigues en tu ira, porque tus saetas se me han clavado, y has asentado sobre mí, tu mano, no hay sanidad en mi carne a causa de tu ira: no hay paz en mis huesos a causa de mis pecados. porque mis iniquidades pujaron sobre mi cabeza: y como carga pesada, se agravaron sobre mí. Pudriéronse, y corrompiéronse mis cicatrices, a causa de mi necedad (…). Porque aparejado estoy por los azotes, y mi dolor está siempre delante de mí. Pues yo publicaré mi iniquidad: y andaré pensativo por mi pecado (Salmo XXXVII, 1-6. 18-19)».

Hay quienes superan su mal con el arrepentimiento, y vuelven a Dios. Lejos de Dios, el alma se tortura, porque se había alejado de la protección y del amor a Dios.

¿Qué es lo que le pasa en la mente de la persona que llegará a suicidarse? Por sus frutos se conoce el árbol. Pero esto es lo que no son capaces de comprender muchas personas, y los que se han infiltrado en la vocación sacerdotal y en la vida religiosa, no hay posibilidad de que lo tengan claro, aunque ellos con sus respuestas erróneas, se imaginan que están en la verdad. Y es que no tienen tiempo. Pues se han dedicado a las diversiones y juegos, y bailes, en hacer amistades con los enemigos de la Iglesia Católica, enemigos de la Sagrada Tradición y de la verdad de Dios, aceptando sin problema el paganismo y las herejías. Las bromas, los chistes entre ellos, en lugar de la oración y la meditación y el estudio atento de la Palabra de Dios. Que dicen, que los que se matan así mismo, pueden salvarse, se ve aquí otra forma distinta de negar la existencia del infierno.

 Es una angustia terrible la padece los suicidas, está pensando como solucionar ese problema tan terrible que tiene. La solución la tiene delante, pero no puede porque no quiere pensar en los remedios santificantes, la oración, los sacramentos.

Pues el demonio en torno a esa alma, le sugestiona para que se quite la vida. Hay quienes dicen, antes de cometer el crimen, que escuchan una voz que le pide darse muerte. Son testimonios de otras personas. No han comprendido que esa voz es la del diablo.

Mejor es para mí la ley de tu boca, que millares de oro y de plata

Salmo CXVIII, 169-176:

169 Llegue, Señor, mi deprecación á tu presencia: dame entendimiento según tu palabra. 170 Entre mi demanda a tu presencia: líbrame según tu palabra. -

171 Rebosarán mis labios himno, cuando me enseñares tus justificaciones. --

172 Pronunciará mi lengua tu palabra: porque todos tus mandamientos son equidad.

173 Sea tu mano para salvarme: porque he elegido tus mandamientos 21. v.

174 He codiciado tu salud, Señor: y tu ley es mi meditación 175. Vivirá mi alma, y te alabará: y tus juicios me ayudarán.

176 Anduve errante, cómo oveja, descarriada: busca á tu siervo, porque no he olvidado tus mandamientos.

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La ciencia de los médicos está de acuerdo que se han tomado en serio sus conocimientos, que la fe y la vida religiosa, ayuda mucho a recobrar la salud. Dan la razón a la Palabra de Dios. Incluso algunos científicos ateos, que hicieron pruebas de personas que estaban muy mal, con diversos trastornos, unos se encomendaron a la oración, poniendo de su parte, para volver a recuperar la salud perdida, otros en cambio, no querían saber nada de oración, y no fueron curados.

También están aquellos insensatos que buscan como sanar la salud, pero rechazando todo conocimiento de Dios, y no siguen el ejemplo de los buenos estudiosos investigadores.

«Guarda Yahvé a todos los que le aman; y destruirá a todos los pecadores. Mi boca hablará la alabanza de Yahveh; y bendiga todo ser su Nombre sacrosanto, por siglo, y por siglo de siglo» (Salmo CXLV (145), 20-21)

Por todos los siglos infinitos, que no se terminará jamás es alabado el Santísimo Nombre de Yahvé.

Notemos que el Señor cuida a los que ponen en práctica, guardando en su corazón los mandamientos divinos.

El suicida es abandonado por el altísimo, al recibir sentencia condenatoria, pone término a su propia vida. Pues nunca amó a Dios. Y Dios es la vida del alma. Los que no se acercan a Dios caminan con la muerte.

Los que aman al Señor son librados de las enfermedades mentales. Pues no consienten la vida del pecado. Y soportan las adversidades, a ejemplo de Job. Siempre confiando y amando a Yahvé.

«Y que tengo misericordia sobre millares con los que me aman, y guardan mis preceptos » (Éxodo XX, 6).

El Altísimo siempre está con aquellos que le aman, pero quien piensa otros, que no necesidad del Señor, quiere valerse por sí mismo, y finalmente fracasa. 

Jesús es el verdadero Médico de cuerpos y almas, acudir a Él, siempre salimos ganando. Puede curarnos, pues expulsa al enemigo Malo de nuestra vida, si perseveramos en la obediencia en la Santísima Voluntad de Dios, no vamos a padecer por mucho tiempo. Durante la prueba, la paciencia de los santos es importante para nosotros, para que la desesperación no nos derrumbe, no seamos vencido por el mal.

Estamos viendo con la luz de la Palabra de Dios, cualquiera que se suicida, termina en el infierno. Hay personas que suelen divertirse, riéndose o despreciando lo que comento con la ayuda de la Palabra de Dios.

