viernes, 2 de septiembre de 2022

A donde empuja el suicidio, ¿Qué eternidad les espera? (2)

 


La gravedad del suicidio se comprende también que es pecado contra el quinto mandamiento.

¿Pueden salvarse los que no se acercan a Dios?

El suicidio está incluido en este mandamiento como prohibido: «No matarás» (Éxodo XX, 13). Otro tipo de suicidio, es cuando mata el alma, con cualquier mentira. También el mentir causa muerte al alma.

Los pensamientos negros, en el que se convierte en un ser maligno. El suicida es persona que no tiene fe, es homicida contra sí mismo y contra el prójimo.

¿Cómo mostrar que la persona que se suicida, ya no puede entrar en la Vida eterna, sino que al instante de su muerte, se condena?

El suicidio no se produce cuando el alma está engracia de Dios, sino en pecado mortal. El odio interior empuja también al suicidio.

Lo enseña San Juan: Cualquiera que aborrece a su hermano, es homicida. Y sabéis que ningún homicida tiene vida eterna que permanezca en si mismo (1º San Juan III, 15). El suicida que es verdaderamente homicida, destruye a su vez el templo de Dios, o sea, su propio cuerpo, destruye la obra creada por Dios, en sí mismo o cuando mata a otras personas, siempre está en pecado mortal; «¿No sabéis que sois templos de Dios y que el Espíritu de Dios habita en vosotros? Si alguno destruye el templo de Dios, Dios lo aniquilará. Porque el templo de Dios es santo, y ese templo sois vosotros. ¡Nadie se engañe (1º Corintios III, 16-18a).

El Señor es quien da a cada persona aliento de vida, pero el suicida se rebela contra la propia vida, engañado por el demonio al darse muerte, ya no encuentra la Misericordia divina, sino los tormentos, que sabe bien que no tendrá fin. Es eterno.

El bautizado tiene formas de destruir el templo de Dios, por el consentimiento de las impurezas, las drogas, toda clase de vicios, el consentimiento a los pensamientos impuros, actos lujuriosos, conversaciones inmorales, bromas, se destruye así mismo, y con frecuencia, la carga de pecados es inmenso, no puede soportar los remordimientos de conciencia, pero está cegado y no acude a Dios, y esto le empuja, muchas veces a los trastornos mentales, ya está muerto, no tiene la Gracia de Dios, por causa de los pecados mortales, estos tales se han hechos enemigos de Dios, no puede soportar esos remordimientos de conciencia, presta oído a las sugestiones diabólicas, así como Judas Iscariote, que había traicionado a Jesucristo, el diablo entró en su corazón, y más tarde el infeliz Judas se dio muerte. Dice el Señor, que más le hubiera valido a ese hombre no haber nacido. Pues los horrores que padecen por terribles tormentos, no tendrán fin. 

«Fuera los perros, fornicarios, homicidas…» (Apocalipsis XXII, 15) ¿Cómo entonces dicen algunos y sacerdotes entre ello, que el suicida encontrará misericordia? El suicida nunca busca la misericordia, Jesús los rechaza, a todos los homicidas, como al resto de los pecadores impenitentes. Hay distintas formas de matar, y el suicidio entra en los mandamientos de Dios: No matarás (Éxodo XX, 13). El aborto es un crimen horrendo, el matar a una persona..., y vuelvo a repetir, darse muerte así mismo es mandamiento de Dios y de la Iglesia Santa de Dios.  Ni dar muerte al prójimo ni así mismo, contenido en el 5º Mandamiento del Señor nuestro Dios.

 

Libro de la Sabiduría, 1, 3-4)

«Pues los pensamientos perversos apartan de Dios, cuyo poder puesto a prueba redarguye a los necios.

»Porque la sabiduría no entrará en alma maligna, ni habitará en el cuerpo sometido al pecado.»

 

El plan de pensar en el suicidio deja claro que apartan de Dios, por tanto, en ese proceso de darse muerte, no obedece a Dios, sino al diablo. 

Antes del suicidio es alma que está apartada de Dios, por lo que resulta que al demonio no le cuesta mucho acabar con esa vida con ese terrible pecado de matarse así mismo. Pecado mortal. No es ninguna virtud el suicidio.

Solo Dios es único Dueño de la vida, y el ser humano no debe darse la muerte bajo ningún concepto.

Si se conoce a alguna persona que se va a suicidar, se la debe ayudar para que conserve su vida y no se condene inmediatamente con el suicidio. Jamás se la debe engañar dándole falsas esperanzas.

La Iglesia prohíbe el suicidio, porque es un grave pecado mortal, y esto si que el suicida, por ese pecado mortal, se condena eternamente.

Cuando una persona se lanza desde un precipicio o un puente, no tiene tiempo para el arrepentimiento, porque es cuando los espíritus malignos en esa caída, le somete en la desesperación más terrible, no tiene tiempo de pensar el suicida en el perdón de Dios, pues los demonios ya han comenzado a torturarles antes de que muera. Hay quienes creen que se salvarán, pero son opiniones que están fuera de la fe cristiana.

Ciertamente, el suicida es el único responsable de su propia condena.

Esos trastornos psíquicos, graves, amargos en que está sometido, antes del suicidio se puede solucionar, haciendo un extenso examen de conciencia, pues la suciedad que hay en el interior por la gravedad de los pecados, son los que provocan también esas inquietudes y terrores internos. Pero con el examen de conciencia, el arrepentimiento, el propósito de enmienda, tras la confesión sincera por el sacramento de la confesión, el alma se irá iluminando. Dios no quiere la muerte de nadie, tampoco el otro debe quererla, sino que se convierta y se salve. Pues el Señor es el remedio para las almas que le buscan.

Uno de los pecados contra el Espíritu Santo, es precisamente el suicidio, que no confía en la Misericordia de Dios. Pues el que confía, es imposible que quiera suicidarse.

Una vida perseverante en la oración, nos ayuda a todos a vivir en paz, aunque el mundo haya confusión y corrupción, nosotros estamos con el Señor nuestro Dios.

La defensa católica debemos hacerlo con la luz del Magisterio Tradicional de la Santa Iglesia Catolica.  (le di a entender esto, porque ese tal se jactaba de defender la doctrina católica, con numerosos errores y en perjuicio de los lectores)

1º El catecismo de "Juan Pablo II", aunque tiene algunas enseñanzas que son ciertas, porque van acompañadas con las pruebas de la Tradición, hay otros numerales que no pertenecen a la Tradición Apostólica. Y con los errores, han echado a perder la verdad. 

Conozco el numeral 2283, no procede de la fe, sino de uno de los equipos de redactores que han dejado una serie de temas, unos con errores y herejías a lo largo de este libro. Es una opinión personal del autor que ha redactado el 2283. No sabemos quién puede ser, pero el árbol se conoce por sus frutos, y no hay fruto de la verdad, sino de opinión errónea. ¿Es que pones ese numeral por encima de la Palabra de Dios? Y estás defendiendo el error, y esto llega a provocar una cerrazón en la inteligencia, un endurecimiento del corazón con tal persistencia.

Decía esa persona:
"Por otra parte, si el suicida tiene trastornos psíquicos graves pueden disminuir la responsabilidad moral del suicida."

