domingo, 27 de diciembre de 2020

La oración es más necesaria que el aire que respiramos.

 





Es necesario para nosotros orar constantemente, repetir tantas veces como sea necesaria la oración del Padre nuestro, el enemigo cuando nos encuentra que no estamos orando, o que lo hemos hecho una vez, y en cuanto dejamos de orar, se lanza sobre nosotros. Rezar con mucha confianza también muchos rosarios, con atención, devoción, reverencia. El alma cuando se ocupa exclusivamente en los asuntos de Dios nuestro amado Padre, el enemigo no nos ataca, pues el Señor nos protege y la Santísima Madre de Dios que infaliblemente intercede por nosotros, mientras no cometamos deliberadamente pecados.

¿Qué sucede cuando el bautizado se cansa de rezar, o que reza demasiado aprisa, por lo que sus oraciones no llegan a perfeccionarse? Mira como está el mundo, el confinamiento, iglesias cerradas, conventos y monasterios clausurados, murallas inmensas contra las verdaderas y Santas Vocaciones. La indiferencia para con Dios y nuestro Señor Jesucristo, la adoración a los espíritus malignos por medio de los ídolos y la abominación "pachamama", las impurezas, y tantas abominaciones, tantos pecados contra los Santos Mandamientos de Dios y enseñanzas de Nuestro Señor Jesucristo, la abominación en el Vaticano que suplanta el Nacimiento del Niño Dios. 


El olvido de Dios, no no es bueno, ¿por qué abrir las puertas a los enemigos del alma? No conviene a nadie. 

Si la oración es La oración es luz del alma. el que no reza correctamente, el que solamente está acostumbrado a rezar atropelladamente, sus oraciones caen en saco roto, y permanecen en las tinieblas. La oración verdadera no debe ser solamente decir unas palabras de memoria, teniendo el corazón lejos de Dios, lejos del conocimiento de la Palabra de Dios, lejos de los intereses de Nuestro Señor Jesucristo. Fingir que se ora a Dios, al mismo tiempo que ofrece culto a la abominación del "pachamama" y otros ídolos, esto no significa que se ame a Dios, sino que como ciegos guían a otros ciegos hacia la perdición eterna. Pero el castigo eterno, tan terrible, es tanto más grave cuando no se honra a Dios, que muchas almas se consagran al Señor, pero son siervos del mundo, de los poderosos y ricos de la tierra.

La Oración Dominical no es solamente para los Domingos y días festivo, como tampoco puede ser que respiremos solamente una vez al día, solo eso. No es posible. Pues la oración bien hecha y meditada purifica nuestro espíritu, fortalece nuestra fe, nos prepara para la vida eterna. Con los Sacramentos de la Iglesia Santa de Dios, Apostólica, Romana, siempre conforme a la Tradición de la Fe Apostólica del Señor. 

No podemos, ni queremos caer en esos lazos del maligno, que cuando un alma reza, continua corrompido con la propia tibieza, hablar en la Casa de Oración, pasando un rato con otros, dejándose dominar por las malas costumbres del hombre viejo.

Si la oración, como voy diciendo, es más necesaria para nosotros que el aire que respiramos, porque aunque nuestro cuerpo, pulmones reciban el aire para sobrevivir, acabamos muriendo, pero la oración es lo que nos da vida, y con las buenas obras, gracias a la fe y obediencia al Señor, aunque muramos físicamente, nuestra vida espiritual se mantiene viva. Gracias a la Oración, el Señor nos conoce en su Hijo Jesús. Dejamos de ser como somos, para ser verdaderamente imagen de Jesús. 

Hemos comenzado a celebrar la Navidad, pues se trata de un asunto de amor y respeto, a Dios que quiso hacerse Niño para salvar a todos los que desean ser salvados. Si fuera de la Iglesia no hay salvación, y esto es verdad, significa que  no tienen a Cristo, pues para salvarnos hemos de aceptar a la Iglesia Católica, como Madre y Maestra. 



En este tiempo de Navidad, (no navidades) Puesto que Jesús nació una sola vez, no muchas veces. Pero en nuestro corazón debe permanecer siempre. El pecado nos aparta del Señor, pero el arrepentimiento nos ayuda a volver a Él. 

La mayoría de los cristianos aunque comulguen y a veces se confiesen, no conocen a Jesús, no comprende lo que es la Sagrada Comunión, acuden a la Misa como si acudieran a una reunión escandalosa, con mucho ruido con sus vecinos de la comunidad. No son almas espirituales.

La oración verdadera solo tiene un sentido, que debe ser espiritual, para ser verdaderos adoradores de Dios. Es contemplativa, la devoción como el Santo Rosario, el Santo Vía Crucis ( para tiempo de Cuaresma).





  1. San Cipriano de Cartago: La oración dominical, (1-3)
  2. San Cipriano de Cartago: La oración dominical, (4-6)
  3. San Cipriano de Cartago: La oración dominical, (7-9) 
  4. San Cipriano de Cartago: La oración dominical, (10-14) 
  5. San Cipriano de Cartago: La oración dominical, (15-18) 
  6. San Cipriano de Cartago: La oración dominical, (19-22) 
  7. San Cipriano de Cartago: La oración dominical, (26-29) 
  8. San Cipriano de Cartago: La oración dominical, (30-36)




domingo, 13 de septiembre de 2020

No te vayas de la Iglesia, huye de los lobos [San Cirilo de Jerusalén]

Publicado por primera vez en 13/9/20 14:23

Actualización: martes, 2 de julio de 2024, 20:15:50


Son muchos los cristianos que apostatan, muchos bautizados que se rinden en el camino de su salvación, no pueden soportar la cruz, porque ven los ejemplos malvados de algunos que se consagran al Señor, son despreciados por personas que se hicieron pastores, sacerdotes, obispos, cardenales, cuando sucede algo así, el resultado es que no son siervos de Cristo Jesús. Donde se siembra el mal, no está el Señor sino el Maligno.

Se debe tener la mirada fija en la Voluntad de Dios, el corazón bien dispuesto no se deja engañar por los falsos hermanos, no ponen sus oídos en lo que dicen los falsos maestros. 

