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sábado, 21 de marzo de 2020

Sagrada Comunión de mano: prohibición, Pena de excomunión

Siempre existe un riesgo, y la experiencia lo enseña. Cuando el alma durante la Sagrada Comunión prefiere recibirla en la mano no avanza en el conocimiento de Dios, sino que se queda estancado. Y cuando se le trata de ayudar, explicándole las diferencias, si es mejor recibir a Jesús de rodilla y en la boca, realmente no quiere escuchar, pues son muchos años los que comulgantes que reciben a Jesús en la mano: 

--"Es que la Iglesia la manda, y yo quiero seguir comulgando de esa manera, no de rodillas ni en la boca", y esto es falso. 

Peligro de haber seguido un camino impío. La Iglesia no puede mandar nada que ofenda a Dios ni daña a las almas. La Iglesia de Cristo nos enseña a tener una vida de pureza y santidad, nos muestra el camino de Cristo Jesús, para nuestra salvación. 


«la fe como tal es siempre idéntica. Por lo tanto, el Catecismo de San Pío X conserva siempre su valor. Lo que puede cambiar es la manera de transmitir los contenidos de la fe. [...] Pero eso no impide que pueda haber personas o grupos de personas que se sientan más a la voluntad con el Catecismo de San Pío X. Es preciso no olvidar que aquel Catecismo [...] era fruto de la experiencia catequética personal de Giuseppe Sarto [...]. También por eso, el Catecismo de San Pío X podrá continuar y tener en el futuro algunos amigos» («Entrevista al cardenal Ratzinger: El catecismo en un mundo postcristiano». 30 Dias. Abril de 2003.) (Wikipedia)





Catecismo Mayor de San Pío X
630.- ¿Cuántas cosas son necesarias para hacer una buena Comunión? – Para hacer una buena Comunión son necesarias tres cosas: 1ª., estar en gracia de Dios; 2ª., guardar el ayuno debido; 3ª., saber lo que se va a recibir y acercarse a comulgar con devoción.
632.- ¿Qué debe hacer antes de comulgar el que sabe que está en pecado mortal? – El que sabe que está en pecado mortal debe hacer una buena confesión antes de comulgar, pues no le basta para comulgar como conviene el acto de contrición perfecta sin la confesión.
633.- ¿Por qué para poder comulgar no basta ni aun el acto de contrición perfecta al que sabe que está en pecado mortal? – Porque la Iglesia ha establecido para mayor reverencia de este sacramento que quien está en pecado mortal no se atreva a comulgar si primero no se ha confesado.
634.- ¿Recibiría a Jesucristo el que comulgase en pecado mortal? – El que comulgase en pecado mortal recibiría a Jesucristo, más no su gracia; antes bien, cometería un sacrilegio y sería merecedor de la sentencia de condenación.

4º.- De la manera de comulga

643.- ¿Cómo hemos de estar en el acto de recibir la Sagrada Comunión? – En el acto de recibir la Sagrada Comunión hemos de estar arrodillados, tener la cabeza medianamente levantada, los ojos modestos y vueltos a la Sagrada Hostia, la boca suficientemente abierta y la lengua un poco fuera sobre el labio.

644.- ¿Cómo hay que tener la bandeja de la Comunión? – La bandeja de la Comunión hay que tenerla de manera que recoja la Sagrada Hostia, si por ventura viniese a caer.

645.- ¿Cuándo hemos de tragar la Sagrada Hostia? – Hemos de tragar la Sagrada Hostia lo antes posible y abstenernos de escupir por algún tiempo.

646.- ¿Qué hay que hacer si la Sagrada Hostia se pega al paladar? – Si la Sagrada Hostia se pega al paladar, ha de despegarse con la lengua, y jamás con los dedos

669.- ¿Qué es comunión espiritual? – Comunión espiritual es un gran deseo de unirse sacramentalmente a Jesucristo, diciendo, por ejemplo: “Señor mío Jesucristo, deseo con todo mi corazón unirme a Vos ahora y por toda la eternidad”, y haciendo los mismos actos que preceden y siguen a la comunión sacramental.

Quien ama a Jesucristo, nunca se atreverá a tocar con la palma de la mano, y menos con los dedos a Jesucristo, sino que le recibe en la boca, de rodillas en la bondad del corazón. 

Notemos que no se debe masticar la Sagrada Comunión, sino tragarla, 



Esta imagen ha sido tomada del blog del hermano Sacerdote, D. Javier Olivera Ravasi; Que no te lo cuenten. Vemos aquí que los Apóstoles, reciben de Jesús, el alimento. Vemos también otro grupo de discipulos que están de rodillas. Los Apóstoles como nuevos Sacerdotes de Cristo, y que todo debe hacerse en memoria de Cristo Jesús. Los discípulos arrodillados, como miembros del Cuerpo Místico de la Iglesia Santa de Dios.


Algunos citan a San Cirilo de Alejandría, pero yo lo trancribo desde el libro, que es un libro muy importante, de la Biblioteca de Patrística, que voy añadiendo. 

«Al acercarte no vayas con las palmas de las manos extendidas, ni con los dedos separados, sino haz con la mano izquierda un trono, puesto debajo de la derecha, como que está a punto de recibir al Rey; y recibe el cuerpo de Cristo en el hueco de la mano, diciendo amén. Después de santificar tus ojos al sentir el contacto del cuerpo santo, recíbelo seguro con cuidado de no perder nada del mismo. Pues si se te cayera algo, está claro, es como si alguien te diera unas virutas de oro, ¿no los guardarías con todo esmero decidido a no perder nada de ellas y tener que soportar la pérdida? ¿Y no habrá que poner mucho más empeño que no se te caiga ni una migaja, que es más valiosa que las piedras?» (San Cirilo de Jerusalén, Catequesis, 23, 21. Ciudad Nueva)
         Nota bibliográfica (tr. del inglés) :«Catechesis Mystagogica, 5.21, PG 33:1123-6. La nota en Migne indica que se cuestiona la autenticidad del texto. Jungmann (Early Liturgy, 5) dice: “Aunque las Catequesis Mistagógicas generalmente se citan como escritas por Cirilo, probablemente no sean suyas, sino de una fecha algo posterior, alrededor del año 400”.» En: Cekada, Anthony (2015) Work a Human Hands. A Theological Critique of the Mass of Paul VI, EE.UU., SGG Resources, p. 369.

