sábado, 19 de octubre de 2024

Los falsos doctores, falsos profetas, falsos visionarios.

 




Son muchos que han caído prisioneros del demonio, cuando hablan de apariciones marianas que contradicen las Santas Escrituras, y los ciegos lo aceptan como válido, falsos doctores, falsos profetas, falsos visionarios, Yeshua Hamashiaj Nuestro Señor nos exhorta que no debemos creerles a ninguno de ellos. Y acabarán en ruina eterna, el castigo está asegurado.

Siempre hemos de creer en la Palabra de Dios, y vivir una vida conforme a la Voluntad de Dios.


 Sagrada Biblia comentada. Nácar Colunga. Tomo VII, II Pedro, II, 2. Págs. 163 y siguientes. [1965. Biblioteca de Autores Cristianos. BAC

 El peligro que suponen, 2:1-3.

 Como hubo en el pueblo profetas falsos, así habrá falsos doctores, que introducirán sectas perniciosas, llegando hasta negar al Señor que los rescató, y atraerán sobre sí una repentina ruina. 2 Muchos les seguirán en sus liviandades, y, por causa de ellos, será blasfemado el camino de la verdad. 3 Llevados de la avaricia, harán de vosotros mercadería con palabras mentirosas, pero su condenación, ya antigua, no tardará, su ruina no se retrasará.

 

Comentario bíblico: El apóstol comienza poniendo en guardia a sus lectores contra ciertos maestros engañosos, que por su mala vida y su espíritu de avaricia arrastran a otros al mal. Por lo cual serán terriblemente castigados. Del mismo modo que en Israel hubo falsos profetas 2 al lado de los auténticos profetas, así también sucederá entre los cristianos. Surgirán falsos doctores (v.1), que se esforzarán por alejar a los fieles de Cristo. Estos falsos maestros ya habían comenzado a esparcir sus errores, pero San Pedro ( Cf. también 1 Tim 3:1ss) habla de ellos en futuro (= introducirán) porque sabía que pronto se lanzarían sobre el rebaño de Cristo con mayor furor. Por medios hipócritas introducirán sectas perniciosas, es decir, esparcirán falsas doctrinas para sembrar entre los fieles la confusión, y así originar partidos que se combatan entre sí. Por su escandalosa conducta moral, que va a la par de su enseñanza doctrinal, han llegado hasta negar al Señor, que los rescató (v.1) por medio de su muerte reparadora, obteniendo así sobre ellos derecho de dominio. Ahora estos ingratos se rebelan contra El y reniegan de Él. Semejante revuelta atraerá sobre ellos una repentina ruina. El autor sagrado no nos dice en qué sentido niegan al Señor. Es posible se refiera a la negación de la parusía, o segunda venida de Cristo.

El mal ejemplo de los falsos doctores será contagioso. Muchos de los fieles seguirán sus liviandades (v.2). El autor sagrado, más bien que de doctrina, parece hablar de una desviación de las costumbres, como se ve por lo que dice en los v. 10-22. También la epístola de Judas denuncia la inmoralidad de los herejes (Jds 4.7.8.13.16.18.23.). La mala conducta de estos cristianos será causa de escándalo para los paganos, y la doctrina cristiana, camino de verdad (Cf. Act 9:2; 18:25; 19:9.), será motivo de escarnio y blasfemia para los no cristianos, porque verán que no da los frutos que se esperaban de ella. ¡Qué obstáculo tan grande al apostolado es la corrupción de los miembros de una Iglesia para la cual la santidad de costumbres debe ser la señal auténtica de la obra de Dios! (A. Charue, o.c. p.491.