Mi respuesta fue: Esos trastornos se deben a que no está caminando conforme a la Voluntad de Dios, sin vida de oración, el enemigo se ensaña con esas almas.

Dijo también: "Lo que es cuestionable con la fe cristiana es que todos los suicidas estén sometidos a los espíritus malignos; aquí sí sería adecuado contar con alguna referencia del Magisterio de la Iglesia."

El demonio tiene de muchas maneras, si una persona acumula pecados sobre pecados, el demonio se aprovecha de ello, la conciencia, el alma manchada por los pecados, los remordimientos de conciencia que no puede soportar el suicida, el alma se angustia, está como en una caverna tenebrosa, el demonio le tienta, que para solucionar las cosas y olvidarse de todo, le hace creer que lo mejor es quitarse la vida. No encuentra la luz de la oración, y solo piensa en esos problemas personales, no busca la ayuda adecuada que debe ser con el examen de conciencia, el arrepentimiento, la confesión sacramental, y el tentador le empuja a que cometa ese crimen, no le muestra lo que le sucederá después de haber destruido la vida que el Señor le había concedido, no para destruirla. Pero ya es el pecado consentido, lo que lleva al alma de mal en peor.  

"Lo que es cuestionable con la fe cristiana es que todos los suicidas estén sometidos a los espíritus malignos; aquí sí sería adecuado contar con alguna referencia del Magisterio de la Iglesia.

Deja claro un alto grado de extrema ignorancia, pero sí, a esto vamos, el Magisterio de la Iglesia Católica, que no son las enseñanzas de los herejes modernistas, sino el Magisterio Tradicional, por lo que nos ayuda a comprender la situación, esto lo iremos comprobando. 

Son muchos los que cuestionan las enseñanzas de la Palabra de Dios, y pone su credibilidad en los errores.

El suicidio no es una virtud, sino que es una terrible provocación del demonio, que así como incitó a Judas Iscariote al suicidio, pues habiendo estado caminando con Jesucristo, no ponía atención a sus enseñanzas y continuaba robando, luego a la murmuración, terminando por traicionar a Jesucristo, y finalmente se dio muerte. El demonio entró en el corazón de Judas, lo mismo sucede con el suicida, que el maligno entra en el corazón. 

No es cuestionable lo que comento con la fe cristiana, pues tenemos las enseñanzas de los Padres de la Iglesia Santa de Dios , cuando comprendemos lo que sucede cuando muere una persona que no ha respetado los Santos Mandamientos de Dios, pero también el demonio ataca a las almas buenas, que tienen muerte por enfermedad no por suicidio, como le ha sucedido al Beato Rafael Arnaiz, que el demonio quería hundirle en la desesperación, pero el infierno no pudo con esta alma, que se había dedicado a la oración y contemplación.

La muerte del pecador es terrible, la muerte de quienes están acostumbrado a ofender a Dios, una multitud de demonios en torno a esa alma, que la acompaña al infierno para aumento de sus terrores. No comento cualquier cosa, sino que las pruebas para el que cree están a mano, si leemos libros de San Alfonso María de Ligorio, del Santo Cura de Ars, que finalmente, fueron abandonados por la misericordia de Dios, ya que pecaron gravemente.,

De nuevo "

Y, por último, una depresión mayor, por ejemplo, puede poner a la persona en riesgo alto de suicidio y ello no es incompatible con llevar una vida espiritual correcta.".

Aquí usted se equivoca como otras veces, pues el alto riesgo del suicidio, nada tiene que ver con la vida espiritual, sino por el abandono precisamente de este orden espiritual. ¿En qué parte de la Escritura dice algo así de que el darse muerte: suicidio, está relacionado con la vida espiritual? No lo encontrará, pues el suicida es un criminal de sí mismo, se rebela contra la Voluntad de Dios, desobedeciéndole, huyendo de Él. Dios nos ha creado a imagen suya, esta imagen lo destruye el pecador obstinado.

Actualización: Un cristiano que lleve ordenadamente una vida espiritual, en gracia de Dios, tiene al Espíritu Santo, por tanto, no siente tentaciones suicidas, porque ama la vida, y se conforma con la Voluntad de Dios.

Una vida espiritual correcta, jamás motivará la tentación del suicidio, porque la forma de vencer nuestras tentaciones, es perseverar en la vida de oración. El Señor no abandona a los suyos en el poder del mal, sino que los libra. 

El suicida no tiene relación con la vida espiritual, y el demonio se aprovecha de ello. 

Ese numeral del catecismo modernista contradice las enseñanzas de la Palabra de Dios.

Sería más provechoso para usted y los demás, que se dedicase a estudiar el Magisterio Tradicional de la Santa Madre Iglesia.

 

Hay otra persona que se mete por medio, y me dice:

José Luis: tu ignorancia es bastante atrevida, las personas con transtornos psiquiatricos por supuesto que llevan una vida espiritual con la esperanza que Dios los sane de su dolor y tormento. Pero aqui solo te interesa condenar y tener la ultima palabra, bastante desalentador y triste para ser un "cristiano"

 Actualización personal.

La ignorancia no tiene por qué dominarnos, sino el conocimiento de Dios, y necesitamos a diario, tanto la oración como el estudio, lectura y meditación de la Palabra de Dios.

Actualización, la búsqueda de la verdad, siempre se hace con sencillez de corazón, pues peligroso sería presumir. Para no caer en el engaño del diablo ni pecar contra la caridad.

Ciertamente, si suplicamos al Señor que nos libre de nuestra ignorancia, es necesario que nosotros nos hagamos una purificación interior, arrepintiéndonos de todos nuestros pecados, el examen de conciencia es necesario. 

"Pero aqui solo te interesa condenar y tener la ultima palabra, bastante desalentador y triste para ser un "cristiano"

Conocer la verdad no puede llevar al desaliento, sino a la alegría, de que la ignorancia ha sido vencida. Pero hay muchos que se sienten dolidos por que se le presenta la verdad, y no es adaptable a la medida del hombre viejo.

El que es de Cristo, siempre se alegra con la verdad, nunca se desalienta.

Lo que le molesta al diablo nuestro enemigo, es cuando cualquier cristiano encuentra sus artimañas con el conocimiento de la verdad. 

¿Cuáles son las causas de los trastornos psicológicos?

Para el que tiene fe, no tiene esos trastornos, pues confía plenamente en el amor de Dios, en el poder de la oración, en la confianza en la Madre de Dios, y es tan cierto que quien está unidos interiormente con Cristo Jesús, con María Santísima, no pueden padecer tales trastornos. Porque al estar consagrado a los Sagrados Corazones de Jesús y María Santísima, el demonio no puede nada contra esa alma, y aunque sufra en su cuerpo, no en su espíritu, no en su fe. Sobre esto, sabremos más.

Las causas de los pecados graves aumentan los remordimientos, queda trastornado, ciertamente, y no recurre al Señor. La turbación que provoca el enemigo de las almas, y muchos no entienden cuáles son las verdaderas causas. La mala conciencia, la vida del pecado mortal. Y se puede demostrar que los trastornos mentales están causados por una vida de pecado.

