lunes, 29 de agosto de 2022

A donde empuja el suicidio, ¿Qué eternidad les espera? (1)

 Hace cierto tiempo que decía que iba a escribir sobre el suicidio, si estos en algún momento, se salvan o se condenan. Hay quienes presumen de ser defensores de la fe, en su propia opinión personal, sin ninguna prueba de las Santas Escrituras, dicen que llegan a salvarse, porque habría tenido tiempo de pedir misericordia. Pero lo que sucede es que ha sido abandonado por Dios. Y por eso, en la desesperación lo que menos piensa, es creer en la Divina Misericordia. 

Como este tratado ha sido de muchas páginas, por eso, de tiempo en tiempo, lo iré compartiendo. Esta es la primera parte, y se acabará con la segunda, después de la segunda, nuevas reflexiones sobre el suicidio:


Wikipedia
Suicida, de Leonardo Alenza (h. 1837; Madrid, Museo del Romanticismo).


Hay un autor que escribió este tema del suicidio, aunque le he respondido paso a paso, aquí también comparto las respuestas que le di, pero actualizando mis comentarios.

Hay alguna historia que atribuyen a San María Vianney de que una viuda se lamentaba de que su marido se había suicidado. Y el Santo le respondió:

“Recordemos la historia de la pobre viuda que fue a confesarse al cura de Ars, cuyo marido se había suicidado tirándose de un puente al río. Y lloraba diciendo: “Yo soy una pobre pecadora. ¡Pero pobre mi marido, que estará en el infierno! Porque se ha suicidado y el suicidio es un pecado mortal. Estará en el infierno”. Y el cura de Ars le dijo: “Tranquila, señora, porque entre el puente y el río está la misericordia de Dios”. Hasta el final, hasta lo último está la misericordia de Dios.”,

Aquí la mujer tiene razón, que su marido suicida se ha condenado en el infierno. Y completamente falso en la respuesta que atribuye al Padre Pío, que nunca diría tal cosa, de que el marido había alcanzado la Misericordia de Dios. Hemos de comprender que donde está el pecado mortal, no le acompaña la Misericordia de Dios, sino la justicia para castigar al culpable.

Palabras que no se encuentra en los sermones del Santo Cura de Ars. Sino que los que viven mala vida, pensamientos suicidas, otros pecaminosos, el que por propia voluntad quiere darse muerte, es porque ha rechazado a la Misericordia de Dios. Y ya no podía más con la carga terrible de pecados, que tendría su conciencia. El aplazamiento de la conversión es un riesgo para la salvación eterna. Es verdad que Dios es misericordioso, pero para los que durante en vida busca la conversión de su corazón. Pero, ¿quién se ha convertido cuando ha rechazado todas las oportunidades que el Señor le ha dado: « Me buscaréis, pero no me encontraréis » (San Juan VII, 34) 
En ese momento del suicidio tampoco se puede encontrar al Señor. La sentencia condenatoria ya ha quedado fijada. Y lo que le invade al suicida antes de morir, es el terror. Nos enseña San Alfonso María de Ligorio, de muchos pecadores, que llegan a decir, que por justo juicio de Dios han sido condenados. Por tanto, es completamente falsa esa historia que miserablemente han atribuido al Santo Cura de Ars, para quitar la gravedad de este horrendo pecado.

Ejemplo 4. Refiérese en la historia que cierto extranjero, pasando por Donzenac [ese extranjero se llamaba Lorrain y era librero de profesión] , se dirigió a un sacerdote para que le oyera en confesión; más el sacerdote, no sé porque causa, lo rechazó. De allí se fue a una ciudad llamada Brives. Se presentó al procurador del rey y le dijo, os ruego que me encarceléis, [Lorrain dijo al procurador que desde hace algún tiempo se había dado al demonio]; le ruego que me encarceléis, y he oído decir siempre que no hay poder que valga contra los que están en manos de la justicia. Le responde el procurador: –no sabes lo que es estar en manos de la justicia, una vez en su poder no se sale de cualquier manera.- No importa, señor, encarceladme. El procurador imaginó que aquel hombre estaría loco, por lo cual encarcelándole, y hasta conversando con él por más tiempo, se exponía a las burlas del publico. En aquel momento vio pasar por la calle a un sacerdote conocido, que era confesor de las Ursulinas; le llamó y le dijo: “Padre, tomad la bondad de tomar este hombre bajo vuestros cuidados”. Y dirigiéndose a aquel hombre: “Amigo mío, le dijo, seguid a este sacerdote y haced lo que él os diga. Dicho sacerdote, después de hablar un rato con el infeliz, pensó como el procurador del rey, que tenía enajenadas las facultades mentales; y le rogó que se dirigiese a otra parte, ya que él no podía encargarse de su conducta. Aquel pobre desagraciado, no sabiendo ya dónde acudir, se fue a dos distintas comunidades a pedir un sacerdote que le confesase. En una se le dijo que los padres estaban descansando, pues debían levantarse a la media noche; en la otra pudo hablar con un padre que le despidió para que volviese al día siguiente. Mas aquel pobre infeliz, se echó a llorar, exclamando: ¡Oh! Padre mío, si no tiene piedad de mí estoy perdido; dijo que se había entregado al demonio; y el plazo termina esta noche. “Idos, amigo mío, –le respondió el padre–, y encomendaos a la Santísima Virgen. Le entregó un Rosario y le despidió. Al pasar por una plaza, llorando de pena por no haber podido hallar un confesor entre tantos sacerdotes como en aquellas comunidades había, vio un grupo de vecinos que estaban conversando, y les pidió si por ventura entre ellos habría alguno que quisiera hospedarle aquella noche. Se hallaba entre ellos un carnicero, quien le dijo que podía seguirle a su casa. Cuando estuvieron en ella, aquel pobre infeliz le contó qué desdichado era por haberse dado al demonio; creía él tener tiempo suficiente para confesarse, dejar el pecado y hacer penitencia, más ningún sacerdote quiso confesarle. El carnicero se extrañó de que todos aquellos sacerdotes hubiesen mostrado tanta falta de caridad. –¡Ay! señor, bien reconozco que es permisión de Dios para castigarme por el tiempo y las gracias que desprecié–. “Amigo mío”,–dijo el carnicero- “cabe aun recurrir a Dios”, –¡Ay!, señor estoy perdido; ésta misma noche el demonio–dijo el carnicero– debe matarme y llevarse mi alma.- El carnicero, según parece, no se fue a dormir, para indagar si aquel hombre había perdido el juicio, o si era verdad cuanto afirmaba. En efecto, hacia la media noche, oyó un espantoso ruido, y gritos horribles como de dos personas de las que una estrangulase a la otra. Corrió el carnicero hacia el cuarto del infeliz, y vio al demonio que le arrastraba al patio. Horrorizado el carnicero, huyó a encerrarse en la casa: y al día siguiente, hallaron al infeliz colgado a guisa de carnero, en un gancho de la carnicería. El demonio le había arrancado un jirón de su capa y le estranguló y le colgó. El P. Lejeune, que refiere esto en uno de sus sermones, dice que lo oyó contar a uno que vio al infeliz colgado.

Las causas de que el alma se haya suicidado, es porque estaba en desgracia de Dios, en pecado mortal. 

Cuando la oración se hace en pecado grave, no puede ayudar al alma a recuperarse, no puede recuperar la gracia de Dios ya en vida, porque ha sido juzgado antes de su muerte. Y si estuviera sano, se serviría para ofender mucho al Señor.

En los números del catecismo modernista de Juan Pablo II, dice sobre el suicidio:



2282 Si se comete con intención de servir de ejemplo, especialmente a los jóvenes, el suicidio adquiere además la gravedad del escándalo. La cooperación voluntaria al suicidio es contraria a la ley moral.


Trastornos psíquicos graves, la angustia, o el temor grave de la prueba, del sufrimiento o de la tortura, pueden disminuir la responsabilidad del suicida.

2283 No se debe desesperar de la salvación eterna de aquellas personas que se han dado muerte. Dios puede haberles facilitado por caminos que Él solo conoce la ocasión de un arrepentimiento salvador. La Iglesia ora por las personas que han atentado contra su vida.