Aléjate de los malvados, pues no quieren tu bien sino tu perdición. No le hables aunque te pregunten.

Dicen los hijos del pecado, que no van a la Iglesia porque hay muchos hipócritas. Hay que verlo también que son hipócritas porque se alimentan de la mesa de los demonios, y no van a la Iglesia para rezar, sino para ver a la gente. Los hipócritas no pertenecen al Reino de Dios, por eso vemos, que al Señor nunca le agradó a los hipócritas, son los malos cristianos, escandalosos en todos los sentidos. Pero en la Iglesia de Cristo no todos son hipócritas, sino personas que acuden a Dios con el corazón arrepentido. La gente que después de recibir la Sagrada Comunión, luego al salir se enzarzan en insultos, desprecios y amenazas, ¿No acabas de ver que delante de ti han comulgado? Pero la violencia estalla una vez que ha salido de aquella iglesia. 

La Iglesia no pertenece a las personas, sino que su Autor es Dios, y si Dios que te ha buscado, que te ha llevado a la Iglesia, al redil, solo a Él debemos agradecer, aunque todos los demás pastores modernistas, todos son rebeldes, infieles y desobedientes a la Voluntad de Dios, aunque estos tales se revuelvan contra nosotros, por que somos fieles y obedecemos a Dios, quiere que permanezcamos en la Iglesia. Pero también necesitamos vivir la vida de Jesús, conociendo bien que es lo que quiere con nosotros. Al mal que nos hacen, lo mejor que debemos hacer es intensificar la oración, sacrificio, penitencia, perseverancia.


San Cirilo de Jerusalén. 67

Catequesis 6, 36

Paginas 160-161. 


 No te alejes de la Iglesia 


Reúnete con las ovejas; huye de los lobos; no te alejes de la Iglesia. Aborrece incluso a los que en algún momento ha sido sospechoso de esas cosas; y si con el tiempo no te convence de su conversión; no te confíes temerariamente. Se te entrega la verdad de la monarquía divina; descubre el desarrollo de estas enseñanzas: Sé un probado banquero, reteniendo lo bueno, y apartado de toda clase de mal (1º Tes 5,21-22). Y si alguna vez fuiste eso, reconoce y aborrece el error, porque el camino de la salvación está en que lo vomites; en que lo aborrezcas de corazón; en que te apartes de ellos, no solo con los labios, sino con alma; en que adores al Padre de Cristo; al Dios de la Ley y los Profetas; en que conozcas al bueno y al justo, al que es el único y verdadero Dios. Que Él os conserve a todos vosotros manteniéndoos firmes, sin tropiezos, fuertes en la fe, en Cristo Jesús y Señor nuestro, a quien sea dada la gloria por los siglos de los siglos. Amén.
Biblioteca Patrística. Ed. Ciudad Nueva. 2006


 

No hay necesidad de alejarnos de la Iglesia, aunque los hombres sin Dios que también se hacen pasar por sacerdotes, quieran excomulgarnos. Almas que no tienen a Dios, que los hay, como obispos, cardenales, o suplantadores del Papa, pero son poderosos, ya que atraen para sí a una multitud de ciegos. Si un ciego guía a otro ciego, los dos caen en el hoyo, dice el Señor. Es conveniente alejarnos de todo aquello que nos separa del amor de Dios. El mundo, el demonio, la carne empujan violentamente al pecado, a la corrupción interior. Alejémonos de los enemigos de la Sagrada Tradición del Señor. 

Alguna que otra vez, cuando escribía, ya hace mucho tiempo, algún comentarista me acusaba: “por tu culpa se marchan otros de la Iglesia”.

La apostasía es la opción personal de quienes no han amado al Señor, ni han dedicado su vida a la oración, muy acostumbrados a las cosas terrenales.

Los cristianos que no cometen apostasía es porque edifican en Cristo Jesús, no se tambalea, están firmes en la fe. Los que edifican sobre arena no pueden soportar ninguna situación adversa, se desesperan. Son zarandeados por el príncipe de las tinieblas.

Abandonar a la Iglesia, o criticarla, acusarla, así es como se conoce a quien ha perdido por completo la cabeza y van de mal en peor. 

La renuncia a la Iglesia es el plan del enemigo de las almas, pero enemigos del alma son tres: mundo, demonio y carne. Y estos enemigos envía al infierno a sus seguidores.

El demonio los quiere fuera de la Iglesia Santa de Dios, para tener todo el dominio de esa alma y sufra mucho. En la Iglesia Católica tenemos la protección del Altísimo, el Señor no nos abandona por muy duro que sea nuestra lucha contra nosotros mismos, nuestras tentaciones que con la perseverancia que el Señor nos da a todos, si se lo pedimos con humildad y respeto, sin exigirle nada. Pues nuestras tentaciones pierden dominio, poder sobre nosotros y somos libres. Y aunque el tentador vuelva a intentarlo, siempre tenemos a Jesús y a María Santísima.

No abandones a la Iglesia, es tu único camino para permanecer con Jesús, ten una gran devoción a la Santísima Madre de Dios, para que Jesús no se aleje de ti, que te lleva al Padre Celestial, esperemos siempre en el Señor, siempre con paciencia, pues la impaciencia oscurece la mente y ennegrece el corazón. Seamos humilde de corazón y la soberbia se alejará de nosotros. 

No pongamos oídos a los falsos maestros, y estaremos siempre con el Señor. Alejémonos de los herejes, de los libertinos, de los mundanos, para que tengamos lugar en el Reino de los cielos.

Aborrezcamos toda maldad que en el pasado hayamos cometido, estábamos ciegos, nos ataba el diablo, pero el Señor nos ha rescatado, seamos constantemente agradecidos al Señor.

Son muchas las almas que no han sido fieles al Señor, y han renunciado a su vocación, sacerdotes, religiosos, religiosas, una multitud de bautizados que se arrojan a las sectas. 

La instrucción en la sana doctrina de la Iglesia Católica nos ayuda a protegernos de las enseñanzas envenenadas de los modernistas. Acudamos a las fuentes de la Sagrada Tradición de la Fe Apostólica del Señor. 