No, a mí no me interesa condenar a nadie, jamás lo he hecho, pero habla de causas que es lo que arrastra a la condenación eterna, los tormentos más terribles que el alma termina padeciendo por no haber amado ni obedecido a Dios Padre. El alma tiene la opción de salvarse o condenarse, es decisión personal mientras aún vive. No hay que culpar a los demás. Pero hay que decir las cosas para evitar el infierno. Actualmente no se habla de la gravedad del pecado, ni del infierno, ni de los Santos Mandamientos de Dios, porque por desgracia, son muchos que han perdido la fe, y no habla de los dogmas, son dogmas de fe, la existencia del infierno, como la realidad del cielo, que debe ser nuestra verdadera patria.

Los herejes piensan de forma bastante equivocada, creyendo que la misericordia de Dios también llega para el que mate su propia vida, que se iría al cielo, ¿no es tanto como decir que el infierno no existe? 

Son muchos precisamente que se extrañan y responden con eso, 

“Pero aquí solo te interesa condenar y tener la ultima palabra, bastante desalentador y triste para ser un "cristiano”

Soy cristiano católico por la gracia de Dios, y decir la verdad no es estar desalentado, la última palabra solamente la tiene el Señor, ni esa persona que me ha respondido, él no tiene razón en su comentario.

Actualización: la última palabra no la tenemos los mortales, sino solo Dios. Sólo Él quien decide. Por eso es necesario acostumbrarnos a consultar la Palabra de Dios y aprender siempre del Sagrado Magisterio Tradiciona.

Hablar del infierno es necesario para que el alma no termine en ese lugar de terribles tormentos. Para que dejemos de ofender al Señor. Son muchos que no quieren que se hablen del infierno y acaban a ahí porque viven y mueren en pecado, muchos que no renuncian a ser esclavos de sus vicios y pecados, pues hay que advertir de esto, para que ellos vuelvan a Dios, y no se confíen nunca en las falsas esperanzas que los lobos rapaces disfrazados de pastores, tienen la mala costumbre de mentir, ofreciendo falsas esperanzas. Pues esto termina por empujar a los que creen en el engaño, siendo arrastrados al infierno.


Volviendo al autor del tema, me dice:

 

la prohibición de darse muerte a sí mismo o suicidio procede del decálogo y no es discutible. La cuestión es la responsabilidad del suicida. Ni siquiera los catecismos que refieren indican la condenación del suicida.

 La imputabilidad y la responsabilidad de una acción pueden quedar disminuida e incluso suprimida por factores psíquicos y esto no contradice la Tradición ni el Magisterio. Aquí no se discute la moralidad del suicidio, sino la responsabilidad del suicida.

 

 

Y respondo:


Ciertamente, los catecismos modernistas que aparecieron con el “conciliábulo Vaticano II” , fallan en muchas respuestas. Para los lectores que se inician en la fe, ese catecismo no es tan católico, ni tan a favor de la Sagrada Tradición en muchas partes.

 No se escapan los suicidas del castigo que ellos mismos se han ocasionado por el pecado mortal:

 «Más, cada uno morirá en su maldad» (Jeremías XXXI, 30). Cada uno de nosotros, y eso lo sabemos muy bien, daremos cuenta a Dios de lo que hagamos en esta vida presente, y es mejor hacer el bien, y nunca el mal. Y, sobre todo, arrepentirnos de todo lo malo que hayamos hecho cuando en vida tenemos tiempo. El suicida no puede rectificar, vivió y murió en pecado mortal.

 El suicidio es el abandono de Dios para el culpable. Todo criminal da cuenta al Señor en el momento determinado, si antes del suicidio, ya estaba muerto, el infierno es la segunda muerte a que están destinado.

 La ciencia falsa busca respuestas al margen de la Palabra de Dios, y se engaña mucho.

 No es compatible los errores de los científicos ateos, con las enseñanzas de la Palabra de Dios. Veo que usted no valora la Palabra de Dios, y ¿Qué defensa católica siembra usted?

 Por eso, había comentado anteriormente, que el que comete suicidio, inmediatamente se condena, no he exagerado, pues tenemos a la Sagrada Biblia, que nos ayuda a reflexionar. Los herejes llegan a convencer a los cristianos que no se han educado en la fe de la Iglesia Católica.

Hemos de atenernos a lo que nos enseña el Señor nuestro Dios, los errores de los modernistas, no son respuestas para comprenderlo.

Los catecismos son útiles como el de San Pío V y San Pío X. Los “catecismos” modernistas no ayudan para nada en la fe.

 Hemos de atenernos a lo que nos enseña el Señor nuestro Dios que también nos habla por el Sagrado Magisterio Tradicional. Los errores de los modernistas, no son respuestas para comprenderlo.

 Otra persona que no admite la Sagrada Biblia, me dice:


 Ahí dice que no, que influyen factores psiquiatricos y psicológicos.

Se refiere a un numeral del catecismo modernista del Vaticano II.

Para los que no tienen fe, ven más importancia lo que digan los “psicólogos” que no conocen a Dios ni tienen fe.

 Es lo que dice, pero no lo ha podido demostrar. Pues los herejes no son capaces de aceptar ni la Palabra de Dios ni la Sagrada Tradición.

Autor modernista replica:

 

…  prohibición de darse muerte a sí mismo o suicidio procede del decálogo y no es discutible. La cuestión es la responsabilidad del suicida. Ni siquiera los catecismos que refieren indican la condenación del suicida.

La imputabilidad y la responsabilidad de una acción pueden quedar disminuida e incluso suprimida por factores psíquicos y esto no contradice la Tradición ni el Magisterio. Aquí no se discute la moralidad del suicidio, sino la responsabilidad del suicida.

 

Respondo: al autor de esa enseñanza herética.

No se "discute" respecto al Decálogo, eso parece entenderse bien. 

Y la gravedad del suicidio, no disminuye la pena al culpable, pero no gozará de la Misericordia de Dios, sino del castigo que precede inmediatamente después de su muerte. La justicia de Dios también existe, no solo la misericordia.

Estoy refiriéndome a la conducta culpable del suicida. Y aun no lo ha llegado a notar. Se podría decir, y no me equivoco, que el suicidio abre la puerta al infierno.

No es compatible los errores de los científicos ateos, con las enseñanzas de la Palabra de Dios. Veo que usted no valora la Palabra de Dios, y ¿Qué defensa católica siembra usted?

Volviendo al Catecismo. Si un libro contiene errores mezclado con algunas verdades, no sería un verdadero Catecismo.

Aunque usted dice: " Ni siquiera los catecismos que refieren indican la condenación del suicida."; hay otro libro que explica claramente a quien pertenece los suicida, y me refiero a la Sagrada Biblia Católica. Pertenecen al diablo. Pues el que mata, aunque sea así mismo, es un asesino, y ningún homicida, tiene vida eterna. Los asesinos no pueden heredar el Reino de los cielos, ya mate a otros, o destruya la propia vida. Tengo la costumbre de consultar la Sagrada Biblia, el Catecismo verdadero, y otras fuentes conforme a la doctrina de la Iglesia Católica.

Son muchos los que han dejado de creer en las enseñanzas de la Iglesia Católica, para sostener las herejías modernistas, no tienen iniciativa por su pereza por estudiar la Sagrada Tradición de la Fe Apostólica. Para el modernista le es más cómodo estudiar la teología protestante, sectaria, que han metido el Concilio Vaticano II.