De hecho, el suicida rechaza a Dios y desprecia a la sociedad. Es el mismo suicida quien desprecia la Misericordia de Dios, no tiene fe en Él.



𝐋𝐚 𝐈𝐠𝐥𝐞𝐬𝐢𝐚 𝐨𝐫𝐚 𝐩𝐨𝐫 𝐥𝐚𝐬 𝐩𝐞𝐫𝐬𝐨𝐧𝐚𝐬 𝐪𝐮𝐞 𝐡𝐚𝐧 𝐚𝐭𝐞𝐧𝐭𝐚𝐝𝐨 𝐜𝐨𝐧𝐭𝐫𝐚 𝐬𝐮 𝐯𝐢𝐝𝐚.

NO es correcto decir que si una persona se suicida se va seguro al infierno. En el acto de suicidarse concurren una serie de elementos que pueden disminuir la gravedad de la imputabilidad e incluso no existir. 𝐒𝐎𝐋𝐎 𝐃𝐈𝐎𝐒 𝐒𝐀𝐁𝐄 𝐲 𝐚 𝐧𝐨𝐬𝐨𝐭𝐫𝐨𝐬 𝐧𝐨𝐬 𝐭𝐨𝐜𝐚 𝐫𝐞𝐳𝐚𝐫.


Respondo a este párrafo, 

No, no soy ningún maestro de la ley, pero tampoco sigo el camino de los herejes que me acusan de lo que ignoran.

¿De dónde sacará eso, que la Iglesia ora por las personas que han atentado contra la propia vida? El suicida muere en pecado mortal, y su condenación es terriblemente cierta.

Nosotros rezamos tanto por nuestra conversión como la de otros, pero ya el suicida no tiene posibilidad de conversión, ya no puede arrepentirse, y permanece en el infierno.

La Iglesia Santa de Dios, sí, ora, pero por las almas del Purgatorio, no por los condenados en el infierno.


Hoy hay mucho "maestro de la ley" dispuesto a condenar al infierno al suicida, sin tener en cuenta factores psicológicos y psiquiátricos que afectaron al suicida para tomar esa decisión.



Cuando dice: "maestro de la ley" se referiría a mí, porque yo prefiero responder con la verdad, y demostrando pruebas,

Quien se suicida ya ha tomado su propia decisión, nadie le ha obligado, es posible que otras personas hayan intentado ayudarles, pero no quiso hacerlo. El que obra en esa tragedia no quiere escuchar a Dios, pero si al tentador. Planea su propia muerte. El que comete pecado pertenece al diablo, nos dice San Juan (1 de Juan 3:8 que el que practica el pecado es del diablo.

Entonces, el suicida pertenece al diablo, y por eso tiene esos fuertes impulsos para destruir la propia vida. Pues quien vive en gracia de Dios, y persevera en su Santísima Voluntad, nunca será afectados por la tentación del suicidio. Jesús le protege, y la Santísima Virgen María, Madre de Dios.

Y SI: la misericordia de Dios es muy grande, y, tal vez, no quepa en la estrechez del corazón que cierran a los demás el Reino de los cielos. 

El Magisterio Tradicional de la Santa Iglesia Católica, nos enseña que en el Señor nuestro Dios, está la Misericordia y la Justicia, pero los impíos herejes modernistas, separa de Dios la Justicia, esto es muy grave. Pero aquellos que solamente piensan en la Misericordia divina para poner parte de su corazón al mundo, a las concupiscencias. Y por su mentalidad, se verán y reconocerán que no fueron aptos para la vida eterna.

No se puede decir que sea un verdadero catecismo, por los errores y herejías que en ciertos puntos, y omisiones mal intencionadas para que no se descubra lo que realmente nos muestra la Palabra de Dios.

Uno puede tener su tiempo de arrepentimiento, oportunidad que el que piensa en el suicidio, debería renunciar a esos negros pensamientos, y volver al Señor. Es en vida cuando podemos alcanzar la Misericordia de Dios, pero el que vive y muere en desgracia, en pecado mortal, no puede esperarse nada de la Misericordia divina. El suicida peca precisamente contra la Misericordia del Señor, la rechaza, y entonces es la justicia divina la que recibe, el castigo por la gravedad de su pecado, de su crimen.

La voluntad del suicida se atan a esa intención es rechazar el amor de Dios como voy diciendo, no acepta la divina misericordia. Y rezar por estas personas que ya están en el infierno, es oraciones que no sirven. Mejor es la oración por las almas que hay en el Purgatorio.

El Catecismo modernista de Juan Pablo II no es verdadero Catecismo, por la confusión que provoca en tantas almas, que no saben discernir la verdad. Hay una mezcla de verdades y errores, y el lector cree que el error es una enseñanza, y no es así, por las numerosas contradicciones. No hay en todos, respuestas auténtica, sino la ignorancia que tal o tal autor ha comentado.

El catecismo de Karol Wojtyla "Juan Pablo II", lo cierto es que no ha aclarado nada. Porque eran varios los equipos de redactores, modernistas, por lo tanto, herejes.


2280 Cada cual es responsable de su vida delante de Dios que se la ha dado. Él sigue siendo su soberano Dueño. Nosotros estamos obligados a recibirla con gratitud y a conservarla para su honor y para la salvación de nuestras almas. Somos administradores y no propietarios de la vida que Dios nos ha confiado. No disponemos de ella. 
2281 El suicidio contradice la inclinación natural del ser humano a conservar y perpetuar su vida. Es gravemente contrario al justo amor de sí mismo. Ofende también al amor del prójimo porque rompe injustamente los lazos de solidaridad con las sociedades familiar, nacional y humana con las cuales estamos obligados. El suicidio es contrario al amor del Dios vivo.
2282 Si se comete con intención de servir de ejemplo, especialmente a los jóvenes, el suicidio adquiere además la gravedad del escándalo. La cooperación voluntaria al suicidio es contraria a la ley moral.
Trastornos psíquicos graves, la angustia, o el temor grave de la prueba, del sufrimiento o de la tortura, pueden disminuir la responsabilidad del suicida. 
2283 No se debe desesperar de la salvación eterna de aquellas personas que se han dado muerte. Dios puede haberles facilitado por caminos que Él solo conoce la ocasión de un arrepentimiento salvador. La Iglesia ora por las personas que han atentado contra su vida.

El que ha escrito este numeral, desconoce por completo la Palabra de Dios, y ha causado mucho daño, ofreciendo una mentira. Pues hay personas que creen que el suicida, aún en muy grave estado de pecado mortal, sin arrepentirse por medio del Sacramento de la Penitencia, puede alcanzar la Misericordia y la Salvación. Estos tales son herejes manifiestos. 

Ya he comentado esta parte arriba.

Lo que sigue son algunas respuesta que ya he dado en ese lugar, y otras nuevas que sigo dando más abajo.


Comentarios que el autor me escribe, y le respondo:

Respondo al autor modernista desde aquí también, con : La oración en gracia de Dios es imprescindible para comprender la misericordia de Dios,

Y el que se confía en Dios, jamás podrá dejarse dominar por pensamientos tan negros como el del suicidio. Hay que conocer la Palabra de Dios. Vemos algunas escenas en el Antiguo Testamento, como algunos como el que fue rey Saul terminó por aceptar ese pensamiento del suicidio, pues había pedido a algunos de sus soldados que le diesen muerte, pero nadie de ellos levantó una mano contra el. Terminó por arrojarse sobre su propia espada. Anteriormente había desobedecido a Dios, había buscado una respuesta en la brujería, lo que Dios había prohibido.

El que se suicida lo hace porque no ha llegado a acercarse de corazón a Dios, y en la desesperación ese es el camino final de su vida.


Continuará...

viernes, 19 de agosto de 2022

Perseveremos en la Santa Obediencia a Dios, recuperar la Sagrada Tradición Apostólica.

 


Voy leyendo estos libros, no con prisas, porque como mejor se aprende es leyendo con tranquilidad, sin más pensamientos que el de aprender lo que el Espíritu Santo nos enseña. Vuelvo a recomendarlo, pues el enemigo llega a provocar despistes y olvido en estas enseñanzas saludables para nuestra fe.

