viernes, 22 de noviembre de 2024

SAGRADO CONCILIO DE TRENTO


Concilio de Trento, por Pasquale Cati, 1588 / Santa Marien Trastvere, Wikimedia Commons
 

El Concilio de Trento (1545 a 1563) reunió al clero católico bajo el liderazgo del papa Pablo III como respuesta a la Reforma protestante. A lo largo de tres sesiones, el Concilio reiteró la autoridad de la Iglesia Católica y denunció la teología protestante, marcando el inicio de la Contrarreforma católica.

Antecedentes: La Reforma Protestante

La Reforma protestante comenzó en las regiones germánicas del Sacro Imperio Romano Germánico en 1517 cuando Martín Lutero publicó sus 95 tesis. Su intención era invitar a sus compañeros clérigos a participar en un debate sobre la venta de indulgencias, que eran certificados que prometían una estancia más corta en el purgatorio después de la muerte. Al oponerse a su venta, desafió la autoridad del papa sobre las almas del purgatorio y criticó la aparente codicia que subyacía en la práctica. En respuesta, la Iglesia lo excomulgó en 1521, calificándolo de hereje. A pesar de esto, las 95 tesis de Lutero y otros escritos ya habían sido publicados y ampliamente difundidos.

En un intento de reunificar la Iglesia, Carlos V, emperador del Sacro Imperio Romano Germánico, convocó la Dieta de Augsburgo en junio de 1530. Los luteranos presentaron la Confesión de Augsburgo, mientras que los católicos ofrecieron la Confutatio Augustana. Sin embargo, ninguna de las partes aceptó las confesiones de fe de la otra y no se llegó a ninguna resolución.

Los esfuerzos para la reconciliación entre católicos y protestantes se hicieron de nuevo en 1537 por el papa Pablo III y Carlos V. Sin embargo, esta reunión nunca se llevó a cabo debido a los conflictos militares en curso entre este último y el rey Francisco I de Francia. Carlos V, motivado por la necesidad de unidad contra una posible invasión del Imperio Otomano, buscó la reconciliación entre sus súbditos. El siguiente intento de reconciliación estaba previsto para el 13 de diciembre de 1545, en Trento, en el norte de Italia.

La primera sesión

A pesar de ser etiquetado como una conferencia ecuménica, el Concilio de Trento excluyó a los protestantes de una participación significativa al negarles el derecho a votar o expresar sus opiniones en los procedimientos. En respuesta, el clero protestante optó por abstenerse de asistir. Así,el Concilio de Trento se transformó en una asamblea católica con el objetivo principal de rectificar los abusos de la Iglesia, en particular la venta de indulgencias, abordar los supuestos errores en la enseñanza y la práctica de la Iglesia y reforzar su autoridad.

Para empezar, el Concilio debía llegar primero a un consenso unánime sobre los libros de la Biblia considerados Sagrada Escritura. En este sentido, afirmó la traducción de la Vulgata de San Jerónimo como el único texto autorizado. Además, el Concilio refutó la afirmación de Lutero de que la humanidad pecadora no podía cumplir la ley y enfatizó la gracia de Dios disponible a través de las buenas obras.

El Concilio afirmó las enseñanzas de la Iglesia, cubriendo varios aspectos, como la impotencia de la naturaleza humana para justificar al hombre, la dispensación y el misterio del advenimiento de Cristo, y la descripción de la justificación y su modo en estado de gracia. Estos cánones condenaron la Reforma protestante como herejía y etiquetaron a sus partidarios como herejes, destacando la posición de la Iglesia de que la interpretación individual de la verdad y las Escrituras no era confiable debido a la pecaminosidad inherente a la naturaleza humana. El Consejo también subrayó la importancia de adherirse a las prácticas tradicionales de la Iglesia para garantizar una verdadera comprensión de las Escrituras. Las sesiones posteriores fueron interrumpidas por la peste, y el Concilio fue prorrogado en septiembre de 1549.

Segunda y Tercera Sesión

La segunda sesión del Concilio de Trento, que comenzó en mayo de 1551 bajo el papa Julio III, tenía como objetivo abordar las cuestiones teológicas en torno a la Eucaristía. Ciertas facciones protestantes afirmaban que la Misa era simplemente una conmemoración del sacrificio de Cristo, rechazando la creencia en la presencia real de Dios durante la consagración y la transformación del pan y el vino en el cuerpo y la sangre de Cristo. El Concilio condenó este punto de vista como herejía, afirmando inequívocamente que Cristo estaba presente en la Eucaristía.

Bajo el papa Pío IV, el Concilio se reanudó en enero de 1562. Esta sesión se centró en la reforma de los abusos de la Iglesia, incluyendo el abordaje de los problemas relacionados con el clero mal educado que dependía de los diezmos de los feligreses sin proporcionar una guía espiritual adecuada. El Concilio apoyó el establecimiento de seminarios adicionales y promovió un estudio más profundo para los candidatos a clérigos. En cuanto a la objeción protestante a la venta de indulgencias, el Concilio resolvió que las indulgencias ya no se venderían, sino que se podrían obtener a través de una donación, con el proceso regulado.

Al mismo tiempo, para frenar la difusión de las ideas protestantes, el Concilio aprobó el Index Librorum Prohibitorum en 1563, que nombraba explícitamente las obras de reformadores como Lutero, Zuinglio, Juan Calvino y otros. Aunque detallado en sus prohibiciones, el Índice esencialmente transmitía que cualquier libro condenado por el Papa, el Santo Oficio o las autoridades locales debía ser rechazado por los católicos. El Índice permaneció en vigor hasta su suspensión en 1967.

Consecuencia

Las resoluciones, decretos y cánones del Concilio de Trento sirvieron como base para la Contrarreforma católica, restableciendo la autoridad de la Iglesia a través de reglas, regulaciones y definiciones explícitas de la identidad católica. Esencialmente, mantuvo las políticas y tradiciones medievales de la Iglesia, al tiempo que reafirmó el papel central de la Iglesia como la única autoridad en la visión cristiana. Aunque algunos decretos, como el Índice, han sido suspendidos, las decisiones del Concilio de Trento continuaron dando forma a la creencia y la práctica católica hasta la década de 1960 y todavía influyen parcialmente en el presente.