Autor modernista

José Luis: homicida no arrepentido se condenará; no hablo de psicólogos ateos ni ciencia atea. Es teología moral. Descartó el numeral del catecismo, ahora ya los catecismos tradicionales tampoco le sustentan y termina interpretando la Biblia, obviamente válidamente desde su punto de vista. Ya veo SU defensa de la fe: la suya.

Habla de la teología, pero no es teología católica, no es enseñanza del Magisterio Tradicional de la Iglesia Católica, sino de cierta teología cargada de herejías. La Teología moral no comienza a partir de la organización masónica, que promovieron el “Concilio Vaticano II”

De esa teología que usted defiende, no es cristiana, el autor de ese numeral solamente ha escrito lo que él piensa, lo que opina, pero sin contar con las Sagradas Escrituras ni del auténtico Magisterio Tradicional.... 

El arrepentimiento es necesario en vida, porque cuando el alma muere en pecado mortal, ya no puede arrepentirse.

que se puede mostrar, que el suicidio es verdaderamente un crimen, es pecado mortal, y la persona que lo comete, al instante se encontrará en los tormentos eternos, y si alguien reza por ese suicida, esas oraciones no son aceptadas por el Altísimo. Y no puede haber alcanzado la misericordia de Dios a todo aquel que muere en pecado mortal.

Dice: homicida no arrepentido”, el homicida, el que acaba con la vida del prójimo puede arrepentirse, mientras no se dé muerte así mismo. Aunque es cierto, hay homicida que nunca se arrepienten de sus crímenes. Sean suicidas o no.

El suicida no tiene tiempo, aunque se arroje desde una mayor altura, no piensa en la misericordia de Dios, porque los demonios alrededor de esa alma, consigue que su desesperación aumente. En estos momentos tan terribles, antes de morir, sabe muy bien que se condena. Pues hay otros testimonios, no de suicida precisamente, en que el pecador mientras muere, aunque tenga un sacerdote al lado, cuando agoniza, no piensa en un verdadero arrepentimiento, se puede comprobar cuando se lee los ejemplos que nos da San Alfonso María de Ligorio, San Juan María Vianney y de otros santos. Pues así como se vive en pecado, se muere en pecado. 


Por lo que es un grave error, es un engaño, cuando en el Catecismo elaborado por el falso Concilio dice así,

 

2283 No se debe desesperar de la salvación eterna de aquellas personas que se han dado muerte. Dios puede haberles facilitado por caminos que Él solo conoce la ocasión de un arrepentimiento salvador. La Iglesia ora por las personas que han atentado contra su vida.

Esto es fruto de las herejías modernista.

Pero si vamos en verdad en búsqueda de la verdad. El Magisterio Tradicional de la Iglesia Santa de Dios, enseña algo muy distinto. Y se puede demostrar que se le puede negar la sepultura. No está permitido las exequias. Más adelante lo sabremos.

La Iglesia no ora para los que mueren como enemigos de Dios, y el suicida lo es en máxima gravedad. Los herejes modernistas se inventan falsedades para engañar a los bautizados perezosos e inútiles, y que no busque la verdad del Magisterio Tradicional.

Ese numeral es una opinión del redactor modernista, no conforme a la doctrina de Nuestro Señor Jesucristo.

¿No se debe desesperar de la eterna salvación del suicida, cuando en el infierno está padeciendo una tremenda desesperación y convencido de que ya no saldrá de ahí? El modernismo, los herejes mienten en la redacción de ese engañoso catecismo. Pues no tienen fe y corrompen a los ignorantes aún más de lo que lo están.

Había dicho que estas personas no tienen tiempo de arrepentimiento, insisto en ello, pues la muerte por el pecado mortal no da tiempo para el arrepentimiento. El culpable sabe que ya no habrá salvación pues ha obrado muy mal. Ya no puede volverse atrás, demasiado tarde, pero en el caso que con el intento del suicidio no haya muerto, tiene una segunda y definitiva oportunidad de querer arrepentirse, pero si lo que le domina son esos malos deseos, de terminar su vida con el suicidio, esa alma, no buscará a Dios, y más terrible sería la pena eterna, que la de aquellos que con el primer intento lograron suicidarse.

También conviene saber que la Iglesia Santa de Dios no reza por las personas que se han suicidado, porque ellos escogieron el camino de la condenación. 

Otro comentarista muy animado a contradecir, hay varios, aunque no he tenido la necesidad de aceptar tales comentarios. 

No he respondido a cada comentarista, pues algunos estaban muy enojados a lo que yo decía, riéndose y burlándose. No le di importancia. 

Otra persona se unió a la conversación, y decía:


Recuerden que para que sea pecado so tres cosas: " Sea materia grave.

Debe ser cometido con plena conciencia.

Un consentimiento suficientemente deliberado para ser una elección personal."

Y para los que no an sufrido con "salud mental" nunca sabran lo que es no estar bien para decidir, y ase decisiones que estan bien. Yo si eh estado asi, gracias a Dios nunce me e querido quitar la vida, pero es muy feo.


Materia grave es también, cuando no se busca la conversión, y a plena conciencia. Pues tiene facilidad de aceptar a Dios, vivir una vida de pureza, pero si se dedica a los placeres terrenales, el rechazo como el olvido de Dios, atrae para esa alma consecuencias muy graves.

La oración en gracia de Dios es un poderoso remedio contra todas las enfermedades, cuando custodiamos la Gracia de Dios en nosotros, Jesús mismo viene a darnos salud tanto en nuestro cuerpo, en lo psíquico, como en nuestra alma. El que no ama a Dios se atrae para sí numerosas enfermedades.  El que no ama a Dios, es aquel que peca y desobedece los Santos Mandamientos de Dios.

Una persona adulta, ya es consciente de lo que tiene que hacer, bien o mal. Pero siempre es mejor hacer el bien conforme a la Voluntad de Dios, y nos libramos de un sinfín de problemas.

Aquí termina estas dos partes dirigidas, aunque he hecho alguna actualización.

Pero este tema no ha llegado a su final, todavía nos queda también que es lo que nos enseña la Palabra de Dios, aunque aquí hemos leído algunos consultando a la Palabra de Dios, en las siguientes partes, podremos conocer que es lo que nos enseña la Teología de la Iglesia Católica en un santo doctor, y del Magisterio Tradicional de la Santa Iglesia Católica. 


Continuará...

lunes, 29 de agosto de 2022

A donde empuja el suicidio, ¿Qué eternidad les espera? (1)

 Hace cierto tiempo que decía que iba a escribir sobre el suicidio, si estos en algún momento, se salvan o se condenan. Hay quienes presumen de ser defensores de la fe, en su propia opinión personal, sin ninguna prueba de las Santas Escrituras, dicen que llegan a salvarse, porque habría tenido tiempo de pedir misericordia. Pero lo que sucede es que ha sido abandonado por Dios. Y por eso, en la desesperación lo que menos piensa, es creer en la Divina Misericordia. 

Como este tratado ha sido de muchas páginas, por eso, de tiempo en tiempo, lo iré compartiendo. Esta es la primera parte, y se acabará con la segunda, después de la segunda, nuevas reflexiones sobre el suicidio:


Wikipedia
Suicida, de Leonardo Alenza (h. 1837; Madrid, Museo del Romanticismo).