Están el latín y en español, todo muy bien ordenado, para poder comprender las palabras.

El Catecismo Romano, en dos volúmenes o tomos, ha sido aprobado por nuestro querido Papa San Pío V. Y actualmente se ha podido recuperar para mayor gloria y alabanza de Dios, y bien espiritual de todas las almas que están destinadas a la salvación. Por eso, no se debe dejar pasar esta ocasión. Pues son un gran tesoro espiritual que en estos últimos tiempos, el Señor nos lo presenta.

  • Ruego oraciones por todos estos hermanos nuestros, que con la ayuda de Dios, han hecho lo posible para nuestro bien, y mejor conocimiento de la verdad.  
  • Demos gracias al Señor nuestro Dios, que nos ama, y nos ofrece estos dones que nos ayuda a salvarnos.


Estos libros acompañado de nuestras oraciones, y la Santa Misa Tradicional nos ayudará a fortalecer nuestra vida espiritual. 

Se ha escrito para los sacerdotes y para todo el pueblo fiel del Señor nuestro Dios. Con ilustraciones en blanco y negro, muy bellas, verdadero arte tradicional, y muy reverente como tenía que ser.

Los textos son nítidos, muy claros, que podemos entender todos los que lo leemos, 

Tenemos el índice analítico, por una parte, y por otra, sobre los temas. Todos son importantes.

Tenemos el testimonio de San Atanasio, demostrándonos que la fe es más importante que los templos de piedras.

Se nos habla de la Santísima Virgen María, San Miguel Arcángel,  de San Vicente Ferrer y otros más…


El otro libro, «Semper Fidelis. Guardando la regla de la verdadera Fe», cada día podemos leer una parte, hasta completar toda la lectura, y más de uno se animará a releerla, pues irá comprendiendo paso a paso, lo que, en una lectura anterior, no se habría dado cuenta, irá poniendo más atención.

En las lecturas nuestro corazón se alegra, nuestra mente se ilumina, toda ignorancia se desvanece, desaparece, para dar paso a la verdad según el amor de Dios, conforme a la caridad de Nuestro Señor Jesucristo. 

Son libros que ayuda mucho a la piedad, a la vida de oración, a tener el corazón más libres de cualquier desorden y ordenarlo mucho mejor para Dios. El lector se hace un bien así mismo, y aprende a respetar al Señor, que es lo más importante.

Las novedades del modernismo son caminos que cierran el Reino de los cielos, hay toda clase de pecados y vicios, y son muchas almas las que están cayendo en el infierno. Se dejaron seducir por las mentiras del demonio y sus agentes, personas que son enemigas de Dios y de la Santa Iglesia Católica. 

No hay que aplazar para otro día, lo que ahora es más fácil poder conseguirlo, pues las redes sociales ya no podrían funcionar. Ahora sí. 

Y algunos podrían lamentarse: --¿por qué no lo pedí cuando el Señor me dió el tiempo para conseguirlo?--

Para saber más, ir aquí, en que los enlaces nos llevará al Apostolado de San Vicente Ferrer: 

«Semper fidelis. Guardando la regla de la verdadera.Fe»..

jueves, 4 de agosto de 2022

Semper fidelis. Guardando la regla de la verdadera fe.

Actualización:  miércoles, 10 de agosto de 2022


 «Semper fidelis. Guardando la regla de la verdadera fe.»


Es necesario volver a los orígenes de los valores cristianos. El "novus ordo" no es una seguridad de salvación, sino todo lo contrario, son muchas las almas que por estar en este camino engañoso, no pueden heredar la vida eterna. 

Almas que buscáis al Señor, abrid el entendimiento. La instrucción religiosa es necesaria, y estamos a tiempo, el Señor nos está dando facilidades. Quiere que tengamos el conocimiento de la verdad y nos salvemos. 


Libro «SEMPER FIDELIS, guardando la regla de la verdadera fe» (Apostolado San Vicente Ferrer)


  • I Timoteo, II, 4: «Esto es bueno y grato ante Dios nuestro al Señor, el cual quiere que todos los hombres sean salvos y vengan al conocimiento de la verdad »
Fijémonos cuántas facilidades nos presenta, no podemos cerrar los ojos. Que el enemigo de las almas quiere que sus víctimas sean ignorantes, que no conozcan la Sagrada Biblia ni los buenos libros, y este libro «Semper Fidelis». Ciertamente tiene la aprobación de todos los Papas legítimos que siempre defendieron la fe. Tiene la aprobación del Magisterio Tradicional de la Santa Madre Iglesia Católica, Apostólica, Romana. Tiene el sello de la Santa Iglesia de Nuestro Señor Jesucristo. 


No se puede amar sinceramente a Jesucristo si el corazón se ha dejado corromper con la corrupción de las herejías protestantes. 

Este libro a comprender la realidad de nuestra fe, «SEMPER FIDELIS, guardando la regla de la verdadera fe» (Apostolado San Vicente Ferrer), y que todo cristiano debe tener en su casa. Muy recomendable, Su lectura debe ser diaria, nos recomienda el autor. De principio a fin.

Nuestra fe debe ser pura, como la tuvieron los Santos Apóstoles, y todos los santos de todos los tiempos. Pues nuestra entrega a Dios debe crecer cada día. 
 

El Conciliábulo Vaticano II, no sabíamos que estábamos fuera de la Iglesia de Nuestro Señor Jesucristo, esto se sabe una vez que vamos llegando al conocimiento de la verdad. Con el falso concilio, no éramos libros, sino que estábamos siendo engañados por las personas que fueron ocupando altos cargos, masones, comunistas, herejes del protestantismos, y todo lo malo. Y aparecieron todos los escándalos más graves e inmorales, esto es bien sabido.

Aparecieron candidatos de la masonería para luego hacerlos Papas, y así poder engañar a cuánto más posible. Pero la bondad del Señor no quiere que permanezcamos en la oscuridad, en la ignorancia.

Las verdades que han estado apareciendo en documentos del Vaticano II, no son las mismas que proceden desde la Sagrada Tradición. En el falso concilio, lo que sucede es que hay un revoltijos de ideas de las distintas sectas anticatólicas, y que han puesto un camino de confusión y perdición.

La apostasía, la pérdida de fe, los abusos litúrgicos, el desprestigio de la imagen del Papa han ido acrecentándose con los años, la desobediencia constante a Dios, por parte de los responsables de los enemigos de la Iglesia que fueron tomando posiciones, y así poder, en vez de curar almas, destruirlas con los errores que se iban extendiendo. 

Entre los catecismo de sana doctrina, tenemos dos, uno de San Pío V y otro de San Pío X. 

Los catecismos modernistas que aparecieron con el falso concilio, contiene errores que llegan a perjudicar gravemente del lector. Es preciso que el lector se alimente por la fe en Cristo Jesús, por la Sagrada Tradición. 

Recomiendo este sitio que es conforme a la Fe de Nuestro Señor y Salvador Jesucristo.

Abrir aquí:

https://www.apostoladosanvicenteferrer.es/ 

En este Apostolado de San Vicente Ferrer, hay valiosa información sobre la Sagrada Tradición, como poder comprar los libros...

En ediciones y recursos:



Cuando leemos, nos encontramos reflexiones espirituales, que nos ayudan a comprender y aceptar la verdad. Y mejoramos nuestro tiempo para la vida de oración, para un mejor trato de amor a Nuestro Señor Jesucristo, y nuestra devoción a la Santísima Madre de Dios.

En Amazon:



Tenemos esta entrevista muy interesante que recomiendo leer, y si todavía quien no tenga el libro, lo puede comprar lo más pronto posible.

Como todos queremos vivir conforme a la sana doctrina, este libro no nos debe faltar, ahora, eso sí, sigamos el consejo que nos da el autor del libro: 

  • Que no demoren su lectura. Que lo lean seguidamente cada día, en orden de principio a fin, atentamente y sin prisas, con libertad de espíritu y apertura de corazón y mente, dejando al margen las ataduras que tenemos a nuestros propios sentimientos y esquemas preconcebidos, fijándonos solamente en Nuestro Señor clavado en la Cruz. Estamos convencidos que, si lo leen así, van a comprender muchas cosas en medio de tanta confusión y, lo más importante, les ayudará a encaminarse hacia su salvación, guardando la regla de la verdadera fe.



