martes, 13 de noviembre de 2018

Beata Ana Catalina Emmerick. Capítulo XXV, visiones del anticristo y triunfo de la Iglesia (partes 3-7)

Cuando ya se ha desechado la Tradición Apostolica, son los tiempos fuertes del anticristo, pero todavía tiene que venir lo peor, se esta despreciando incluso los Santos Mandamientos y preceptos del Señor. En los tiempos del anticristo, tiempo de los demoledores de la Iglesia, estamos viendo incluso deformaciones en la Sagrada Liturgia, conventos que se cierran,

Pero hay otros hechos que son motivos de gran alegría, que donde no había adoración Perpetua, el Señor sigue obrando milagros, porque son los fieles cristianos que se preocupan de los intereses del Señor. Trabajan continuamente por el Reinado de Cristo. Están en el mundo, pero no son del mundo. 


El renacimiento de las órdenes religiosas llegará también un día, pero en este Concilio Vaticano II, es posible que no suceda. Algunos desean un "Tercer Concilio Vaticano III" y si esto surge, no es por deseo de Dios sino del hombre, porque ya tienen incluso este nombre que se le debe dar, esto no es de Dios. El Concilio Vaticano II ha provocado terribles daños a la Iglesia, y a causa del "ecumenismo o dialogo interreligioso", pues la Sagrada Biblia no está permitido. 

Muchas cosas está haciendo el "Papa Francisco", pero que nada tiene que ver con los intereses de Nuestro Señor Jesucristo, y lo mismo entre sus escritos, se hallan escondido entre unos pocos textos de verdad, el veneno de las mentiras. Los enemigos de la Iglesia Católica no tienen reparo en decir mentiras siempre que le conviene, y siguen rechazando las enseñanzas de la Iglesia, no pueden soportar, ya lo había mencionado, los Santos Mandamientos de Dios, porque interiormente están corrompidos y no buscan la propia conversión. 

Para el bien que queremos, no son nuestras propias fuerzas, sino hacer todo lo que nos manda el Señor, de nada sirven nuestras palabras si no están acompañadas por la obediencia radical al Señor, conforme a nuestra vocación, sería como querer construir una casa en el aire, sin ningún cimiento. Si edificamos en Cristo Jesús, todo nos irá bien. Sin Cristo nada podemos hacer. 



Dentro del capítulo XXV: las visiones del anticristo y de la Iglesia triunfante


1.    Maquinaciones de los malvados contra la Iglesia (Octava de Navidad de 1819)
2.    La Santísima Virgen Protege la Iglesia

3.    El Arcángel San Miguel lucha por el triunfo de la Iglesia (30 de Diciembre de 1819)
4.    San Francisco de Sales y Santa Juana de Chantal (Domingo de infraoctava de la Santísima Trinidad, 1820)
5.    Ve la Iglesia de San Pedro en peligro (28 de agosto de 1820)
6.    Ve a una iglesia falsa en contra de la Iglesia de Roma. (12 de septiembre de 1820)
7.    Ve la obra de los espíritus malos en la falsa iglesia (12 de Noviembre de 1820)
8.    Ve nuevamente la Iglesia de San Pedro (10 de Septiembre de 1822)
9.    Ve en éxtasis la Iglesia abandonada y afligida
10.  Supervivencia de la Iglesia e indignidad de los cristianos (4 de Octubre de 1822)
11.  Visión de la bestia del mar y del Cordero de Dios ( agosto a octubre de 1820)
12.  Las abominaciones de la francmasonería
13.  Los trabajos de las sectas (Fiesta de la Candelaria)
14.  Visión de la época del Anticristo.
15.   Ve los estragos que causan los enemigos a la Iglesia los enemigos de la Iglesia y la futura restauración por medio de María (Pascua de 1820)
16.  Las llagas del Señor derraman bendiciones sobre la Iglesia y el mundo.
17.  Ve la proximidad del Reino de Dios
18.  Ve la Iglesia de Roma. (27 de Diciembre de 1820)
19.  Ve a la Iglesia después del combate.
20.  Visión de la Jerusalén celestial. (Fin del capítulo)




3. El Arcángel San Miguel lucha por el triunfo de la Iglesia

(30 de Diciembre de 1819)