Es muy urgente la instrucción en la fe, y esto nos ayudará en la medida que intensifiquemos en la oración. 

Son numerosos los bautizados que se perderán, precisamente porque no rezan con sinceridad en el corazón y se unen superiores herejes y excomulgados que los están alejando del plan salvador de Nuestro Señor Jesucristo. 

No hay otro camino, solamente desde la Sagrada Tradición del Señor, estamos en la Iglesia Católica, el modernismo es un abismo que termina en los tormentos del infierno. Desprecia y aléjate del modernismo con todas sus abominables novedades. Y con perseverancia tendrás la morada que el Señor preparó antes del comienzo del mundo. 


miércoles, 9 de septiembre de 2020

Vivamos cada día como auténticos cristianos que complacen solo a Dios (2º Timoteo 2,15-16)

 




El amor de Dios, cuando dejamos que entre en nuestra propia vida, cambiamos conforme a la divina Voluntad. Las conversaciones profanas no son el lenguaje de la fe, sino de la corrupción. Muchas veces los pastores parecen que no pueden romper con el mundo. Les falta esas palabras espirituales.

Se podría decir que las conversaciones como gestos profanos son senderos que terminan en el infierno.

Aprendemos a purificar nuestra vida, cuando todos los días leemos y meditamos la Palabra de Dios. Lo profano que nos iba corrompiendo, sucede el milagro, de que cuando nosotros oímos atentamente al Señor, le consultamos en todas nuestras necesidades y nos ayuda siempre.

Para no perder el camino del Señor, rompemos con el camino mundano. La Eucaristía, la Santa Misa, la comunión de rodillas y en la boca, nuestro hombre se va desvaneciendo y nos transformamos en criaturas nuevas en Cristo Jesús.

Leo que algunos pastores hablan tantas cosas profanas, que el pueblo cristiano se imaginan que eso es tambien parte del Evangelio, y nunca han leído las Sagradas Escrituras, y no tienen interés en hacerlo. Imitan lo malo como si fuera bueno.

Está demostrado que todo comportamiento profano, cierra las puertas del Reino de los cielos.

Profano y pagano no son caminos de redención. El interés por la costumbres que no proceden de la Tradición de la Fe Apostólica del Señor,  con su nuevo humanismo, siempre es rechazo a Dios.

Jesús nos ha enseñado la verdadera humanidad, los Santos Mandamientos, preceptos, normas reglas, las obras de caridad, ahí encontramos el auténtico humanismo, pues es espiritual y santo. Jesús nos enseñó como vencer nuestras tentaciones.

Una nueva forma de evangelizar, no es el mismo que hemos recibido del Señor. Y no lo debemos aceptar para no perder al Señor nuestro Dios.

Nosotros debemos ser justificados ante Dios, y para eso, es necesario soportar el odio del mundo.

No podemos quedarnos con la mentalidad, "somos pecadores y débiles", pues aunque nos reconozcamos con nuestras debilidades, lloremos nuestros pecados, oremos intensamente noche y día. 

Es bastante frecuente, que la muerte ha sido repentina, en muchas almas que habían planeado en irse de vacaciones en unos días. A muchos cristianos la muerte le ha sorprendido en medio de sus pecados... la ira, las impurezas, las riñas, las malas palabras, las murmuraciones, las calumnias... Sin vida de oración el alma se arroja a su propia ruina.  

martes, 8 de septiembre de 2020

Desde los días de San Juan Bautista... [San Masteo 11, 12]












Reflexión:

Los violentos contra sí mismo, los esforzados, los que “persiguen” el Reino de Dios, siendo fieles a Cristo Jesús. La penitencia, el sacrificio. Padece fuerza, pues dudo es el combate contra nuestras tentaciones y las herejías, combatir este mundo es necesario para entrar en la vida eterna. No es una violencia rabiosa y llena de ira, de enfados, sino una vida como la de Jesús, manso y humilde de corazón. 

Animándonos en Cristo Jesús, Nuestro Señor, que, en este combate, no estamos solos, El Señor nos ayuda a seguir adelante, a no rendirnos, también la ayuda de la Santísima Madre de Dios, a la Iglesia Santa de Dios, también a los fieles al Señor, que dispersos en el mundo, oramos unos por otros. No estamos solos en este combate. 

Lo que se nos pide es que vivamos la pureza de la fe, del Santo Evangelio, de la Palabra de Dios.  

No vamos a alcanzar la vida eterna según nuestras medidas cómodas, de la tibieza, de nuestro hombre viejo.  

Hay personas que se dicen cristianas, que leyendo el Evangelio, lo que nos enseña Jesucristo, sus obras dicen que "esto no va conmigo", y siguen sembrando maldades, se les intentan a que vean las cosas claras conforme al querer de Dios, no el nuestro personal, pero que en lo personal, por haber recibido los santos sacramentos que nos toca en vida, siempre es necesario desear el bien para todos.  

«Desde los días de Juan el Bautista hasta ahora, el reino de los cielos padece fuerza, y los que usan la fuerza se apoderan de él». (San Mateo 11,12). 

Los que usan las fuerza contra las concupiscencias entran en el Reino de los cielos.

La ley como dice el Señor, se encierra en estos dos mandamiento, amar a Dios sobre todas las cosas, y al prójimo como así mismo. Desde Dios podemos aprender amar al prójimo. Pero este amor al prójimo, es desearle su conversión y salvación. Amar a nuestros enemigos, aunque el enemigo jamás pueda convertirse, son ciegos incurables, porque no pone parte en su vida de conversión. Las oraciones por los que están en pecado mortal, y mucho menos por los apostatas, no suelen dar frutos saludables, y más graves que por los pecados de impureza a destrozado el templo de Dios, que es el cuerpo.  

Los malvados siempre dispuestos a morder a su prójimo, y quieren que otros les den la razón, pero su forma de obrar significa que no tienen a Cristo. Y no hacen nada por recuperarle. Y días tras días, siguen sembrando la cizaña, la iniquidad. En ese estado de pecado mortal también pretenden ganar el Reino de los cielos. Para esta clase de violentos, murmuradores no hay lugar en el cielo. 