La entrevista completa, la podemos leer aquí, directamente, en la web del autor:

viernes, 24 de diciembre de 2021

La Santísima Virgen María conoció que había nacido el Salvador, se arrodilló y le adoró

Jesús nos ha nacido, es la alegría que ha venido a salvarnos. No es una alegría según el mundo. Tengamos cada día, nuestro corazón, bien dispuesto, bien ordenado para acoger siempre a Nuestro Señor Jesucristo, seamos templos vivos, rechazando todo pecado, toda tentación.

Acudiendo a la Santísima Madre de Dios, con su ayuda infalible, conseguiremos ser más fieles a Nuestro Señor Jesucristo pasar de este mundo.

La mayoría de los pintores de obras de arte, no han sabido expresar dignamente el nacimiento de Jesús, es una pena, posiblemente habrán leído los pasajes. Pero sin embargo, no lo han llegado a comprender, y dan pena como algunos exponen tantas barbaridades. Son muy pocos los artistas quienes han sabido describirlo en sus obras de artes. 



Hallábase todo preparado de este modo, cuando se arrodilló con gran reverencia la Virgen y se puso a orar con la espalda vuelta hacia el pesebre y la cara levantada al cielo hacia el oriente.


De las profecías y revelaciones de 

Santa Brígida de Suecia.


Muy tierna revelación en la que la Virgen María describe a santa Brígida el nacimiento de su divino Hijo en Belén.

 

Libro VII 

Capítulo XII


Estaba yo en Belén, dice la Santa, junto al pesebre del Señor, y vi una Virgen encinta muy hermosa, vestida con un manto blanco y una túnica delgada, que estaba ya próxima a dar a luz. Había allí con ella un rectadísimo anciano, y los dos tenían un buey y un asno, los que después de entrar en la cueva, los ató al pesebre aquel anciano, y salió fuera y trajo a la Virgen una candela encendida, la fijó en la pared y se salió fuera para no estar presente al parto.

La Virgen se descalzó, se quitó el manto blanco con que estaba cubierta y el velo que en la cabeza llevaba, y los puso a su lado, quedándose solamente con la túnica puesta y los cabellos tendidos por la espalda, hermosos como el oro. Sacó en seguida dos paños de lino y otros dos de lana muy limpios y finos, que consigo llevaba para envolver al Niño que había de nacer, y sacó otros dos pañitos del lienzo para cubrirle y abrigarle la cabeza al mismo Niño, y todos los puso a su lado para valerse de ellos a su debido tiempo.

Hallábase todo preparado de este modo, cuando se arrodilló con gran reverencia la Virgen y se puso a orar con la espalda vuelta hacia el pesebre y la cara levantada al cielo hacia el oriente. Alzadas las manos y fijos los ojos en el cielo, hallábase como suspensa en éxtasis de contemplación y embriagada con la dulzura divina; y estando así la Virgen en oración, vi moverse al que yacía en su vientre, y en un abrir y cerrar los ojos dió a luz a su Hijo, del cual salía tan inefable luz y tanto esplendor, que no podía compararse con el sol, ni la luz aquella que había puesto el anciano daba claridad alguna, porque aquel esplendor divino ofuscaba completamente el esplendor material de toda otra luz.

Al punto vi a aquel glorioso Niño que estaba en la tierra desnudo y muy resplandeciente, cuyas carnes estaban limpísimas y sin la menor suciedad e inmundicia. Oí también entonces los cánticos de los ángeles de admirable suavidad y de gran dulzura.

Así que la Virgen conoció que había nacido el Salvador, inclinó al instante la cabeza, y juntando las manos adoró al Niño con sumo decoro y reverencia, y le dijo: Bien venido seas, mi Dios, mi Señor y mi Hijo. Entonces llorando el Niño y trémulo con el frío y con la dureza del pavimento donde estaba, se revolvía un poco y extendía los bracitos, procurando encontrar el refrigerio y apoyo de la Madre, la cual en seguida lo tomó en sus manos y lo estrechó contra su pecho, y con su mejilla y pecho lo calentaba con suma y tierna compasión; y sentándose en el suelo puso al Hijo en su regazo, y comenzó a envolverlo cuidadosamente, primero en los paños de lino, y después en los de lana, y sujetando el cuerpecito, piernas y brazos con la faja, que por cuatro partes estaba cosida en el paño de lana que quedaba encima. Puso después en la cabeza del Niño y los dejó atados aquellos dos pañitos de lino que para esto llevaba. Después de todo entró el anciano, y postrándose en tierra delante del Niño, lo adoró de rodillas y lloraba de alegría.

La Virgen no tuvo mudado el color durante el parto, ni sintió dolencia alguna, ni le faltó nada la fuerza corporal, según suele acontecer con las demás mujeres, sino que permaneció como embriagada de amor; y en este deliciosísimo arrobamiento quedó, sin darse cuenta, en el mismo estado de conformación de su cuerpo, en que se hallaba antes de llevar en su purísimo seno al Hijo que acababa de nacer. Levantóse en seguida la Virgen, llevando en sus brazos al Niño, y ambos, esto es, ella y José, lo pusieron en el pesebre, e hincados de rodillas, lo adoraban con inmensa alegría y gozo.


También puede leerse: 

sábado, 22 de mayo de 2021

Tengamos fe y confianza, sigamos respetando a Jesús en la Sagrada Comunión de rodillas y en la boca.

A mayor gloria y alabanza del Señor, nuestro Dios, que merece todo el respeto, amor reverencia, reconocimiento de todos nosotros.



Todavía hay pastores, que son fieles a Jorge Mario Bergoglio, en el que le ve como si fuera el "Papa Francisco", Pastores que no saben nada de la Biblia, ni de la Historia de la Iglesia Católica, y ya están convencido que lo que dice Bergoglio se debe cumplir sea como sea. Pero nosotros, como cristianos no estamos en comunión con los herejes. Aquellos que lo están, no tienen a Cristo, aunque son engañados por el diablo haciéndoles creer que tienen a Dios, pero rechazando las enseñanzas del Magisterio Tradicional de la Iglesia Católica.

Así como los herejes, la masonería, el comunismo, libertinos, ven en Bergoglio como el "Papa" que necesitaban, para que sus malas acciones no sean reprendidas, sino aceptadas de buena gana.


Como cristianos, lejos de nosotros rechazar a Cristo, es mejor rechazar a todos los herejes y apostatas y libertinos.

Defender los intereses de Cristo, es oponerse a las herejías de Jorge Mario Bergoglio y todos los que están en comunión con él.

Nos vamos a encontrar con personas que están cargadas de orgullo y soberbia por la insistencia de defender la Comunión en la mano, no perdamos el tiempo con esos perezosos, que no estudian la doctrina de la Iglesia Católica, se han quedado en la superficialidad, en el modernismo que es la puerta del infierno. No están en la Iglesia Católica, aunque ellos por su ignorancia, están convencido que lo están. 

Hay personas consagradas, de las que dicen que es importante obedecer al "Papa Francisco", y que hay que aceptar que se debe poner la mano, para recibir a Jesús. Esta obediencia lleva a pecado, por lo que no debemos obedecer para no condenarnos. Ya son varias veces que he hablado del tema, pero el demonio sigue ahí, convenciendo a los que están destinados a la perdición, que tienen que enseñar como valores las herejías, el arrianismo, el protestantismo y demás sectas con sus distintas herejías.


Bergoglio es una persona que no tiene fe, que no tiene a Cristo Jesús, que no tiene al Padre Celestial, la prueba está en lo que enseña la Sagrada Biblia, que frutos puede tener un alma para que se llene de Dios, y que frutos no tiene, para ser rechazado por el Señor, cuando se desvía de la doctrina. ¿Acaso quería el Altísimo que Bergoglio diese culto a los demonios del "pachamama"? Y son muchísimos los malos frutos del mal árbol. Las enseñanzas de Jesús son bien clara y verdadera.