Fuente original en ingles:

The Council of Trent opens, December 13, 1545. - This Week in History - VCoins Community

sábado, 19 de octubre de 2024

Los falsos doctores, falsos profetas, falsos visionarios.

 




Son muchos que han caído prisioneros del demonio, cuando hablan de apariciones marianas que contradicen las Santas Escrituras, y los ciegos lo aceptan como válido, falsos doctores, falsos profetas, falsos visionarios, Yeshua Hamashiaj Nuestro Señor nos exhorta que no debemos creerles a ninguno de ellos. Y acabarán en ruina eterna, el castigo está asegurado.

Siempre hemos de creer en la Palabra de Dios, y vivir una vida conforme a la Voluntad de Dios.


 Sagrada Biblia comentada. Nácar Colunga. Tomo VII, II Pedro, II, 2. Págs. 163 y siguientes. [1965. Biblioteca de Autores Cristianos. BAC

 El peligro que suponen, 2:1-3.

 Como hubo en el pueblo profetas falsos, así habrá falsos doctores, que introducirán sectas perniciosas, llegando hasta negar al Señor que los rescató, y atraerán sobre sí una repentina ruina. 2 Muchos les seguirán en sus liviandades, y, por causa de ellos, será blasfemado el camino de la verdad. 3 Llevados de la avaricia, harán de vosotros mercadería con palabras mentirosas, pero su condenación, ya antigua, no tardará, su ruina no se retrasará.

 

Comentario bíblico: El apóstol comienza poniendo en guardia a sus lectores contra ciertos maestros engañosos, que por su mala vida y su espíritu de avaricia arrastran a otros al mal. Por lo cual serán terriblemente castigados. Del mismo modo que en Israel hubo falsos profetas 2 al lado de los auténticos profetas, así también sucederá entre los cristianos. Surgirán falsos doctores (v.1), que se esforzarán por alejar a los fieles de Cristo. Estos falsos maestros ya habían comenzado a esparcir sus errores, pero San Pedro ( Cf. también 1 Tim 3:1ss) habla de ellos en futuro (= introducirán) porque sabía que pronto se lanzarían sobre el rebaño de Cristo con mayor furor. Por medios hipócritas introducirán sectas perniciosas, es decir, esparcirán falsas doctrinas para sembrar entre los fieles la confusión, y así originar partidos que se combatan entre sí. Por su escandalosa conducta moral, que va a la par de su enseñanza doctrinal, han llegado hasta negar al Señor, que los rescató (v.1) por medio de su muerte reparadora, obteniendo así sobre ellos derecho de dominio. Ahora estos ingratos se rebelan contra El y reniegan de Él. Semejante revuelta atraerá sobre ellos una repentina ruina. El autor sagrado no nos dice en qué sentido niegan al Señor. Es posible se refiera a la negación de la parusía, o segunda venida de Cristo.

El mal ejemplo de los falsos doctores será contagioso. Muchos de los fieles seguirán sus liviandades (v.2). El autor sagrado, más bien que de doctrina, parece hablar de una desviación de las costumbres, como se ve por lo que dice en los v. 10-22. También la epístola de Judas denuncia la inmoralidad de los herejes (Jds 4.7.8.13.16.18.23.). La mala conducta de estos cristianos será causa de escándalo para los paganos, y la doctrina cristiana, camino de verdad (Cf. Act 9:2; 18:25; 19:9.), será motivo de escarnio y blasfemia para los no cristianos, porque verán que no da los frutos que se esperaban de ella. ¡Qué obstáculo tan grande al apostolado es la corrupción de los miembros de una Iglesia para la cual la santidad de costumbres debe ser la señal auténtica de la obra de Dios! (A. Charue, o.c. p.491.

El celo de estos falsos doctores es un celo interesado. Se dejan llevar de la avaricia (v.3). Con sus doctrinas tratan de explotar a los fieles y de enriquecerse a expensas de ellos. La avaricia es la nota característica de los falsos apóstoles; en cambio, el desinterés es la nota del verdadero apóstol. Este será el criterio más tarde para determinar y distinguir los verdaderos de los falsos profetas. "Si pide dinero — dirá la Doctrina de los doce Apóstoles —, es un falso profeta" (Doctrina de los doce Apóstoles II,6 = Didajé. Cf. D. Ruiz Bueno, Padres Apostólicos (BAC, Madrid 1950) p.89). Sabemos con qué cuidado San Pablo evitaba todo aquello que pudiera parecer interés material y personal (1 Cor 9:1-18; 2 Cor 12:13. El ansia de lucro personal era bastante común entre los judíos de entonces, como nos lo atestiguan diversos lugares del Nuevo Testamento (Mt 23:14s; Tit 1:10s; cf. Ez 34:3). 

Esa actividad de los falsos apóstoles podría hacer creer a los fieles que la justicia divina no vigila. Sin embargo, la verdad es que su condenación ya hace tiempo que está decidida, y llegará en el momento establecido (Cf. Jds 4-5.). 

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Se extiende estas enseñanzas a las falsas apariciones marianas, y hoy abunda mucho, y la ruina eterna hacia los falsos profetas y visionarios de estos fenómenos, se encuentra el demonio, y no la Santísima Madre de Dios, y tampoco Nuestro Señor Iesus Christus. Ruina terrible también para aquellos que se esfuerzan en justificar lo falso como si fuera verdadero, a lo que algunos obligan a creer los mismos engaños que ellos reciben del padre de la mentira.

Son abundantes las personas que asisten a esos encuentros peligrosos para la salvación del alma, pues el enemigo los tiene engañados.