El que se dispone en el servicio de Dios, no tendrá pensamientos negros de suicidio, por muy mal que les vaya las cosas. El suicidio empuja al alma hacia su propia condenación. Dios no creó al ser humano para que un día se diese así mismo la muerte. Dios nos creó para darnos vida en este mundo y en el otro, cuando atentamente observamos cada uno de sus divinos mandatos y preceptos, y de nuestro Señor Jesucristo.

Jesucristo soportó por nosotros los sufrimientos más terribles y dolorosos, la incomprensión, el abandono de muchos de sus discípulos, solo unos pocos permanecieron con Él.

El suicida nunca amó a Cristo, se ató sus propias maldades.

Cuando caemos, no queremos perder la cordura, no queremos que se apague nuestra fe, por eso, suplicamos al Señor, arrepentidos sinceramente, y habiendo meditado que el pecado nos empuja a la muerte, estamos hechos para vivir, nos acercamos a los sacramentos que nos dan vida, la confesión de nuestros pecados, la Eucaristía, que necesitamos también perseverar en la oración. El que no se dedica a la oración del mismo modo que nos enseña el Señor, en espíritu y verdad, nunca de la propia medida, que no es la del Señor. Hacer que nuestra medida sea la misma que la que el Señor nos ofrece.

Algunos piden oraciones, a los justos, para que rece por esa terrible adversidad, y el demonio se aleja, y también los pensamientos suicidas.  

Consultando en todo momento al Señor nuestro Dios, siempre nos ofrece remedios para la salud interior. Y no perdemos la paciencia, cuando nuestro cuerpo sufre alguna dolencia, el Señor siempre lo alivia. La bondad del Señor su justo furor sobre nosotros, cuando de corazón rompemos con nuestra desordenada vida.

La Ciencia cuando es recta y verdadera, ha demostrado claramente, que la vida de fe, la oración, añado, que la castidad, y nuestra perseverancia, en guardar nuestros pensamientos, la pureza de nuestro corazón, para que el pecado se mantenga lejos de nosotros. Muchos enfermos emprendieron su vuelta al Señor, y se recuperaron milagrosamente.

Un acto de matarse así mismo, y que San Pablo lo impidió. Porque Dios no quiere la muerte del pecador, sino que se convierta y se salve. El suicidio es la última respuesta al rechazo de la conversión.

 

Hechos de los Apóstoles, XVI,

25Mas, a eso de media noche, orando Pablo y Silas, cantaban himnos a Dios, y los presos escuchaban, 26cuando de repente se produjo un terremoto tan grande que se sacudieron los cimientos de la cárcel. Al instante se abrieron todas las puertas y se les soltaron a todos las cadenas. 27Despertando entonces el carcelero y viendo abierta la puerta de la cárcel, desenvainó la espada y estaba a punto de matarse creyendo que se habían escapado los presos. 28Mas Pablo clamó a gran voz diciendo: “No te hagas ningún daño, porque todos estamos aquí.”

 

5 “Hazme saber, Yahvé, cuál es mi fin, y cuál el número de mis días, (Salmo XXXIX

 

El fin de nuestra vida no la debemos decidir según nos convenga, pues en el suicidio, el enemigo infernal siempre interviene.

 

II Corintios X Capítulo 7  10Puesto que la tristeza que es según Dios, obra arrepentimiento para salvación, que no debe apenarnos; en cambio, la tristeza del mundo obra muerte.

 

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Cuando mayor sea la tristeza que un cristiano pueda padecer, tanto mayor y más intensa debe ser la oración. Porque esa tristeza también la provoca el demonio.

Aunque existe una tristeza que no es mala, y lágrimas, por las propias ofensas que se había cometido contra el Señor, que tanto nos ama. El arrepentimiento, la contrición del corazón, el propósito de enmienda llega a ser saludables para la fe, para la vida espiritual.

Generalmente, el suicida arrastra una maldad en su interior, que sea como sea, no quiere continuar sufriendo, con su muerte, entra en sufrimientos aún inmensamente mayores, los tormentos del infierno.

La tristeza y el dolor según el mundo, empuja al olvido de Dios. El suicida no espera recompensa alguna.

Hay quienes repiten una frase, que se imaginan que es verdadero y que lo ha dicho San Juan María Vianney, que quien se da muerte, tirándose de un puente, y antes de caer al suelo, está la gracia de Dios, y que la misericordia podría tenerla. Son personas que se engañan, no es bíblico tal pensamiento, algún biógrafo de vidas de santos, quiso añadirlo, pero no es creíble. En los sermones del Santo Cura de Ars, para los que tienen vida desordenada, lejos de Dios, son arrojados inmediatamente al infierno, que ha sido la opción personal del suicida. Ellos ofendieron a la misma Misericordia divina. Y no eran casos de suicidios, pero murieron a causas de sus vicios y pecados, ofendiendo a Dios, ciertamente, si pudiendo alcanzar la Gracia de Dios en vida, no suelen hacerlo, pues tienen tiempo, pero nada, cuando menos encontrará su salvación en el trance de la muerte, desde que se tira por un puente en lugar de arrepentirse. Acaban mal eternamente.