        Una cuestión más: quienes justifican y promueven la Comunión en las manos profanas, repetidamente citan estas “Catequesis Mistagógicas” pues ahí se dice como poner las manos, “haciendo a la mano izquierda trono para la derecha, como si fuera ésta a recibir a un rey; y con la cavidad de la mano recibe el cuerpo de Cristo respondiendo el amén”.

Pero lo que no citan es como prosigue esta “catequesis” a la hora de recibir la sangre de Cristo, en la cual se pide que el comulgante se une con la sangre de Cristo los ojos, la frente y todos los demás sentidos, haciéndolo con sus propias manos que, además e inevitablemente, contienen las partículas adheridas al haber recibido el cuerpo del Señor en sus manos. ¿También se va a justificar y promover semejante aberrante y supersticiosa práctica porque aparece en esas “Catequesis Mistagógicas”? A continuación, el texto de esta “catequesis” en español y en griego original.  
(extraído de: Solano, Jesús (1952) Textos eucarísticos primitivos, B.A.C., Madrid, t. 1, pp. 335-337).
San Cirilo de Jerusalén, que falleció alrededor del 386-387, que había establecido esta forma de recibir al Señor, pero que luego por inspiración del Espíritu Santo, se corrigió, y se prohibió bajo pena de excomunión. Además, como dicen los más estudiosos, el texto en que se ha atribuido a San Cirilo. 

Parece ser que la bandeja de comunión no lo habría por aquel entonces. 

No, no está permitido que el fiel por sí mismo, tome la comunión en la mano. Por lo que se comulga en la boca, pero arrodillarse es reconocer la Majestad de Dios, y siempre con la bandeja de la Comunión, que siempre se ha de mantener, para mayor gloria de Dios.

No todos los sacerdotes obedecen al Magisterio de la Iglesia Católica, sino a las opiniones comunes, y de esta forma, están provocando un daño irreparable a una multitud de cristianos, que ya no reconozcan a Cristo, que comulgan, pero sin fe, sin respeto a la Sacratísima Eucaristía. Y son una multitud de cristianos, que prefieren permanecer en una ignorancia voluntaria. Porque la ignorancia se puede superar, aceptando la verdad de nuestra fe católica. Pero es diabólico permanecer en el error, como ya lo decía San Agustín.  

Para el que está sinceramente en comunión con Cristo, las enfermedades serán pasajeras. Si se recibe con fe, no con fe fingida, pues Dios conoce los corazones. Esa alma no perecerá. 

La Sagrada Comunión, un sacramento que nos ayuda a la vida espiritual, pero el que la recibe indignamente, come y bebe su propio castigo. 

Y es que los pastores modernistas, ya aunque celebren la Santa Misa, no tienen fe, tienen miedo de cualquier cosa, no creen en el poder de la Eucaristía, por sus frutos se les conocen. 

Bergoglio, a quienes mucho le imaginan que es el "Papa Francisco", solamente aconseja conforme a la mentalidad de los herejes, herejías arriana, del protestantismo. Pastores que han pasado de ser católicos para ser protestantes. 

La bandeja de la Comunión es el sacramental más importante. Para que no caiga partículas consagradas, que ahí está Jesús, no obedecen a la Iglesia, y algunos prefieren poner como un purificador en la palma de la mano, si cayera partículas consagradas. Pero esto también es abuso, rebeldía contra el Magisterio de la Iglesia Católica. Que a la luz de la fe, y del amor a Dios, es una gravísima ofensa contra el Señor nuestro Dios. 

Incluso cuando en la bandeja de Comunión se coloca, llega a caer partículas consagradas, pero no caen en el suelo. Se notan esas partículas en la bandeja, aunque se haga con el mayor de los cuidados. Y que el sacerdote momentos después, lo retira con toda reverencia.

Si la torpeza humana, la pérdida de fe, solamente la ponen en la mano, existe en realidad, que las partículas se pierdan, luego otros lo pisotean.


Siempre que un sacerdote distribuya en la mano la Sagrada Comunión, no está siguiendo las enseñanzas de la Iglesia Católica, nada tiene que ver con el Magisterio, como algunos han intentado engañarme, pero en vano. Son bautizados que continuamente maltratan a Cristo Jesús, y no quieren reconocerlo, porque han naufragado en la fe. Si tuviera algo de amor a Dios, pues no cometería esos pecados, y haciendo pecar a gran número de feligreses.

Esos son los que no tienen fe, que no aman a Dios, y hacen mil veces peor que Judas Iscariote. 


Considera, que si alguien desea comulgar de pie y en la mano, es porque permite ser encadenado por el príncipe de las tinieblas. En una de las visiones de San Juan Bosco, veía que muchos jóvenes no querían arrodillarse, ni siquiera cuando en la consagración del vino y el pan, y la causa, es que tenían sobre ellos, a demonios que les dominaba, y no querían que se arrodillasen ante el Señor. 