Hay un autor que escribió este tema del suicidio, aunque le he respondido paso a paso, aquí también comparto las respuestas que le di, pero actualizando mis comentarios.

Hay alguna historia que atribuyen a San María Vianney de que una viuda se lamentaba de que su marido se había suicidado. Y el Santo le respondió:

“Recordemos la historia de la pobre viuda que fue a confesarse al cura de Ars, cuyo marido se había suicidado tirándose de un puente al río. Y lloraba diciendo: “Yo soy una pobre pecadora. ¡Pero pobre mi marido, que estará en el infierno! Porque se ha suicidado y el suicidio es un pecado mortal. Estará en el infierno”. Y el cura de Ars le dijo: “Tranquila, señora, porque entre el puente y el río está la misericordia de Dios”. Hasta el final, hasta lo último está la misericordia de Dios.”,

Aquí la mujer tiene razón, que su marido suicida se ha condenado en el infierno. Y completamente falso en la respuesta que atribuye al Padre Pío, que nunca diría tal cosa, de que el marido había alcanzado la Misericordia de Dios. Hemos de comprender que donde está el pecado mortal, no le acompaña la Misericordia de Dios, sino la justicia para castigar al culpable.

Palabras que no se encuentra en los sermones del Santo Cura de Ars. Sino que los que viven mala vida, pensamientos suicidas, otros pecaminosos, el que por propia voluntad quiere darse muerte, es porque ha rechazado a la Misericordia de Dios. Y ya no podía más con la carga terrible de pecados, que tendría su conciencia. El aplazamiento de la conversión es un riesgo para la salvación eterna. Es verdad que Dios es misericordioso, pero para los que durante en vida busca la conversión de su corazón. Pero, ¿quién se ha convertido cuando ha rechazado todas las oportunidades que el Señor le ha dado: « Me buscaréis, pero no me encontraréis » (San Juan VII, 34) 
En ese momento del suicidio tampoco se puede encontrar al Señor. La sentencia condenatoria ya ha quedado fijada. Y lo que le invade al suicida antes de morir, es el terror. Nos enseña San Alfonso María de Ligorio, de muchos pecadores, que llegan a decir, que por justo juicio de Dios han sido condenados. Por tanto, es completamente falsa esa historia que miserablemente han atribuido al Santo Cura de Ars, para quitar la gravedad de este horrendo pecado.

Ejemplo 4. Refiérese en la historia que cierto extranjero, pasando por Donzenac [ese extranjero se llamaba Lorrain y era librero de profesión] , se dirigió a un sacerdote para que le oyera en confesión; más el sacerdote, no sé porque causa, lo rechazó. De allí se fue a una ciudad llamada Brives. Se presentó al procurador del rey y le dijo, os ruego que me encarceléis, [Lorrain dijo al procurador que desde hace algún tiempo se había dado al demonio]; le ruego que me encarceléis, y he oído decir siempre que no hay poder que valga contra los que están en manos de la justicia. Le responde el procurador: –no sabes lo que es estar en manos de la justicia, una vez en su poder no se sale de cualquier manera.- No importa, señor, encarceladme. El procurador imaginó que aquel hombre estaría loco, por lo cual encarcelándole, y hasta conversando con él por más tiempo, se exponía a las burlas del publico. En aquel momento vio pasar por la calle a un sacerdote conocido, que era confesor de las Ursulinas; le llamó y le dijo: “Padre, tomad la bondad de tomar este hombre bajo vuestros cuidados”. Y dirigiéndose a aquel hombre: “Amigo mío, le dijo, seguid a este sacerdote y haced lo que él os diga. Dicho sacerdote, después de hablar un rato con el infeliz, pensó como el procurador del rey, que tenía enajenadas las facultades mentales; y le rogó que se dirigiese a otra parte, ya que él no podía encargarse de su conducta. Aquel pobre desagraciado, no sabiendo ya dónde acudir, se fue a dos distintas comunidades a pedir un sacerdote que le confesase. En una se le dijo que los padres estaban descansando, pues debían levantarse a la media noche; en la otra pudo hablar con un padre que le despidió para que volviese al día siguiente. Mas aquel pobre infeliz, se echó a llorar, exclamando: ¡Oh! Padre mío, si no tiene piedad de mí estoy perdido; dijo que se había entregado al demonio; y el plazo termina esta noche. “Idos, amigo mío, –le respondió el padre–, y encomendaos a la Santísima Virgen. Le entregó un Rosario y le despidió. Al pasar por una plaza, llorando de pena por no haber podido hallar un confesor entre tantos sacerdotes como en aquellas comunidades había, vio un grupo de vecinos que estaban conversando, y les pidió si por ventura entre ellos habría alguno que quisiera hospedarle aquella noche. Se hallaba entre ellos un carnicero, quien le dijo que podía seguirle a su casa. Cuando estuvieron en ella, aquel pobre infeliz le contó qué desdichado era por haberse dado al demonio; creía él tener tiempo suficiente para confesarse, dejar el pecado y hacer penitencia, más ningún sacerdote quiso confesarle. El carnicero se extrañó de que todos aquellos sacerdotes hubiesen mostrado tanta falta de caridad. –¡Ay! señor, bien reconozco que es permisión de Dios para castigarme por el tiempo y las gracias que desprecié–. “Amigo mío”,–dijo el carnicero- “cabe aun recurrir a Dios”, –¡Ay!, señor estoy perdido; ésta misma noche el demonio–dijo el carnicero– debe matarme y llevarse mi alma.- El carnicero, según parece, no se fue a dormir, para indagar si aquel hombre había perdido el juicio, o si era verdad cuanto afirmaba. En efecto, hacia la media noche, oyó un espantoso ruido, y gritos horribles como de dos personas de las que una estrangulase a la otra. Corrió el carnicero hacia el cuarto del infeliz, y vio al demonio que le arrastraba al patio. Horrorizado el carnicero, huyó a encerrarse en la casa: y al día siguiente, hallaron al infeliz colgado a guisa de carnero, en un gancho de la carnicería. El demonio le había arrancado un jirón de su capa y le estranguló y le colgó. El P. Lejeune, que refiere esto en uno de sus sermones, dice que lo oyó contar a uno que vio al infeliz colgado.

Las causas de que el alma se haya suicidado, es porque estaba en desgracia de Dios, en pecado mortal. 

Cuando la oración se hace en pecado grave, no puede ayudar al alma a recuperarse, no puede recuperar la gracia de Dios ya en vida, porque ha sido juzgado antes de su muerte. Y si estuviera sano, se serviría para ofender mucho al Señor.

En los números del catecismo modernista de Juan Pablo II, dice sobre el suicidio:



2282 Si se comete con intención de servir de ejemplo, especialmente a los jóvenes, el suicidio adquiere además la gravedad del escándalo. La cooperación voluntaria al suicidio es contraria a la ley moral.


Trastornos psíquicos graves, la angustia, o el temor grave de la prueba, del sufrimiento o de la tortura, pueden disminuir la responsabilidad del suicida.

2283 No se debe desesperar de la salvación eterna de aquellas personas que se han dado muerte. Dios puede haberles facilitado por caminos que Él solo conoce la ocasión de un arrepentimiento salvador. La Iglesia ora por las personas que han atentado contra su vida.