El suicidio de la forma que sea es atentar contra la imagen creada por Dios. Es la respuesta definitiva de su rechazo a Dios.


martes, 27 de septiembre de 2022

Actualizo con un testimonio muy interesante, 

El instinto de suicidio como tal propiamente no es enfermedad mental. Pero tiene sus raíces preternaturales. Hasta el presente no he leído un sólo autor que haya descubierto la causa formal. Pero yo sí, -modestia aparte- después de investigar por muchos años, pude descubrir su origen primigenio. Son mis propios pacientes -soy psicólogo-, que me proporcionaron la pista. Los síntomas son la paranoia (oír voces persistentes), obsesión de matarse por diferentes vías. Pero todos "oyen" a 'alguien' que les susurra, mátate, mátate... eso es fácil y después serás feliz, ya no tendrás sufrimiento.

 

Las causas siempre son las frustraciones. Pero son causas segundas. La causa de todos los suicidios es la creencia o práctica del espiritismo, la magia negra, la brujería, el budismo tántrico, y todas prácticas Satánicas. Aunque no todos terminan suicidándose, la mayoría terminan asesinando alguien, son violentos, maquinan toda clase de maldades, son inmorales, obscenos, lascivos, en la vida matrimonial, practican toda clase de perversiones. Aún la niños y adolescentes tienen instinto criminal, etc., etc.

 

Cómo entra el demonio en las personas. En el espiritismo de Alan Cardek invocan a los muertos famosos como el espíritu de Nerón, Hitler, Stalin o al mismo satán, o también parientes muertos en accidente, o espíritus de los asesinos, etc. Y un sin fin de espíritus de cada país. En Venezuela invocan a los indios, a animas, etc.

Supuestamente esos espíritus "entran" al 'banco' y por boca de ellos de manifiesta.

Lo grave radica en, que si una persona está en pecado o nunca reza, o lleva una vida disoluta el demonio entra es esa persona, y a partir de ese momento comienza sentir raros síntomas, insomnio, jaquecas, migrañas, etc

Es a partir de ésta reacción que comienzan asistir 'por necesidad' con más frecuencia a los chamanes, curanderos, etc. Esto agrava su situación.

Otras entradas del demonio pueden ser obsesiones políticas como el comunismo, marxismo, e infinidad de creencias y prácticas esotéricas, New Age, Reiki, Control mental Silva, metafísica de Conny Méndez, etc. Todas éstas creencias y prácticas embotan las mentes y comienzan hablar incongruencias, y por supuesto, todos recurren al psiquiatra y terminan empeorando.

Conclusión, los demonios influyen en el 90% de los casos psicológicos. Esto nunca lo van descubrir si no tienen el mínimo conocimiento teológico, de ascética y mística, peor aún no han analizado los casos bíblicos. No saben por qué Dios Prohibió las prácticas Satánicas de los habitantes paganos que los israelitas fueron expulsando por mandato de Dios, por ej. Deut 18, 10-12; Lev 20, 27. (testimonio de un profesional de psicología: Rubén Salvador Regalado


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 La teología tradicional, el Sagrado Magisterio de la Iglesia Santa, Tradicional, la vida de gracia, la oración perseverante, la humildad, siempre nos ayuda a todos los que buscamos la verdad en el mismo orden que Jesús y la Iglesia Santa quiere, para que no vayamos al encuentro del Señor que nos libraría fácilmente de nuestras tentaciones. 

Y como me han comentado, que hay personas que aceptan el suicidio, lo que dejan claro, que cuando le dicen a otros que se suiciden, es porque no hay amor en su corazón, no tienen a Dios, sino al demonio. Están en desgracia, en pecado mortal, porque los que desean el mal a otros, es tanto el rigor del juicio sobre esos culpables. 

En la pérdida de la fe, se fían de las personas que no tienen conocimiento de Dios ni buscan la verdad, para buscar soluciones inútiles. 

Las medicinas químicas no son la solución para aliviar los malos deseos de matarse así mismo. El examen de conciencia, el arrepentimiento de los pecados. La mayoría de los psiquiatras no han llegado a encontrar la solución a causa de su incredulidad en el conocimiento y la aceptación de Dios.  

viernes, 2 de septiembre de 2022

A donde empuja el suicidio, ¿Qué eternidad les espera? (2)

 


La gravedad del suicidio se comprende también que es pecado contra el quinto mandamiento.

¿Pueden salvarse los que no se acercan a Dios?

El suicidio está incluido en este mandamiento como prohibido: «No matarás» (Éxodo XX, 13). Otro tipo de suicidio, es cuando mata el alma, con cualquier mentira. También el mentir causa muerte al alma.

Los pensamientos negros, en el que se convierte en un ser maligno. El suicida es persona que no tiene fe, es homicida contra sí mismo y contra el prójimo.

¿Cómo mostrar que la persona que se suicida, ya no puede entrar en la Vida eterna, sino que al instante de su muerte, se condena?

El suicidio no se produce cuando el alma está engracia de Dios, sino en pecado mortal. El odio interior empuja también al suicidio.

Lo enseña San Juan: Cualquiera que aborrece a su hermano, es homicida. Y sabéis que ningún homicida tiene vida eterna que permanezca en si mismo (1º San Juan III, 15). El suicida que es verdaderamente homicida, destruye a su vez el templo de Dios, o sea, su propio cuerpo, destruye la obra creada por Dios, en sí mismo o cuando mata a otras personas, siempre está en pecado mortal; «¿No sabéis que sois templos de Dios y que el Espíritu de Dios habita en vosotros? Si alguno destruye el templo de Dios, Dios lo aniquilará. Porque el templo de Dios es santo, y ese templo sois vosotros. ¡Nadie se engañe (1º Corintios III, 16-18a).