CONGREGACIÓN PARA EL CULTO DIVINO
Y LA DISCIPLINA DE LOS SACRAMENTOS

INSTRUCCIÓN
REDEMPTIONIS SACRAMENTUM

Sobre algunas cosas que se deben observar o evitar acerca de la Santísima Eucaristía

3. OTROS ABUSOS
  • [174.] Además, aquellas acciones, contra lo que se trata en otros lugares de esta Instrucción o en las normas establecidas por el derecho, no se deben considerar de poca importancia, sino incluirse entre los otros abusos a evitar y corregir con solicitud.
  • [175.] Como es evidente, lo que se expone en esta Instrucción no recoge todas las violaciones contra la Iglesia y su disciplina, que en los cánones, en las leyes litúrgicas y en otras normas de la Iglesia, han sido definidas por la enseñanza del Magisterio y la sana tradición. Cuando algo sea realizado mal, corríjase, conforme a las normas del derecho.


Y muchísimas que hay, pero es que hay un rechazo brutal, deliberado a la Tradición de la Fe Apostólica. Tal ha sido la gravedad, que han conseguido el cierre de muchas iglesias. Ahora, gracias a Dios, hay sacerdotes que verdaderamente prefieren obedecer a Dios, y se entregan a la plena voluntad de Dios.

  • El hombre sólo está obligado a obedecer a Dios interna y externamente, mientras que la obediencia hacia los superiores eclesiásticos y civiles está meramente condicionada por su propia autoridad sobre la comunidad que dirigen y por la que deben responder ante Dios. Esto es por lo que puede ser necesario rechazar en conciencia obedecer una orden concreta, sin poner en duda la institución de los superiores eclesiásticos.
  • —Santo Tomás de Aquino, Summa Theologica II-II q. 104 a. 5.

Obedecer a Dios sobre todo, como obligación libre, no es forzosa, es la libertad y la dulzura que recibimos del Altísimo para nuestra salvación, una necesidad para la Vida eterna. 

La plaga del coronavirus no se puede evitar con la comunión en mano, pues ha sido estas causas, que el alma haya perdido completamente la fe, y atraiga para sí la ruina eterna. 

Pues el sacerdote ya rompe con la disciplina de la Santa Madre Iglesia, por respetos humanos, son muchos que se dejan empujar al castigo eterno. Y no hay manera de convencerlos: "ese no es el camino, porque lo estás maltratando, estás escarneciendo a Jesús". No hacen caso. Quieren obligarnos por la fuerza a que rompamos nuestro amor a Dios, por el hecho que ellos no tienen amor de Dios en sus corazones, por sus frutos se conoce el árbol.

  • Ha sido prohibido, y bajo pena de excomunión para quienes profanen la Sagrada Comunión tomándolo con la mano, pues hemos de ir a la Tradición, los tiempos modernos, llegan a perdonar hasta a los más criminales que han recibido sentencia condenatoria en la eternidad. Para nosotros, lo que nos interesa es obedecer a Dios, no a los hombres que buscan nuestra condenación, respecto a que forzosamente están obligando, a recibir a Jesús indignamente, bajo una falsa piedad.  

Para saber más, ir a este sitio: Breve historia de la Comunión en la mano. Orígenes histórico de su uso y desuso


Otros:

LA PRESENCIA REAL EXIGE LA COMUNIÓN DE RODILLAS Y EN LA BOCA, 










El cardenal Muller ha calificado de «muy adecuado» un artículo de Douglas Farrow, Profesor de pensamiento cristiano en la McGill University de Montreal, (Quebec, Canadá), radicalmente crítico con lo que está ocurriendo en el Sínodo para la Amazonia y en la Iglesia.