«Y tú, Cafarnaún ¿acaso serás exaltada hasta el cielo? Hasta los infiernos vas a descender» (San Mateo 11,23) 

Los malos cristianos, descenderán a los infiernos. Es importante que se renuncie a las propias maldades para la salvación del alma. 

Divisiones siempre lo habrá, pero la unidad de los cristianos lo encontramos en Cristo Jesús y la Tradición de la Fe Apostólica. 

A mayor gloria y alabanza de Dios nuestro amado Padre y de Nuestro Señor y Salvador Jesucristo, Dios verdadero.

lunes, 3 de agosto de 2020

Mensaje de un sacerdote anónimo



Esta foto no estaba en el contenido del mensaje de un sacerdote anónimo, pero me gustó. Bergoglio llega a rechazar y burlarse del Clero, a despreciar a los sacerdotes con sotana, que tienen verdadero espíritu apostólico. 

MENSAJE ANONIMO DE UN SACERDOTE CATOLICO
"Dios bendiga a los que tengan la paciencia de leer lo que voy a escribir aquí, les ruego una oración.
Después de analizar lo mejor posible la situación actual con la iglesia, diré: se están diciendo y decretando cosas que no deben obedecerse porque no corresponden a la verdad de Dios ni a la misión de la Iglesia, tanto de algunas autoridades civiles como eclesiásticas.
Hablando claro : muchos obispos sacaron decretos que mandan la celebración de la Santa misa sin participación de fieles, de dónde salió eso? Se les olvidó cuál es su misión? Francamente después de revisar seriamente la doctrina oficial de la iglesia (la santa Biblia, Concilio Vaticano II, Código de Derecho Canónico, Catecismo de la Iglesia Católica, y otros) no encuentro ni una sola letra o disposición que faculte a los obispos para emitir decretos que impidan a los fieles participar de la Eucaristía, ni siquiera para circunstancias como las actuales de pandemia. Con tales decretos ellos han cometido un gran abuso de autoridad, han decidido algo contrario a la misión que les compete, porque los verdaderos pastores de almas no harían eso, buscarían otros caminos ciertamente, pero no impedirían el bien de las almas por salvaguardar el cuerpo.
Un reconocimiento merecen aquellos pocos obispos que no han cometido tal irregularidad. Y, qué decir de los sacerdotes? Qué hacen encerrados - la mayoría - muertos de miedo? Los obispos sacan decretos para celebrar misa sin gente y muchos curas 'tan generosos' lo extienden también por su cuenta para no confesar, no bautizar, ni presenciar nupcias, ni salir a visitar a quien lo necesita....
Se les acabó a muchos el entusiasmo por aquello de 'oler a oveja'? Donde quedaron los que tanto hablan de esto? Era solo una emoción que se les esfumó ante el miedo por una pandemia? Se nos ha olvidado el Evangelio de nuestro Señor Jesucristo, él dice: ' quien quiera salvar su vida la perderá y quien la pierda por mi la salvará' pero tal parece que ya hoy, casi nadie está dispuesto a perder la vida para salvar almas, preferimos salvarnos solos que salvarnos con las ovejas, llegará esto realmente a salvación? Qué lástima, se ha quedado Jesús sin amigos dispuestos a dar la vida por él, ya no se le ama tanto como para eso. Él sigue diciendo : por qué tienen miedo hombres de poca fe. Y, las autoridades civiles? En su mayoría incrédulos, masones o ateos declarados, comunistas, o 'creyentes' pero mudos y cobardes. Muchos de ellos miran lo sagrado y la iglesia con desprecio, y en la iglesia esperando que ellos tomen decisiones favorables que den solución a la problemática actual...
La verdad, no me imagino a Jesús esperando decisiones favorables de Poncio Pilato o Herodes, Jesús trabajó una misión nada dependiente de poderes civiles y así debe actuar la iglesia. Pero, que dolor ya no se imita a Jesús, ya no se sabe esperar en él... Hago un llamado a la reflexión. Del poder civil, no mucho se puede esperar, la iglesia es autónoma en sus decisiones. Tenemos que ser valientes, los cobardes no sirven para el Reino de los Cielos.
Yo aprendí muy bien en el seminario que me formó para ser sacerdote y me quedó muy claro en las clases de moral y Derecho Canónico que recibí : que cuando una autoridad eclesiástica o civil manda algo que es contrario a la verdad y al bien de las almas, no podemos obedecer, hay que anteponer objeción de conciencia. Se ha dicho que la obediencia es ciega, pero no es verdad, la obediencia es a Dios y a la verdad y ni Dios ni la verdad son ciegos, al contrario, son luz. No se puede obedecer a los obispos - en este caso - porque han hecho algo contrario a lo que les manda la iglesia, que les dice que 'han de cuidar incesantemente de que los fieles que les están encomendados crezcan en la gracia por la participación en los sacramentos...' (Código de Derecho Canónico, C 387).
Pero ellos, ahora mismo, han impedido a los fieles esta participación, desobedeciendo así a la iglesia de la que son ministros. Un día los príncipes de los sacerdotes hicieron azotar al esposo: Jesucristo, y hoy también los príncipes de los sacerdotes (los obispos) hacen azotar a la esposa: la iglesia. NO SE PUEDE OBEDECER A LOS DESOBEDIENTES, eso no es obediencia, no podemos dejarnos guiar de estos 'príncipes' cuando actúan como ciegos, ya sabemos que iríamos todos al mismo abismo. Salvando, claro está, las pocas excepciones de obispos valientes que no han hecho eso. Por eso reconozco el valor de compañeros párrocos y otros sacerdotes que decididamente han seguido celebrando la Santa Misa y administrando los sacramentos - con los cuidados debidos y el orden preventivo, claro está, porque es necesario el cuidado básico - ya que no se puede detener el trabajo por las almas.
Se que muchos no estarán de acuerdo con esto, pero reto a esos que no están de acuerdo que demuestren, de manera oficial en la doctrina de la iglesia, donde se les manda o permite a los obispos hacer lo que hicieron, dónde se les manda que se escondan llenos de miedo - como apóstoles sin Espíritu Santo - mientras el rebaño que se les encomendó queda confundido y desprotegido....
El que pueda entender que entienda... Les pido siempre oracion por la iglesia, Dios les recompensará. La hermosa Madre del cielo nos proteja a todos. Ave María Purísima...
Si tienes sacerdotes conocidos compártele esto y ora por el. Muchas gracias, bendiciones."

