jueves, 4 de julio de 2024

Monseñor Marcel Lefebvre. El golpe maestro de Satanás

 





Lo compartí por primera vez, en otro lugar distinto, sábado, día 6 de julio de 2022

En este blog, es la primera vez, viernes, 5 de julio de 2024




Marcel Lefebvre, verdadero custodio de la fe en el siglo XX

Volviendo de nuevo el testimonio valioso de un santo obispo del siglo XX: Marcel Lefebvre. Actualmente, el enemigo infernal sigue por medio de los enemigos de la Iglesia, a acusar, a difamar al bienaventurado Marcel Lefebvre de haberse comportado de esa manera, contra el modernismo. Hay muchos demonios sueltos en las redes sociales, que sin tener la más mínima prueba se inventan infinidad de mentira para desprestigiar a un obispo tradicional, unos dicen, se traicionó así mismo y aceptó el Vaticano, y obedeció a Pablo VI, y aceptó el "novus ordo", etc. Pero yendo al testimonio de Marcel Lefebvre, es más bien el testimonio de un santo. El testimonio de una persona completamente fiel a Jesucristo, a la Iglesia Católica, y a la autoridad de los verdaderos Pontífices Romanos. En este capítulo, que se puede leer en otro de sus escritos: «El golpe maestro de Satanás». Nos dice que hubiera obedecido a Pablo VI, si realmente fuese sucesor de Pedro, pero que en realidad Pablo VI, fue sucesor de Martín Lutero, y de otros personajes. Comprendiendo que esos personajes pertenecen al Anti-Cristo", con su afán de destruir a la Iglesia Católica. En este capítulo, pienso que también se puede extender a todos los infiltrados que han usurpado la silla de Pedro. Desde Juan XXIII hasta el presente, son usurpadores, algunos han tenido buenas enseñanzas, como Karol Wojtyla, Benedicto XVI, pero con el fin de esconder, ciertas herejías, y cualquier herejía ya coloca al culpable, fuera de la Iglesia Católica. Esta es la enseñanza del Magisterio de la Iglesia Católica, Magisterio Tradicional, que permanece en la Tradición que viene de Dios, y no del hombre.

La actitud del cristiano con el Papa, no es lo mismo, cuando el Papa es verdadero, con la de aquellos usurpadores, que no pertenecen a la fe, pues entre sus enseñanzas, hay cosas contrarias a la Voluntad de Dios, y que termina engañando a tantos ciegos, y perezosos por no investigar. La oración es buena, pero también quiere el Señor que lo examinemos todos para no dejarnos engañar por los falsos profetas, falsos cristianos, falsos pastores.

Las autoridades masónicas por cientos de miles se habían infiltrado en seminarios, en noviciados, para ir alcanzando puestos cada vez más alto dentro de la Jerarquía, y comprendiendo muchas cosas por la investigación de fuentes originales, pues en las redes sociales no siempre se encuentra uno con la verdad, sino con interminables falsedades que los ignorantes creen que son verdades, manipulaciones convincentes en las personas que no quiere saber la verdad, se acomodan a lo que enseñan los enemigos de la Iglesia Católica atacando furiosamente a quienes trabajan por el Reino de Dios, auténticos sacerdotes legítimos, arzobispos legítimo, ejemplo, Marcel Lefebvre.

En la actualidad hay una rabiosa y demoniaca persecución contra las hermanas clarisas de Belorado, porque ellas quieren permanecer en la verdadera fe, en la única Iglesia Católica. 

El Vaticano tiene en la actualidad un gobierno, completamente y verdaderamente excomulgado, por lo que no tenemos guías cristianos católicos en esa asociación masónica, sino personas declarada herejes, pero son una multitud de ""cristianos" que han sido seducidos por el padre de la mentira para que se pierdan, para que se condenen.  Libertinos, herejes de toda clase, satánicos, brujos, hechiceros. Los tales tienen reservado las más terribles oscuridades de las cárceles del infierno. 