(InfoCatólica) En su artículo The Amazon Synod is a Sign of the Times (El Sínodo Amazónico es un Signo de los Tiempos), publicado en First Things, Farrow critica "El kairos y la cultura del encuentro que se elogian en el Sínodo Panamazónico":
La iglesia "llamada a ser cada vez más sinodal" y "encarnarse" en las culturas existentes, es una iglesia bergogliana. Y esta iglesia, para ser claros, no es la Iglesia Católica. Es una falsa iglesia. Es una iglesia autodivinizante. Es una iglesia anticrística, un sustituto de la Palabra hecha carne a la que pertenece realmente la Iglesia Católica y de la cual, como insiste el cardenal Müller, la Iglesia siempre debe dar testimonio si quiere ser Iglesia.
Y añade:
«Entonces, ¿dónde nos deja eso? Nos deja, francamente, con la pregunta de cómo la Iglesia verdadera y la falsa pueden tener el mismo pontífice y de qué se debe hacer al respecto. Otros están planteando esta misma pregunta a su manera. Es una pregunta muy incómoda, ya sea para un humilde laico o para todo un clérigo, ambos atacados por el Instrumentum si dan el menor indicio de petrificación [Nota: referencia a las “doctrinas petrificadas” de las que habla el Instrumentum Laboris]. Supongo que también es una pregunta muy incómoda para el propio pontífice, que desempeña el cargo de Pedro a la vez que lo usa para atacar la "petrificación". Pero esa es la cuestión planteada por el Sínodo de la Amazonia, que ciertamente es un signo de los tiempos».
La contundencia de las críticas de Douglas Farrow no ha sido óbice para que el cardenal Gerhard Müller, Prefecto emérito de la Congregación para la Doctrina de la Fe, lo haya elogiado y completado con su propia reflexión sobre lo que ocurre hoy en la Iglesia, y a que a continuación reproducimos:
Un artículo muy adecuado. Aquí (en Roma) uno no oye nada. Nada se comunica al exterior, excepto que existe una enorme presión sobre aquellos que piensan de forma ortodoxa y católica. La situación es tal que ni siquiera los obispos parecen darse cuenta de que se ha cruzado la frontera hacia el antiguo paganismo. Ahí es donde los verdaderos «conservadores» o «ultrarreaccionarios» se encuentran, cuando uno interpreta estos términos en el correcto sentido de Cristo que es la fresca novedad de Dios que no puede ser superado.
Por ejemplo, antes y durante la época de san Ireneo de Lyon - que nos legó sus cinco libros «Contra las herejías», los cuales son de nuevo muy relevantes hoy - algunos se permitieron ellos mismos ser erróneamente cautivados por la así llamada Gnosis. «Ya que por haberla profesado, algunos se han apartado de la fe». (1 Tim 6, 21). Ireneo había pasado algún tiempo en Roma y había luchado allí contra las herejías gnóstico-cristianas. En el s. II, él fue el defensor más importante del Primado de Roma, pero esto no fue obstáculo para que él personalmente pidiera a los Papas Eleuterio y Víctor I que eligieran enfoques más sabios y justos.
El hombre sólo está obligado a obedecer a Dios interna y externamente, mientras que la obediencia hacia los superiores eclesiásticos y civiles está meramente condicionada por su propia autoridad sobre la comunidad que dirigen y por la que deben responder ante Dios. Esto es por lo que puede ser necesario rechazar en conciencia obedecer una orden concreta, sin poner en duda la institución de los superiores eclesiásticos (Santo Tomás de Aquino, Summa Theologica II-II q. 104 a. 5). Cuando San Pablo se opuso cara a cara a San Pedro - que era claramente su superior en la jerarquía - no fue una «correctio fraterna» en el ámbito privado, sino más bien una defensa pública de la fe en su plenitud y a la luz de sus consecuencias internas y externas. Por lo tanto, en cuanto se refiere a la defensa de la fe, todos apóstoles y obispos, tenemos las mismas responsabilidades, el mismo San Pablo pudo, como apóstol, corregir públicamente al apóstol San Pedro, al mismo nivel, sin poner en duda su cargo, que le fue confiado a él por Cristo en persona. (Santo Tomás de Aquino, Summa Theologica II-II q. 33 a. 4)
«Creerse en todo mejor que su superior parece presuntuosa soberbia; pensar, en cambio, que es mejor en algo no tiene nada de presunción, ya que en esta vida no hay nadie sin defecto. Pero hay que tener en cuenta también que quien amonesta con caridad a su superior, no por eso se considera mejor, sino que va en auxilio de quien está en un peligro tanto mayor cuanto más alto puesto ocupa, como enseña San Agustín». (Santo Tomás de Aquino, Summa Theologica, II-II, q. 33 a. 4)
Hablemos sólo un poco sobre la moda actual de los ignorantes que dividen la Iglesia en dos campos, los enemigos y los amigos del Papa, como si las relaciones personales privadas con un Papa en particular fueran la base del Primado de Roma con respecto a la doctrina de la fe y la moral y dada la communio jerárquica de los obispos con el Papa.
El papado es de derecho divino y por lo tanto no está basado en el número de seguidores en Facebook, ni en la voluble aprobación de periodistas y oportunistas.
La clara distinción entre la fe en Dios y el paganismo que hace San Pablo no debe ser obviada: porque ellos «cambiaron la gloria del Dios incorruptible por imágenes que representan a hombres corruptibles, aves, cuadrúpedos y reptiles… han sustituido la verdad de Dios por la mentira, adorando y sirviendo a las criaturas en lugar del Creador, que es bendito eternamente». (Rom 1, 23.25)
La adoración a Dios es la verdadera teología de la liberación del miedo, del temor, de la inseguridad que nos llega desde el mundo material y de los prójimos. Y sólo con la ayuda del Evangelio y la gracia de Cristo puede desarrollar una cultura su influencia positiva y liberarse del poder del mal.
Objetivamente, la idolatría y la superstición son los mayores pecados, basados en la confusión entre el Creador y la criatura (Santo Tomás de Aquino, Summa Theologica II-II, q. 94 a. 3), que sólo pueden ser superados por la herejía de aquellos que ya han recibido la verdadera fe por la proclamación de la Iglesia, en contraste con los paganos que, sin tener culpa, aún no conocen el Evangelio.
Desde la tumba de Pedro, la religión católica debe siempre transmitir la verdad y la claridad, porque este apóstol (Pedro), y sus sucesores (junto con todos los obispos y fieles), responde a la pregunta ¿Quién dicen que soy?: «Tú eres el Mesías, el Hijo de Dios vivo». (Mt 16, 16). Y esto no le ha sido dado por un diálogo con gente que piensa como él o lo ha pensado él mismo, sino por la Revelación del Padre por el Hijo. La Fides Petri (fe de Pedro) es el fundamento de la Iglesia católica. La profesión de fe no necesita ser reinventada, adaptada a voluntad o reinterpretada cuando parezca oportuno. La fe es el poder de la Palabra de Dios en el corazón de la Iglesia y por lo tanto no es un fósil del obsoleto pensamiento humano. La Revelación está en Cristo, siempre presente en su plenitud en la fe de la Iglesia. Nosotros no podemos agotar esta fuente hasta que Él regrese al final de los tiempos. Pero tampoco debemos querer mejorarla por medio de enmiendas humanas supuestamente necesarias. Esa sería la peor contaminación medioambiental que haría nuestro planeta inhabitable. Si el Verbo Encarnado, que estaba con Dios y es Dios, ya no habita entre nosotros y en nuestro interior, ¿dónde habría aún lugar para nosotros?