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Reflexión:
Este mensaje anónimo que comienza esta "entrada", aquí arriba, fue compartido en la red social Facebook. Y esta es la reflexión mía que sigue:

Hubo un tiempo, en que muchos le había caído en gracia una frase, que Bergoglio solía decir, y muchos otros cristianos, decían lo mismo: "los pastores con olor a oveja"; "cristianos con olor a oveja"

Ya escribí una reflexión sobre este error: "el cristiano con olor a oveja", pues no es cristiano. Cristianos que quieren parecerse a otros cristianos. El olor a oveja como un rotundo no al amor y a la verdadera misericordia, y sembrar falsas esperanzas. 
Con olor a Cristo: un rotundo sí, porque queremos imitar su ejemplo, en una entrega confiada a Dios Padre, y así no le rechazamos, estamos pendientes de sus palabras de vida eterna. 
De nada ha servido que los lobos rapaces que el cristiano debe tener "olor a oveja", gracias a Dios que por el conocimiento de la Sagrada Biblia, no nos hemos dejado engañar por los ministros del maligno. Ellos han rechazado a Cristo, por eso, que muchos pastores han sembrado: el cierre de las iglesias, la anulación de los sacramentos, y la Jerarquía de la Iglesia Católica debería temer que serán juzgados por el Señor. Pero no tiemblan.

Debemos suplicar al Señor con el corazón humilde, con lágrimas, dolor de corazón que nos ayude, porque estamos rodeados de lobos. De cada cien sacerdotes, no llega a diez que uno es verdadero adorador de Dios, que le ama, que se esfuerza por imitar a Cristo en la mansedumbre y humildad. Son muchos sacerdotes, obispos, cardenales, y solamente un número muy limitado se han tomado en serio su vocación a la santidad y a la salvación de las almas.
Cuando un cristiano se siente maltratado por algún sacerdote, nunca debemos perder la calma, la paz, dejarlo todo en manos de Dios, que el Señor siempre hace maravillas. Sería grave para nosotros, si hacemos lo mismo que hacen con nosotros, los malos modos. No, pues siendo de Cristo debemos imitarle llevando nuestra cruz. Desear la conversión, aunque no siempre llegan a convertirse los sacerdotes. Mucho se puede rezar por los sacerdotes, pero siempre nos vamos a encontrar con algunos que siguen con los mismos errores, que no se convierten, y malo es para ellos si no se convierten. Oramos por los cristianos, pero cada cristiano debe orar y trabajar en la fe por sí mismo, no hay que esperar que otros lo hagan todo por nosotros, mientras apenas dedicamos tiempo para la oración y para el estudio de la Palabra de Dios. Estudiar las Sagradas Escrituras nos puede ayudar a que seamos humildes de corazón, y la oración, para no caer en la vanagloria, y tenemos fuerza para huir de los ruidos de este mundo.
Si ya no encontramos un sacerdote que ofrezca la Comunión en la boca, pues esto es grave ofensa al Señor, el recibirlo en la mano. Pues nos toca la Sagrada Comunión Espiritual, que también es efectiva.
La oración del Santo Rosario, preferiblemente en latín, todos los días, y suplicando al Señor que nos encuentre entre sus elegidos.
Los obispos no pueden obligarnos a comulgar en la mano, pues estaría atentando contra las enseñanzas de la Iglesia Católica, contra el Magisterio. Pero no olvidemos que ya solamente el Señor es quien les juzgará a ellos, nosotros debemos hacer el bien, alejar de nuestro corazón cualquier amargura y resentimiento.

Los cristianos, no pastores del rebaño de Cristo, no religiosos y religiosas. Una vez que han terminado esta etapa de confinamiento, muchos han vuelto a la iglesia, a oír la Santa Misa, pero son muy pocos que han sabido agradecer a Dios, a la Divina Providencia, esta nueva oportunidad. Los que quieren esforzar su vida en torno al Señor, en comunión con Cristo Jesús, con su amor, se les ve recogidos, orando al Señor, no disipándose ni riéndose. Pues en algunos de cuando en cuando, les da por reírse, hablar entre ellos. Siguen sin reconocer la santidad del templo como Casa de Oración, y así se van metiendo en una oscuridad más profunda, la pérdida de la fe. Las malas costumbres que muchos no tienen fuerza por romper, sino que los justifican.

Nosotros no somos de los que desobedecen a la Iglesia, es decir, a la Tradición de la Fe Apostólica del Señor. La desobediencia a los pastores, que no obedecen a Cristo, que no respetan sus intereses, sino las del mundo, los respetos humanos, a estos no les debemos obediencia. 
¿Qué clase de amor tengo al Señor si me entretengo en mí mismo, hablando con otros, o apresurándome a hablar por el teléfono móvil que está sonando? No, aquí no hay ningún amor a Dios, sino una vaciedad espiritual muy profunda que no puede sanar. 
Jesucristo nos ha rescatado, no somos del mundo, como Cristo nunca quiso serlo, tampoco queramos serlo. El que quiere ser del mundo significa oponerse al Reinado de Cristo. 

lunes, 20 de julio de 2020

La fe como un grano de mostaza. (San Mateo 17,14-21)



La fe como un grano de mostaza

Desde que conocí la belleza de la Palabra de Dios, es agradable encontrar las buenas traducciones bíblicas, parecían que todas eran buenas, desgraciadamente no lo son.

Muchas personas piensan que la Biblia de Jerusalén es una de las mejores Biblias, y podría serlo si no hubieran suprimidos algunos versículos que se encuentran a la Biblia de antes del Concilio Vaticano II.

En la edición preparada por la Conferencia Episcopal también le falta algún que otro versículo.

