La fe como un grano de mostaza
Desde que conocí la belleza de la
Palabra de Dios, es agradable encontrar las buenas traducciones bíblicas, parecían
que todas eran buenas, desgraciadamente no lo son.
Muchas personas piensan que la Biblia de Jerusalén es una de
las mejores Biblias, y podría serlo si no hubieran suprimidos algunos
versículos que se encuentran a la Biblia de antes del Concilio Vaticano II.
En la edición preparada por la Conferencia Episcopal también
le falta algún que otro versículo.
Respecto al ayuno, como remedio para expulsar a espíritus
malignos, además de la oración:
Sagrada Biblia Nácar-Colunga
(1958)
19Entonces se acercaron los discípulos a
Jesús, y aparte le preguntaron, ¿Cómo es que nosotros no hemos podido no hemos
podido arrojarle? 20Díjoles, por vuestra poca fe: Porque en
verdad os digo que, si tuviereis la fe como un grano de mostaza, diríais a este
monte: vete de aquí para allá, y se iría, y nada os sería imposible. 21Esta
especie no puede ser lanzada sino por la oración y el ayuno. (San Mateo 17,
19-21)
Uno de los problemas
es por la poca fe, entonces los espíritus malignos, permanecen ahí, no huyen. Pues
la oración sin fe no hace temblar a los demonios, por el contrario, volverán a
burlarse.
Cuando el alma recae en las mismas imperfecciones, y no se
esfuerza por superarse así mismo, con la ayuda de Dios, el corazón está dividido,
en el Señor, y con el mundo y los demonios, o sea, el pecado; la ira, los
resentimientos, los malos modos, transgresiones a más de un mandamiento de Dios.
Los demonios siguen ahí, sembrando malos pensamientos, y que, si el cristiano
consiente, nunca vencerá a la propia tibieza. El cristiano no ha sido redimido
para permanecer en la tibieza, sino caminar con Jesús, y poniendo por obra todo
cuanto nos enseña en la Sagrada Biblia.
Tener la fe como un grano de mostaza, puede hacer incluso
temblar a los espíritus malignos. Pues eso poco, es mucho para vencer el mal,
más aún, cuando dejamos crecer esta fe en nuestra vida. El Señor nos dará todo
cuánto pidamos, pues cuando pedimos ha de estar muy conforme a la Voluntad de
Dios y no según este mundo y las concupiscencias. Conocer bien la Palabra de
Dios, poner por obra todas esas enseñanzas que nos ayuda a santificarnos, a
renunciar el pecado es conveniente, que las Sagradas Escrituras no supriman ninguno
de los versículos.
El versículo 21 falta en la edición de la Conferencia
Episcopal Española, ha sido corregido, añadiéndolo en la edición digital.
La cita del versículo 21, falta, pero está el número, en la
edición Biblia de Jerusalén. Los lectores que se inician en la Sagrada Biblia,
no tendrán en cuenta, y se olvidarán. ¿Qué podría decir el versículo 21?
En la Sagrada Biblia Straubinger, existe tanto la cita con
el versículo,
Sagrada Biblia Straubinger:
San Mateo 17,14-21:
14Cuando llegaron a donde estaba la gente,
un hombre se aproximó a Él, y, doblando la rodilla, le dijo: 15 “Señor,
ten piedad de mi hijo, porque es lunático y está muy mal; pues muchas veces cae
en el fuego y muchas en el agua. 16Lo traje a tus discípulos, y
ellos no han podido sanarlo”. 17Le respondió Jesús y dijo: “Oh raza incrédula
y perversa, ¿hasta cuándo he de estar con vosotros? ¿Hasta cuándo os habré de
soportar? Traédmelo acá”. 18Le increpó Jesús, y el demonio salió de
él, y el niño quedó sano desde aquella hora. 19Entonces los discípulos
se llegaron a Jesús, aparte, y le dijeron: “¿Por qué nosotros no hemos podido
lanzarlo?” 20Les dijo: “Por vuestra falta de fe. Porque en verdad os
digo: Que, si tuviereis fe como un grano de mostaza, diríais a esta montaña: ‘Pásate
de aquí, allá’, y se pasaría, y no habría para vosotros cosa imposible”. 21[En
cuanto a esta ralea, no se va sino con oración y ayuno.]