Traducido por Ana Maria Rodríguez y Manuel Pérez Peña 

viernes, 20 de marzo de 2020

La comunión espiritual también obra milagros: San Buenaventura, los pies de Cristo, la niña Rosalía

El bautizado que es fiel ama al Señor, no puede estar separado del Señor, sin la misa, que algunos obispos, han preferido, desobedecer a Dios, haciendo pecar al pueblo, prohibiendo que se obedezca el Tercer Mandamiento de Dios, por obedecer una gravísima injusticia, sin sacramentos, sin sacramentales como el agua bendita, el miedo al coronavirus, pero no hay temor cuando se peca, "no pasa nada", pero cuando el Señor, que ya ha comenzado a poner las cosas en orden, dará a cada cual según sus obras

Si algunos nos niegan que recibamos a Jesús de rodilla y en la boca, pues quiere darlo en la mano, de pie. Eso es participar de un sacrilegio, de una herejía.

Esta mañana cuando quise hablar con una persona que conozco personalmente, realmente no quien aprender las cosas de la fe, pues la costumbre de comulgar en la mano y de pie, lo que le lleva a continuar con la ingratitud a Dios.

Estamos en tiempos, que si queremos salvarnos, estar con el Señor en su Reino, no debemos extender nuestra mano, o de rodillas y en la boca, o desde nuestro sitios, la Comunión Espiritual, y no nos condenaremos.

Una devoción para cuando no puede hacerse sacramentalmente

La comunión espiritual también obra milagros: San Buenaventura, los pies de Cristo, la niña Rosalía





JMJ de Madrid, la mayor comunión espiritual de la historia: dos millones de personas fueron invitadas a hacerla al impedir la tormenta del día anterior (cuando el Papa perdió el solideo) la comunión sacramental.
JMJ de Madrid, la mayor comunión espiritual de la historia: dos millones de personas fueron invitadas a hacerla al impedir la tormenta del día anterior (cuando el Papa perdió el solideo) la comunión sacramental.



Con ocasión de la polémica sinodal sobre la comunión a los divorciados vueltos a casar por lo civil, María Vallejo-Nágera recordaba en ReL una devoción de la que, lamentaba, "se habla poco": la comunión espiritual.


Dos millones de comuniones frustradas...
Recordaba la escritora madrileña, autora de diversas obras de espiritualidad, la utilidad de esa práctica. Se vio precisamente durante la misa de clausura de la JMJ de Madrid, el 21 de agosto de 2011. Para dos millones de peregrinos fue muy duro no poder comulgar aquel domingo porque la tromba de lluvia de la noche anterior había dejado impracticables las capillas donde cientos de miles de obleas aguardaban el momento de ser transformadas en Cuerpo y Sangre de Cristo por Benedicto XVI. La organización animó entonces a los jóvenes a hacer una comunión espiritual.



Todo el orbe católico, pendiente de Madrid, pudo recordar así la importancia de una devoción que tiene entidad propia.

Los tres pasos de la comunión espiritual
El concepto es sencillo: comulgar espiritualmente consiste en desear comulgar sacramentalmente, alimentando ese deseo con los mismos afectos y determinaciones con que nos preparamos a hacerlo en la misa.



Pero una idea tan simple envuelve un misterio infinito, sobre el que llamó la atención Santo Tomás de Aquino en la Summa Theologica: “Comer espiritualmente a Cristo es también recibir espiritualmente el sacramento”. Es decir, que puede producir los mismos frutos, aunque no ex opere operato (por la misma fuerza del sacramento) sino ex opere operantis (según las disposiciones del fiel).


De ahí que el Concilio de Trento la recomendara en tiempos en que la negación luterana de la transustanciación había enfriado o extirpado la devoción eucarística.


Como asimismo lo hicieron San Francisco de Sales y San Alfonso María de Ligorio, dos grandes maestros de la vida moral, cuando los estragos de la Reforma, primero, y la fiebre de la desviación jansenista con su rigorismo extremo, después, alejaban a los cristianos de su alimento natural.


No está prescrita ninguna oración específica, pero sí son precisos tres pasos.


Primero, un acto de fe en la presencia real de Cristo bajo las especies eucarísticas. Segundo, el deseo de tomarlo sacramentalmente y unirse en intimidad con Él. Y tercero, la petición de alcanzar las mismas gracias que si nos la diera el sacerdote.


Si se cumplen estos requisitos, pueden ganarse las indulgencias que la Iglesia otorga a quienes practican esta devoción, aunque es requisito para esto último, como es obvio, el estado de gracia.


Y con la frecuencia que se desee: “Cualquier devoto puede cada día y cada hora comulgar espiritualmente con fruto” si tiene “buena voluntad y devota intención” de hacerlo sacramentalmente, dice Tomás de Kempis en la Imitación de Cristo.


Tres milagros de la comunión espiritual
A veces Dios la premia con el aviso del Sermón de la Montaña (“¿Quién de vosotros, si un hijo le pide pan, le dará una piedra?”) y se obra el milagro de la administración sobrenatural de la Eucaristía.
San Buenaventura, ya agónico, sufría continuos vómitos y no podía soportar la Sagrada Hostia. En el lecho de muerte, pidió tenerla junto al pecho para hacer una última comunión espiritual. Fue entonces cuando, a la vista de los hermanos presentes, un ángel extrajo una partícula del copón y la introdujo en el corazón del moribundo.



Para otros el regalo ha sido aún mayor.


El Jueves Santo de 1250, dos fervorosos franciscanos de Gaeta (Italia) se preparaban para comulgar en los oficios, cuando el superior les envió a limosnear pan. Al regresar al convento, el sacramento ya había sido administrado.


Así que se arrodillaron ante el altar para hacer una comunión espiritual: “La obediencia”, protestaban ante el sagrario, “nos ha privado del consuelo de recibiros; no nos privéis, al menos, de vuestra divina bendición”.


Hubo algo más que eso. A los pocos instantes el mismo Jesús salió del monumento: “Yo soy el Salvador a quien invocáis, he escuchado vuestros deseos y voy a satisfacerlos”. Y les dio de comulgar, además de dejar en el pavimento del altar las huellas de sus pies, todavía hoy objeto de veneración.