 2 Tesalonicenses 2, 7-12

7 Porque el misterio de iniquidad está ya en acción; sólo falta que el que le retiene sea apartado. 8 Entonces se manifestará el inicuo, a quien el Señor Jesús matará con el aliento de su boca, destruyéndole con el esplendor de su venida; 9 aquel inicuo, cuya venida, por acción de Satanás, irá acompañada de todo género de portentos, señales y prodigios engañosos, 10 y de seducciones de iniquidad para los destinados a la perdición, por no haber recibido el amor de la verdad que los salvaría. 11 Por eso Dios les envía un poder engañoso, 12 para que crean en la mentira y sean condenados cuantos, no creyendo en la verdad, se complacieron en la iniquidad.



El negocio que tienen en vender sus fantasías mentirosas, escribiendo libros. Pues se trata de un celo interesado-

Son condenados, porque creen en los engaños del maligno, esas apariciones que no serán aprobados por la Iglesia Santa de Dios.

Creen en la mentira que les lleva a la perdición. 



Epístola 2ª a los Tesalonicenses, II, 11-12

 11 Por eso Dios les envía un poder engañoso, 12 para que crean en la mentira y sean condenados cuantos, no creyendo en la verdad, se complacieron en la iniquidad.

 

Es terrible cuando el alma descuida completamente los intereses del Señor, entonces no acepta el conocimiento de Dios, porque cree que no le hace falta, que con ser “cristiano” que habiendo recibido los sacramentos del bautismo y de la confirmación es suficiente. El amor al mundo y todo lo que contiene, le cierra su corazón a la verdad. No cree en la verdad que encontramos en las Santas Escrituras, leer superficialmente no le ayuda a comprender, y muy pronto lo olvida. Pero también cuando sucede sobre alguna aparición, empieza a creer en esas engañosas revelaciones. Cuando la Iglesia Católica, ha dejado de intervenir en estos asuntos.

Nosotros debemos creer siempre en la verdad, pero esto se consigue con la humildad, apartándonos de todo aquello que nos empuja al engaño, rogando al Señor que nos ayude. Porque nosotros mismos no tenemos ningún poder para bien de nosotros. Pues todo se lo debemos al Señor, y la perseverancia: día a día, en la oración, penitencia, la fe, las obras de caridad, nos ayuda a permanecer en el amor de Dios. 



lunes, 26 de agosto de 2024

Exhortación a la necesidad de la Penitencia

 




CARTA A LOS FIELES I [CtaF1]
(Primera redacción)
(Exhortación a los hermanos y hermanas de la penitencia)

 

¡En el Nombre del Señor!

Cap. I: De aquellos que hacen penitencia 

 

1Todos los que aman al Señor con todo el corazón, con toda el alma y con toda la mente, con todas las fuerzas, y aman a sus prójimos como a sí mismos (cf. Mt 22,37.39; Mc 12,30), 2y odian a sus cuerpos con sus vicios y pecados, 3y reciben el cuerpo y la sangre de nuestro Señor Jesucristo, 4y hacen frutos dignos de penitencia: 5¡Oh cuán bienaventurados y benditos son ellos y ellas, mientras hacen tales cosas y en tales cosas perseveran!, 6porque descansará sobre ellos el espíritu del Señor (cf. Is 11,2) y hará en ellos habitación y morada (cf. Jn 14,23), 7y son hijos del Padre celestial (cf. Mt 5,45), cuyas obras hacen, y son esposos, hermanos y madres de nuestro Señor Jesucristo (cf. Mt 12,50). 8Somos esposos cuando, por el Espíritu Santo, el alma fiel se une a nuestro Señor Jesucristo. 9Somos para él hermanos cuando hacemos la voluntad del Padre que está en los cielos (Mt 12,50); 10madres, cuando lo llevamos en nuestro corazón y en nuestro cuerpo (cf. 1 Cor 6,20), por el amor divino y por una conciencia pura y sincera; y lo damos a luz por medio de obras santas, que deben iluminar a los otros como ejemplo (cf. Mt 5,16). 11¡Oh cuán glorioso, santo y grande es tener un Padre en los cielos! 12¡Oh cuán santo, consolador, bello y admirable, tener un tal esposo! 13¡Oh cuán santo y cuán amado, placentero, humilde, pacífico, dulce, amable y sobre todas las cosas deseable, tener un tal hermano y un tal hijo: Nuestro Señor Jesucristo!, quien dio la vida por sus ovejas (cf. Jn 10,15) y oró al Padre diciendo:

14Padre santo, guarda en tu nombre a los que me has dado en el mundo; tuyos eran y tú me los has dado (Jn 17,11 y 6). 15las palabras que tú me diste, se las he dado a ellos, y ellos las han recibido y han creído de verdad que salí de ti, y han conocido que tú me has enviado (Jn 17,8). 16Ruego por ellos y no por el mundo (cf. Jn 17,9). 17Bendícelos y santifícalos, y por ellos me santificó a mí mismo (Jn 17, 17-.19). 18No ruego sólo por ellos, sino también por aquellos que, por medio de su palabra, han de creer en mí (Jn 17,20), para que sean santificados en la unidad (cf. Jn 17,23), como nosotros (Jn 17,11). 19quiero, Padre, que, donde yo esté, estén también ellos conmigo, para que vean mi gloria (Jn 17,24) en tu reino (Mt 20,21). Amén.

 

Cap. II: 

De aquellos que no hacen penitencia

 