He visto nuevamente la Iglesia de San Pedro con su gran cúpula. Sobre ella resplandecía el Arcángel San Miguel vestido de color rojo, teniendo una gran bandera de combate en las manos. La tierra era un inmenso campo de batalla. Los verdes y azules luchaban contra los blancos; éstos, sobre los cuales había una espada de fuego, parecían que iban a sucumbir; no todos sabían por qué causa combatían. La Iglesia era de color sangriento, como el vestido del arcángel. Oí que me decían: “Tendrá un bautismo de sangre”. Cuanto más se prolongaba el combate, más se apagaba el vivo color rojo de la iglesia y se volvía más transparente. El ángel descendió y se acercó a los blancos. Lo vi delante de todos. Estos cobraron gran valor, sin saber de dónde les venía. El ángel derrotó a los enemigos, los cuales huyeron en todas direcciones. La espada de fuego que estaba sobre los blancos, desapareció. En medio del combate aumentaban las filas de los blancos: grupos de adversarios se pasaban a ellos y una vez se pasaron en gran número. Sobre el campo de batalla había, en el espacio, legiones de santos que hacían señales con las manos, diferentes unos de otros, pero animados del mismo espíritu.



4. San Francisco de Sales y Santa Juana de Chantal
(Domingo de infraoctava de la Santísima Trinidad, 1820)


Para consuelo mío he visto cuadros de la vida de los dos santos: San Francisco de Sales y Santa Juana de Chantal. Decían que los tiempos que corremos son muy tristes; pero que después de muchos desastres, vendrá un tiempo suave y apacible, en que los hombres estarán muy unidos unos con otros y se amarán mucho; entonces florecerán muchos monasterios en el verdadero sentido de esta palabra. Vi también una imagen de estos lejanos tiempos, la cual no puedo describir; de allí se alejaban las tinieblas de la noche y surgían la luz y el amor. Vi toda clase de cuadros relativos al renacimiento de las órdenes religiosas. Los tiempos del Anticristo* no están tan próximos, como algunos creen. Han de venir precursores del mismo. He visto en algunas ciudades maestros de cuyas escuelas podrán salir esos precursores.


* Recuérdese que esta visión tiene más de un siglo. Se han abreviado los tiempos. Cuando Ana Catalina habla del Anticristo lo hace siempre como de una persona y no de una sociedad o estado anticristiano. Sólo en un mundo anticristiano podrá imperar el Anticristo. En el mismo sentido habla Santa Hildegarda en su libro Scivias.





5. Ve la Iglesia de San Pedro en peligro
(28 de agosto de 1820)


Vi una imagen de la Iglesia de San Pedro, donde me parecía que el templo flotaba sobre la Tierra y que muchos corrían presurosos a ponerse debajo de él para transportarlo, grandes y pequeños, sacerdotes y seglares, mujeres y niños y aún ancianos impedidos. Yo sentía gran angustia e inquietud, pues estaba viendo ruina por todas partes.

Pero todas aquellas gentes se pusieron debajo de ella sosteniéndola son sus hombros; cuando esto hacían todos tenían la misma estatura, cada uno estaba en su puesto: los sacerdotes debajo de los altares, los legos debajo de las columnas, y las mujeres a la entrada. Era tan grande el peso que todos soportaban que creí que serían aplastados. Sobre la Iglesia aparecía el cielo abierto y los coros de los santos la sostenían con sus oraciones y sus méritos y ayudaban a los que la sostenían sobre sus hombros. Yo estaba flotando entre unos y otros. Vi que los que la llevaban se movían hacia adelante y que una fila de casas y palacios que había enfrente caía por tierra como las espigas del campo, al pasar sobre ellos la Iglesia y que la misma Iglesia fue puesta allí sobre la Tierra.

Entonces tuve la visión. Vi que la Santísima Virgen estaba sobre la Iglesia y alrededor de ella los apóstoles y obispos. Abajo vi grandes procesiones y solemnidades. Vi que todos los malos pastores de la Iglesia, que habían creído que podían hacer algo con sus propias fuerzas, sin recibir la virtud de Cristo, de los vasos de sus santos predecesores y de la Iglesia, fueron lanzados y reemplazados por otros. Vi que desde lo alto descendían bendiciones y que se obraban grandes mudanzas. Vi al Papa que dirigía todas estas cosas. Vi elevarse a dignidades a hombres muy pobres y a jóvenes.