O está el caso que refiere el capuchino Fray Ambrosio de Valencina (18591914) sobre una niña, Rosalía, cuya santidad intrigaba a su amiga Conchita.


Un día la sorprendió en su habitación, de rodillas ante el Sagrado Corazón, con el rostro encendido y “como fuera de sí”. “Estoy comulgando”, le dijo, y le explicó que se trataba de “la comunión espiritual, para estar más estrechamente unida con Jesucristo deseando ardientemente recibirle y tenerlo en el corazón”. Rosalía confesó a su amiga que todas las noches se acostaba deseando amanecer en el cielo.


Aquel verano, Rosalía se despertó con el Sol una mañana y consagró el primer instante, como hacía siempre, a su devoción favorita. Su ángel de la guarda, a quien Jesucristo había ordenado llevarla ese día al Paraíso, aprovechó tal ímpetu de amor divino para cumplir el mandato.

miércoles, 18 de marzo de 2020

SAN HERMENEGILDO, MARTIR - Fátima La Gran Esperanza

Con el martirio de San Hermenegildo, también pienso en otros cristianos, anónimos, que por no participar de las herejías, acabaron siendo mártires de Cristo para mayor gloria de Dios,

Jesús nos ayuda a fortalecer en la fe, no somos cobardes, sino fieles y obedientes a Dios, suceda lo que nos suceda. 

Desde este blog también quiero comentar, que ya fui excomulgado por un sacerdote, despreciado por otros, porque nunca he querido ofender a Cristo poniendo la mano. De rodilla, o la Comunión Espiritual. El Señor nos ayuda a llevar el peso de nuestra cruz.

La Comunión en mano, o en la mano, extenderla para recibir a Jesús, había nacido de las tinieblas, una herejía arriana. Los santos siempre lo han desechado, desautorizado por el Magisterio de la Iglesia Católica, pero que los masones, los protestantes volvieron a sembrar este pecado, en el que muchos cristianos, se han dejado convencer, aumentando la dureza de su corazón, mayor ceguera interior, que deliberadamente, no por ignorancia, sino porque desean rechazar la verdad de la fe cristiana, defienden esta ofensa a Jesús. 

Los fieles cristianos no pueden, ni deben participar del mismo culto que los herejes, protestantes, sectarios, mormones, calvinistas, luteranos, anglicanos, La Palabra de Dios lo prohíbe, la Autoridad de los Santos Apóstoles lo prohíbe, toda la Iglesia de Cristo. No deben confundirse los malos pastores como la Iglesia Santa de Dios. Y muchos lo confunden. 

Mientras seamos fieles a Cristo Jesús, también nosotros necesitamos defender la ortodoxia. Defender los intereses de Cristo, que tan atacado está por una multitud de bautizados. 

SAN HERMENEGILDO, MÁRTIR DE LA ORTODOXIA- Fátima La Gran Esperanza


13 abr. 2019 - La causa de su muerte fué la constancia con que rechazó la comunión pascual que un obispo arriano quería obligarle a recibir de sus manos.


Hoy a través de la palma de un mártir se nos muestran los misterios de Pascua. Hermenegildo, príncipe visigodo inmolado por un padre obcecado por la herejía.

La causa de su muerte fué la constancia con que rechazó la comunión pascual que un obispo arriano quería obligarle a recibir de sus manos.
El mártir sabía que la sagrada Eucaristía es señal de la unión católica y que está prohibido participar de la carne del cordero pascual con aquellos que no pertenecen a la verdadera Iglesia.
Una consagración sacrílega puede poner en manos de los herejes los Misterios Eucarísticos, si existe el carácter sacerdotal en quien ha tenido la osadía de traspasar la barrera del altar del Dios de quien blasfema; pero el católico consciente de que no está permitido orar con los herejes, se horroriza al ver el misterio profanado y permanece apartado de él para no ultrajar al Redentor en el misterio mismo que estableció para unirse con sus fieles. La sangre del mártir fué fecunda. España, cautiva por el error, rompió sus cadenas; un Concilio de Toledo consumó la reconciliación a la que había dado principio tan santa víctima. Espectáculo sublime y raro en la historia del mundo el ver a toda una nación abjurar de la herejía; pero esta nación fué bendita por el cielo. Sometida a la dura prueba de la invasión sarracena triunfó de ella por las armas, y su fe, después siempre pura, la mereció el más noble de los títulos de un pueblo: el dé Católica.

Vida
Hermenegildo fué hijo de Leovigildo, rey de los visigodos de España, y de Teodosia. Asociado al reino, como su hermano Recaredo, en 573, fijó su residencia en Sevilla. Allí, su esposa Ingonda y el obispo San Leandro, le determinaron a abandonar la herejía árriana y a abrazar el catolicismo. Al perseguirle su padre, que permanecía siendo arriano, Hermenegildo llamó en su ayuda a los bizantinos: pero creyó conveniente acceder a una entrevista que le propuso su padre, y éste, habiéndole hecho encarcelar, probó todos los medios de hacerle volver a la herejía. El día de Pascua del año 586 el rey le envió un obispo arriano para que le llevase la comunión. El joven la rechazó: Entonces su padre mandó decapitarle. San Hermenegildo es patrón de la ciudad de Sevilla. Urbano VIII extendió su culto a toda la Iglesia.
PLEGARIA