Comentario de
la Sagrada Biblia Straubinger:
20 s. Falta de fe: en griego apistía.
Algunos códices dicen: poca fe
(oligopistia). La Vulgata dice: incredulidad.
Lo que el Señor agrega en este v. y lo que dijo en el v. 17 parece confirmar
esta versión, lo mismo que el paralelo de Lucas 17, 6. El v. 21, que va entre
corchetes, falta en el Codex Vaticanus y todo el contexto de este pasaje
muestra, como hemos visto, que se trata más bien de una lección de fe. Pásate de aquí allá, etc.: según San
Crisóstomo, Cristo quiere enseñarnos la eficacia de la fe que vence todos los
obstáculos. Las “montañas” más grandes son las conversiones de almas que Dios
permite hacer a aquellos que tienen una fe viva. Cf. Lucas 17, 6.
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Vemos aquí (v. 17), que el Señor
no se complace en los tibios, estar tanto tiempo con Jesús, pero sin fe, es una
desgracia para el alma. No debemos permanecer en nuestra tibieza, y Jesús no sentirá asco de nosotros.
Cuando vamos a la Santa Misa, pero
tratamos con frialdad al Señor, con gran indiferencia, porque cuando el alma
comulga, si luego se entretiene en asuntos que nada tiene que ver en la fe.
Estamos haciendo las cosas en vano. Hay quienes dicen que el Señor nos ama tal como
somos, esto es el pensamiento de cuando no se profundiza la Palabra de Dios, y
el demonio nos engaña con lo que es falso: “Dios te ama tal como eres”. El
demonio es mentiroso y padre de la mentira.
La fe comienza a partir de un grano
de mostaza, pero esta fe siempre la debemos alimentar con la oración, la
oración que complace a Dios debe ser completamente espiritual, no palabras
vacías.
Las ediciones bíblicas a partir del Concilio Vaticano II ha
cambiado con lenguaje modernistas, excepto la de Nácar Colunga, y la Sagrada
Biblia Straubinger. Por lo menos, para mí, estas ediciones son las más importantes. Pues aunque en otras ediciones distintas, tampoco explican la ausencia de versículos en las Sagradas Escrituras.
Continuando reflexionando. Ciertamente todo queremos adelantar en la fe, crecer. El Señor nos ayuda a este crecimiento espiritual, y la Santísima Madre de Dios, siempre nos ayuda a perfeccionarnos. Debemos aprovechar el mayor tiempo de cada día, incluso por la noche, o madrugada, para orar con fervor, con devoción. La fe como un grano de mostaza ya es un buen comienzo. Pues hace temblar, como he dicho, y repito, temblar a los demonios.
Si cada bautizado, en todo el mundo, tuviese esta fe, como la de un minúsculo grano de mostaza, no habría pandemia, la caridad sería rebosante en todo el mundo, no habría apostasía ni sectas. Pero en este libre albedrío, Dios permite lo que está sucediendo para nuestra fe y salvación eterna. La pandemia no es causa de desesperación, sino de comprender lo que el Señor nos pide a cada uno de nosotros, es la oración, y cuanto mayor tiempo el alma dedique a orar, no conocerá lo que es el cansancio interior, ni cansará a los demás, más se complacerá en la vida de oración para bien de todos.
Si cada bautizado, en todo el mundo, tuviese esta fe, como la de un minúsculo grano de mostaza, no habría pandemia, la caridad sería rebosante en todo el mundo, no habría apostasía ni sectas. Pero en este libre albedrío, Dios permite lo que está sucediendo para nuestra fe y salvación eterna. La pandemia no es causa de desesperación, sino de comprender lo que el Señor nos pide a cada uno de nosotros, es la oración, y cuanto mayor tiempo el alma dedique a orar, no conocerá lo que es el cansancio interior, ni cansará a los demás, más se complacerá en la vida de oración para bien de todos.
Tenemos todos los medios para este crecimiento de nuestra fe, la medida del amor, de la caridad, debe ser como la del mismo Señor Jesucristo. No según nuestra medida. Empezamos con poco, pero el Señor nos ayudará a crecer más y más conforme siempre a la Voluntad de Yahvé, nuestro amado Dios y Padre bueno.
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