De hecho, el suicida rechaza a Dios y desprecia a la sociedad. Es el mismo suicida quien desprecia la Misericordia de Dios, no tiene fe en Él.



𝐋𝐚 𝐈𝐠𝐥𝐞𝐬𝐢𝐚 𝐨𝐫𝐚 𝐩𝐨𝐫 𝐥𝐚𝐬 𝐩𝐞𝐫𝐬𝐨𝐧𝐚𝐬 𝐪𝐮𝐞 𝐡𝐚𝐧 𝐚𝐭𝐞𝐧𝐭𝐚𝐝𝐨 𝐜𝐨𝐧𝐭𝐫𝐚 𝐬𝐮 𝐯𝐢𝐝𝐚.

NO es correcto decir que si una persona se suicida se va seguro al infierno. En el acto de suicidarse concurren una serie de elementos que pueden disminuir la gravedad de la imputabilidad e incluso no existir. 𝐒𝐎𝐋𝐎 𝐃𝐈𝐎𝐒 𝐒𝐀𝐁𝐄 𝐲 𝐚 𝐧𝐨𝐬𝐨𝐭𝐫𝐨𝐬 𝐧𝐨𝐬 𝐭𝐨𝐜𝐚 𝐫𝐞𝐳𝐚𝐫.


Respondo a este párrafo, 

No, no soy ningún maestro de la ley, pero tampoco sigo el camino de los herejes que me acusan de lo que ignoran.

¿De dónde sacará eso, que la Iglesia ora por las personas que han atentado contra la propia vida? El suicida muere en pecado mortal, y su condenación es terriblemente cierta.

Nosotros rezamos tanto por nuestra conversión como la de otros, pero ya el suicida no tiene posibilidad de conversión, ya no puede arrepentirse, y permanece en el infierno.

La Iglesia Santa de Dios, sí, ora, pero por las almas del Purgatorio, no por los condenados en el infierno.


Hoy hay mucho "maestro de la ley" dispuesto a condenar al infierno al suicida, sin tener en cuenta factores psicológicos y psiquiátricos que afectaron al suicida para tomar esa decisión.



Cuando dice: "maestro de la ley" se referiría a mí, porque yo prefiero responder con la verdad, y demostrando pruebas,

Quien se suicida ya ha tomado su propia decisión, nadie le ha obligado, es posible que otras personas hayan intentado ayudarles, pero no quiso hacerlo. El que obra en esa tragedia no quiere escuchar a Dios, pero si al tentador. Planea su propia muerte. El que comete pecado pertenece al diablo, nos dice San Juan (1 de Juan 3:8 que el que practica el pecado es del diablo.

Entonces, el suicida pertenece al diablo, y por eso tiene esos fuertes impulsos para destruir la propia vida. Pues quien vive en gracia de Dios, y persevera en su Santísima Voluntad, nunca será afectados por la tentación del suicidio. Jesús le protege, y la Santísima Virgen María, Madre de Dios.

Y SI: la misericordia de Dios es muy grande, y, tal vez, no quepa en la estrechez del corazón que cierran a los demás el Reino de los cielos. 

El Magisterio Tradicional de la Santa Iglesia Católica, nos enseña que en el Señor nuestro Dios, está la Misericordia y la Justicia, pero los impíos herejes modernistas, separa de Dios la Justicia, esto es muy grave. Pero aquellos que solamente piensan en la Misericordia divina para poner parte de su corazón al mundo, a las concupiscencias. Y por su mentalidad, se verán y reconocerán que no fueron aptos para la vida eterna.

No se puede decir que sea un verdadero catecismo, por los errores y herejías que en ciertos puntos, y omisiones mal intencionadas para que no se descubra lo que realmente nos muestra la Palabra de Dios.

Uno puede tener su tiempo de arrepentimiento, oportunidad que el que piensa en el suicidio, debería renunciar a esos negros pensamientos, y volver al Señor. Es en vida cuando podemos alcanzar la Misericordia de Dios, pero el que vive y muere en desgracia, en pecado mortal, no puede esperarse nada de la Misericordia divina. El suicida peca precisamente contra la Misericordia del Señor, la rechaza, y entonces es la justicia divina la que recibe, el castigo por la gravedad de su pecado, de su crimen.

La voluntad del suicida se atan a esa intención es rechazar el amor de Dios como voy diciendo, no acepta la divina misericordia. Y rezar por estas personas que ya están en el infierno, es oraciones que no sirven. Mejor es la oración por las almas que hay en el Purgatorio.

El Catecismo modernista de Juan Pablo II no es verdadero Catecismo, por la confusión que provoca en tantas almas, que no saben discernir la verdad. Hay una mezcla de verdades y errores, y el lector cree que el error es una enseñanza, y no es así, por las numerosas contradicciones. No hay en todos, respuestas auténtica, sino la ignorancia que tal o tal autor ha comentado.

El catecismo de Karol Wojtyla "Juan Pablo II", lo cierto es que no ha aclarado nada. Porque eran varios los equipos de redactores, modernistas, por lo tanto, herejes.


2280 Cada cual es responsable de su vida delante de Dios que se la ha dado. Él sigue siendo su soberano Dueño. Nosotros estamos obligados a recibirla con gratitud y a conservarla para su honor y para la salvación de nuestras almas. Somos administradores y no propietarios de la vida que Dios nos ha confiado. No disponemos de ella. 
2281 El suicidio contradice la inclinación natural del ser humano a conservar y perpetuar su vida. Es gravemente contrario al justo amor de sí mismo. Ofende también al amor del prójimo porque rompe injustamente los lazos de solidaridad con las sociedades familiar, nacional y humana con las cuales estamos obligados. El suicidio es contrario al amor del Dios vivo.
2282 Si se comete con intención de servir de ejemplo, especialmente a los jóvenes, el suicidio adquiere además la gravedad del escándalo. La cooperación voluntaria al suicidio es contraria a la ley moral.
Trastornos psíquicos graves, la angustia, o el temor grave de la prueba, del sufrimiento o de la tortura, pueden disminuir la responsabilidad del suicida. 
2283 No se debe desesperar de la salvación eterna de aquellas personas que se han dado muerte. Dios puede haberles facilitado por caminos que Él solo conoce la ocasión de un arrepentimiento salvador. La Iglesia ora por las personas que han atentado contra su vida.

El que ha escrito este numeral, desconoce por completo la Palabra de Dios, y ha causado mucho daño, ofreciendo una mentira. Pues hay personas que creen que el suicida, aún en muy grave estado de pecado mortal, sin arrepentirse por medio del Sacramento de la Penitencia, puede alcanzar la Misericordia y la Salvación. Estos tales son herejes manifiestos. 

Ya he comentado esta parte arriba.

Lo que sigue son algunas respuesta que ya he dado en ese lugar, y otras nuevas que sigo dando más abajo.


