jueves, 18 de octubre de 2018

San Lucas, y lecturas del Oficio Divino, reflexiones

A mayor gloria y alabanza a Dios que es bendito por los siglos de los siglos.


El Apóstol Pablo pedía a Timoteo, que acudiera lo más pronto posible. Timoteo desde su niñez solo tenía tiempo para Dios, la oración, el estudio de los textos sagrados, Es un buen ejemplo para amar al Señor, pero también trabajaba para ganarse el alimento diario. 

Segunda Epístola a Timoteo, 4,9-18. 


9 Apresúrate a venir cuanto antes, 10 pues Demas me abandonó por amor de este mundo y se marchó a Tesalónica; Crescente, a Galacia; Tito, a Dalmacia; 11 sólo Lucas está conmigo. Toma a Marcos y tráelo contigo, porque me es útil para el ministerio. 12 A Tíquico lo mandé a Éfeso. 13 Cuando vengas, trae la capa que me dejé en Tróade, en casa de Carpo, y los libros, sobre todo los de pergamino.

14 Alejandro, el herrero, me ha ocasionado muchos males. El Señor le pagará de acuerdo con sus obras.

15 Tú, ten cuidado con él, pues se ha opuesto obstinadamente a nuestras palabras. 16 Nadie me apoyó en mi primera defensa, sino que todos me abandonaron: ¡que no les sea tenido en cuenta! 17 Pero el Señor me asistió y me fortaleció para que, por medio de mí, se proclamara plenamente el mensaje y lo oyeran todos los gentiles. Y fui librado de la boca del león. 18 El Señor me librará de toda obra mala y me salvará para su reino celestial. A Él la gloria por los siglos de los siglos. Amén.

 Reflexión:

Cuando nosotros queremos ser fieles a Jesucristo, necesitamos acudir a las fuentes de la Tradición del Señor, vemos también que, como Jesús, los apóstoles padecieron rechazos, abandono y desprecios incluso de sus hermanos. Sucede también en todas las ordenes religiosas, porque el diablo, nuestro enemigo, siempre perturba la paz, sembrando discordias de los que debemos estar muy vigilantes para no acceder a las perversas intenciones de nuestros enemigos el diablo. Cuando directamente Satanás no pude con nosotros, porque estamos vigilantes, con la oración, sobre todo con la humildad que cerramos la puerta a la soberbia, el enemigo se aprovecha de otros, como sus instrumentos, aquellos que viven una vida casi sin oración, con muchos descuidos y negligencias, y sin motivo alguno, por la envidia se intenta provocarnos.

Con cierta persona conocida, hablando del Evangelio, y parecía que aceptaba, pero de pronto, me respondía, “hablando de todo, que te parece esto o aquello”, es decir, que a algunos se les hablan de Jesús, pero no ponen atención, se cansan enseguida, si es por la calle o en casa, no le interesa, prefieren esas otras cosas: el amor al mundo, el amor a la política, el vicio de las malas miradas, el amor a las cosas terrenales, entregándose a las concupiscencias, no se sienten atraídos por la belleza de la Palabra de Dios. Se dejan dominar por el mal, cuando algunos de nosotros queremos ayudarles a que encuentren a Jesucristo, los hay que se llegan a asustar, a espantarse. Como el diablo tiene mucho miedo a los corazones humildes, terror a los devotos de María, también algunas personas huyen de Cristo.

En el versículo 13, vemos que San Pablo tenía libros, que eran las Sagradas Escrituras del Antiguo Testamento, los pergaminos, eran letras sagradas que no querían desprenderse. Las letras sagradas de la Biblia nos fortalece nuestra vida espiritual,

Y es que alguno podría caer precisamente en la letra sin contar con el espíritu, San Pablo dice «porque la letra mata, pero el Espíritu da vida(2 Corintios, 3,6) En las letras sagradas necesitamos buscar todo el sentido espiritual, para la soberbia del conocimiento no nos domine, y nos jactemos “cuánto sé de la Biblia o de estas otras enseñanzas de los Santos Padres, por ese orgullo, muchos han caído. Y pensando que lo sabe todo, se comporta como enemigos terribles del prójimo. Nuestro combate siempre debe ser contra los errores y las potencias malignas.