Respecto al ayuno, como remedio para expulsar a espíritus malignos, además de la oración:

Sagrada Biblia Nácar-Colunga (1958)
19Entonces se acercaron los discípulos a Jesús, y aparte le preguntaron, ¿Cómo es que nosotros no hemos podido no hemos podido arrojarle? 20Díjoles, por vuestra poca fe: Porque en verdad os digo que, si tuviereis la fe como un grano de mostaza, diríais a este monte: vete de aquí para allá, y se iría, y nada os sería imposible. 21Esta especie no puede ser lanzada sino por la oración y el ayuno. (San Mateo 17, 19-21)

 Uno de los problemas es por la poca fe, entonces los espíritus malignos, permanecen ahí, no huyen. Pues la oración sin fe no hace temblar a los demonios, por el contrario, volverán a burlarse.

Cuando el alma recae en las mismas imperfecciones, y no se esfuerza por superarse así mismo, con la ayuda de Dios, el corazón está dividido, en el Señor, y con el mundo y los demonios, o sea, el pecado; la ira, los resentimientos, los malos modos, transgresiones a más de un mandamiento de Dios. Los demonios siguen ahí, sembrando malos pensamientos, y que, si el cristiano consiente, nunca vencerá a la propia tibieza. El cristiano no ha sido redimido para permanecer en la tibieza, sino caminar con Jesús, y poniendo por obra todo cuanto nos enseña en la Sagrada Biblia.

Tener la fe como un grano de mostaza, puede hacer incluso temblar a los espíritus malignos. Pues eso poco, es mucho para vencer el mal, más aún, cuando dejamos crecer esta fe en nuestra vida. El Señor nos dará todo cuánto pidamos, pues cuando pedimos ha de estar muy conforme a la Voluntad de Dios y no según este mundo y las concupiscencias. Conocer bien la Palabra de Dios, poner por obra todas esas enseñanzas que nos ayuda a santificarnos, a renunciar el pecado es conveniente, que las Sagradas Escrituras no supriman ninguno de los versículos.

El versículo 21 falta en la edición de la Conferencia Episcopal Española, ha sido corregido, añadiéndolo en la edición digital.

La cita del versículo 21, falta, pero está el número, en la edición Biblia de Jerusalén. Los lectores que se inician en la Sagrada Biblia, no tendrán en cuenta, y se olvidarán. ¿Qué podría decir el versículo 21?

En la Sagrada Biblia Straubinger, existe tanto la cita con el versículo,

Sagrada Biblia Straubinger:

San Mateo 17,14-21:

14Cuando llegaron a donde estaba la gente, un hombre se aproximó a Él, y, doblando la rodilla, le dijo: 15 “Señor, ten piedad de mi hijo, porque es lunático y está muy mal; pues muchas veces cae en el fuego y muchas en el agua. 16Lo traje a tus discípulos, y ellos no han podido sanarlo”. 17Le respondió Jesús y dijo: “Oh raza incrédula y perversa, ¿hasta cuándo he de estar con vosotros? ¿Hasta cuándo os habré de soportar? Traédmelo acá”. 18Le increpó Jesús, y el demonio salió de él, y el niño quedó sano desde aquella hora. 19Entonces los discípulos se llegaron a Jesús, aparte, y le dijeron: “¿Por qué nosotros no hemos podido lanzarlo?” 20Les dijo: “Por vuestra falta de fe. Porque en verdad os digo: Que, si tuviereis fe como un grano de mostaza, diríais a esta montaña: ‘Pásate de aquí, allá’, y se pasaría, y no habría para vosotros cosa imposible”. 21[En cuanto a esta ralea, no se va sino con oración y ayuno.]

Comentario de la Sagrada Biblia Straubinger:

20 s. Falta de fe: en griego apistía. Algunos códices dicen: poca fe (oligopistia). La Vulgata dice: incredulidad. Lo que el Señor agrega en este v. y lo que dijo en el v. 17 parece confirmar esta versión, lo mismo que el paralelo de Lucas 17, 6. El v. 21, que va entre corchetes, falta en el Codex Vaticanus y todo el contexto de este pasaje muestra, como hemos visto, que se trata más bien de una lección de fe. Pásate de aquí allá, etc.: según San Crisóstomo, Cristo quiere enseñarnos la eficacia de la fe que vence todos los obstáculos. Las “montañas” más grandes son las conversiones de almas que Dios permite hacer a aquellos que tienen una fe viva. Cf. Lucas 17, 6.

Vemos aquí (v. 17), que el Señor no se complace en los tibios, estar tanto tiempo con Jesús, pero sin fe, es una desgracia para el alma. No debemos permanecer en nuestra tibieza, y Jesús no sentirá asco de nosotros. 

Cuando vamos a la Santa Misa, pero tratamos con frialdad al Señor, con gran indiferencia, porque cuando el alma comulga, si luego se entretiene en asuntos que nada tiene que ver en la fe. Estamos haciendo las cosas en vano. Hay quienes dicen que el Señor nos ama tal como somos, esto es el pensamiento de cuando no se profundiza la Palabra de Dios, y el demonio nos engaña con lo que es falso: “Dios te ama tal como eres”. El demonio es mentiroso y padre de la mentira.

La fe comienza a partir de un grano de mostaza, pero esta fe siempre la debemos alimentar con la oración, la oración que complace a Dios debe ser completamente espiritual, no palabras vacías.

Las ediciones bíblicas a partir del Concilio Vaticano II ha cambiado con lenguaje modernistas, excepto la de Nácar Colunga, y la Sagrada Biblia Straubinger. Por lo menos, para mí, estas ediciones son las más importantes. Pues aunque en otras ediciones distintas, tampoco explican la ausencia de versículos en las Sagradas Escrituras.

Continuando reflexionando. Ciertamente todo queremos adelantar en la fe, crecer. El Señor nos ayuda a este crecimiento espiritual, y la Santísima Madre de Dios, siempre nos ayuda a perfeccionarnos. Debemos aprovechar el mayor tiempo de cada día, incluso por la noche, o madrugada, para orar con fervor, con devoción. La fe como un grano de mostaza ya es un buen comienzo. Pues hace temblar, como he dicho, y repito, temblar a los demonios.