Comentarios que el autor me escribe, y le respondo:

Respondo al autor modernista desde aquí también, con : La oración en gracia de Dios es imprescindible para comprender la misericordia de Dios,

Y el que se confía en Dios, jamás podrá dejarse dominar por pensamientos tan negros como el del suicidio. Hay que conocer la Palabra de Dios. Vemos algunas escenas en el Antiguo Testamento, como algunos como el que fue rey Saul terminó por aceptar ese pensamiento del suicidio, pues había pedido a algunos de sus soldados que le diesen muerte, pero nadie de ellos levantó una mano contra el. Terminó por arrojarse sobre su propia espada. Anteriormente había desobedecido a Dios, había buscado una respuesta en la brujería, lo que Dios había prohibido.

El que se suicida lo hace porque no ha llegado a acercarse de corazón a Dios, y en la desesperación ese es el camino final de su vida.


Continuará...

viernes, 19 de agosto de 2022

Perseveremos en la Santa Obediencia a Dios, recuperar la Sagrada Tradición Apostólica.

 


Voy leyendo estos libros, no con prisas, porque como mejor se aprende es leyendo con tranquilidad, sin más pensamientos que el de aprender lo que el Espíritu Santo nos enseña. Vuelvo a recomendarlo, pues el enemigo llega a provocar despistes y olvido en estas enseñanzas saludables para nuestra fe.

Están el latín y en español, todo muy bien ordenado, para poder comprender las palabras.

El Catecismo Romano, en dos volúmenes o tomos, ha sido aprobado por nuestro querido Papa San Pío V. Y actualmente se ha podido recuperar para mayor gloria y alabanza de Dios, y bien espiritual de todas las almas que están destinadas a la salvación. Por eso, no se debe dejar pasar esta ocasión. Pues son un gran tesoro espiritual que en estos últimos tiempos, el Señor nos lo presenta.

  • Ruego oraciones por todos estos hermanos nuestros, que con la ayuda de Dios, han hecho lo posible para nuestro bien, y mejor conocimiento de la verdad.  
  • Demos gracias al Señor nuestro Dios, que nos ama, y nos ofrece estos dones que nos ayuda a salvarnos.


Estos libros acompañado de nuestras oraciones, y la Santa Misa Tradicional nos ayudará a fortalecer nuestra vida espiritual. 

Se ha escrito para los sacerdotes y para todo el pueblo fiel del Señor nuestro Dios. Con ilustraciones en blanco y negro, muy bellas, verdadero arte tradicional, y muy reverente como tenía que ser.

Los textos son nítidos, muy claros, que podemos entender todos los que lo leemos, 

Tenemos el índice analítico, por una parte, y por otra, sobre los temas. Todos son importantes.

Tenemos el testimonio de San Atanasio, demostrándonos que la fe es más importante que los templos de piedras.

Se nos habla de la Santísima Virgen María, San Miguel Arcángel,  de San Vicente Ferrer y otros más…


El otro libro, «Semper Fidelis. Guardando la regla de la verdadera Fe», cada día podemos leer una parte, hasta completar toda la lectura, y más de uno se animará a releerla, pues irá comprendiendo paso a paso, lo que, en una lectura anterior, no se habría dado cuenta, irá poniendo más atención.

En las lecturas nuestro corazón se alegra, nuestra mente se ilumina, toda ignorancia se desvanece, desaparece, para dar paso a la verdad según el amor de Dios, conforme a la caridad de Nuestro Señor Jesucristo. 

Son libros que ayuda mucho a la piedad, a la vida de oración, a tener el corazón más libres de cualquier desorden y ordenarlo mucho mejor para Dios. El lector se hace un bien así mismo, y aprende a respetar al Señor, que es lo más importante.

Las novedades del modernismo son caminos que cierran el Reino de los cielos, hay toda clase de pecados y vicios, y son muchas almas las que están cayendo en el infierno. Se dejaron seducir por las mentiras del demonio y sus agentes, personas que son enemigas de Dios y de la Santa Iglesia Católica. 

No hay que aplazar para otro día, lo que ahora es más fácil poder conseguirlo, pues las redes sociales ya no podrían funcionar. Ahora sí. 

Y algunos podrían lamentarse: --¿por qué no lo pedí cuando el Señor me dió el tiempo para conseguirlo?--

Para saber más, ir aquí, en que los enlaces nos llevará al Apostolado de San Vicente Ferrer: 

«Semper fidelis. Guardando la regla de la verdadera.Fe»..

jueves, 4 de agosto de 2022

Semper fidelis. Guardando la regla de la verdadera fe.

Actualización:  miércoles, 10 de agosto de 2022


 «Semper fidelis. Guardando la regla de la verdadera fe.»


Es necesario volver a los orígenes de los valores cristianos. El "novus ordo" no es una seguridad de salvación, sino todo lo contrario, son muchas las almas que por estar en este camino engañoso, no pueden heredar la vida eterna. 

Almas que buscáis al Señor, abrid el entendimiento. La instrucción religiosa es necesaria, y estamos a tiempo, el Señor nos está dando facilidades. Quiere que tengamos el conocimiento de la verdad y nos salvemos. 


Libro «SEMPER FIDELIS, guardando la regla de la verdadera fe» (Apostolado San Vicente Ferrer)


  • I Timoteo, II, 4: «Esto es bueno y grato ante Dios nuestro al Señor, el cual quiere que todos los hombres sean salvos y vengan al conocimiento de la verdad »
Fijémonos cuántas facilidades nos presenta, no podemos cerrar los ojos. Que el enemigo de las almas quiere que sus víctimas sean ignorantes, que no conozcan la Sagrada Biblia ni los buenos libros, y este libro «Semper Fidelis». Ciertamente tiene la aprobación de todos los Papas legítimos que siempre defendieron la fe. Tiene la aprobación del Magisterio Tradicional de la Santa Madre Iglesia Católica, Apostólica, Romana. Tiene el sello de la Santa Iglesia de Nuestro Señor Jesucristo. 


No se puede amar sinceramente a Jesucristo si el corazón se ha dejado corromper con la corrupción de las herejías protestantes. 

Este libro a comprender la realidad de nuestra fe, «SEMPER FIDELIS, guardando la regla de la verdadera fe» (Apostolado San Vicente Ferrer), y que todo cristiano debe tener en su casa. Muy recomendable, Su lectura debe ser diaria, nos recomienda el autor. De principio a fin.

Nuestra fe debe ser pura, como la tuvieron los Santos Apóstoles, y todos los santos de todos los tiempos. Pues nuestra entrega a Dios debe crecer cada día. 
 

El Conciliábulo Vaticano II, no sabíamos que estábamos fuera de la Iglesia de Nuestro Señor Jesucristo, esto se sabe una vez que vamos llegando al conocimiento de la verdad. Con el falso concilio, no éramos libros, sino que estábamos siendo engañados por las personas que fueron ocupando altos cargos, masones, comunistas, herejes del protestantismos, y todo lo malo. Y aparecieron todos los escándalos más graves e inmorales, esto es bien sabido.

Aparecieron candidatos de la masonería para luego hacerlos Papas, y así poder engañar a cuánto más posible. Pero la bondad del Señor no quiere que permanezcamos en la oscuridad, en la ignorancia.

Las verdades que han estado apareciendo en documentos del Vaticano II, no son las mismas que proceden desde la Sagrada Tradición. En el falso concilio, lo que sucede es que hay un revoltijos de ideas de las distintas sectas anticatólicas, y que han puesto un camino de confusión y perdición.