En los versículos: (15-16), advertía el Apóstol Pablo a Timoteo, que tuviera mucho cuidado con ese tal Dimas, por la violencia que manifestaba a las palabras de Pablo, hay personas que son la cizaña del demonio, que hace todo lo posible para destruir toda la obra de Dios, porque se cerraron al Espíritu de Dios. Hay muchos que no conocen las letras sagradas, incluso, podría no saber leer, y con sus palabras llegan a matar al prójimo. Pues el demonio siempre tiene a su alcance todas las herramientas, en forma humana, para destruir a los hijos de Dios. Cuánto más fieles seamos a Cristo, a la Tradición, no todos están por la misma causa del Señor, y se enfrentarán con nosotros hasta ignorar al mismo Cristo. Llegamos a acostumbrarnos cuando nos ignoran a nosotros, pero nos duele y mucho, cuando quieren ignorar al Señor nuestro Dios.
También en las redes sociales, cuando hablamos de Jesús, conforme a la Tradición del Señor y la fe de la Iglesia Católica, siempre hay algunos embrutecidos por la corrupción del corazón, que llegarán a insultarnos, a odiarnos, pues son movidos por el espíritu maligno a que obren la maldad que ellos consienten. 

En la primera lectura del Oficio Divino, de la Liturgia de las horas, debemos poner mucha atención y aprendemos, que el sentido de la paz en toda la Iglesia Católica, es la fidelidad a Cristo Jesús, esa obediencia que no debemos echar al olvido, y la Tradición Apostólica. Solamente los mal intencionados que enfriaron su fe, entraron en la tibieza, y se oponían a la predicación de los Santos Apóstoles.

Para que crean en las palabras que decimos, tenemos que imitar a Jesús, es el modelo más perfecto de la predicación. Aunque ya sabemos a donde terminó, porque los malvados se oponían duramente a Cristo Jesús, y nosotros no somos más que el Divino Maestro, pero como discípulos, debemos siempre contar con la humildad del corazón, es decir, que Cristo Jesús habite en nuestra vida. 
Lo importante, que cuando no nos escucha ciertas personas, tengamos presente tambien: Pero el Señor me asistió y me fortaleció para que, por medio de mí, se proclamara plenamente el mensaje y lo oyeran todos los gentiles. El Señor no nos dejará nunca en la soledad siempre que estemos en gracia de Dios, la soledad no es buena compañía para los que viven alejados de Dios, se desesperan, se destruyen, incluso llegan a rechazar. Pero el alma en gracia de Dios siente paz en esa soledad, pues el Señor está al lado y con sus más fieles devotos hijos e hijas.

 La Iglesia, llena del consuelo del Espíritu Santo

Hch 9,27-31:11,19-26

En aquellos días, Bernabé presentó a Saulo a los apóstoles. Saulo les contó cómo había visto al Señor en el camino, lo que le había dicho y cómo en Damasco había predicado públicamente el nombre de Jesús. Saulo se quedó con ellos y se movía libremente en Jerusalén, predicando públicamente el nombre del Señor. Hablaba y discutía también con los judíos de lengua griega, que se propusieron suprimirlo. Al enterarse los hermanos, lo bajaron a Cesarea y lo enviaron a Tarso.

La Iglesia gozaba de paz en toda Judea, Galilea y Samaria. Se iba construyendo y progresaba en la fidelidad al Señor, y se multiplicaba, animada por el Espíritu Santo.

Los que se habían dispersado en la persecución provocada por lo de Esteban llegaron hasta Fenicia, Chipre y Antioquía, sin predicar la palabra más que a los judíos. Pero algunos, naturales de Chipre y de Cirene, al llegar a Antioquía, se pusieron a hablar también a los griegos, anunciándoles al Señor Jesús. Como la mano del Señor estaba con ellos, gran número creyó y se convirtió al Señor.

Llegó la noticia a la Iglesia de Jerusalén, y enviaron a Bernabé a Antioquía; al llegar y ver la acción de la gracia de Dios, se alegró mucho, y exhortó a todos a seguir unidos al Señor con todo empeño; como era hombre de bien, lleno de Espíritu Santo y de fe, una multitud considerable se adhirió al Señor.
Más tarde, salió para Tarso, en busca de Saulo; lo encontró y se lo llevó a Antioquía. Durante un año fueron huéspedes de aquella Iglesia e instruyeron a muchos. Fue en Antioquía donde por primera vez llamaron a los discípulos cristianos.