Si cada bautizado, en todo el mundo, tuviese esta fe, como la de un minúsculo grano de mostaza, no habría pandemia, la caridad sería rebosante en todo el mundo, no habría apostasía ni sectas. Pero en este libre albedrío, Dios permite lo que está sucediendo para nuestra fe y salvación eterna. La pandemia no es causa de desesperación, sino de comprender lo que el Señor nos pide a cada uno de nosotros, es la oración, y cuanto mayor tiempo el alma dedique a orar, no conocerá lo que es el cansancio interior, ni cansará a los demás, más se complacerá en la vida de oración para bien de todos.

Tenemos todos los medios para este crecimiento de nuestra fe, la medida del amor, de la caridad, debe ser como la del mismo Señor Jesucristo. No según nuestra medida. Empezamos con poco, pero el Señor nos ayudará a crecer más y más conforme siempre a la Voluntad de Yahvé, nuestro amado Dios y Padre bueno.    

viernes, 19 de junio de 2020

Solemnidad del Sagrado Corazón de Jesús.

Hoy, 19 de junio es la solemnidad del Sagrado Corazón de Jesús, y mañana sábado, día 20, la solemnidad del Corazón Inmaculado de María Santísima. Celebrar este tiempo de gracia, estas solemnidades con una vida limpia, intachable a los ojos de Dios, lo necesitamos, y el Señor nos ayudará a que no nos dejemos engañar por el príncipe de las tinieblas.

Estemos prevenidos para que el mal no venga repentinamente sobre nosotros y nos aplaste, que en el momento que notemos su presencia, al instante corramos a los Sagrados Corazones de Jesús y María. 

Un verdadero devoto no sucumbe ante el mal, y en el mal sucumbe cuando la vida es disipada, que las oraciones no tienen orden, que no se ha esforzado el alma, para ser verdaderamente espiritual. Pues con la vida espiritual estamos en comunión con el Señor nuestro Dios. La tibieza llega a atar a los respetos humanos. Los respetos humanos alejan de Dios, numerosas almas se condenan por causa de esos respetos humanos.  





Grande es el Señor, digno de alabanza, y queremos ser agradecidos toda la vida, y por toda la eternidad, pues nos rescató de la esclavitud del pecado, de la esclavitud del mundo, 


OFICIO DE LECTURA - VIERNES DE LA SEMANA XII - TIEMPO ORDINARIO
De la Solemnidad.



  • La devoción al Corazón de Jesús existió ya en los primeros tiempos de la Iglesia, pero en el siglo diecisiete, Nuestro Señor Jesucristo se apareció a Santa Margarita María de Alacoque, en Paray-le-Monial, Francia, solicitando, que se le venerase. Su Corazón estaba rodeado de llamas de amor, coronado de espinas, con una herida abierta de la cual brotaba sangre y, del interior de su corazón, salía una cruz, entre tanto le dijo: «He aquí el Corazón que tanto ha amado a los hombres, y en cambio, de la mayor parte de los hombres no recibe nada más que ingratitud, irreverencia y desprecio, en este sacramento de amor.» 



SEGUNDA LECTURA DEL OFICIO DE LECTURA
LITURGIA DE LAS HORAS. 

De las Obras de san Buenaventura, obispo
(Opúsculo 3, El árbol de la vida, 29-30. 47: Opera omnia 8, 79)



EN TI ESTA LA FUENTE DE LA VIDA


Y tú, hombre redimido, considera quién, cuál y cuán grande es éste que está pendiente de la cruz por ti. Su muerte resucita a los muertos, su tránsito lo lloran los cielos y la tierra, y las mismas piedras, como movidas de compasión natural, se quebrantan. ¡Oh corazón humano, más duro eres que ellas, si con el recuerdo de tal víctima ni el temor te espanta, ni la compasión te mueve, ni la compunción te aflige, ni la piedad te ablanda!

Para que del costado de Cristo dormido en la cruz se formase la Iglesia y se cumpliese la Escritura que dice: Mirarán a quien traspasaron, uno de los soldados lo hirió con una lanza y le abrió el costado. Y fue permisión de la divina providencia, a fin de que, brotando de la herida sangre y agua, se derramase el precio de nuestra salud, el cual, manando de la fuente arcana del corazón, diese a los sacramentos de la Iglesia la virtud de conferir la vida de la gracia, y fuese para los que viven en Cristo como una copa llenada en la fuente viva, que brota para comunicar vida eterna.

Levántate, pues, alma amiga de Cristo, y sé la paloma que labra su nido en los agujeros de la peña; sé el pájaro que encuentra su casa y no deja de guardarla; sé la tórtola que esconde los polluelos de su casto amor en aquella abertura sacratísima. Aplica a ella tus labios para que bebas el agua de las fuentes del Salvador. Porque ésta es la fuente que mana en medio del paraíso y, dividida en cuatro ríos que se derraman en los corazones amantes, riega y fecunda toda la tierra.

Corre con vivo deseo a esta fuente de vida y de luz quienquiera que seas, ¡oh alma amante de Dios!, y con toda la fuerza del corazón exclama:

«¡Oh hermosura inefable del Dios altísimo, resplandor purísimo de la eterna luz! ¡Vida que vivificas toda vida, luz que iluminas toda luz y conservas en perpetuo resplandor millares de luces, que desde la primera aurora fulguran ante el trono de tu divinidad!

¡Oh eterno e inaccesible, claro y dulce manantial de la fuente oculta a los ojos mortales, cuya profundidad es sin fondo, cuya altura es sin término, su anchura ilimitada y su pureza imperturbable!

De ti procede el río que alegra a la ciudad de Dios. Recrea con el agua de este deseable torrente los resecos labios de los sedientos de amor, para que con voz de regocijo y gratitud te cantemos himnos de alabanza, probando por experiencia que en ti está la fuente de la vida y tu luz nos hace ver la luz.»

RESPONSORIO    Sal 102, 2. 4; 33, 9

R. Bendice, alma mía, al Señor, y no olvides sus beneficios. * Él rescata tu vida de la fosa y te colma de gracia y de ternura.
V. Gustad y ved que bueno es el Señor.
R. Él rescata tu vida de la fosa y te colma de gracia y de ternura.