La apostasía, la pérdida de fe, los abusos litúrgicos, el desprestigio de la imagen del Papa han ido acrecentándose con los años, la desobediencia constante a Dios, por parte de los responsables de los enemigos de la Iglesia que fueron tomando posiciones, y así poder, en vez de curar almas, destruirlas con los errores que se iban extendiendo. 

Entre los catecismo de sana doctrina, tenemos dos, uno de San Pío V y otro de San Pío X. 

Los catecismos modernistas que aparecieron con el falso concilio, contiene errores que llegan a perjudicar gravemente del lector. Es preciso que el lector se alimente por la fe en Cristo Jesús, por la Sagrada Tradición. 

Recomiendo este sitio que es conforme a la Fe de Nuestro Señor y Salvador Jesucristo.

Abrir aquí:

https://www.apostoladosanvicenteferrer.es/ 

En este Apostolado de San Vicente Ferrer, hay valiosa información sobre la Sagrada Tradición, como poder comprar los libros...

En ediciones y recursos:



Cuando leemos, nos encontramos reflexiones espirituales, que nos ayudan a comprender y aceptar la verdad. Y mejoramos nuestro tiempo para la vida de oración, para un mejor trato de amor a Nuestro Señor Jesucristo, y nuestra devoción a la Santísima Madre de Dios.

En Amazon:



Tenemos esta entrevista muy interesante que recomiendo leer, y si todavía quien no tenga el libro, lo puede comprar lo más pronto posible.

Como todos queremos vivir conforme a la sana doctrina, este libro no nos debe faltar, ahora, eso sí, sigamos el consejo que nos da el autor del libro: 

  • Que no demoren su lectura. Que lo lean seguidamente cada día, en orden de principio a fin, atentamente y sin prisas, con libertad de espíritu y apertura de corazón y mente, dejando al margen las ataduras que tenemos a nuestros propios sentimientos y esquemas preconcebidos, fijándonos solamente en Nuestro Señor clavado en la Cruz. Estamos convencidos que, si lo leen así, van a comprender muchas cosas en medio de tanta confusión y, lo más importante, les ayudará a encaminarse hacia su salvación, guardando la regla de la verdadera fe.



La entrevista completa, la podemos leer aquí, directamente, en la web del autor:

viernes, 24 de diciembre de 2021

La Santísima Virgen María conoció que había nacido el Salvador, se arrodilló y le adoró

Jesús nos ha nacido, es la alegría que ha venido a salvarnos. No es una alegría según el mundo. Tengamos cada día, nuestro corazón, bien dispuesto, bien ordenado para acoger siempre a Nuestro Señor Jesucristo, seamos templos vivos, rechazando todo pecado, toda tentación.

Acudiendo a la Santísima Madre de Dios, con su ayuda infalible, conseguiremos ser más fieles a Nuestro Señor Jesucristo pasar de este mundo.

La mayoría de los pintores de obras de arte, no han sabido expresar dignamente el nacimiento de Jesús, es una pena, posiblemente habrán leído los pasajes. Pero sin embargo, no lo han llegado a comprender, y dan pena como algunos exponen tantas barbaridades. Son muy pocos los artistas quienes han sabido describirlo en sus obras de artes. 



Hallábase todo preparado de este modo, cuando se arrodilló con gran reverencia la Virgen y se puso a orar con la espalda vuelta hacia el pesebre y la cara levantada al cielo hacia el oriente.


De las profecías y revelaciones de 

Santa Brígida de Suecia.


Muy tierna revelación en la que la Virgen María describe a santa Brígida el nacimiento de su divino Hijo en Belén.

 

Libro VII 

Capítulo XII


Estaba yo en Belén, dice la Santa, junto al pesebre del Señor, y vi una Virgen encinta muy hermosa, vestida con un manto blanco y una túnica delgada, que estaba ya próxima a dar a luz. Había allí con ella un rectadísimo anciano, y los dos tenían un buey y un asno, los que después de entrar en la cueva, los ató al pesebre aquel anciano, y salió fuera y trajo a la Virgen una candela encendida, la fijó en la pared y se salió fuera para no estar presente al parto.

La Virgen se descalzó, se quitó el manto blanco con que estaba cubierta y el velo que en la cabeza llevaba, y los puso a su lado, quedándose solamente con la túnica puesta y los cabellos tendidos por la espalda, hermosos como el oro. Sacó en seguida dos paños de lino y otros dos de lana muy limpios y finos, que consigo llevaba para envolver al Niño que había de nacer, y sacó otros dos pañitos del lienzo para cubrirle y abrigarle la cabeza al mismo Niño, y todos los puso a su lado para valerse de ellos a su debido tiempo.

Hallábase todo preparado de este modo, cuando se arrodilló con gran reverencia la Virgen y se puso a orar con la espalda vuelta hacia el pesebre y la cara levantada al cielo hacia el oriente. Alzadas las manos y fijos los ojos en el cielo, hallábase como suspensa en éxtasis de contemplación y embriagada con la dulzura divina; y estando así la Virgen en oración, vi moverse al que yacía en su vientre, y en un abrir y cerrar los ojos dió a luz a su Hijo, del cual salía tan inefable luz y tanto esplendor, que no podía compararse con el sol, ni la luz aquella que había puesto el anciano daba claridad alguna, porque aquel esplendor divino ofuscaba completamente el esplendor material de toda otra luz.

Al punto vi a aquel glorioso Niño que estaba en la tierra desnudo y muy resplandeciente, cuyas carnes estaban limpísimas y sin la menor suciedad e inmundicia. Oí también entonces los cánticos de los ángeles de admirable suavidad y de gran dulzura.

Así que la Virgen conoció que había nacido el Salvador, inclinó al instante la cabeza, y juntando las manos adoró al Niño con sumo decoro y reverencia, y le dijo: Bien venido seas, mi Dios, mi Señor y mi Hijo. Entonces llorando el Niño y trémulo con el frío y con la dureza del pavimento donde estaba, se revolvía un poco y extendía los bracitos, procurando encontrar el refrigerio y apoyo de la Madre, la cual en seguida lo tomó en sus manos y lo estrechó contra su pecho, y con su mejilla y pecho lo calentaba con suma y tierna compasión; y sentándose en el suelo puso al Hijo en su regazo, y comenzó a envolverlo cuidadosamente, primero en los paños de lino, y después en los de lana, y sujetando el cuerpecito, piernas y brazos con la faja, que por cuatro partes estaba cosida en el paño de lana que quedaba encima. Puso después en la cabeza del Niño y los dejó atados aquellos dos pañitos de lino que para esto llevaba. Después de todo entró el anciano, y postrándose en tierra delante del Niño, lo adoró de rodillas y lloraba de alegría.

La Virgen no tuvo mudado el color durante el parto, ni sintió dolencia alguna, ni le faltó nada la fuerza corporal, según suele acontecer con las demás mujeres, sino que permaneció como embriagada de amor; y en este deliciosísimo arrobamiento quedó, sin darse cuenta, en el mismo estado de conformación de su cuerpo, en que se hallaba antes de llevar en su purísimo seno al Hijo que acababa de nacer. Levantóse en seguida la Virgen, llevando en sus brazos al Niño, y ambos, esto es, ella y José, lo pusieron en el pesebre, e hincados de rodillas, lo adoraban con inmensa alegría y gozo.


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