Es bueno para nosotros no leer el veneno que escriben los herejes, nos lo prohíbe la Palabra de Dios. Las personas que han colaborado con las tinieblas, dando la comunión en la mano, o recibiéndola como si nada, están cometiendo graves ofensas al Señor. Ya nos advertía nuestro Señor Jesucristo, y los Santos Apóstoles, que algunos enseñarán maldades, herejías, para perdición de los que negaron la Verdad de Dios.

Lo que menos deseo, son discusiones, sino mostrar la verdad, con la paz del Señor, para aquellos que lo quieran aceptar, y si no, ya se las verá con el Señor. Pero como cristiano, antimodernista que me declaro, sigo con la Sagrada Tradición de la Fe Apostólica del Señor. No me busco a mí mismo, sino que Jesús sea respetado por cada uno, por todos. Y que dando buen ejemplo pongan aquellos su mirada hacia Dios. Solamente el Señor es lo más importante.

Los verdaderos sacerdotes, por su sincero amor a Jesucristo, nunca colaborará con las tinieblas, no dará la Comunión en la mano, para no incurrir en excomunión. 


Agradezco a la persona que ha compartido esta foto.

ORIGEN HISTÓRICO DE SU USO Y DESUSO


Sacerdote Javier Olivera Ravasi
marzo 11, 2020


«La administración del Cuerpo de Cristo corresponde al sacerdote

por tres razones: porque él consagra en la persona de Cristo…

 porque el sacerdote es el intermediario designado

entre Dios y el pueblo… porque por reverencia a este  Sacramento,

nada lo toca sino lo que está consagrado”

(Santo Tomás de Aquino, S. Th, III, q. 82, a. 13)

Por: P. Javier Olivera Ravasi

A raíz de varias consultas sobre el tema de la posibilidad o no de la comunión en la mano, nos hemos visto obligados a resumir su historia, su conveniencia e inconveniencia, basándonos, principalmente, en el excelente trabajo de Mons. Juan Rodolfo Laise titulado, La comunión en la mano. Documentos e historia, Vórtice, Buenos Aires 2005, 152 pp (1), al cual remitimos.

Con las presentes líneas sólo hemos querido acercar al público en general la historia del uso y desuso de esta práctica hoy en día tan extendida que comenzó siendo un permiso excepcional y hoy parece norma general.

1) Contexto del permiso para recibir la comunión en la mano

En el documento de Pablo VI titulado “Memoriale Domini. De modo Sanctam Communionem ministrandi[2] del año 1969, el Papa planteaba que, en algunos lugares, se venían cometiendo diversos abusos litúrgicos al impartir la Sagrada Comunión en la mano con la excusa de que se seguía, de ese modo, un uso antiguo.

Puntualmente, la práctica era seguida en diversos países de tradición protestante (Holanda, Alemania, Bélgica, etc.) que, por aquel entonces, sufrían una enorme pérdida de la Fe (recordemos el famoso “Catecismo holandés”, que debió ser corregido por el mismo Pablo VI), poniendo en duda la presencia real de Cristo en la Eucaristía, negando cualquier clase de presencia en las partículas o fragmentos de hostia, al mismo tiempo en que no se distinguía con claridad entre el sacerdocio común de los fieles y el sacerdocio ministerial.

Es decir: era un tiempo de crisis de Fe, de allí que Roma rogase “prevenir todo peligro de que penetren… falsas opiniones sobre la Santísima Eucaristía”, sostenidas, justamente, por los promotores de la desobediencia.

2) Una excepción que se volvió regla

Ante la práctica generalizada en estos países, la Santa Sede se vio obligada a actuar y reafirmar que la comunión en la boca no sólo era la práctica que “ya debe considerarse tradicional” en la Iglesia (MD, 1278) sino que el dar la comunión en la mano podía conllevar ciertos peligros, a saber: “el que se llegue ya a una menor reverencia hacia el augusto Sacramento del altar, ya a la profanación del mismo Sacramento, ya a la adulteración de la recta doctrina” (MD, 1279).

Se realizó entonces una encuesta entre la mayoría de los obispos del mundo sobre qué convenía hacer ante los abusos: la respuesta fue categórica: la inmensa mayoría determinó que debía seguirse con la forma de administrar la comunión (de rodillas y en la boca), pero… ¿qué hacer en aquellos países donde la costumbre se hubiese, ilegítimamente, arraigado?

Y se respondía: “si en alguna parte el uso contrario… se hubiera arraigado ya, la misma Sede Apostólica… confía a estas mismas Conferencias la carga y el oficio de sopesar las circunstancias peculiares, si las hay, con la condición, sin embargo, tanto de prevenir todo peligro de que penetren en los espíritus la falta de reverencia o falsas opiniones sobre la Santísima Eucaristía” (MD, 1282).

Es decir: dejaba en las manos de las Conferencias Episcopales (la reunión de obispos de cada país) que votasen y, luego, comunicasen a Roma su decisión, dejando –eso sí– libertad a cada obispo en su diócesis.

El documento se completaba con una Carta Pastoral en la que se concedía a las Conferencias Episcopales el indulto (permiso) de distribuir a los fieles la Sagrada Comunión en la mano, siempre y cuando ese modo de recibir la comunión ya fuese frecuente allí por la costumbre, dejando en claro que: “La nueva manera de comulgar no deberá ser impuesta de modo que excluya el uso tradicional… De modo que cada fiel tenga la posibilidad de recibir la Comunión sobre la lengua” (n. 1285, 1) por lo que el “el rito de la Comunión dada en la mano no debe ser aplicado sin discreción” (n. 1286, 2).

Es decir, se trataba de una excepción y de un indulto (un “perdón” o “permiso excepcional”).

3) El caballito de batalla: “los primeros cristianos comulgaban así”

Quienes han argumentado el tema de la comunión en la mano han hecho uso siempre de un arcaísmo litúrgico, es decir, “los primeros cristianos lo hacían así”.

Sobre el tema, el mismo Papa Pío XII decía, refiriéndose a quienes intentan hacer renacer “lo que se hacía antes”, sin demasiado criterio, lo siguiente: “la liturgia de los tiempos pasados merece ser venerada sin ninguna duda; pero un uso antiguo por el mero hecho de su antigüedad no ha de ser considerado más apto y mejor ya en sí mismo (Mediator Dei, nº 43).

La vuelta a una forma antigua no es por sí misma un motivo de tranquilidad. Menos aún cuando esa forma fue abandonada en algún momento, desechada luego y finalmente prohibida por su imperfección.

Como sucedió con la comunión en la mano…

Casualmente –y aunque parezca una paradoja– que debe hacerse siempre y en todo lugar lo que se hizo antes son normalmente los primeros en atacar, por ejemplo, la misa tradicional, la comunión de rodillas, el canto gregoriano, etc., etc.

Además; si debiésemos seguir en todo a los “primeros cristianos”, sin más criterio que “porque antes se hacía así”, deberíamos:

– Consagrar la Eucaristía sobre la piel de un asno (como algunos nestorianos hacían).

– Dejar de comulgar habitualmente (antes se comulgaba apenas una vez al año o en fiestas y solemnidades importantes).

– Sentarnos por separados, hombres y mujeres.

– Celebrar de cara a Dios.

– Ayunar desde la noche anterior.

–  Para las mujeres, usar el velo.

Es decir: “todo tiempo pasado fue mejor”, cuando conviene.

4) ¿Cómo comulgaban los primeros cristianos y por qué dejaron de hacerlo así?

Los testimonios antiguos en este sentido son múltiples y no siempre uniformes.