  • ¡Oh Hermenegildo! Impertérrito defensor de la verdad del símbolo de la fe, hoy te ofrecemos nuestros homenajes y acciones de gracias. Tu valerosa muerte mostró el amor que tenías a Cristo y tu desprecio de los bienes terrenos nos enseña a menospreciarlos. Nacido para el trono, un calabozo te sirve aquí de mansión y de él partes para el cielo, ceñida la frente con la palma del martirio, corona mil veces más preciosa que la que se te ofrecía como precio de una vergonzosa apostasía. Ruega ahora por nosotros; al escribir la Iglesia tu nombre en su ciclo sagrado te convida a ello en estos días. Pascua fué tu día triunfante; haz que sea para nosotros verdadera Pascua, una completa Resurrección que nos conduzca siguiendo tus huellas a la mansión feliz donde tus ojos contemplan a Jesús resucitado. Haznos firmes en nuestras creencias, dóciles a las enseñanzas de la Iglesia, enemigos de todo error y de toda novedad.Vela por España tu patria, a cuya sangre derramada en testimonio de la fe verdadera debe tantos siglos de ortodoxia pura; presérvala de toda claudicación para que nunca deje de merecer el noble título que la honra.
fuente: Año Liturgico de Dom Próspero Guéranguer

… ESPAÑA ABRAZA EL CATOLICISMO
España va a seguir muy de cerca los pasos de Francia en su conversión, aunque con unos cien años de diferencia. Con Recaredo pasó en España lo mismo que con Clodoveo en Francia: convertido el rey, toda la nación se hizo católica.
España fue siempre una Provincia muy romana que dio al Imperio emperadores de la talla de Trajano, Adriano y Teodosio el Grande, y, como Iglesia, arraigó en ella con fuerza el cristianismo. Así lo demuestran Mártires como los diáconos Lorenzo y Vicente, Papas como San Dámaso, Padres como Osio y escritores como Prudencio, el mayor poeta cristiano. Además, a principios del siglo IV ─probablemente el año 300 o alguno más tarde─, se celebró en Ilíberis o Elvira, cerca de la actual Granada, un famoso Concilio, de gran importancia y con repercusiones en toda la Iglesia.

Más que a la Historia de la Iglesia, la invasión de los bárbaros en la Península corresponde a la historia nacional y civil de España. Invadida por los suevos, alanos y vándalos, éstos últimos se pasaron a Africa después de realizar las destrucciones tan propias de ellos y de perseguir ferozmente la fe cristiana. Dejaron el sur de España, región que hoy lleva el nombre de Andalucía, y, empujados por los visigodos, se pasaron al África a la que devastaron del todo. Los alanos y suevos fueron absorbidos por los visigodos, todos arrianos. España fue oficialmente arriana, aunque una gran parte conservó fielmente su fe católica.

Todo esto sucedía a principios del siglo V, pues Ataúlfo, casado con Gala Placidia, hermana del emperador Honorio, invadía el sur de Francia el año 410, y él y sus sucesores llegaron hasta Barcelona para adueñarse poco después de toda la Península.


Los visigodos fueron tolerantes y condescendientes con la fe católica, de modo que España pudo rehacerse de las barbaridades cometidas antes sobre todo por los vándalos, y seguía la paz religiosa, aunque oficialmente la nación fuera hereje arriana.
Hasta que en el 572 llegó el rey Leovigildo. Gran gobernante, se empeñó en dominar toda la Península. Magnífico guerrero, consiguió vencer del todo a los suevos, instalados en las partes occidentales, el actual Portugal. Con la misma idea de unidad nacional, quiso someter la Iglesia a la fe arriana, y vino la persecución, astutamente calculada. No causaba mártires con la espada, pero no dejaba en paz ni a obispos ni sacerdotes. Entre los desterrados, figuró Masona, el santo, sabio y querido de todos obispo de Mérida.

El arrianismo se jugaba la última carta y parecía que tenía la victoria en las manos. Pero el rey Leovigildo se equivocaba de punta a punta. En su propio palacio empezó la ruina del rey. A su hijo Hermenegildo y su esposa la franca Ingunda, ferviente católica, se les hizo la vida imposible a causa del fanatismo arriano de la segunda mujer de Leovigildo, el cual mandó a Hermenegildo a Sevilla encargándole el dominio de la Bética, el sur de España.
Hermenegildo gobernaba la Bética, correspondiente a la actual Andalucía. Cargo meramente militar y civil. Mandaban los vándalos. Pero el pueblo nativo era cristiano católico desde antiguo y la lucha religiosa tenía que venir un día u otro. Además, bajo la dirección del obispo de Sevilla San Leandro, Hermenegildo se convirtió en ferviente católico.
Hermenegildo, naturalmente, estaba con el pueblo que se le había encomendado, y la esposa Ingunda debió sostenerlo con decisión. Es cierto que Hermenegildo se alió con los bizantinos del sureste de España y se alzó contra su padre. ¿Reprobable? Quizá, sí. Aunque la intención fuera muy recta. Pero las gentes se apiñaron en torno a Hermenegildo y vino el enfrentamiento de las tropas de uno contra el otro. Ganó el padre, y el hijo, arrodillado a sus pies, recibió la promesa de que sería tratado con la típica generosidad del militar vencedor. Pero Leovigildo no lo cumplió. Porque al saber Leovigildo que su hijo había abrazado el catolicismo, se enfureció de manera terrible.

Intensificó el rey la persecución contra la Iglesia, empezando por desterrar a San Leandro. Y Hermenegildo, encadenado, fue enviado desde Sevilla hasta la cárcel tétrica de Tarragona.
¿Qué ocurrió con el ilustre preso? La historia es bien sabida, aunque algunos detalles quedan en la duda. Se trató con estratagemas y mentiras de convencer a Hermenegildo para que volviese al arrianismo. Firme en la fe católica que había abrazado, se negó el día de Pascua a recibir la Comunión de manos de un obispo arriano. Su carcelero ─que, como resulta evidente, no podía actuar sino por orden del rey Leovigildo─ lo hizo asesinar. Su muerte, sin embargo, fue la de un mártir, y la Iglesia lo venera como Santo, canonizado por el Papa Sixto V en 1585, milenario de su muerte.