6. Ve a una iglesia falsa en contra de la Iglesia de Roma.
(12 de septiembre de 1820)

He visto construir una iglesia curiosa, falsa y perversa. Había en el coro tres divisiones, cada uno de varias gradas, unas más altas que las otras. Debajo de ella extendía una oscura extensión llena de tinieblas. Sobre la primera de estas divisiones vi que arrastraban un asiento, en la segunda una gran taza llena de agua; sobre la más alma había una mesa. No he visto ningún ángel presente en la construcción; pero estaba la especie más ardiente y furiosa de los múltiples espíritus de los planetas, *
·        Según Ana Catalina, los espíritus planetarios son ángeles caídos que no fueron tan culpables como los del infierno; habitan en los planetas, desde donde descienden para tentar a los hombres; parece recordar a los ángeles que pergavantur in mundo.
que transportaban toda clase de objetos bajo esa techumbre; y allí abajo, ciertas personas envueltas en una especie de manteletas o capas eclesiásticas, llevaban todas esas cosas afuera. Nada venía de lo alto en aquella iglesia; todo provenía de la Tierra y de la oscuridad, y los espíritus de los planetas lo traían y lo preparaban todo. Solo el agua parecía tener en sí mismo fuerza saludable y en cierto modo santificante. He visto traer luego dentro de esa iglesia una increíble cantidad de instrumentos. Muchas personas también niños llevaban utensilios e instrumentos de la más variada especie para hacer y producir alguna cosa; pero todo era oscuro, pervertido, privado de vitalidad y no se veía más que separación y división.
Cerca de esta he visto otra Iglesia luminosa, colmada de gracias de lo alto; he visto a los ángeles subir y descender y he visto allí dentro vida y crecimiento, aunque también disipación y negligencia. A pesar de todo era un árbol lleno de jugo y de fuerza vital en comparación de la seudo-iglesia, que parecía un sarcófago lleno de reliquias muertas y de figuras. Una Iglesia era como un ave que vuela y se remonta en los aires; la otra como un barrilete hecho de papel por los niños y de trozos de papel de colores en la cola que se arrastra sobre un campo árido cubierto

Cerca de ésta he visto otra Iglesia luminosa colmada de gracias de lo alto; he visto a los ángeles subir y descender y he visto allí dentro vida y crecimiento, aunque también disipación y negligencia. A pesar de todo era un árbol lleno de jugo y de fuerza vital en comparación de la pseudo-iglesia, que parecía un sarcófago lleno de reliquias muertas y de figuras. Una iglesia era como un ave que vuela y se remonta en los aires; la  otra como un barrilete hecho de papel por los niños, lleno de nudos, de adornos y de trozos de papel de colores en la cola, que se arrastra sobre un campo árido cubierto de estepa, en vez de remontarse a los aires. He visto que muchas de las cosas reunidas en aquella iglesia estaban amontonadas en contra de la Iglesia viviente: así he visto dardos y flechas. Cada uno se empeñaba en llevar allí dentro alguna cosa, como bastones, varas, pompas de agua, garrotes de toda clase, muñecos y espejos.

Allí había trompetas, cuernos, fuelles y toda clase de objetos de toda forma y manera. Bajo la bóveda de la sacristía se afanaban por hacer pan; pero no fermentó y quedó todo abandonado. He visto a aquellos hombres con la manteleta llevar leña delante de las gradas sobre las cuales estaba el púlpito y encender fuego y soplar con los fuelles y con la boca y afanarse mucho; pero no salía de allí más que humo de una oscuridad espantosa.

Entonces hicieron una abertura por arriba y colocaron un tubo; pero aquel fuego no quiso prender y todo se hizo oscuro y tan denso de humo que terminó por sofocar. Otros soplaban en las trompetas y clarines y se esforzaban de tal modo que parecía les salían los ojos por las órbitas; pero todo quedó allí abandonado en el suelo y luego desapareció bajo tierra; de modo que todo era allí muerto y ficticio y vana obra humana.

Esta iglesia es en verdad obra de los hombres, en conformidad con la nueva moda, como lo es la nueva iglesia, no católica, de Roma, que es también de esa especie. 