1Pero todos aquellos y aquellas que no viven en penitencia, 2y no reciben el cuerpo y la sangre de nuestro Señor Jesucristo, 3y se dedican a vicios y pecados, y que andan tras la mala concupiscencia y los malos deseos de su carne, 4y no guardan lo que prometieron al Señor, 5y sirven corporalmente al mundo con los deseos carnales y las preocupaciones del siglo y los cuidados de esta vida: 6Apresados por el diablo, cuyos hijos son y cuyas obras hacen (cf. Jn 8,41), 7están ciegos, porque no ven la verdadera luz, nuestro Señor Jesucristo. 8No tienen la sabiduría espiritual, porque no tienen al Hijo de Dios, que es la verdadera sabiduría del Padre; 9de ellos se dice: Su sabiduría ha sido devorada (Sal 106,27), y: Malditos los que se apartan de tus mandatos (Sal 118,21). 10Ven y conocen, saben y hacen el mal, y ellos mismos, a sabiendas, pierden sus almas. 11Ved, ciegos, engañados por vuestros enemigos, por la carne, el mundo y el diablo, que al cuerpo le es dulce hacer el pecado y le es amargo hacerlo servir a Dios; 12porque todos los vicios y pecados salen y proceden del corazón de los hombres, como dice el Señor en el Evangelio (cf. Mc 7,21). 13Y nada tenéis en este siglo ni en el futuro. 14Y pensáis poseer por largo tiempo las vanidades de este siglo, pero estáis engañados, porque vendrá el día y la hora en los que no pensáis, no sabéis e ignoráis; enferma el cuerpo, se aproxima la muerte y así se muere de muerte amarga. 15Y dondequiera, cuando quiera, como quiera que muere el hombre en pecado mortal sin penitencia ni satisfacción, si puede satisfacer y no satisface, el diablo arrebata su alma de su cuerpo con tanta angustia y tribulación, que nadie puede saberlo sino el que las sufre. 18 todos los talentos y poder y ciencia y sabiduría (2 Par 1,12) que pensaban tener, se les quitará (cf. Lc 8,18; Mc 4,25). 17Y lo dejan a parientes y amigos; y ellos toman y dividen su hacienda, y luego dicen: Maldita sea su alma, porque pudo darnos más y adquirir más de lo que adquirió. 18 Los gusanos comen el cuerpo, y así aquéllos perdieron el cuerpo y el alma en este breve siglo, e irán al infierno, donde serán atormentados sin fin.

19A todos aquellos a quienes lleguen estas letras, les rogamos, en la caridad que es Dios (cf. 1 Jn 4,16), que reciban benignamente, con amor divino, las susodichas odoríferas palabras de nuestro Señor Jesucristo. 20Y los que no saben leer, hagan que se las lean muchas veces; 21y reténganlas consigo junto con obras santas hasta el fin, porque son espíritu y vida (Jn 6,64). 22Y los que no hagan esto, tendrán que dar cuenta en el día del juicio (cf. Mt 12,36), ante el tribunal de nuestro Señor Jesucristo (cf. Rom 14,10).

 

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No estamos en este mundo para divertirnos. Todas las diversiones que el mundo ofrece, tienen un propósito, la derrota de la fe, la impiedad, la negación de Dios, la apostasía. Muchos bautizados se dicen así mismos que son cristianos, pero sus obras gritan que es todo lo contrario, porque se sacrifican para conseguir las cosas profanas, terrenales. Los que viven según las exigencias del mundo corrompido se dejan someter a toda clase de esclavitud con el demonio.

San Pío X citanto a Benedicto XIV enseña

Afirmamos que la mayor parte de los condenados a las penas eternas padecen su perpetua desgracia por ignorar los misterios de la fe, que necesariamente se deben saber y creer para ser contados entre los elegidos. ( Encíclica Acerbo nimis, 2)

Malditos los que se apartan de tus mandatos (Sal 118,21).

El fruto del pecado es la apostasía. Pues recientemente, un apologeta, que en un principio fue defendiendo los dogmas de la Santa Iglesia Católica, era protestante, pero luego se bautizó como católico, y comenzó a negar las enseñanzas del Magisterio Tradicional de la Iglesia Católica. Conforme a las enseñanzas de las Santas Escrituras, Dios lo ha rechazado, porque su conversión no era sincera ni perseverante, con la apostasía cayó inmediatamente en excomunión. 

Y puesto como fue rechazado por el Señor, no se puede rezar por esta clase de personas. 

Ahora bien, entre las almas condenadas están aquellos bautizados, que no han querido tener un acuerdo con las enseñanzas de Nuestro Señor, sino que deliberadamente rechazan su propio salvación. Reciben penas aún más graves que la de aquellos que no han conocido el Evangelio. Nadie puede estar al servicio de Dios y del dinero, dice el Señor. Pues aquellas almas que aceptan alimentarse de la mesa de los demonios, irán al infierno para ser atormentados por los demonios. Si somos de Dios, debemos rechazar al mundo y a los demonios, y a las concupiscencias.

Hay muchos apologetas, que se dicen "católicos", y más que nada se predican así mismos, porque sus frutos nos dicen por donde caminan, y son a los superiores modernistas y herejes. Dicen que prefieren la Sagrada tradición de la Fe Apostólica, pero no renuncian a la corrupción de los pastores modernistas. 

Engañados por el padre de la mentira, es terrible, y a su vez engañan a todos los cristianos tibios, mundanos, y es muy elevada la apostasía. Los apóstatas se encaminan al infierno por creer en la mentira de los modernistas.

Es importante la exhortación a que hagamos penitencia. Si verdaderamente queremos crecer en la fe, necesitamos hacer penitencia, y dentro de la medida más perfecta que queramos que sea nuestra oración, la penitencia es necesaria. 

Sin la penitencia, no hay humildad de corazón, nuestras oraciones caen en el riesgo de ser precipitadas, de acabar lo antes posible. Y cuando notamos que otros orantes lo hacen más reverente, con más tranquilidad, no se le toma como buen ejemplo, ¿qué nos dice el orgullo, la soberbia?: 

--"Tú eres mejor que los demás, tienes que rezar más a la carrera. No importa que los demás recen con más fervor, eso no es para tí, por lo que debes imponerte, y a ver si el fervoroso termina siendo un impío. Debes insistir en estas sugerencias que te digo" --

Esta maldad es que que quiere el tentador que hagamos. Y cuanto peor se quiera hacer, más lejos el alma se expone a su castigo y pena de condenación.

Es importante separarnos de estos orantes que ofenden a Dios, porque ni se ayudan así mismo, ni a los demás, los tratan de mala manera.

Además de enseñar Nuestro Señor, la oración del Pater Noster, no era de manera precipitada, ni las oraciones de la Santísima Madre de Dios al Padre Celestial, sino pausada, contemplativa.  