Uno de los más famosos y más manoseados, quizás resulte el de San Cirilo de Jerusalén (S IV) que narra así el rito de la comunión:

“Acercándote por lo tanto, no lo hagas con las palmas de las manos separadas, ni con los dedos apartados, sino haz con la izquierda un trono para la derecha ya que esta mano está a punto de recibir al Rey. Haciendo el hueco con la palma, recibe el Cuerpo de Cristo, añadiendo ‘Amén’… ¿Por qué dime: si alguno te diese unas limaduras de oro ¿no las guardarías con toda diligencia procurando no perder nada de ellas? ¿No procurarás, pues, con mucha más diligencia que no se te caiga ninguna migaja de lo que es más precioso que el oro y las piedras preciosas?… “Y después de que hayas tomado el Cuerpo de Cristo y hayas recibido el cáliz de la Sangre, no estires tus manos sino inclínate haciendo un acto de reverencia y profunda veneración y di ‘Amén’ y santifícate tomando la Sangre de Cristo también. Mientras la humedad esté todavía sobre tus labios, tócalos con tus manos y santifica tus ojos, tu frente, y todos tus otros órganos sensoriales. Finalmente, da gracias a Dios, que te ha considerado digno de tales misterios”.

Hasta aquí, el texto atribuido a San Cirilo que, por lo extraño de la última parte (la de tocarse los sentidos externos) ha sido considerado dudoso o, al menos, con partes interpoladas.

Otros autores antiguos también narran algo parecido al momento de explicar el rito de la comunión:

Tertuliano, dice: “cuidamos escrupulosamente que algo del cáliz o del pan pueda caer a tierra”; San Hipólito recomienda: “cada uno esté atento… que ningún fragmento caiga y se pierda, porque es el Cuerpo de Cristo que debe ser comido por los fieles y no despreciado”; San Efrén: “comed este pan y no piséis sus migas… una partícula de sus migas puede santificar a miles de miles y es suficiente para dar vida a todos los que la comen”; y Orígenes: “Con qué precaución y veneración, cuando recibís el Cuerpo del Señor, lo conserváis de manera que no caiga nada o se pierda algo del don consagrado. Os consideraríais justamente culpables si cayese algo en tierra por negligencia vuestra”.

Todos estos autores, vale decirlo, narraban el rito mientras la Iglesia carecía de libertad, es decir, en tiempos de persecución, antes del Edicto de Milán y la relativa paz que trajo Constantino (313) de allí que, casi por la misma época, otros autores narrasen expresamente el contexto de esa «comunión en la mano», como es el caso de San Basilio Magno (330-379):

“No hace falta demostrar que no constituye una falta grave para una persona comulgar con su propia mano en épocas de persecución cuando no hay sacerdote o diácono» (Carta 93)

Esto ha hecho que, algunos estudiosos hayan planteado que la comunión en la mano se dio, en los primeros siglos, con mucha reverencia siempre, a causa de la persecución que se padecía y en tiempos en que no había diáconos o sacerdotes que pudiesen administrarla (vgr. Leclercq, «Comunión» en el Dictionnaire d’Archéologie Chrétienne).

Sin embargo, ese argumento, no parece convencer del todo pues, como narra el Cardenal Du Perron al refutar al hereje Du Plessis Mornay (quien aducía que, porque antes se comulgaba en la mano, no habría conciencia de la presencia real de Cristo en la Eucaristía entre los primeros cristianos) la eucaristía se daba incluso en tiempos en que la persecución primera había pasado ya, sobre todo, en los lugares alejados de Roma.

Sin embargo, pasado el tiempo y poco a poco, la Iglesia comenzó mutar al respecto, como se lee ya en el Concilio de Zaragoza (a. 380), otro será el planteo de la Iglesia: «Excomúlguese a cualquiera que ose recibir la Sagrada Comunión en la mano» o el Sínodo de Roma del año 404, celebrado bajo el Papa Inocencio I, en el cual se impone el rito de la Comunión en la lengua, o el Concilio de Rouen (año 650) donde se dice: «No se coloque la Eucaristía en las manos de ningún laico o laica, sino únicamente en su boca” o el de Constantinopla: (680-681): «Prohíbase a los creyentes tomar la Sagrada Hostia en sus manos, excomulgando a los transgresores»; o el Sínodo de Ruán (año 878): “No se debe entregar la Eucaristía en manos de ningún laico, hombre o mujer, sino solamente en la boca. Si alguien transgrediese esto, dado que desprecia a Dios omnipotente, y no rinde honor a cuanto en él hay, que sea excluido del altar”.

A primera vista, podría decirse que, la comunión en la mano, comenzó siendo el uso normal de la Iglesia que nació en tiempos de persecución. Con el tiempo, sin embargo y a medida que el mundo conocido iba siendo evangelizado el uso se mantuvo pero volcándose, poco a poco, a la praxis de la comunión en la boca por mano de los clérigos y -siempre- con extrema veneración, de allí que Pablo VI, en MD, indique que: “consta que los fieles creían y con razón, que pecaban… si, habiendo recibido el cuerpo del Señor y conservándolo con todo cuidado y veneración, algún fragmento caía por negligencia”.

Es por todo esto que, a nuestro juicio, sería engañar a los fieles sin contextualizar el cómo se daba esa «comunión en la mano» en la “Iglesia primitiva”.

Veamos, sin querer abundar, el espíritu con que se hacía; para ello nos puede servir el ejemplo de la secta de los nestorianos, existente aún hoy (quizás los cismáticos más antiguos que existen hoy en día, cuyo origen se remonta al siglo V). Así se narra el rito de la comunión:

“Acercándote por lo tanto, no lo hagas con las palmas de las manos separadas, ni con los dedos apartados, sino haz con la izquierda un trono para la derecha ya que esta mano está a punto de recibir al Rey. Haciendo el hueco con la palma, recibe el Cuerpo de Cristo, añadiendo ‘Amén’… ¿Por qué dime: si alguno te diese unas limaduras de oro ¿no las guardarías con toda diligencia procurando no perder nada de ellas? ¿No procurarás, pues, con mucha más diligencia que no se te caiga ninguna migaja de lo que es más precioso que el oro y las piedras preciosas?… “Y después de que hayas tomado el Cuerpo de Cristo y hayas recibido el cáliz de la Sangre, no estires tus manos sino inclínate haciendo un acto de reverencia y profunda veneración y di ‘Amén’ y santifícate tomando la Sangre de Cristo también. Mientras la humedad esté todavía sobre tus labios, tócalos con tus manos y santifica tus ojos, tu frente, y todos tus otros órganos sensoriales. Finalmente, da gracias a Dios, que te ha considerado digno de tales misterios”.

Mons. Athanasius Schneider, experto en Patrística e Iglesia primitiva, explica que hay una enorme diferencia entre la forma de comulgar en la Iglesia primitiva y la actual práctica de la comunión en la mano:

En la Iglesia primitiva había que purificar las manos antes y después del rito, y la mano estaba cubierta con un corporal, de donde se tomaba la forma directamente con la lengua. Tras sumir la Sagrada Hostia el fiel debía recoger de la mano con la lengua cualquier mínima partícula consagrada. Un diácono supervisaba esta operación[3].

Nos preguntamos: quienes defienden el comulgar en la mano “porque así se hacía antes”, ¿comulgarán hoy de la misma manera? Pues bien, independientemente de si el uso de la comunión en la mano se dio en tiempos de persecución o no (cosa que, al parecer, es bastante discutida entre los historiadores de la liturgia), el tema más importante es que, la Iglesia, en un momento, cambió de postura al respecto y comenzó a distribuirla en la boca.

5) Un uso que la tradición interrumpió y hasta prohibió

Pero, si no constituía (ni constituye per se un sacrilegio); si en los primeros tiempos se hacía con enorme devoción…, entonces: ¿por qué la Iglesia, en un momento de la historia, llegó a prohibir este uso?

Según señala el gran historiador Jungmann, “esta costumbre de entregar la Eucaristía en la mano traía consigo el peligro de abusos… Con todo, más que el temor a los abusos, influyó, sin duda, la creciente reverencia al sacramento a que se diese más tarde la sagrada forma directamente en la boca” (El Sacrificio de la Misa, B.A.C., Madrid 1963, pp. 942 ss.). Es decir: se trató del desarrollo y profundización del dogma del misterio de la Transubstanciación lo que llevó a que, con el tiempo, la reverencia fuese más y más crecida hasta que la Iglesia, comenzando por Roma y hacia afuera, comenzó a mandar que la eucaristía se diese en la boca.