El Señor es quien da a cada persona aliento de vida, pero el suicida se rebela contra la propia vida, engañado por el demonio al darse muerte, ya no encuentra la Misericordia divina, sino los tormentos, que sabe bien que no tendrá fin. Es eterno.

El bautizado tiene formas de destruir el templo de Dios, por el consentimiento de las impurezas, las drogas, toda clase de vicios, el consentimiento a los pensamientos impuros, actos lujuriosos, conversaciones inmorales, bromas, se destruye así mismo, y con frecuencia, la carga de pecados es inmenso, no puede soportar los remordimientos de conciencia, pero está cegado y no acude a Dios, y esto le empuja, muchas veces a los trastornos mentales, ya está muerto, no tiene la Gracia de Dios, por causa de los pecados mortales, estos tales se han hechos enemigos de Dios, no puede soportar esos remordimientos de conciencia, presta oído a las sugestiones diabólicas, así como Judas Iscariote, que había traicionado a Jesucristo, el diablo entró en su corazón, y más tarde el infeliz Judas se dio muerte. Dice el Señor, que más le hubiera valido a ese hombre no haber nacido. Pues los horrores que padecen por terribles tormentos, no tendrán fin. 

«Fuera los perros, fornicarios, homicidas…» (Apocalipsis XXII, 15) ¿Cómo entonces dicen algunos y sacerdotes entre ello, que el suicida encontrará misericordia? El suicida nunca busca la misericordia, Jesús los rechaza, a todos los homicidas, como al resto de los pecadores impenitentes. Hay distintas formas de matar, y el suicidio entra en los mandamientos de Dios: No matarás (Éxodo XX, 13). El aborto es un crimen horrendo, el matar a una persona..., y vuelvo a repetir, darse muerte así mismo es mandamiento de Dios y de la Iglesia Santa de Dios.  Ni dar muerte al prójimo ni así mismo, contenido en el 5º Mandamiento del Señor nuestro Dios.

 

Libro de la Sabiduría, 1, 3-4)

«Pues los pensamientos perversos apartan de Dios, cuyo poder puesto a prueba redarguye a los necios.

»Porque la sabiduría no entrará en alma maligna, ni habitará en el cuerpo sometido al pecado.»

 

El plan de pensar en el suicidio deja claro que apartan de Dios, por tanto, en ese proceso de darse muerte, no obedece a Dios, sino al diablo. 

Antes del suicidio es alma que está apartada de Dios, por lo que resulta que al demonio no le cuesta mucho acabar con esa vida con ese terrible pecado de matarse así mismo. Pecado mortal. No es ninguna virtud el suicidio.

Solo Dios es único Dueño de la vida, y el ser humano no debe darse la muerte bajo ningún concepto.

Si se conoce a alguna persona que se va a suicidar, se la debe ayudar para que conserve su vida y no se condene inmediatamente con el suicidio. Jamás se la debe engañar dándole falsas esperanzas.

La Iglesia prohíbe el suicidio, porque es un grave pecado mortal, y esto si que el suicida, por ese pecado mortal, se condena eternamente.

Cuando una persona se lanza desde un precipicio o un puente, no tiene tiempo para el arrepentimiento, porque es cuando los espíritus malignos en esa caída, le somete en la desesperación más terrible, no tiene tiempo de pensar el suicida en el perdón de Dios, pues los demonios ya han comenzado a torturarles antes de que muera. Hay quienes creen que se salvarán, pero son opiniones que están fuera de la fe cristiana.

Ciertamente, el suicida es el único responsable de su propia condena.

Esos trastornos psíquicos, graves, amargos en que está sometido, antes del suicidio se puede solucionar, haciendo un extenso examen de conciencia, pues la suciedad que hay en el interior por la gravedad de los pecados, son los que provocan también esas inquietudes y terrores internos. Pero con el examen de conciencia, el arrepentimiento, el propósito de enmienda, tras la confesión sincera por el sacramento de la confesión, el alma se irá iluminando. Dios no quiere la muerte de nadie, tampoco el otro debe quererla, sino que se convierta y se salve. Pues el Señor es el remedio para las almas que le buscan.

Uno de los pecados contra el Espíritu Santo, es precisamente el suicidio, que no confía en la Misericordia de Dios. Pues el que confía, es imposible que quiera suicidarse.

Una vida perseverante en la oración, nos ayuda a todos a vivir en paz, aunque el mundo haya confusión y corrupción, nosotros estamos con el Señor nuestro Dios.

La defensa católica debemos hacerlo con la luz del Magisterio Tradicional de la Santa Iglesia Catolica.  (le di a entender esto, porque ese tal se jactaba de defender la doctrina católica, con numerosos errores y en perjuicio de los lectores)

1º El catecismo de "Juan Pablo II", aunque tiene algunas enseñanzas que son ciertas, porque van acompañadas con las pruebas de la Tradición, hay otros numerales que no pertenecen a la Tradición Apostólica. Y con los errores, han echado a perder la verdad. 