Las personas mundanas, cristianos que no ha alcanzado la perfección de la fe, si son deportistas, muestran ante su público que hacen la señal de la cruz, fingen rezar, pero a todo lo que quieran hacer, es sin fe, y con el propósito de ser los ganadores. ¿Por qué ganan un deporte? Tienen toda la ayuda del demonio. Porque el Señor no se mete en esos asuntos del deporte, fácilmente son engañados por el Maligno, haciéndose predilectos, y supersticiosos, en favor del príncipe de este mundo. 

En sus corazones no invocan a Dios, pues para eso, sería vivir lejos de la vida mundana, combatiendo contra los malos deseos, el orgullo, la codicia del dinero, pero que tampoco les falta comportamientos extremadamente pecaminosos, sucios en su vida privada. Pues los periodistas les persiguen para buscar la vida privada de ellos y publicarlos a todo el mundo. 

 

 

sábado, 13 de julio de 2024

Hermanas clarisas de Belorado, y otras almas que abandonan la propia vocación religiosa

 La noticia está publicada en el periódico ABC y dice:


Las Carmelitas Descalzas cierran el convento de San José y dejan Lucena después de más de 400 años.

Solo he colocado ese titular, pero no la noticia entera, pues sobre cuando se dice: "Tal convento se cierra después de tantos años. En la siguiente reflexión pongo unos puntos, de cuales son las causas.

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Mi comentario aquí:

Cuando una persona ha sido llamada a la vida de santidad, como carmelita, franciscano, o de otra orden religiosa, Si el que ha sido llamado, no ha sabido cumplir los requisitos y normas de su orden religiosa, se enfría, pierde la fe. Pero si perseveran en el fiel cumplimiento del Santo Evangelio como lo hizo Santa Teresa de Jesús, de aquí al cielo, a la vida eterna. Es importante la perseverancia, oración constante, diaria, con pureza de corazón.

Hemos conocido noticias de las hermanas clarisas de Belorado, ellas fueron decididas en ese amor de Dios, permanecen en la Iglesia Católica.

He leído algunas veces de que religiosos después de más de cien años en adelante, cerraron sus conventos y monasterios.

¿No será porque las han obligado a cerrar?
Lo que sucede es que lo que está saliendo de Roma, para cerrar el mayor número de conventos, monasterios. Porque el Señor sigue llamando a muchas almas para la conversión y salvación eterna. Pero cuando en los conventos hay personas que engañadas por el diablo, no hay verdaderos pastores en Romas, sino impíos, herejes, cismáticos, y todos aquellos que se ponen en comunión con el usurpador Bergoglio, se está uniendo a los apóstatas. Porque si tuvieran verdadero amor a Dios, serían otros ejemplos como lo que sucede en Burgos, las piadosas clarisas de Belorado, estas monjas no están ni excomulgadas ni son cismáticas, siguen permaneciendo en la fe verdadera. Pues Dios está con ellas, y ellas están continuando en la verdadera Iglesia.
A las hermanas clarisas les toca perseverar, y nosotros debemos orar por estos bienaventurados perseguidos, para que no se debilite la fe de ellos ni la nuestra.

Himno de la esperanza cristiana, Romanos, 8:31-39.

31Qué diremos, pues, a esto? Si Dios está por nosotros, ¿quién contra nosotros? 32 El que no perdonó a su propio Hijo, antes le entregó para todos nosotros, ¿cómo no nos ha de dar con El todas las cosas? 33 ¿Quién acusará a los elegidos de Dios? Siendo Dios quien justifica, ¿quién condenará? 34 Cristo Jesús, el que murió, aún más, el que resucitó, el que está a la diestra de Dios, es quien intercede por nosotros. 35 ¿Quién nos arrebatará al amor de Cristo? ¿La tribulación, la angustia, la persecución, el hambre, la desnudez, el peligro, la espada? 36 Según está escrito: "Por tu causa somos entregados a la muerte todo el día, somos mirados como ovejas destinadas al matadero." 37 Mas en todas estas cosas vencemos por Aquel que nos amó. 38 Porque persuadido estoy que ni la muerte, ni la vida, ni los ángeles, ni los principados, ni lo presente, ni lo venidero, ni las potestades, 39 ni la altura, ni la profundidad, ni ninguna otra criatura podrá arrancarnos al amor de Dios en Cristo Jesús, nuestro Señor.

   

Sagrada Biblia comentada:

 

Evidentemente el Apóstol sigue refiriéndose, igual que en los versículos anteriores, a los cristianos en general, y en ese sentido debe entenderse la expresión "elegidos de Dios," de que se habla en el v.33 (cf. Gol 3:12; Tit 1:1). Para hacer resaltar más el amor de Dios hacia nosotros (v.31), recuerda el hecho de que nos dio a su propio Hijo, ¿cómo, pues, vamos a dudar de que nos dará todo lo que necesitemos hasta llegar a la glorificación definitiva? (v.32). No está claro si, al hablar de "acusación" y "condenación" (v.33), San Pablo está aludiendo al juicio final, cuyo espectro, en lo que tiene de terrorífico, quiere también eliminar de nuestra fantasía. Así interpretan muchos este versículo, en cuyo caso el término "justifica" (δίκαιων) parece debe tomarse en sentido de “justificación" forense (cf. Is 50:8; Mt 12:37; Rom 3:20), no en sentido de "justificación" por la gracia. Sin embargo, quizás esté más en consonancia con el contexto referir esa alusión de San Pablo, no precisamente al juicio final, sino a la situación general del cristiano ya en el tiempo presente, lo mismo que luego en el v.35. En este caso, el término "justifica" deberá tomarse en su sentido corriente de "justificación" por la gracia, y la idea de San Pablo vendría a ser la misma que ya expresó al principio del capítulo, es decir, que "no hay condenación alguna para los que están en Cristo Jesús" (v.1). Recalcando más esa idea de confianza, añade en el v.34 que el mismo Jesucristo, que murió y resucitó por nosotros, es nuestro abogado ante el Padre. Claro es que esa situación de confianza vale también respecto del juicio final.