Hechos de los Apóstoles, 12, 24, 13. 48. 52

R/. La palabra del Señor cundía y se propagaba. Los que estaban destinados a la vida eterna creyeron.
V/. Los discípulos quedaron llenos de alegría y de Espíritu Santo.
R/. Los que estaban destinados a la vida eterna creyeron.



Los que estaban destinados a la vida eterna creyeron, este creer es mantenernos firmes en todo lo que nos dice el Señor, no debemos caer en la maldad de aún creyendo en Dios, nuestras obras se asemejarían a aquellos que no quieren creer. Nuestra vida es creer, porque creer es también amar a nuestros hermanos, rogar por la conversión de todos.



En la segunda lectura del Oficio de las Horas:

Oficio de Lectura, 18 de Octubre, 
San Lucas, Evangelista
El Señor viene detrás de sus predicadores



De las homilías de San Gregorio Magno, papa, sobre los evangelios 





(Homilía 17, 1-3: PL 76, 1139)

Nuestro Señor y Salvador, hermanos muy amados, nos enseña unas veces con sus palabras, otras con sus obras. Sus hechos, en efecto, son normas de conducta, ya que con ellos nos da a entender tácitamente lo que debemos hacer. Manda a sus discípulos a predicar de dos en dos, ya que es doble el precepto de la caridad, a saber, el amor de Dios y el del prójimo.
El Señor envía a los discípulos a predicar de dos en dos, y con ello nos indica sin palabras que el que no tiene caridad para con los demás no puede aceptar, en modo alguno, el ministerio de la predicación.
Con razón se dice que los mandó por delante a todos los pueblos y lugares adonde pensaba ir Él. En efecto, el Señor viene detrás de sus predicadores, ya que, habiendo precedido la predicación, viene entonces el Señor a la morada de nuestro interior, cuando ésta ha sido preparada por las palabras de exhortación, que han abierto nuestro espíritu a la verdad. En este sentido, dice Isaías a los predicadores: Preparadle un camino al Señor; allanad una calzada para nuestro Dios. Por esto, les dice también el salmista: Alfombrad el camino del que sube sobre el ocaso. Sobre el ocaso, en efecto, sube el Señor, ya que en el declive de su pasión fue precisamente cuando, por su resurrección, puso más plenamente de manifiesto su gloria. Sube sobre el ocaso, porque, con su resurrección, pisoteó la muerte que había sufrido. Por esto, nosotros alfombramos el camino del que sube sobre el ocaso cuando os anunciamos su gloria, para que él, viniendo a continuación, os ilumine con su presencia amorosa.
Escuchemos lo que dice el Señor a los predicadores que envía a sus campos: La mies es abundante, pero los trabajadores son pocos; rogad, pues, al Señor de la mies que mande trabajadores a su mies. Por tanto, para una mies abundante son pocos los trabajadores; al escuchar esto, no podemos dejar de sentir una gran tristeza, porque hay que reconocer que, si bien hay personas que desean escuchar cosas buenas, faltan, en cambio, quienes se dediquen a anunciarlas. Mirad cómo el mundo está lleno de sacerdotes, y, sin embargo, es muy difícil encontrar un trabajador para la mies del Señor; porque hemos recibido el ministerio sacerdotal, pero no cumplimos con los deberes de este ministerio.
Pensad, pues, amados hermanos, pensad bien en lo que dice el Evangelio: Rogad al Señor de la mies que mande trabajadores a su mies. Rogad también por nosotros, para que nuestro trabajo en bien vuestro sea fructuoso y para que nuestra voz no deje nunca de exhortaros, no sea que, después de haber recibido el ministerio de la predicación, seamos acusados ante el justo Juez por nuestro silencio.


Oración

Señor y Dios nuestro, que elegiste a san Lucas para que nos revelara, con su predicación y sus escritos, amor a los pobres, concede, a cuantos se glorían en Cristo, vivir con un mismo corazón y un mismo espíritu y atraer a todos los hombres a la salvación. Por nuestro Señor Jesucristo.


Roguemos al Señor, que nos envíe pastores que sea conforme al modelo más perfecto que es Cristo Jesús. 
En toda la Iglesia, en todas las órdenes religiosa, en todos los hogares, es necesario esa unidad para con Cristo Jesús. La unidad que quería también San nuestro Hermano San Francisco de Asís, el Humilde de Asís, Otro Cristo. 
Que cuando oremos, profundicemos la oración, para que sea completamente espiritual, costará, pero hay que seguir, porque cueste no significa que nos vamos a rendir. Hemos de perseverar, siempre. 

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