Conozco el numeral 2283, no procede de la fe, sino de uno de los equipos de redactores que han dejado una serie de temas, unos con errores y herejías a lo largo de este libro. Es una opinión personal del autor que ha redactado el 2283. No sabemos quién puede ser, pero el árbol se conoce por sus frutos, y no hay fruto de la verdad, sino de opinión errónea. ¿Es que pones ese numeral por encima de la Palabra de Dios? Y estás defendiendo el error, y esto llega a provocar una cerrazón en la inteligencia, un endurecimiento del corazón con tal persistencia.

Decía esa persona:
"Por otra parte, si el suicida tiene trastornos psíquicos graves pueden disminuir la responsabilidad moral del suicida."

Mi respuesta fue: Esos trastornos se deben a que no está caminando conforme a la Voluntad de Dios, sin vida de oración, el enemigo se ensaña con esas almas.

Dijo también: "Lo que es cuestionable con la fe cristiana es que todos los suicidas estén sometidos a los espíritus malignos; aquí sí sería adecuado contar con alguna referencia del Magisterio de la Iglesia."

El demonio tiene de muchas maneras, si una persona acumula pecados sobre pecados, el demonio se aprovecha de ello, la conciencia, el alma manchada por los pecados, los remordimientos de conciencia que no puede soportar el suicida, el alma se angustia, está como en una caverna tenebrosa, el demonio le tienta, que para solucionar las cosas y olvidarse de todo, le hace creer que lo mejor es quitarse la vida. No encuentra la luz de la oración, y solo piensa en esos problemas personales, no busca la ayuda adecuada que debe ser con el examen de conciencia, el arrepentimiento, la confesión sacramental, y el tentador le empuja a que cometa ese crimen, no le muestra lo que le sucederá después de haber destruido la vida que el Señor le había concedido, no para destruirla. Pero ya es el pecado consentido, lo que lleva al alma de mal en peor.  

"Lo que es cuestionable con la fe cristiana es que todos los suicidas estén sometidos a los espíritus malignos; aquí sí sería adecuado contar con alguna referencia del Magisterio de la Iglesia.

Deja claro un alto grado de extrema ignorancia, pero sí, a esto vamos, el Magisterio de la Iglesia Católica, que no son las enseñanzas de los herejes modernistas, sino el Magisterio Tradicional, por lo que nos ayuda a comprender la situación, esto lo iremos comprobando. 

Son muchos los que cuestionan las enseñanzas de la Palabra de Dios, y pone su credibilidad en los errores.

El suicidio no es una virtud, sino que es una terrible provocación del demonio, que así como incitó a Judas Iscariote al suicidio, pues habiendo estado caminando con Jesucristo, no ponía atención a sus enseñanzas y continuaba robando, luego a la murmuración, terminando por traicionar a Jesucristo, y finalmente se dio muerte. El demonio entró en el corazón de Judas, lo mismo sucede con el suicida, que el maligno entra en el corazón. 

No es cuestionable lo que comento con la fe cristiana, pues tenemos las enseñanzas de los Padres de la Iglesia Santa de Dios , cuando comprendemos lo que sucede cuando muere una persona que no ha respetado los Santos Mandamientos de Dios, pero también el demonio ataca a las almas buenas, que tienen muerte por enfermedad no por suicidio, como le ha sucedido al Beato Rafael Arnaiz, que el demonio quería hundirle en la desesperación, pero el infierno no pudo con esta alma, que se había dedicado a la oración y contemplación.

La muerte del pecador es terrible, la muerte de quienes están acostumbrado a ofender a Dios, una multitud de demonios en torno a esa alma, que la acompaña al infierno para aumento de sus terrores. No comento cualquier cosa, sino que las pruebas para el que cree están a mano, si leemos libros de San Alfonso María de Ligorio, del Santo Cura de Ars, que finalmente, fueron abandonados por la misericordia de Dios, ya que pecaron gravemente.,

De nuevo "

Y, por último, una depresión mayor, por ejemplo, puede poner a la persona en riesgo alto de suicidio y ello no es incompatible con llevar una vida espiritual correcta.".

Aquí usted se equivoca como otras veces, pues el alto riesgo del suicidio, nada tiene que ver con la vida espiritual, sino por el abandono precisamente de este orden espiritual. ¿En qué parte de la Escritura dice algo así de que el darse muerte: suicidio, está relacionado con la vida espiritual? No lo encontrará, pues el suicida es un criminal de sí mismo, se rebela contra la Voluntad de Dios, desobedeciéndole, huyendo de Él. Dios nos ha creado a imagen suya, esta imagen lo destruye el pecador obstinado.

Actualización: Un cristiano que lleve ordenadamente una vida espiritual, en gracia de Dios, tiene al Espíritu Santo, por tanto, no siente tentaciones suicidas, porque ama la vida, y se conforma con la Voluntad de Dios.

Una vida espiritual correcta, jamás motivará la tentación del suicidio, porque la forma de vencer nuestras tentaciones, es perseverar en la vida de oración. El Señor no abandona a los suyos en el poder del mal, sino que los libra. 

El suicida no tiene relación con la vida espiritual, y el demonio se aprovecha de ello. 

Ese numeral del catecismo modernista contradice las enseñanzas de la Palabra de Dios.

Sería más provechoso para usted y los demás, que se dedicase a estudiar el Magisterio Tradicional de la Santa Madre Iglesia.

 

Hay otra persona que se mete por medio, y me dice:

José Luis: tu ignorancia es bastante atrevida, las personas con transtornos psiquiatricos por supuesto que llevan una vida espiritual con la esperanza que Dios los sane de su dolor y tormento. Pero aqui solo te interesa condenar y tener la ultima palabra, bastante desalentador y triste para ser un "cristiano"

 Actualización personal.

