Hoy la primera lectura de la Santa Misa, como el Evangelio, no solamente de hoy, sino de cada día, que en casa necesitamos prolongar ese conocimiento espiritual, que siempre nos hace bien, y nos impulsa a un mayor amor a Dios, a poner en práctica las enseñanzas de Jesús y de los Apóstoles.
san Pablo a los Gálatas (5,18-25):
18 Si os dejáis llevar por el Espíritu, no estáis sujetos a la Ley.
19 hora bien, están claras
cuáles son las obras de la carne: la fornicación, la impureza, la lujuria, 20 la
idolatría, la hechicería, las enemistades, los pleitos, los celos, las iras,
las riñas, las discusiones, las divisiones, 21 las
envidias, las embriagueces, las orgías y cosas semejantes. Sobre ellas os
prevengo, como ya os he dicho, que los que hacen esas cosas no heredarán el
Reino de Dios.
22 En cambio, los frutos
del Espíritu son: la caridad, el gozo, la paz, la longanimidad, la
benignidad, la bondad, la fe, 23 la mansedumbre, la
continencia. Contra estos frutos no hay ley.
24 Los que son de
Jesucristo han crucificado su carne con sus pasiones y concupiscencias.
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Sí, eso debemos tenerlo muy claro, (versículo 18), dejarnos guiar y educar por el Espíritu Santo, no debemos arriesgarnos a pensar o tener sentimientos distintos a los de Nuestro Señor Jesucristo.
Solamente existe un
camino para ser cristiano, que es vivir de acuerdo con Jesús, yo no podría
tener, pues es imposible, una fe a mi manera, pues esto me separaría de Jesús,
y el demonio me llevaría a alguna secta, y la cantidad de sectas que hay es terrible,
son almas que no pueden heredar la Vida eterna. Ya que cada uno desea su forma
de pensar las cosas, que no es precisamente por el Espíritu Santo, terminan muy
mal.
Las obras de la carne
también se hace notar en los que buscan los reinos y poderes de este mundo.
Siempre hay discusiones en todos lo que sea política, “partidos políticos”, “favoritismo”.
El deber del buen
cristiano, que es una invitación para todos nosotros, ser santos y perfectos
para complacer a Dios.
- En cambio, el fruto del Espíritu es: amor, alegría, paz, comprensión, servicialidad, bondad, lealtad, amabilidad, dominio de sí. Contra esto no va la ley.
El Apóstol Pablo
hablaba de una ley, leyes humanas que iban añadiendo a sus costumbres, sin que
Dios le haya dicho por los Santos Profetas que deberían hacerlo, no, ellos
añadieron leyes porque se olvidaron de Dios. Leyes y tradiciones humanas.
Nosotros somos
cristianos, pero tenemos unas leyes que cumplir, y es todo lo que sabemos que
procede de Dios y no es cosa humana, los Santos Mandamientos, preceptos y
normas de Dios, no del hombre que imponen carga pesada a su prójimo.
En el versículo 20,
nos alerta San Pablo, que también los pleitos son obras que no pertenecen al
espíritu, sino a las obras de la carne. Si alguien nos maltrata, no podemos
denunciarle, lo dejaremos pasar en atención a Jesús. Pues el Señor ya sabe como
obrar, pues es la Sabiduría de Dios.
Los cristianos no
pueden obrar como hacen los que no viven el mensaje de Cristo Jesús, Él nos ha
mostrado como hemos de comportarnos en todo tiempo, y el testimonio de los Santos
Apóstoles. No necesitamos denunciar a nadie por los daños que recibimos
físicamente. Esto es lo que pienso, otros que obre como les parezca.
En el versículo 24
dice, «Los
que son de Jesucristo han crucificado su carne con sus pasiones y
concupiscencias.» (Gálatas 5,24).
Dejamos de tener una
fe personal, y según el testimonio de San Pablo, ya no era él, sino es que Cristo
se mostraba en él. Dejó de ser lo que era, pues tenía toda su fuerza en Cristo Jesús,
había pasado frío, hambre, sed, y otras terribles adversidades.