A continuación (v.35-3 9) enumera una serie de obstáculos o dificultades con que el mundo tratará de apartarnos del amor de Cristo (v.35) Y del amor de Dios en Cristo (v.39). Notemos esta última expresión con la que el Apóstol da a entender que el Padre nos ama, no aisladamente, por así decirlo, sino "en Cristo," es decir, unidos a nuestro Redentor como miembros a la cabeza, como hermanos menores al primogénito. No es fácil determinar qué signifique concretamente cada uno de los términos empleados por San Pablo: "tribulación, angustia. , potestades, altura, profundidad. ," ni hemos de dar a ello gran importancia; la intención del Apóstol mira más bien al conjunto, tratando de presentarnos todo un mundo conjurado contra los discípulos de Cristo, pero que nada podrá contra nosotros. Los "ángeles-principados-potestades" parecen hacer alusión a los espíritus malignos contrarios al reino de Cristo (cf. 1 Cor 15:24; Ef 6:12; Col 2:15); la "altura" y "profundidad" (abstractos por concretos) parecen aludir a las fuerzas misteriosas del cosmos (espacio superior e inferior), más o menos hostiles al hombre, según la concepción de los antiguos. La aplicación a los cristianos del lamento del salmista por el estado de opresión en que se hallaban los israelitas de su tiempo (v.16; cf. Sal 44:23), no significa que fuese esa la situación de los cristianos romanos de entonces; sin embargo, esa situación no tardará en llegar. Y San Pablo, para el presente y para el futuro, quiere inculcar al cristiano que las persecuciones y sufrimientos no influirán para que Dios nos deje de amar, como a veces sucede entre los seres humanos, al ver oprimido y pobre al amigo de antes, sino que nos unirán más a El, siendo más bien ocasión de victoria "gracias a aquel que nos ha amado" (v.37).

Este amor de Dios y de Cristo, tan maravillosamente cantado por San Pablo, es, no cabe duda, la raíz primera y el fundamento inconmovible de la esperanza cristiana. Por parte de Dios nada faltará; el fallo, si se da, será por parte nuestra.

 

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Cuando cierran conventos, ¿dónde quedan el amor de esas almas religiosas a Dios? Estar en comunión con apóstatas, termina siendo abandonados por Dios. Pues debilitaron y acabaron con su propia vocación religiosa, es el golpe maestro del maligno, que se cierren los conventos y monasterios. Por el contrario, el saber superar cualquier adversidad se encuentra en la unión con el amor de Dios.

Se trata de las prisas de las autoridades masónicas, infiltrados, y que ocupan dignidades como si fueran obispos, cardenales, usurpadores al Pontificado entra en el plan diabólico de los hijos del maligno.

El cierre de los conventos sucede porque: 1º, fueron perdiendo la propia vocación, el demonio las impulsa a ello, 2º, el demonio les presenta las cosas que suceden en el mundo, se dejan dominar por la curiosidad, caen en ese engaño, y quieren saber más. 3º. El abandono de la oración, las desganas, la frialdad, la negligencia con qué suelen hacer las cosas. El desinterés por los asuntos del Señor, se desvanece. Al dejar la oración por la conversión de los pecadores, el enemigo aumenta su poder, tiene sus partidarios, estos (masones, comunistas, marxistas, ateos, libertinos, mundanos, tibios) se apoderan de los noviciados infiltrándose en ellos, el enemigo les abre camino, luego llega a ser pastores, pero que son lobos rapaces, falsos pastores desde el principio de sus cargos, trabajando para el príncipe de este mundo. y 4º. Han conseguido seducir a un inmenso número de cristianos, y se unen a la causa destructora del mal contra la Santa Iglesia Católica. Hay un gran error en el alma cristiana, cuando oran sin haberse purificado en su corazón de las cosas de este mundo, como es el deporte, el orgullo, la vanidad, con tales maldades, oye al diablo y no a Dios. Y debe confesarse de esos pecados. Porque ciertamente, lo que el mundo ofrece es el pecado, y sin que el alma se de cuenta, arruina su salvación.

Las almas consagradas, para evitar problemas, obedecen al mundo, renunciando su vocación religiosa, deja de llevar la cruz de Cristo.

Las hermanas clarisas nos da ejemplo, aun en las más crueles adversidades, se puede llevar la cruz, continúan con Cristo Nuestro Señor.

Dice el Señor, que el que quiere salvar su vida, la pierde. Pero el que la pierda por Él, se salva. Es una realidad, que queda pero solo entre los escogidos de Dios, aquellos se apartaron, y perdieron incluso sus conventos y monasterios.

Uno de los peligros que puede haber en el monasterio, es la televisión, la radio, la prensa, el deporte, los juegos, las diversiones, las inútiles visitas de curiosos, de familiares, etc. Se pierde incluso el alma. Todo ello termina en el abandono y olvido de las oraciones, de la lectura y meditación de la Palabra de Dios. Quedan atrapados por los enemigos del alma: mundo, demonio y carne. Cuando se renuncia la propia vocación, el enemigo ha tenido éxito. Almas derrotadas por las persecuciones, no resisten porque la tibieza no nos ayuda a mejorar el camino con el Señor. Pero la tibieza se la puede derrotar para que no seamos derrotados.