La ignorancia no tiene por qué dominarnos, sino el conocimiento de Dios, y necesitamos a diario, tanto la oración como el estudio, lectura y meditación de la Palabra de Dios.

Actualización, la búsqueda de la verdad, siempre se hace con sencillez de corazón, pues peligroso sería presumir. Para no caer en el engaño del diablo ni pecar contra la caridad.

Ciertamente, si suplicamos al Señor que nos libre de nuestra ignorancia, es necesario que nosotros nos hagamos una purificación interior, arrepintiéndonos de todos nuestros pecados, el examen de conciencia es necesario. 

"Pero aqui solo te interesa condenar y tener la ultima palabra, bastante desalentador y triste para ser un "cristiano"

Conocer la verdad no puede llevar al desaliento, sino a la alegría, de que la ignorancia ha sido vencida. Pero hay muchos que se sienten dolidos por que se le presenta la verdad, y no es adaptable a la medida del hombre viejo.

El que es de Cristo, siempre se alegra con la verdad, nunca se desalienta.

Lo que le molesta al diablo nuestro enemigo, es cuando cualquier cristiano encuentra sus artimañas con el conocimiento de la verdad. 

¿Cuáles son las causas de los trastornos psicológicos?

Para el que tiene fe, no tiene esos trastornos, pues confía plenamente en el amor de Dios, en el poder de la oración, en la confianza en la Madre de Dios, y es tan cierto que quien está unidos interiormente con Cristo Jesús, con María Santísima, no pueden padecer tales trastornos. Porque al estar consagrado a los Sagrados Corazones de Jesús y María Santísima, el demonio no puede nada contra esa alma, y aunque sufra en su cuerpo, no en su espíritu, no en su fe. Sobre esto, sabremos más.

Las causas de los pecados graves aumentan los remordimientos, queda trastornado, ciertamente, y no recurre al Señor. La turbación que provoca el enemigo de las almas, y muchos no entienden cuáles son las verdaderas causas. La mala conciencia, la vida del pecado mortal. Y se puede demostrar que los trastornos mentales están causados por una vida de pecado.

No, a mí no me interesa condenar a nadie, jamás lo he hecho, pero habla de causas que es lo que arrastra a la condenación eterna, los tormentos más terribles que el alma termina padeciendo por no haber amado ni obedecido a Dios Padre. El alma tiene la opción de salvarse o condenarse, es decisión personal mientras aún vive. No hay que culpar a los demás. Pero hay que decir las cosas para evitar el infierno. Actualmente no se habla de la gravedad del pecado, ni del infierno, ni de los Santos Mandamientos de Dios, porque por desgracia, son muchos que han perdido la fe, y no habla de los dogmas, son dogmas de fe, la existencia del infierno, como la realidad del cielo, que debe ser nuestra verdadera patria.

Los herejes piensan de forma bastante equivocada, creyendo que la misericordia de Dios también llega para el que mate su propia vida, que se iría al cielo, ¿no es tanto como decir que el infierno no existe? 

Son muchos precisamente que se extrañan y responden con eso, 

“Pero aquí solo te interesa condenar y tener la ultima palabra, bastante desalentador y triste para ser un "cristiano”

Soy cristiano católico por la gracia de Dios, y decir la verdad no es estar desalentado, la última palabra solamente la tiene el Señor, ni esa persona que me ha respondido, él no tiene razón en su comentario.

Actualización: la última palabra no la tenemos los mortales, sino solo Dios. Sólo Él quien decide. Por eso es necesario acostumbrarnos a consultar la Palabra de Dios y aprender siempre del Sagrado Magisterio Tradiciona.

Hablar del infierno es necesario para que el alma no termine en ese lugar de terribles tormentos. Para que dejemos de ofender al Señor. Son muchos que no quieren que se hablen del infierno y acaban a ahí porque viven y mueren en pecado, muchos que no renuncian a ser esclavos de sus vicios y pecados, pues hay que advertir de esto, para que ellos vuelvan a Dios, y no se confíen nunca en las falsas esperanzas que los lobos rapaces disfrazados de pastores, tienen la mala costumbre de mentir, ofreciendo falsas esperanzas. Pues esto termina por empujar a los que creen en el engaño, siendo arrastrados al infierno.


Volviendo al autor del tema, me dice:

 

la prohibición de darse muerte a sí mismo o suicidio procede del decálogo y no es discutible. La cuestión es la responsabilidad del suicida. Ni siquiera los catecismos que refieren indican la condenación del suicida.

 La imputabilidad y la responsabilidad de una acción pueden quedar disminuida e incluso suprimida por factores psíquicos y esto no contradice la Tradición ni el Magisterio. Aquí no se discute la moralidad del suicidio, sino la responsabilidad del suicida.

 

 

Y respondo:


Ciertamente, los catecismos modernistas que aparecieron con el “conciliábulo Vaticano II” , fallan en muchas respuestas. Para los lectores que se inician en la fe, ese catecismo no es tan católico, ni tan a favor de la Sagrada Tradición en muchas partes.