Los malos propósitos del conciliábulo Vaticano II, es la desobediencia a Dios, pues los infiltrados, falsos pastores no tienen fe, no creen en Dios, y han puesto al hombre miserable pecador, impío en el lugar de Nuestro Señor, y esto les ocasionará una mayor pena y sentencia condenatoria.

En esta lectura del Santo obispo y custodio del Depósito de la Fe, nos Monseñor Marcel Lefebvre muestra una realidad: Juan XXIII, Pablo VI, Juan Pablo I y II, Benedicto XVI, el laico Jorge Mario Bergoglio, todos ellos nunca guardaron el Depósito de la Fe, pero sí que son sucesores de Martín Lutero y otros herejes y excomulgados, nunca lo fueron de los Santos Apóstoles. 

La Historia de la Iglesia Santa reconoce que el último Pontífice fue Pío XII. Por lo que cuando se rompió la continuidad con el Depósito de la Fe, se rompió con la Cátedra de Pedro, no vendrá más Pontífices, cuando salga de este mundo Jorge Mario Bergoglio, nunca más habrán legítimos Pontífices. Si alguien no lo cree así, es su problema personal. Que no tiene fe, sino que está atrapado por el padre de la mentira. De nada sirve la oración por los enemigos de Dios, pues no están dentro del Arca de la Salvación, sino fuera de la Iglesia Santa de Dios. 

El Vaticano II, es claramente, el golpe maestro de Satanás, es cierto, todos los frutos que muestran están envenenados, hay enseñanzas que parecen ciertas, pero se echan a perder, por lo mucho veneno que añaden. El que tenga entendimiento, ya entenderá. 
 
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¿Cuál debe ser nuestra actitud respecto del Papa Pablo VI?

Esta actitud será diferente según la manera como se defina hacia el Papa, como Papa y sucesor de Pedro, no puede cambiar.

La cuestión es, pues, en definitiva: ¿El Papa Pablo VI ha sido o es todavía el sucesor de Pedro? Si la respuesta es negativa: Pablo VI no ha sido nunca Papa o ya no lo es, nuestra actitud será la de los periodos “sede vacante”; eso simplificaría el problema. Algunos teólogos lo afirman, apoyándose en las afirmaciones de los teólogos del tiempo pasado, admitidas por la Iglesia, y que han estudiado el problema del Papa, hereje, cismático o que abandona prácticamente su cargo de Pastor supremo.

No es imposible que esta hipótesis sea algún día confirmada por la Iglesia. Porque tiene en su favor argumentos serios. En efecto, son numerosos los actos de Pablo VI que, realizados por un obispo o por un teólogo, hace veinte años, hubiesen sido condenados como sospechosos de herejía, que favorecen la herejía. Ante el hecho de que el que realiza el trono de Pedro, el mundo aún católico, lo que queda de él, estupefacto, perplejo, prefiere callar más bien que condenar, prefieren asistir a la destrucción de la Iglesia antes que oponerse a ella, a la espera de días mejores.

Sin embargo, queda por saber en qué medida el Papa es el verdadero responsable de esos actos que favorecen la herejía. Algunos responden que no lo es en absoluto, que está drogado, prisionero, etcétera. Es una respuesta que no parece admisible. El Papa se muestra en plena posesión de sus medios, muy consciente de su firme deseo de hacer aplicar el Concilio y de las reformas que de él derivan.

Entre las dos hipótesis, la del Papa hereje y que ya no es por consiguiente, Papa, y el Papa irresponsable, incapaz de cumplir su cargo por la tiranía ejercida por los que lo rodean, ¿No hay una respuesta más compleja pero quizás más real: la de Pablo VI, liberal, en un grado más profundo? Su liberalismo toma sus raíces en Lutero, Jean-Jacque Rousseau, Lamennais, luego en personajes que ha conocido Marc Sangnier, Foggozaro, el “Maritain malo” Teihlard de Chardin. La Pira, etcétera.

Formado en el liberalismo que es la incoherencia intelectual y la incoherencia práctica como lo define el Cardenal Billot, él encarna una teoría católica o catolizante y una práctica fundada sobre los falsos principios del liberalismo, del mundo moderno, principios que están imbuidos los enemigos de la Iglesia: protestantes, masones, marxistas; principios de una filosofía hegeliana, subjetivista, irreal, evolutiva que está en la base de la democracia, de las falsas libertades individuales; todo esto bajo un espejismo de progreso, de mutación de dignidad de la persona humana, etcétera.