Estar más retirado del mundo es una ventaja maravillosa, huir del mundo, de todos los ruidos, dedicarnos exclusivamente a la Voluntad de Dios. Orar mucho en casa. Y diariamente nuestra cita con la Palabra de Dios, y las enseñanzas de los Santos, Iesus nos limpia el camino de la suciedad y la corrupción del pecado. Sabemos que es inmensa la podredumbre del mundo. Nosotros debemos ir preparándonos para ser aptos para la vida eterna. Nunca se ha de perder la esperanza, cuando el alma es expulsada de su convento, tiene la esperanza, si persevera en la oración, en su propia vocación, al final de sus días morará en el Reino de los cielos, mientras que aquellos que codiciaron, robaron, al morir nada se llevará a los tormentos eternos, solo sus malas obras.

jueves, 4 de julio de 2024

Monseñor Marcel Lefebvre. El golpe maestro de Satanás

 





Lo compartí por primera vez, en otro lugar distinto, sábado, día 6 de julio de 2022

En este blog, es la primera vez, viernes, 5 de julio de 2024




Marcel Lefebvre, verdadero custodio de la fe en el siglo XX

Volviendo de nuevo el testimonio valioso de un santo obispo del siglo XX: Marcel Lefebvre. Actualmente, el enemigo infernal sigue por medio de los enemigos de la Iglesia, a acusar, a difamar al bienaventurado Marcel Lefebvre de haberse comportado de esa manera, contra el modernismo. Hay muchos demonios sueltos en las redes sociales, que sin tener la más mínima prueba se inventan infinidad de mentira para desprestigiar a un obispo tradicional, unos dicen, se traicionó así mismo y aceptó el Vaticano, y obedeció a Pablo VI, y aceptó el "novus ordo", etc. Pero yendo al testimonio de Marcel Lefebvre, es más bien el testimonio de un santo. El testimonio de una persona completamente fiel a Jesucristo, a la Iglesia Católica, y a la autoridad de los verdaderos Pontífices Romanos. En este capítulo, que se puede leer en otro de sus escritos: «El golpe maestro de Satanás». Nos dice que hubiera obedecido a Pablo VI, si realmente fuese sucesor de Pedro, pero que en realidad Pablo VI, fue sucesor de Martín Lutero, y de otros personajes. Comprendiendo que esos personajes pertenecen al Anti-Cristo", con su afán de destruir a la Iglesia Católica. En este capítulo, pienso que también se puede extender a todos los infiltrados que han usurpado la silla de Pedro. Desde Juan XXIII hasta el presente, son usurpadores, algunos han tenido buenas enseñanzas, como Karol Wojtyla, Benedicto XVI, pero con el fin de esconder, ciertas herejías, y cualquier herejía ya coloca al culpable, fuera de la Iglesia Católica. Esta es la enseñanza del Magisterio de la Iglesia Católica, Magisterio Tradicional, que permanece en la Tradición que viene de Dios, y no del hombre.

La actitud del cristiano con el Papa, no es lo mismo, cuando el Papa es verdadero, con la de aquellos usurpadores, que no pertenecen a la fe, pues entre sus enseñanzas, hay cosas contrarias a la Voluntad de Dios, y que termina engañando a tantos ciegos, y perezosos por no investigar. La oración es buena, pero también quiere el Señor que lo examinemos todos para no dejarnos engañar por los falsos profetas, falsos cristianos, falsos pastores.

Las autoridades masónicas por cientos de miles se habían infiltrado en seminarios, en noviciados, para ir alcanzando puestos cada vez más alto dentro de la Jerarquía, y comprendiendo muchas cosas por la investigación de fuentes originales, pues en las redes sociales no siempre se encuentra uno con la verdad, sino con interminables falsedades que los ignorantes creen que son verdades, manipulaciones convincentes en las personas que no quiere saber la verdad, se acomodan a lo que enseñan los enemigos de la Iglesia Católica atacando furiosamente a quienes trabajan por el Reino de Dios, auténticos sacerdotes legítimos, arzobispos legítimo, ejemplo, Marcel Lefebvre.

En la actualidad hay una rabiosa y demoniaca persecución contra las hermanas clarisas de Belorado, porque ellas quieren permanecer en la verdadera fe, en la única Iglesia Católica. 

El Vaticano tiene en la actualidad un gobierno, completamente y verdaderamente excomulgado, por lo que no tenemos guías cristianos católicos en esa asociación masónica, sino personas declarada herejes, pero son una multitud de ""cristianos" que han sido seducidos por el padre de la mentira para que se pierdan, para que se condenen.  Libertinos, herejes de toda clase, satánicos, brujos, hechiceros. Los tales tienen reservado las más terribles oscuridades de las cárceles del infierno. 

Los malos propósitos del conciliábulo Vaticano II, es la desobediencia a Dios, pues los infiltrados, falsos pastores no tienen fe, no creen en Dios, y han puesto al hombre miserable pecador, impío en el lugar de Nuestro Señor, y esto les ocasionará una mayor pena y sentencia condenatoria.

En esta lectura del Santo obispo y custodio del Depósito de la Fe, nos Monseñor Marcel Lefebvre muestra una realidad: Juan XXIII, Pablo VI, Juan Pablo I y II, Benedicto XVI, el laico Jorge Mario Bergoglio, todos ellos nunca guardaron el Depósito de la Fe, pero sí que son sucesores de Martín Lutero y otros herejes y excomulgados, nunca lo fueron de los Santos Apóstoles. 

La Historia de la Iglesia Santa reconoce que el último Pontífice fue Pío XII. Por lo que cuando se rompió la continuidad con el Depósito de la Fe, se rompió con la Cátedra de Pedro, no vendrá más Pontífices, cuando salga de este mundo Jorge Mario Bergoglio, nunca más habrán legítimos Pontífices. Si alguien no lo cree así, es su problema personal. Que no tiene fe, sino que está atrapado por el padre de la mentira. De nada sirve la oración por los enemigos de Dios, pues no están dentro del Arca de la Salvación, sino fuera de la Iglesia Santa de Dios. 

El Vaticano II, es claramente, el golpe maestro de Satanás, es cierto, todos los frutos que muestran están envenenados, hay enseñanzas que parecen ciertas, pero se echan a perder, por lo mucho veneno que añaden. El que tenga entendimiento, ya entenderá. 
 
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¿Cuál debe ser nuestra actitud respecto del Papa Pablo VI?

Esta actitud será diferente según la manera como se defina hacia el Papa, como Papa y sucesor de Pedro, no puede cambiar.

La cuestión es, pues, en definitiva: ¿El Papa Pablo VI ha sido o es todavía el sucesor de Pedro? Si la respuesta es negativa: Pablo VI no ha sido nunca Papa o ya no lo es, nuestra actitud será la de los periodos “sede vacante”; eso simplificaría el problema. Algunos teólogos lo afirman, apoyándose en las afirmaciones de los teólogos del tiempo pasado, admitidas por la Iglesia, y que han estudiado el problema del Papa, hereje, cismático o que abandona prácticamente su cargo de Pastor supremo.