El celo de estos falsos doctores es un celo interesado. Se dejan llevar de la avaricia (v.3). Con sus doctrinas tratan de explotar a los fieles y de enriquecerse a expensas de ellos. La avaricia es la nota característica de los falsos apóstoles; en cambio, el desinterés es la nota del verdadero apóstol. Este será el criterio más tarde para determinar y distinguir los verdaderos de los falsos profetas. "Si pide dinero — dirá la Doctrina de los doce Apóstoles —, es un falso profeta" (Doctrina de los doce Apóstoles II,6 = Didajé. Cf. D. Ruiz Bueno, Padres Apostólicos (BAC, Madrid 1950) p.89). Sabemos con qué cuidado San Pablo evitaba todo aquello que pudiera parecer interés material y personal (1 Cor 9:1-18; 2 Cor 12:13. El ansia de lucro personal era bastante común entre los judíos de entonces, como nos lo atestiguan diversos lugares del Nuevo Testamento (Mt 23:14s; Tit 1:10s; cf. Ez 34:3). 

Esa actividad de los falsos apóstoles podría hacer creer a los fieles que la justicia divina no vigila. Sin embargo, la verdad es que su condenación ya hace tiempo que está decidida, y llegará en el momento establecido (Cf. Jds 4-5.). 

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Se extiende estas enseñanzas a las falsas apariciones marianas, y hoy abunda mucho, y la ruina eterna hacia los falsos profetas y visionarios de estos fenómenos, se encuentra el demonio, y no la Santísima Madre de Dios, y tampoco Nuestro Señor Iesus Christus. Ruina terrible también para aquellos que se esfuerzan en justificar lo falso como si fuera verdadero, a lo que algunos obligan a creer los mismos engaños que ellos reciben del padre de la mentira.

Son abundantes las personas que asisten a esos encuentros peligrosos para la salvación del alma, pues el enemigo los tiene engañados.

 2 Tesalonicenses 2, 7-12

7 Porque el misterio de iniquidad está ya en acción; sólo falta que el que le retiene sea apartado. 8 Entonces se manifestará el inicuo, a quien el Señor Jesús matará con el aliento de su boca, destruyéndole con el esplendor de su venida; 9 aquel inicuo, cuya venida, por acción de Satanás, irá acompañada de todo género de portentos, señales y prodigios engañosos, 10 y de seducciones de iniquidad para los destinados a la perdición, por no haber recibido el amor de la verdad que los salvaría. 11 Por eso Dios les envía un poder engañoso, 12 para que crean en la mentira y sean condenados cuantos, no creyendo en la verdad, se complacieron en la iniquidad.



El negocio que tienen en vender sus fantasías mentirosas, escribiendo libros. Pues se trata de un celo interesado-

Son condenados, porque creen en los engaños del maligno, esas apariciones que no serán aprobados por la Iglesia Santa de Dios.

Creen en la mentira que les lleva a la perdición. 



Epístola 2ª a los Tesalonicenses, II, 11-12

 11 Por eso Dios les envía un poder engañoso, 12 para que crean en la mentira y sean condenados cuantos, no creyendo en la verdad, se complacieron en la iniquidad.

 

Es terrible cuando el alma descuida completamente los intereses del Señor, entonces no acepta el conocimiento de Dios, porque cree que no le hace falta, que con ser “cristiano” que habiendo recibido los sacramentos del bautismo y de la confirmación es suficiente. El amor al mundo y todo lo que contiene, le cierra su corazón a la verdad. No cree en la verdad que encontramos en las Santas Escrituras, leer superficialmente no le ayuda a comprender, y muy pronto lo olvida. Pero también cuando sucede sobre alguna aparición, empieza a creer en esas engañosas revelaciones. Cuando la Iglesia Católica, ha dejado de intervenir en estos asuntos.

Nosotros debemos creer siempre en la verdad, pero esto se consigue con la humildad, apartándonos de todo aquello que nos empuja al engaño, rogando al Señor que nos ayude. Porque nosotros mismos no tenemos ningún poder para bien de nosotros. Pues todo se lo debemos al Señor, y la perseverancia: día a día, en la oración, penitencia, la fe, las obras de caridad, nos ayuda a permanecer en el amor de Dios. 



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