Si decimos “cada uno
tiene que vivir según la fe que tenga”, pero si nos fijamos en lo que dice el Señor,
para mí es lo mejor:
«Entonces les dijo Jesús a sus
discípulos: -Si alguno quiere venir detrás de mí, que se niegue a sí mismo,
que tome su cruz y que me siga.» (San Mateo 16, 24)
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Y también:
«Desde
los días de Juan el Bautista hasta ahora, el Reino de los Cielos padece
violencia, y los esforzados lo conquistan.» (San Mateo 11,12)
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El Papa Benedicto XVI, que no ha llegado a renunciar su pontificado, aunque los lobos le han removido del lugar, tambien lo tenía muy claro la importancia de la Tradición del Señor; Tradición Apostolica, y por eso decía:
«Desde Los caminos del Señor no son cómodos, pero tampoco hemos sido creados para la comodidad, sino para cosas grandes, para el bien.» (Benedicto XVI, del discurso a los peregrinos alemanes, lunes, 25
de abril de 2005)
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Muchos lo ven como
una incomodidad, por eso, “cuánta rigidez” esta condición, ¿es una ley del
Señor para seguirle? Y por tanto, son muchos los que se espantan, y no aceptan
las condiciones de Jesús, pero se arriesga a perder la felicidad que solo el
Señor puede dar, y la paz permanente por la Gracia de Dios.
Hemos de pasar por
mucho para heredar el Reino de los cielos, el trabajo puede ser duro, pero en Cristo
Jesús, lo que no podemos hacer, Él siempre viene en nuestra ayuda. No nos va a dejar
solo si somos realmente fieles a sus palabras de vida eterna.
Este es el evangelio
de la Santa Misa de hoy
Evangelio de San Mateo, 23
42 Pero, ¡ay de vosotros, fariseos, que pagáis el diezmo de la menta, de la ruda y de todas las legumbres, pero despreciáis la justicia y el amor de Dios! ¡Hay que hacer esto sin descuidar lo otro!
43
'¡Ay de vosotros, fariseos, porque
apetecéis los primeros asientos en las sinagogas y que os saluden en las
plazas!
44
'¡Ay de vosotros, que sois como
sepulcros disimulados, sobre los que pasan los hombres sin saberlo!
45
Entonces, cierto doctor de la Ley,
tomando la palabra, le replica:
-Maestro,
diciendo tales cosas nos ofendes también a nosotros.
46
Pero él dijo: -¡Ay también de
vosotros, los doctores de la Ley, porque imponéis a los hombres cargas
insoportables, pero vosotros ni con uno de vuestros dedos las tocáis!
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En el versículo 42, Jesús une misericordia y justicia. Se habla mucho de la misericordia con mucho descuido de la justicia. Porque misericordia y justicia van juntas, no la debemos olvidar. El amor por la misericordia debe llevarnos al amor de la Justicia, siempre en orden a Dios.
En el versículo 46, Jesús denunciaba las malas
acciones de los doctores de la ley, sería un error extenderlo a los discípulos de
Cristo, que cumplen fielmente, o se esfuerzan en hacerlos las normas de Jesús. A
mi pobre manera de comprender, no es rigidez la obediencia a Cristo, pero hay quiénes
se satisfacen en sus errores, y termina obsesionado, que ven rigidez y fariseísmo,
donde en realidad hay observancia, disciplina.
Este pasaje del Evangelio conviene meditarlo, pues
habla de sepulcros blanqueados, muy blancos por fuera, muy bien vestido, pero por
dentro hay podredumbre. Esto es lo que seríamos nosotros, en el momento de
ignorar la Tradición Espiritual de Dios, Tradición de la Autoridad Apostólica,
que en que se llevó íntegro, hasta el Concilio de Trento y el Concilio Vaticano
I, Luego vino el Concilio Vaticano II, y ¡hala!, cuánto sufrimiento sigue
causando a Jesucristo. Y nadie se moleste por que digo esto.