Se cuenta que la reverencia era tan grande entre los siglos XIII y XV, que muchos sacerdotes llegaban a comulgar tomando la hostia directamente de la patena con la lengua (uso exagerado testimoniado por San Buenaventura y por las rúbricas de varios misales del siglo XV).

Es el mismo Papa Pablo VI el que, en Memoriale Domini plantea las causas de este cambio: “después de que la verdad del misterio eucarístico, su eficacia y la presencia de Cristo en el mismo fueron escrutadas más profundamente, por urgirlo ya el sentido de la reverencia hacia este Santísimo Sacramento, ya el sentido de la humildad con la que es preciso que éste sea recibido, se introdujo la costumbre de que el ministro pusiese por sí mismo la partícula de pan consagrado en la lengua de los que recibían la comunión” (MD, 1276).

Tres razones entonces llevaron a la Iglesia a cambiar el uso anterior:

– El conocimiento de la verdad del misterio eucarístico.

– La reverencia hacia el Santísimo Sacramento.

– La humildad que conlleva recibirlo de esta manera.

Y este cambio se produjo en la Iglesia universal (es decir tanto en Oriente como en Occidente).

Tan notorio era el significado de reverencia de recibirlo en la boca que varios “reformadores” protestantes (como Martín Bucero, asesor de la reforma anglicana), se esforzaron rápidamente en cambiar el uso de la comunión en sus países, introduciendo la comunión en la mano para que sus fieles, ni pensaran en la presencia real de Cristo, ni hicieran distinción entre el sacerdocio común de los fieles y el sacerdocio ministerial.

6) La mejor forma de rendir culto: en la boca

Uno podría preguntarse: ¿hay una mejor forma de recibir la Eucaristía? Y la Iglesia ha respondido que sí: en la boca. Y esto no hace a una persona más santa que la otra (eso sería fariseísmo), sino simplemente a ser humilde y a recibir el Santísimo Sacramento, como la Iglesia lo ha mandado, incluso al día de hoy.

La comunión en la mano ha sido, en nuestros tiempos -que no en los antiguos-, una excepción que intentaba subsanar un abuso litúrgico especialmente, en los países de tendencia protestantizante, de allí que según el documento Memoriale Dominise enseñe que hay un modo que es mejor que otro pues, con la comunión en la boca, “se asegura más eficazmente la distribución reverente, decorosa y digna de la Eucaristía, se aparta todo peligro de profanación y se guarda más perfectamente el cuidado para con los fragmentos de hostia”.

7) ¿Se puede negar la comunión en la boca?¿Se puede imponer la comunión en la mano, de cualquier modo?

La respuesta merece una aclaración previa. La normativa vigente impide que se imponga la comunión en la mano así porque sí.

Así lo dice la misma Instrucción Redemptionis Sacramentum:

«Todas las normas referentes a la liturgia, que la Conferencia de Obispos determine para su territorio, conforme a las normas del derecho, se deben someter a la recognitio de la Congregación para el Culto Divino y la Disciplina de los Sacramentos, sin la cual, carecen de valor legal.[28]

Por «recognitio», se entiende en derecho canónico, el acto de la autoridad eclesiástica que toma conocimiento de un acto de otra autoridad u organismo subordinado y le da su visto bueno para que pueda surtir plenos efectos jurídicos.

Y se aclara: «En la distribución de la sagrada Comunión se debe recordar que «los ministros sagrados no pueden negar los sacramentos a quienes los pidan de modo oportuno, estén bien dispuestos y no les sea prohibido por el derecho recibirlos» ( cfr. 177). Por consiguiente, cualquier bautizado católico, a quien el derecho no se lo prohíba, debe ser admitido a la sagrada Comunión. Así pues, no es lícito negar la sagrada Comunión a un fiel, por ejemplo, sólo por el hecho de querer recibir la Eucaristía arrodillado o de pie» [91].

Y es por ello que nadie puede ser obligado a recibirlo en la mano y todos pueden recibirlo en la boca y, si quieren, de rodillas, como ha señalado la Sagrada Congregación para el Culto divino al decir que “aún en aquellos países donde esta Congregación ha aprobado la legislación local que establece el permanecer de pie como la postura para recibir la Sagrada Comunión… lo ha hecho con la condición de que a los comulgantes que escojan arrodillarse no les será negada la Sagrada Comunión Los sacerdotes deben entender que la Congregación considerará cualquier queja futura de esta naturaleza con mucha seriedad, y si ellas se verifican, actuará disciplinaramente en consonancia con la gravedad del abuso pastoral”[4].

8) Objeciones frecuentes y respuestas

a. Es sólo una vuelta a la práctica primitiva

Falso: la comunión en la mano, a lo que nos ha llevado, no es a las fuentes de la Iglesia primitiva, reverente y venerante del Santísimo Sacramento, sino una postura cercana al protestantismo, donde el Santísimo Sacramento puede verse devaluado.

b. Es más acorde a la dignidad del cristiano y corresponde a una etapa de adultez

La Iglesia, por medio del documento de Pablo VI (MD) dice que es preciso recibir la Eucaristía con humildad (“de los que se hacen como niños es el reino de los cielos”, decía el Señor) y que éste fue, justamente, uno de los motivos para comenzar a comulgar en la boca.

Además, la dignidad del cristiano ya queda suficientemente destacada por el hecho de poder recibir en la comunión el cuerpo y la sangre del Señor.

c. Comulgar en la mano trae una mayor conciencia del “sacerdocio común de los fieles”

El sacerdocio común está ya suficientemente expresado por la posibilidad de participar en la liturgia y recibir la Comunión, cosas que sólo puede hacer un bautizado. Se halla muy difundida, sin embargo, una concepción exagerada del sacerdocio común que ignora por completo la distinción esencial entre éste y el sacerdocio ministerial.

d. Tan digna la mano como la boca

Estrictamente hablando todas las partes del cuerpo son dignas pero en cualquier cultura hay partes del cuerpo que son consideradas nobles y otras innobles, pudendas y no pudendas. Y no es necesario ejemplificar.

Además, las manos del fiel se distinguen de las manos del sacerdote porque estas últimas fueron especialmente ungidas para tocar el Cuerpo del Señor desde su ordenación sacerdotal (así lo decía Juan Pablo II: “El tocar las Sagradas Especies, su distribución con las propias manos, es un privilegio de los ordenados y señala una participación activa en el ministerio de la Eucaristía”; Domin. cenae, 11”).

e. Respeto a la libertad de los fieles

Si se propone a los fieles elegir, sin advertir los peligros que este uso conlleva, en realidad se les está ocultando la verdad y, “sólo la verdad os hará libres.

f. Está más acorde a la sensibilidad actual en lo que respecta a la higiene

El punto no tiene ningún apoyo en la tradición o el magisterio.

Se plantea que el presunto peligro de contagio de enfermedades sólo se evitaría prohibiendo la Comunión en la boca (o permitiendo el “autoservicio”) pues de lo contrario, aun comulgando en la mano, la hostia que se recibe es tocada por los dedos del ministro que pueden haber tenido contacto con una enfermedad contraída por medio de la mano del otro.

Hasta aquí entonces, un simple resumen acerca de este tema tan controvertido que, muchas veces, en vez de ser sopesado con serenidad, embandera posturas ideológicas más que verdades lógicas.

Bendito y alabado sea el Santísimo Sacramento del Altar. Sea por siempre bendito y alabado.

 


(1) La mayoría de las citaciones han sido tomadas del libro de Mons. Laise, al cual remitimos.

(2) Desde ahora, MD.

(3) https://www.religionenlibertad.com/polemicas/17082/la-comunion-en-la-mano-no-tiene-nada-que-ver-con.html

(4) Congregatio de Cultu Divino et Disciplina Sacramentorum, Prot Nº 1322/02/L.


********************************



Esta parte, está tomada de otro sitio, no pondré el enlace, sino todo el artículo, porque ya ha sucedido que solo con el enlace, el sitio, ya no tenía la documentación.