 No se escapan los suicidas del castigo que ellos mismos se han ocasionado por el pecado mortal:

 «Más, cada uno morirá en su maldad» (Jeremías XXXI, 30). Cada uno de nosotros, y eso lo sabemos muy bien, daremos cuenta a Dios de lo que hagamos en esta vida presente, y es mejor hacer el bien, y nunca el mal. Y, sobre todo, arrepentirnos de todo lo malo que hayamos hecho cuando en vida tenemos tiempo. El suicida no puede rectificar, vivió y murió en pecado mortal.

 El suicidio es el abandono de Dios para el culpable. Todo criminal da cuenta al Señor en el momento determinado, si antes del suicidio, ya estaba muerto, el infierno es la segunda muerte a que están destinado.

 La ciencia falsa busca respuestas al margen de la Palabra de Dios, y se engaña mucho.

 No es compatible los errores de los científicos ateos, con las enseñanzas de la Palabra de Dios. Veo que usted no valora la Palabra de Dios, y ¿Qué defensa católica siembra usted?

 Por eso, había comentado anteriormente, que el que comete suicidio, inmediatamente se condena, no he exagerado, pues tenemos a la Sagrada Biblia, que nos ayuda a reflexionar. Los herejes llegan a convencer a los cristianos que no se han educado en la fe de la Iglesia Católica.

Hemos de atenernos a lo que nos enseña el Señor nuestro Dios, los errores de los modernistas, no son respuestas para comprenderlo.

Los catecismos son útiles como el de San Pío V y San Pío X. Los “catecismos” modernistas no ayudan para nada en la fe.

 Hemos de atenernos a lo que nos enseña el Señor nuestro Dios que también nos habla por el Sagrado Magisterio Tradicional. Los errores de los modernistas, no son respuestas para comprenderlo.

 Otra persona que no admite la Sagrada Biblia, me dice:


 Ahí dice que no, que influyen factores psiquiatricos y psicológicos.

Se refiere a un numeral del catecismo modernista del Vaticano II.

Para los que no tienen fe, ven más importancia lo que digan los “psicólogos” que no conocen a Dios ni tienen fe.

 Es lo que dice, pero no lo ha podido demostrar. Pues los herejes no son capaces de aceptar ni la Palabra de Dios ni la Sagrada Tradición.

Autor modernista replica:

 

…  prohibición de darse muerte a sí mismo o suicidio procede del decálogo y no es discutible. La cuestión es la responsabilidad del suicida. Ni siquiera los catecismos que refieren indican la condenación del suicida.

La imputabilidad y la responsabilidad de una acción pueden quedar disminuida e incluso suprimida por factores psíquicos y esto no contradice la Tradición ni el Magisterio. Aquí no se discute la moralidad del suicidio, sino la responsabilidad del suicida.

 

Respondo: al autor de esa enseñanza herética.

No se "discute" respecto al Decálogo, eso parece entenderse bien. 

Y la gravedad del suicidio, no disminuye la pena al culpable, pero no gozará de la Misericordia de Dios, sino del castigo que precede inmediatamente después de su muerte. La justicia de Dios también existe, no solo la misericordia.

Estoy refiriéndome a la conducta culpable del suicida. Y aun no lo ha llegado a notar. Se podría decir, y no me equivoco, que el suicidio abre la puerta al infierno.

No es compatible los errores de los científicos ateos, con las enseñanzas de la Palabra de Dios. Veo que usted no valora la Palabra de Dios, y ¿Qué defensa católica siembra usted?

Volviendo al Catecismo. Si un libro contiene errores mezclado con algunas verdades, no sería un verdadero Catecismo.

Aunque usted dice: " Ni siquiera los catecismos que refieren indican la condenación del suicida."; hay otro libro que explica claramente a quien pertenece los suicida, y me refiero a la Sagrada Biblia Católica. Pertenecen al diablo. Pues el que mata, aunque sea así mismo, es un asesino, y ningún homicida, tiene vida eterna. Los asesinos no pueden heredar el Reino de los cielos, ya mate a otros, o destruya la propia vida. Tengo la costumbre de consultar la Sagrada Biblia, el Catecismo verdadero, y otras fuentes conforme a la doctrina de la Iglesia Católica.

Son muchos los que han dejado de creer en las enseñanzas de la Iglesia Católica, para sostener las herejías modernistas, no tienen iniciativa por su pereza por estudiar la Sagrada Tradición de la Fe Apostólica. Para el modernista le es más cómodo estudiar la teología protestante, sectaria, que han metido el Concilio Vaticano II.

Autor modernista

José Luis: homicida no arrepentido se condenará; no hablo de psicólogos ateos ni ciencia atea. Es teología moral. Descartó el numeral del catecismo, ahora ya los catecismos tradicionales tampoco le sustentan y termina interpretando la Biblia, obviamente válidamente desde su punto de vista. Ya veo SU defensa de la fe: la suya.

Habla de la teología, pero no es teología católica, no es enseñanza del Magisterio Tradicional de la Iglesia Católica, sino de cierta teología cargada de herejías. La Teología moral no comienza a partir de la organización masónica, que promovieron el “Concilio Vaticano II”

De esa teología que usted defiende, no es cristiana, el autor de ese numeral solamente ha escrito lo que él piensa, lo que opina, pero sin contar con las Sagradas Escrituras ni del auténtico Magisterio Tradicional.... 