No es imposible que esta hipótesis sea algún día confirmada por la Iglesia. Porque tiene en su favor argumentos serios. En efecto, son numerosos los actos de Pablo VI que, realizados por un obispo o por un teólogo, hace veinte años, hubiesen sido condenados como sospechosos de herejía, que favorecen la herejía. Ante el hecho de que el que realiza el trono de Pedro, el mundo aún católico, lo que queda de él, estupefacto, perplejo, prefiere callar más bien que condenar, prefieren asistir a la destrucción de la Iglesia antes que oponerse a ella, a la espera de días mejores.

Sin embargo, queda por saber en qué medida el Papa es el verdadero responsable de esos actos que favorecen la herejía. Algunos responden que no lo es en absoluto, que está drogado, prisionero, etcétera. Es una respuesta que no parece admisible. El Papa se muestra en plena posesión de sus medios, muy consciente de su firme deseo de hacer aplicar el Concilio y de las reformas que de él derivan.

Entre las dos hipótesis, la del Papa hereje y que ya no es por consiguiente, Papa, y el Papa irresponsable, incapaz de cumplir su cargo por la tiranía ejercida por los que lo rodean, ¿No hay una respuesta más compleja pero quizás más real: la de Pablo VI, liberal, en un grado más profundo? Su liberalismo toma sus raíces en Lutero, Jean-Jacque Rousseau, Lamennais, luego en personajes que ha conocido Marc Sangnier, Foggozaro, el “Maritain malo” Teihlard de Chardin. La Pira, etcétera.

Formado en el liberalismo que es la incoherencia intelectual y la incoherencia práctica como lo define el Cardenal Billot, él encarna una teoría católica o catolizante y una práctica fundada sobre los falsos principios del liberalismo, del mundo moderno, principios que están imbuidos los enemigos de la Iglesia: protestantes, masones, marxistas; principios de una filosofía hegeliana, subjetivista, irreal, evolutiva que está en la base de la democracia, de las falsas libertades individuales; todo esto bajo un espejismo de progreso, de mutación de dignidad de la persona humana, etcétera.

Esta incoherencia esencial del liberal le da un doble rostro, una doble personalidad, una dualidad constante que provoca la autodestrucción.

Se puede decir que no hay peor mal que el tener en la Sede de Pedro a un liberal convencido. De ahí la alegría de los enemigos de la Iglesia, quienes la manifiestan públicamente. De ahí también el bloqueo de las reacciones de los católicos fieles por el rostro aparentemente tradicional del Papa.

Es un segundo Lamennais, torturado, inquieto, capaz de gran sentimentalismo y de reacciones crueles.

Me parece que esta respuesta corresponde mejor a la historia del liberalismo y a la del propio Pablo VI.

Ella explica mejor todo lo que hizo y sigue haciendo. Ella ilumina el Concilio Vaticano y el periodo posconciliar. Echa una luz lóbrega sobre el Vaticano y los agentes que allí operan, de conformidad con lo que han hecho los verdaderos liberales durante dos siglos.

Nuestra conclusión, en este caso, es la siguiente: estamos con Pablo VI, sucesor de Pedro; cuando cumple su papel; nos negamos a seguir a Pablo VI, sucesor de Lutero, de Rousseau, de Lamennais, etc.

El Magisterio oficial y perpetuo de la Iglesia, nos permite ver cuando Pablo VI obra de una manera o de otra.

Estimamos nulos todos los esfuerzos, todos los actos, todas las contrariedades que nos vienen de él para obligarnos a seguir a Pablo VI liberal y destructor de nuestra fe; aceptamos, por el contrario, todos los actos pendientes a sostener nuestra Fe católica, porque en la Iglesia, por voluntad de su Fundador, y por la naturaleza misma de la Iglesia, todo está ordenado a la Fe, prenda de vida eterna: todos los poderes, todas las leyes están ordenados a ese fin. Utilizar esos poderes y esas leyes para la ruina de la Fe y de las instituciones de la Iglesia es un evidente abuso de poder y una desobediencia a Nuestro Señor. Colaborar con esta ruina, sometiéndose a un mandamiento inmoral, es contribuir a la desobediencia a Nuestro Señor.

Si pareciera imposible, como lo afirman los progresistas y los que siguen a Pablo VI con los ojos cerrados, que el Papa Pablo sea verdaderamente Papa y favorezca al mismo tiempo la herejía, y, por consiguiente, si pareciera lo contrario a las promesas hechas por nuestro Señor Jesucristo, que un Papa sea profundamente liberal, entonces seria preciso adherirse a la primera hipótesis. Pero eso no parece evidente. Es el cardenal Daniélou quien dice, en la última obra publicada al respecto, que el Papa Pablo VI es un liberal.

De todas maneras, debemos rezar mucho por el Papa para que guarde fielmente el depósito de la Fe. Tomado del Libro de Monseñor Marcel Lefebvre, «El golpe maestro de Satanás», páginas 57-60). 24 de febrero de 1977)


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La masonería infiltrada, para ocasionar mayor daño a los fieles cristianos, se encargaron de elevar a los altares a otros herejes y personas fuera de la Iglesia Católica, es una sucesión repetitiva en todas las beatificaciones y canonizaciones a los que han desobedecido a Dios, torciendo la Verdad única y verdadera del Señor. 

Pablo VI y los demás usurpadores no supieron guardar el Depósito de la Fe, pues estaba demasiado influenciado con quienes tenían a su alrededor, y se dejaba llevar por los numerosos herejes y excomulgados. Además, otro pecado es que quiso extender el Nuevo Orden Mundial en la Iglesia Católica. Se lee en sus mensajes, desde Juan XXIII en adelante, todos rompieron con la Iglesia Católica. O sea, rompieron con el Depósito de la fe. 

Y todavía hay gran número de cristianos, que no despiertan de los errores, no quieren enterarse, sino que se acomodan en la muerte del modernismo.