Parte 2



Puedes creer, o no, en las revelaciones de Jesús a Catalina Rivas, pero todo católico CREE que en el Eucaristía, se produce la Transubstanciación, es decir, que la Sagrada Hostia es realmente el Cuerpo de Cristo. Que Cristo está realmente presente en el Altar, en Cuerpo, Alma, Sangre y Divinidad.

Si creemos ésto, ¿por qué entonces hemos caído en la costumbre de no recibir a Cristo como se merece? ¿Quién, que realmente sea consciente de estar recibiendo al Señor, no caería de rodillas ante Él?

¿Acaso hemos perdido la Fe, o únicamente el respeto que merece el Hijo de Dios?

 

PROMESAS DE JESÚS A LOS QUE NO RECIBAN LA SAGRADA COMUNIÓN EN LA MANO 

 

 

MENSAJE A CATALINA RIVAS

Jesús promete a quienes no recibamos la Sagrada Comunión en la mano lo siguiente a través de la vidente Catalina Rivas, quien está siendo estudiada y este escrito ya tiene imprimatur como se ve al final del mismo:

1.- A quienes no reciban en su mano Mi Propio Cuerpo, Sangre, Alma y Divinidad, Yo Prometo colmarles de Mis Bendiciones en sus manos, corazón, alma y en todo su ser.

2.- Les prometo muchísimas más gracias en la vida terrena, y las consiguientes mayores garantías de salvación y aumento de Gloria esencial y accidental, por todo su vivir eterno Conmigo en el Cielo.

3.- Me sentirán en la Comunión tan en todo su ser y con tantísima plenitud, que se les quite el deseo natural de tocarme.

4.- Si así obran, recibirán grandes gracias Mías y grandes beneficios para toda su casa.

5.- Prometo a quienes debidamente hagan lo que más deseo, especial poder en sus manos contra los enemigos del alma; y a muchos daré dones de curación.

6.- Yo prometo que si así hacen con perseverancia, llegarán en todo con mayor intensidad, a buscar sólo Mi mayor Honra y Gloria, y Yo los ensalzare especialmente, toda la eternidad.

7.- Concederé, a los que por amor a cumplir todos mis designios, no Me reciben en la mano, por mayor adoración, humildad y santo respeto, el don de discernimiento de espíritus con mayor intensidad.


8.- Sus nombres estarán escritos especialmente en Mi Corazón, sí, por darme mayor gusto, comulgan en la boca y no en la mano.


9.- Prometo que les aumentaré todas las virtudes, como recompensa a esa mayor humildad que supone el nunca creer limpias sus propias manos para tocarme.

10.- Prometo que propagarán fielmente Mi Doctrina, y vencerán con más facilidad toda clase de tentaciones.

11.- No distanciarán de Mí, a las almas, los que Me reciban en la boca y no en la mano, si lo hacen con la debida reverencia, y viven así durante cada uno de los días de su vida.

12.- Prometo que no tendrán la puerta cerrada para Mi Amor los que, por afecto a Mi gusto, Me den consuelo recibiéndome siempre en la boca y nunca en la mano.

13.- Si así perseveran por agradarme más, comulgando en la boca, les prometo llegarán a obrar sólo por Mí Corazón, con Mi Corazón, en Mi Corazón, para Mi Divino Corazón.

14.- Prometo a los que así Me honren, ser muy intensa y complacidamente oídos por Mi Corazón.

15.- Si en esto tan importante para Mí, Me dan el mayor gusto, gustarán siempre, por Mi Amor, el seguir Mis Divinas mociones, y Yo los recrearé especialmente, como prueba de Mi complacencia en el hecho de que comulguen siempre en la boca y nunca en la mano.

16.- Estos, harán siempre mucho mayor bien a las almas; en cambio, los que insistan en tomarme, en la mano, estarán endurecidos en muchas cosas hacia Mi Voluntad, y oscurecidos sobre Mi Propio gusto, Mi Propia Predicación y Mi Propio Magisterio.

17.- Todo lo contrario a quienes tiemblen en sus manos y no toquen la Sagrada Forma Consagrada, se preparen especialmente en todo su ser, a la hora de recibirme en comunión, Me pidan que Sea Yo Sólo y nada ellos: Prometo la gracia de llegar en breve a altísima perfección cristiana, buscarán Mi Rostro con más amor, se olvidarán más fácilmente de si mismos, tendrán siempre Mi Corazón consolado por este gesto, recibirán mayores luces celestiales y tendrán mayor alegría de Mi Corazón por los siglos de los siglos.



Prometo a quienes difundan estas promesas

1.- El don del conocimiento de los corazones.
2.- Alcanzarán gloria excelsa en el Cielo.
3.- Tendrán larga vida espiritual, aunque no siempre material, pero en pocos años, como si hubieran vivido muchísimos años de santidad.
4.- Daré grandes bendiciones a su familia.
5.- Cuanto más los difundan, más me derramaré en ellos.
6.- Les haré sentirme de modo inefable, en una plenitud creciente.
7.- No les permitiré las empresas que acometan, si no son de mi agrado.
8.- Pondré en su senda Luz suficientísima para que con Mi sobre abundante asistencia, eviten el mal y hagan no solo lo bueno, sino lo que más Me agrada.
9.- Les daré aun mayores gracias, incontables si las difunden con fervor: consideren gran omisión no dar a conocer Mis Promesas.’

“No son ni 10 ni 20 los verdugos que destrozan Mi Cuerpo, son muchísimas las manos que lastiman Mi Cuerpo recibiendo la Comunión en la mano; el trabajo sacrílego de Satanás.

“Prometo a quien ore por Mis sacerdotes la remisión de toda pena temporal debida, no habrá purgatorio para quien se aflige a causa de los sacerdotes tibios sino paraíso inmediato después de su último aliento.”

“Mientras el hombre cuente con un instante de vida aun tiene tiempo de recurrir a la Misericordia e implorar perdón... Oigan bien, si les queda un segundo de vida, aprovéchenlo, porque en él pueden ganar la vida eterna.”

"HIJA MÍA COMO TE DUELE LA COMUNIÓN EN LA MANO....

LA COMUNIÓN EN LA MANO NO ES OBRA MÍA, DIOS NO QUIERE ESTO EN SU IGLESIA. EL PAPA DA EJEMPLO Y ( DE) LOS OBISPOS NADIE HACE CASO.

OS SANTIFICÁIS CUANDO ME RECIBÍS EN LA BOCA Y ME ADORÁIS. HACED ESTO; EL HOMBRE NO DEBE TOCAR A SU DIOS. SATANÁS SE RIE DE ESTO..DE PROFANAR LO SANTO....EL MISMO DIOS PASANDO DE MANO EN MANO HIJA MÍA...

PRONTO HARÉ JUSTICIA Y AY DE LOS QUE COMULGAN EN LA MANO. CUANTO SUFRIRÁN POR ELLO HIJA MÍA, PORQUE NO ADORARON, PORQUE PROFANARON A SU DIOS, QUE SE LES DABA COMO ALIMENTO PARA SUS ALMAS. VIDA MIA, BENDIGO Y TE BENDIGO A LOS QUE COMULGÁIS EN LA BOCA, A LOS QUE CONFESÁIS VUESTROS PECADOS, A LOS QUE OS SACRIFICÁIS POR MI Y POR VUESTROS HERMANOS.

LUCHAD POR DIFUNDIR LAS PROMESAS DE LA COMUNIÓN, LUCHAD POR MI HIJA MÍA, VUESTRA RECOMPENSA SERA GRANDE EN EL REINO DE LOS CIELOS. YO OS BENDIGO. TE AMO HIJA MÍA."

PROMESAS DE JESÚS A QUIEN NO RECIBA LA COMUNIÓN EN LA MANO.

LA ADORACIÓN A DIOS ES RECIBIRLO DE RODILLAS



(Jesús en “ La Pasión ”, dictada a Catalina Rivas, vidente estigmatizada. Imprimátur: Mos. René Fernández, Arzobispo de Cochabamba. Bolivia)




Recuperemos el sentido de la Eucaristía, y recibamos a Cristo como se merece:

de rodillas y en la boca



Temas relacionados