7. Ve la obra de los espíritus malos en la falsa iglesia
(12 de Noviembre de 1820)

He viajado por un país oscuro y frio y llegué a una gran ciudad. Allí dentro he visto de nuevo la extraña gran fábrica de la iglesia; pero he visto que allí no hay nada de santo, sino innumerables espíritus planetarios que trabajaban en torno de ella. He visto todo esto como veo, de modo parecido, hacerse una obra eclesiástica católica de común acuerdo entre los ángeles, los santos y los cristianos; pero aquí las formas empleadas eran mecánicas, y las ayudas y los medios de otra especie. He visto subir y bajar y enviar rayos y luz por muchos espíritus planetarios sobre aquella gente que trabajaba. Todo se hacía y resultaba según la pura razón humana. He visto allá arriba, en las altas regiones, cómo un espíritu hacía líneas y diseñaba figuras y cómo luego aquí en la tierra se ejecutaba, porque veía que uno abría los cimientos y hacía aberturas o planos. He visto que la acción de estos espíritus planetarios, que trabajan para sí y para esa gran fábrica, extendía su influjo a las más remotas comarcas. Todo aquello que parecía necesario o sólo útil a la fabricación y existencia de esta iglesia, he visto excitarlo y ponerlo por obra en los más apartados lugares y distancias y he visto ponerse de acuerdo hombres y cosas, enseñanzas y opiniones para cooperar a la obra. Había en todo ese cuadro algo de admirablemente egoísta, de orgullosamente seguro y violento; y que todo tuvo éxito lo vi en un cuadro múltiple de cosas; pero no he visto siquiera un solo ángel o un santo concurriendo a la obra. El cuadro que he visto eran grandioso y perverso.


He visto también mucho más lejos y detrás de aquel asiento o trono, un pueblo feroz armado de picas, y un rostro feo que sonreía y decía: «Fabrica no más lo más sólido que quieras; nosotros la destruiremos». Penetré además en una sala grande de aquella ciudad, donde se celebraba una ceremonia odiosa una horrible y falsa comedia. Todo estaba tapizado de negro.

Uno fue puesto dentro de un catafalco, y luego resucitó. Él estaba presente en persona y llevaba en el pecho una estrella. Parecía que esto significaba una amenaza de que así sucedería.

He visto dentro al diablo en mil formas y figuras. Todo era densa y oscura noche: aquello era horrible.
«Fabrica no más lo más sólido que quieras; nosotros la destruiremos»


Los perversos están llegando a disolver órdenes e instituciones religiosas de Tradicion Apostólica, La Fraternidad Sacerdotal de San Pío X, que es un bien para la salvación de las almas, también siendo atacadas. Benedicto XVI se ha esforzado en ayudar a estos hermanos sacerdotes de San Pío X, Por el contrario, los lobos rapaces, les resulta incómodos, porque no trabajan para la gloria de Dios, sino del pecado.

Al "Papa Francisco", le ha llegado a molestar que haya fieles cristianos que estén pendientes de las normas espirituales, pues quieren imponer las suyas que no se relaciona con las enseñanzas de la Palabra de Dios, muchas de ellas. Como un contagio muy peligroso, hay pastores que adoptan las ideas, de quien no es el verdadero Papa, sino como enseña San Vicente Ferrer, si hay más de un Papa, uno solo puede ser verdadero, y el resto no lo es. Pues pensar que haya dos Papas en vida, pone en riesgo la salvación del alma.

Jesús cuando llama a la vocación, y encomienda una misión al llamado, nunca ha dado la opción de jubilarse, de dimitir, sino de el que persevere hasta el final ese se salvará. Por tanto, Benedicto XVI sigue siendo Papa Legítimo, y esto lo sabemos por su ortodoxia, en la defensa de la fe de la doctrina de la Iglesia Católica. El que no quiera comprenderlo, se verá demasiado apurado en el momento en que sea juzgado por el Señor. 






Próximamente, si Dios quiere Continuará:

8.    Ve nuevamente la Iglesia de San Pedro (10 de Septiembre de 1822)
9.    Ve en éxtasis la Iglesia abandonada y afligida
10.  Supervivencia de la Iglesia e indignidad de los cristianos (4 de Octubre de 1822)
11.  Visión de la bestia del mar y del Cordero de Dios ( agosto a octubre de 1820)


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