El arrepentimiento es necesario en vida, porque cuando el alma muere en pecado mortal, ya no puede arrepentirse.

que se puede mostrar, que el suicidio es verdaderamente un crimen, es pecado mortal, y la persona que lo comete, al instante se encontrará en los tormentos eternos, y si alguien reza por ese suicida, esas oraciones no son aceptadas por el Altísimo. Y no puede haber alcanzado la misericordia de Dios a todo aquel que muere en pecado mortal.

Dice: homicida no arrepentido”, el homicida, el que acaba con la vida del prójimo puede arrepentirse, mientras no se dé muerte así mismo. Aunque es cierto, hay homicida que nunca se arrepienten de sus crímenes. Sean suicidas o no.

El suicida no tiene tiempo, aunque se arroje desde una mayor altura, no piensa en la misericordia de Dios, porque los demonios alrededor de esa alma, consigue que su desesperación aumente. En estos momentos tan terribles, antes de morir, sabe muy bien que se condena. Pues hay otros testimonios, no de suicida precisamente, en que el pecador mientras muere, aunque tenga un sacerdote al lado, cuando agoniza, no piensa en un verdadero arrepentimiento, se puede comprobar cuando se lee los ejemplos que nos da San Alfonso María de Ligorio, San Juan María Vianney y de otros santos. Pues así como se vive en pecado, se muere en pecado. 


Por lo que es un grave error, es un engaño, cuando en el Catecismo elaborado por el falso Concilio dice así,

 

2283 No se debe desesperar de la salvación eterna de aquellas personas que se han dado muerte. Dios puede haberles facilitado por caminos que Él solo conoce la ocasión de un arrepentimiento salvador. La Iglesia ora por las personas que han atentado contra su vida.

Esto es fruto de las herejías modernista.

Pero si vamos en verdad en búsqueda de la verdad. El Magisterio Tradicional de la Iglesia Santa de Dios, enseña algo muy distinto. Y se puede demostrar que se le puede negar la sepultura. No está permitido las exequias. Más adelante lo sabremos.

La Iglesia no ora para los que mueren como enemigos de Dios, y el suicida lo es en máxima gravedad. Los herejes modernistas se inventan falsedades para engañar a los bautizados perezosos e inútiles, y que no busque la verdad del Magisterio Tradicional.

Ese numeral es una opinión del redactor modernista, no conforme a la doctrina de Nuestro Señor Jesucristo.

¿No se debe desesperar de la eterna salvación del suicida, cuando en el infierno está padeciendo una tremenda desesperación y convencido de que ya no saldrá de ahí? El modernismo, los herejes mienten en la redacción de ese engañoso catecismo. Pues no tienen fe y corrompen a los ignorantes aún más de lo que lo están.

Había dicho que estas personas no tienen tiempo de arrepentimiento, insisto en ello, pues la muerte por el pecado mortal no da tiempo para el arrepentimiento. El culpable sabe que ya no habrá salvación pues ha obrado muy mal. Ya no puede volverse atrás, demasiado tarde, pero en el caso que con el intento del suicidio no haya muerto, tiene una segunda y definitiva oportunidad de querer arrepentirse, pero si lo que le domina son esos malos deseos, de terminar su vida con el suicidio, esa alma, no buscará a Dios, y más terrible sería la pena eterna, que la de aquellos que con el primer intento lograron suicidarse.

También conviene saber que la Iglesia Santa de Dios no reza por las personas que se han suicidado, porque ellos escogieron el camino de la condenación. 

Otro comentarista muy animado a contradecir, hay varios, aunque no he tenido la necesidad de aceptar tales comentarios. 

No he respondido a cada comentarista, pues algunos estaban muy enojados a lo que yo decía, riéndose y burlándose. No le di importancia. 

Otra persona se unió a la conversación, y decía:


Recuerden que para que sea pecado so tres cosas: " Sea materia grave.

Debe ser cometido con plena conciencia.

Un consentimiento suficientemente deliberado para ser una elección personal."

Y para los que no an sufrido con "salud mental" nunca sabran lo que es no estar bien para decidir, y ase decisiones que estan bien. Yo si eh estado asi, gracias a Dios nunce me e querido quitar la vida, pero es muy feo.


Materia grave es también, cuando no se busca la conversión, y a plena conciencia. Pues tiene facilidad de aceptar a Dios, vivir una vida de pureza, pero si se dedica a los placeres terrenales, el rechazo como el olvido de Dios, atrae para esa alma consecuencias muy graves.

La oración en gracia de Dios es un poderoso remedio contra todas las enfermedades, cuando custodiamos la Gracia de Dios en nosotros, Jesús mismo viene a darnos salud tanto en nuestro cuerpo, en lo psíquico, como en nuestra alma. El que no ama a Dios se atrae para sí numerosas enfermedades.  El que no ama a Dios, es aquel que peca y desobedece los Santos Mandamientos de Dios.

Una persona adulta, ya es consciente de lo que tiene que hacer, bien o mal. Pero siempre es mejor hacer el bien conforme a la Voluntad de Dios, y nos libramos de un sinfín de problemas.

Aquí termina estas dos partes dirigidas, aunque he hecho alguna actualización.

Pero este tema no ha llegado a su final, todavía nos queda también que es lo que nos enseña la Palabra de Dios, aunque aquí hemos leído algunos consultando a la Palabra de Dios, en las siguientes partes, podremos conocer que es lo que nos enseña la Teología de la Iglesia Católica en un santo doctor, y del Magisterio Tradicional de la Santa Iglesia Católica. 


Continuará...