Esta incoherencia esencial del liberal le da un doble rostro, una doble personalidad, una dualidad constante que provoca la autodestrucción.

Se puede decir que no hay peor mal que el tener en la Sede de Pedro a un liberal convencido. De ahí la alegría de los enemigos de la Iglesia, quienes la manifiestan públicamente. De ahí también el bloqueo de las reacciones de los católicos fieles por el rostro aparentemente tradicional del Papa.

Es un segundo Lamennais, torturado, inquieto, capaz de gran sentimentalismo y de reacciones crueles.

Me parece que esta respuesta corresponde mejor a la historia del liberalismo y a la del propio Pablo VI.

Ella explica mejor todo lo que hizo y sigue haciendo. Ella ilumina el Concilio Vaticano y el periodo posconciliar. Echa una luz lóbrega sobre el Vaticano y los agentes que allí operan, de conformidad con lo que han hecho los verdaderos liberales durante dos siglos.

Nuestra conclusión, en este caso, es la siguiente: estamos con Pablo VI, sucesor de Pedro; cuando cumple su papel; nos negamos a seguir a Pablo VI, sucesor de Lutero, de Rousseau, de Lamennais, etc.

El Magisterio oficial y perpetuo de la Iglesia, nos permite ver cuando Pablo VI obra de una manera o de otra.

Estimamos nulos todos los esfuerzos, todos los actos, todas las contrariedades que nos vienen de él para obligarnos a seguir a Pablo VI liberal y destructor de nuestra fe; aceptamos, por el contrario, todos los actos pendientes a sostener nuestra Fe católica, porque en la Iglesia, por voluntad de su Fundador, y por la naturaleza misma de la Iglesia, todo está ordenado a la Fe, prenda de vida eterna: todos los poderes, todas las leyes están ordenados a ese fin. Utilizar esos poderes y esas leyes para la ruina de la Fe y de las instituciones de la Iglesia es un evidente abuso de poder y una desobediencia a Nuestro Señor. Colaborar con esta ruina, sometiéndose a un mandamiento inmoral, es contribuir a la desobediencia a Nuestro Señor.

Si pareciera imposible, como lo afirman los progresistas y los que siguen a Pablo VI con los ojos cerrados, que el Papa Pablo sea verdaderamente Papa y favorezca al mismo tiempo la herejía, y, por consiguiente, si pareciera lo contrario a las promesas hechas por nuestro Señor Jesucristo, que un Papa sea profundamente liberal, entonces seria preciso adherirse a la primera hipótesis. Pero eso no parece evidente. Es el cardenal Daniélou quien dice, en la última obra publicada al respecto, que el Papa Pablo VI es un liberal.

De todas maneras, debemos rezar mucho por el Papa para que guarde fielmente el depósito de la Fe. Tomado del Libro de Monseñor Marcel Lefebvre, «El golpe maestro de Satanás», páginas 57-60). 24 de febrero de 1977)


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La masonería infiltrada, para ocasionar mayor daño a los fieles cristianos, se encargaron de elevar a los altares a otros herejes y personas fuera de la Iglesia Católica, es una sucesión repetitiva en todas las beatificaciones y canonizaciones a los que han desobedecido a Dios, torciendo la Verdad única y verdadera del Señor. 

Pablo VI y los demás usurpadores no supieron guardar el Depósito de la Fe, pues estaba demasiado influenciado con quienes tenían a su alrededor, y se dejaba llevar por los numerosos herejes y excomulgados. Además, otro pecado es que quiso extender el Nuevo Orden Mundial en la Iglesia Católica. Se lee en sus mensajes, desde Juan XXIII en adelante, todos rompieron con la Iglesia Católica. O sea, rompieron con el Depósito de la fe. 

Y todavía hay gran número de cristianos, que no despiertan de los errores, no quieren enterarse, sino que se acomodan en la muerte del modernismo. 



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