Hoy la Iglesia Santa celebra a San Ignacio de
Antioquía. Todas sus cartas son un tesoro espiritual. Si no fuera por estas enseñanzas, estaríamos bajo el dominio del príncipe de las tinieblas, que quiere que seamos ignorantes, que no conozcamos la verdad, que seamos de los que dicen: "todo vale, que Dios es misericordioso y compasivo", no sería una verdadera fe. Los Santos gracias al conocimiento que han tenido de la Palabra de Dios, nos ayuda a crecer espiritualmente. Nos exhorta Jesús a que nos apartemos de todos los que enseñan errores, San Ignacio de Antioquia, un mártir nos enseña:, claro, también a cada uno de nosotros. Llegamos a comprender, que no debemos escuchar a otras personas que tengan otras doctrinas, solo la que procede de la Tradición Apostólica. Pues ignorar a las personas que tienen su forma de fe distinta a la Tradición del Señor, es lo mismo que ignorar a Satanás. Pero quien se entretiene en diálogos con herejes, está poniendo sus oidos a lo que dice Satanás por medio de esas personas, de culturas del paganismo. Debemos custodiar nuestra fe, pues muchos han perdido por completo la verdad, por esos diálogos con "lideres religiosos", ellos no buscan a Dios, porque si le buscasen son sincero corazón, se convertirían a Cristo. Pero estamos en un tiempo, en que hay pastores que prohíbe que se hable de Cristo a otras personas para que se salve, no se trata de dialogar, sino de cumplir con todo lo que Jesús nos enseña.
Y es que resulta, que el cristiano que busca a Cristo, tiene necesidad de la Tradición Apostolica, los Padres Apostólicos, porque si no, el demonio jugaría con nosotros ahora a ver cual es la mejor doctrina, y los que están en vías de perdición se inventan las suyas, así seriamos merecedores del castigo eterno, por la rebeldía a la Autoridad de Dios.
Veamos estas enseñanzas de San Ignacio de Antioquía:
Y es que resulta, que el cristiano que busca a Cristo, tiene necesidad de la Tradición Apostolica, los Padres Apostólicos, porque si no, el demonio jugaría con nosotros ahora a ver cual es la mejor doctrina, y los que están en vías de perdición se inventan las suyas, así seriamos merecedores del castigo eterno, por la rebeldía a la Autoridad de Dios.
Veamos estas enseñanzas de San Ignacio de Antioquía:
«2.
Por otra parte, Onésimo mismo eleva muy alto vuestra disciplina en Dios,
expresando con sus alabanzas que todos vosotros vivís según la verdad, y que
ninguna herejía reside entre vosotros, sino que, por el contrario, vosotros
no escucháis a persona alguna que les hable de otra cosa que no sea de
Jesucristo en la verdad. » (San Ignacio de Antioquía, Epístola a los Efesios, VI,
2. )
VII.
Porque algunos hombres con perversa astucia tienen el hábito de tomar para
todo el Nombre, pero obrando de otro modo y de manera indigna de Dios; a
aquellos, debéis evitarlos como a las bestias salvajes. Son perros rabiosos,
que muerden a escondidas. Debéis estar en guardia, pues sus mordeduras
esconden una enfermedad difícil de curar.
2.
No hay más que un solo médico, carnal y espiritual, engendrado y no
engendrado, Dios venido en carne, en la muerte vida verdadera, Hijo de María
e Hijo de Dios, primero pasible y ahora impasible, Jesucristo Nuestro Señor.
San
Ignacio de Antioquía, de la epístola a los Efesios.
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San Ignacio nos ha prevenido sobre esos "perros rabiosos" que los ha habido incluso en los tiempos de Nuestro Señor Jesucristo, los que se oponen en todo el tiempo la doctrina de salvación. Cualquier atentado contra la Tradición del Señor no procede de la caridad, sino de esos "perros rabiosos y puercos", usando el lenguaje del Evangelio, pues no se trata de insultar a nadie cuando vamos en este sentido.
Y de la Liturgia de las Horas:
Oficio de Lectura, 17 de Octubre,
San Ignacio de Antioquía,
Obispo y mártir
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