Es cierto que siempre se ha discutido la conducta de Hermenegildo con su padre. ¿Por qué se le enfrentó en plan de guerra? Parece que fue por decisión del mismo pueblo. Era imposible aguantar tanta persecución por causa de la religión. Y el hijo, siguiendo su conciencia y por exigencia del pueblo, se hubo de oponer al padre.
Y, lo de siempre. La sangre del Mártir resultó fecunda. Leovigildo se dio cuenta de que luchaba inútilmente contra la Iglesia invencible. En el año 586 se vio ante la muerte y dicen, dicen…, que llamó a su hijo Recaredo, hermano de Hermenegildo:
– Hijo mío, al heredar el trono, mira de que la fe católica sea la única religión de España.
Y lo fue. Faltaban solamente tres años para el famoso Concilio de Toledo.
Los obispos comenzaron a gritar entusiasmados: “¡Gloria a Dios Padre, Hijo y Espíritu Santo!”…

Este Concilio de Toledo en el 589 ─noventa años justos después del bautismo de Clodoveo en Francia─ es de una importancia suma. Fue presidido por el Arzobispo de Sevilla San Leandro, el mayor de sus hermanos Fulgencio, Isidoro y Florentina, los cuatro Santos canonizados. Para España, este Concilio vino a significar lo que la conversión de Clodoveo en Francia. Recaredo ya se había convertido al catolicismo por mediación de Leandro.

Antes del Concilio toledano, Recaredo, nada más asumido el trono, convocó a todos los obispos arrianos en una asamblea, y les pidió: ¿Por qué no renuncian todos al arrianismo y abrazan la fe católica, unificando en la misma fe a todo el país?…
El caso es que casi todos los obispos le hicieron caso y se pasaron al catolicismo.
Vino después el Concilio III de Toledo. Allí estaban todos los obispos españoles, los vueltos del destierro, entre los que destacaba Masona, el venerable confesor de la fe; todos los católicos de siempre y los nuevos convertidos en la asamblea de Recaredo.
El rey, la reina y todos los grandes de la nación, lucían sus mejores galas. Se recitó el Credo de Nicea y el monarca suscribió la fórmula de fe católica:

“Yo, Recaredo, rey, reteniendo en mi corazón esta santa y verdadera confesión, que es la sola que confiesa la Iglesia Católica por todo el orbe, la confirmo de palabra y la suscribo con mi mano derecha, bajo la protección de Dios”.
Con este simple principio, el arrianismo quedaba sepultado para siempre: Jesús, y el Espíritu Santo, eran tan Dios como el Padre… Siguieron aclamando los obispos:
“¡Gloria a nuestro Señor Jesucristo, que a costa de su sangre formó la Iglesia católica en todas las naciones!”

“¡Gloria aquí en la tierra y la gloria eterna al rey Recaredo, que ha hecho oficio de apóstol y ha conquistado para la Iglesia Católica nuevos pueblos! Sea amado de Dios y de los hombres el que tan admirablemente ha glorificado a Dios en la tierra”.
San Leandro pronunció después un discurso elocuente por demás, que se conserva como todo lo anterior al pie de la letra, y que acaba:
“Sólo falta que quienes componemos en la tierra unánimemente un solo reino, consigamos por su estabilidad la felicidad del reino celestial, a fin de que el reino y el pueblo que glorificaron a Dios en la tierra sean glorificados por El, no sólo aquí, sino en el Cielo”.
Grandioso, sencillamente. En ese momento nacía quien iba a ser por antonomasia la “España Católica” en los siglos por venir. En el pueblo, y especialmente en sus reyes, estaba el germen de la fe que la nueva nación llevaría a muchos rincones del mundo, especialmente a nuestra América, novecientos años más tarde.
fuente: HISTORIA DE LA IGLESIA CATÓLICA (Generalidades. Guiones para las clases. Pro manuscripto) Pedro García Cmf



Tránsito de san Hermenegildo (1603) Oleo sobre lienzo de grandes dimensiones  Alonso Vázquez (h.1575-1645) y  Juan de Uceda (h.1570-1635) Museo de Bellas Artes de Sevilla

Conversión de Recaredo

"En la era DCXXIII, en el año tercero del imperio de Mauricio, muerto Leovigildo, fue coronado rey su hijo Recaredo. Estaba dotado de un gran respeto a la religión y era muy distinto de su padre en costumbres, pues el padre era irreligioso y muy inclinado a la guerra; él era piadoso por la fe y preclaro por la paz; aquél dilataba el imperio de su nación con el empleo de las armas, éste iba a engrandecerlo más gloriosamente con el trofeo de la fe. Desde el comienzo mismo de su reinado, Recaredo se convirtió, en efecto, a la fe católica y llevó al culto de la verdadera fe a toda la nación gótica, borrando así la mancha de un error enraizado. Seguidamente reunió un sínodo de obispos de las diferentes provincias de España y de la Galia para condenar la herejía arriana. A este concilio asistió el propio religiosísimo príncipe, y con su presencia y su suscripción confirmó sus actas. Con todos los suyos abdicó en la perfidia que, hasta entonces, había aprendido el pueblo de los godos de las enseñanzas de Arrio, profesando que en Dios hay unidad de tres personas, que el Hijo ha sido engendrado consustancialmente por el Padre, que el Espíritu Santo procede conjuntamente del Padre y del Hijo, que ambos no tiene más que un espíritu y, por consiguiente, no son más que uno".

San Isidoro de Sevilla. Historias de los godos, vándalos y suevos.