Himno: SEÑOR, DIOS ETERNO

Señor, Dios eterno, alegres te cantamos,
a ti nuestra alabanza,
a ti, Padre del cielo, te aclama la creación.

Postrados ante ti, los ángeles te adoran
y cantan sin cesar:

Santo, santo, santo es el Señor,
Dios del universo;
llenos están el cielo y la tierra de tu gloria.

A ti, Señor, te alaba el coro celestial de los apóstoles,
la multitud de los profetas te enaltece,
y el ejército glorioso de los mártires te aclama.

A ti la Iglesia santa,
por todos los confines extendida,
con júbilo te adora y canta tu grandeza:

Padre, infinitamente santo,
Hijo eterno, unigénito de Dios,
santo Espíritu de amor y de consuelo.

Oh Cristo, tú eres el Rey de la gloria,
tú el Hijo y Palabra del Padre,
tú el Rey de toda la creación.

Tú, para salvar al hombre,
tomaste la condición de esclavo
en el seno de una virgen.

Tú destruiste la muerte
y abriste a los creyentes las puertas de la gloria.

Tú vives ahora,
inmortal y glorioso, en el reino del Padre.

Tú vendrás algún día,
como juez universal.

Muéstrate, pues, amigo y defensor
de los hombres que salvaste.

Y recíbelos por siempre allá en tu reino,
con tus santos y elegidos.

La parte que sigue puede omitirse, si se cree oportuno.

Salva a tu pueblo, Señor,
y bendice a tu heredad.

Sé su pastor,
y guíalos por siempre.

Día tras día te bendeciremos
y alabaremos tu nombre por siempre jamás.

Dígnate, Señor,
guardarnos de pecado en este día.

Ten piedad de nosotros, Señor,
ten piedad de nosotros.

Que tu misericordia, Señor, venga sobre nosotros,
como lo esperamos de ti.

A ti, Señor, me acojo,
no quede yo nunca defraudado. 

ORACIÓN.

OREMOS,
  • Te pedimos, Dios todopoderoso y eterno, que, al celebrar la grandeza del amor que resplandece en el corazón de tu Hijo, recibamos de esta fuente divina gracias cada vez más abundantes. Por nuestro Señor Jesucristo, tu Hijo, que vive y reina contigo en la unidad del Espíritu Santo y es Dios, por los siglos de los siglos.
Amén

CONCLUSIÓN

V. Bendigamos al Señor.
R. Demos gracias a Dios.

Himno Tedeum

A ti, oh Dios, te alabamos, a ti, Señor, te reconocemos.
A ti, eterno Padre, te venera toda la creación.
Los ángeles todos, los cielos y todas las potestades te honran.
Los querubines y serafines te cantan sin cesar:
Santo, Santo, Santo es el Señor, Dios del universo.
Los cielos y la tierra están llenos de la majestad de tu gloria.
A ti te ensalza el glorioso coro de los apóstoles, la multitud admirable de los profetas, el blanco ejército de los mártires.
A ti la Iglesia santa, extendida por toda la tierra, te proclama:
Padre de inmensa majestad, Hijo único y verdadero, digno de adoración, Espíritu Santo, Defensor.
Tú eres el Rey de la gloria, Cristo.
Tú eres el Hijo único del Padre.
Tú, para liberar al hombre, aceptaste la condición humana sin desdeñar el seno de la Virgen.
Tú, rotas las cadenas de la muerte, abriste a los creyentes el reino del cielo.
Tú te sientas a la derecha de Dios en la gloria del Padre.
Creemos que vendrás como juez.
Te rogamos, pues, que vengas en ayuda de tus siervos, a quienes redimiste con tu preciosa sangre.
Haz que en la gloria eterna nos asociemos a tus santos.
Salva a tu pueblo, Señor, y bendice tu heredad.Sé su pastor y ensálzalo eternamente.
Día tras día te bendecimos y alabamos tu nombre para siempre, por eternidad de eternidades.
Dígnate, Señor, en este día guardarnos del pecado.
Ten piedad de nosotros, Señor, ten piedad de nosotros.
Que tu misericordia, Señor, venga sobre nosotros, como lo esperamos de ti.
En ti, Señor, confié, no me veré defraudado para siempre.
Te Deum laudámus: te Dóminum confitémur.
Te ætérnum Patrem, omnis terra venerátur.
Tibi omnes ángeli, tibi cæli, et univérsæ potestátes.
Tibi chérubim et séraphim incessábili voce proclámant:
Sanctus, Sanctus, Sanctus Dóminus Deus Sábaoth.
Pleni sunt cæli et terra maiestátis glóriæ tuæ.
Te gloriósus Apostolórum chorus, te prophetárum laudábilis númerus, te mártirum candidátus laudat exércitus.
Te per orbem terrárum sancta confitétur Ecclésia:
Patrem imménsæ maiestátis, venerádum tuum verum et únicum Fílium: Sanctum quoque Paráclitum Spíritum.
Tu rex glóriæ, Christe.
Tu Patris sempitérnus es Fílius.
Tu, ad liberándum susceptúrus hóminem, non horruísti Vírginis uterum.
Tu, devícto mortis acúleo, aperuísti credéntibus regna cælórum.
Tu ad déxteram Dei sedes in glória Patris.
Iudex créderis esse ventúrus.
Te ergo quæsumus, tuis fámulis súbveni, quos pretióso sánguine redemisti.Ætérna fac cum Sanctis tuis in glória numerári.
Salvum fac pópulum tuum, Dómine, et bénedic hereditáti tuæ.
Et rege eos, et extólle illos usque in ætérnum.
Per síngulos dies benedícimus te; et laudámus nomen tuum in sæculum, et in sæculum sæculi.
Dignáre, Dómine, die isto sine peccáto nos custodire.
Miserére nostri, Dómine, miserére nostri.
Fiat misericórdia tua, Dómine, super nos, quemádmodum sperávimus in te.
In te, Dómine, sperávi: non confúndar in ætérnum.