jueves, 13 de junio de 2024

Un obispo escandaloso es un tronco inútil. ¡Ay de los pastores escandalosos!

Damos gracias a Dios por la fiesta de San Antonio de Padua, doctor de la Iglesia Santa de Dios. 

Es bueno que cuando hablemos del Evangelio, nunca sea en la medida del hombre viejo, pues habla y habla mucho, pero no practica la fe, puede tener muchos conocimientos, pero vacíos de de frutos espirituales. No caigamos en los lazos del demonio, que lo mismo habla de cosas buenas pero vanidades.

Es una gravísima falta de honradez y respeto al Señor, que cuando se habla del Evangelio, se pase seguidamente a hablar sobre las cosas pecaminosas del deporte, de los asuntos políticos, de viajes, vacaciones, juegos y diversiones. De tantas cosas que no agradan a Dios. No continuemos por ese camino de perdición, y es preciso cambiar nuestro corazón, y que el Espíritu Santo, siempre nos guiará hacia la salvación cuando obedecemos a Dios, y no al mundo que quiere nuestra perdición.

Pecan contra el Señor, cuando algunos roban palabras de otros para hacerlo suyo, no hay amor a Dios ni al prójimo y se exponen al castigo que el Señor va a dar. 



De los sermones de San Antonio de Padua,

Sermones dominicales y festivos
Ed. Espiga. Murcia 2005,
Domingo Iº de Pentecostés.

V. Sobre los frutos de la gracia del Espíritu Santo.

Página 696 y siguiente.

16. Y comenzaron a hablar en lenguas diferentes según el Espíritu Santo les daba que hablasen. El que está lleno del Espíritu Santo habla diversas lenguas. Las lenguas diversas son los testimonios diversos sobre Cristo; por ejemplo, la humildad, la pobreza, la paciencia y la obediencia, y damos esos testimonios cuando mostramos a otros esas virtudes en nosotros mismos. La palabra es viva cuando hablan las obras. Cesen, por favor; hablen las obras, y por eso estamos malditos del Señor, porque Él «maldijo la higuera en la que no encontró fruto, sino hojas solamente» Cfr. Mt XXI, 19). «El predicador, dice Gregorio, tiene impuesta una ley de que obre lo que predica. En vano se jacta del conocimiento de la ley el que destruye con sus obras la doctrina de la ley» (Cf. Gregorio. Moral. XIX, 7, 13, PL. 76, 103). Los Apóstoles hablaban según el Espíritu Santo les daba que hablasen. Bienaventurado el que habla según el Espíritu Santo les daban que hablasen. Bienaventurado el que habla según se lo da el Espíritu Santo, no según se lo da su espíritu. Pues hay algunos que hablan según su espíritu, roban las palabras de otros y las proponen como suyas y se las atribuyen a sí mismos.

De tales predicadores parecidos a estos, dice el Señor en Jeremías: Mira, yo estoy contra los profetas, dice el Señor. Mira, yo estoy contra los profetas que sueñan mentiras, dice el Señor, y las cuentan y engañan a mi pueblo con sus mentiras y sus portentos, cuando yo no los he mandado ni les he dado ningún encargo. Ellos no han hecho ningún provecho a este pueblo, dice el Señor (Jeremías XXIII, 30-32).

Por tanto, hablemos según el Espíritu Santo nos dé que hablemos, pidiéndole humilde y devotamente que nos infunda su gracia para que celebremos el día de Pentecostés en la perfección de los cinco sentidos y en la observancia del Decálogo, y quedemos llenos del espíritu vehemente de la contrición, y nos encendamos con las lenguas de fuego de la confesión, a fin de que, encendidos y alumbrados en los esplendores de los santos, merezcamos ver a Dios Trino y Uno. Concédanoslo Él mismo, que es Dios Trino y Uno, bendito por los siglos de los siglos. Diga todo espíritu. Amén. Aleluya.

Oración:

Dios todopoderoso y eterno, tú que has dado a tu pueblo en la persona de san Antonio de Padua un predicador insigne y un intercesor poderoso, concédenos seguir fielmente los principios de la vida cristiana, para que merezcamos tenerte como protector en todas las adversidades. Por nuestro Señor Jesucristo.

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Sobre el obispo escandaloso

Un obispo escandaloso es un tronco inútil. Con su mal ejemplo, precipita a la fraternidad de los fieles en el pecado y después en el infierno; con su necedad, porque es también inepto, alborota a la gente; y con su avaricia devora al pueblo. Ese prelado, sentado sobre el asna, no sólo no ve al ángel, sino que ve al diablo, dispuesto a precipitarlo al infierno. En cambio, el pueblo simple, que tiene una fe recta y se comporta honestamente, ve al ángel del Sumo Consejo, reconoce y ama al Hijo de Dios. (San Antonio de Padua, Domingo de Ramos, sermón sobre la Pasión de Jesús, III, 11)


Hay muchos así, se divierten en medio de sus pecados mortales, repito, que están en pecados mortales: seminaristas, sacerdotes, obispos, cardenales, usurpadores del Pontificado, y me refiero claramente a los que están infiltrados, al frente de ellos los guía y maneja el demonio. 

Son muchos los escándalos que está dando los falsos pastores, obispos incluidos, suelen divertirse según el mundo. No tienen tiempo para la vida de oración ni la penitencia, son muchas las cosas que ocupan sus vidas desastrosas, Son bastantes los obispos y cardenales que pertenecen a la masonería, simpatizan con ellos.


Los falsos pastores aceptan las herejías, y todo hereje es hijo del diablo. 

Debemos apartarnos de las autoridades masónicas que se disfrazan como si fueran pastores del rebaño de Cristo, estas personas que hay en el Vaticano, por seducción del demonio quieren perder a las almas y demoler la obra de Dios, que es la Iglesia Católica,  ellos están excomulgados, no están en la Iglesia verdadera y Santa, que es única, y no está precisamente en el Vaticano.

Estamos viendo otros ejemplos de obispos escandalosos, que alborotan a la gente, para que se opongan, desprecien a las hermanas clarisas de Belogrado, porque ellas se aferran a la Sagrada Iglesia Católica, y revuelve a los medios de comunicación contra ellas, son calumniadas, difamadas, pues ellas reconocen la verdadera Iglesia de Siempre, reconocen a los legítimos Pontífices, por lo que no deben la obediencia a las personas excomulgadas y herejes. Esos malos pastores acabarán siendo rechazados del Reino de los cielos para siempre.
  
Los pastores escandalosos no tienen de su parte al Divino Maestro, pues están arruinando a las almas, cerrando conventos, despreciando santas vocaciones, para los "comisarios", forman parte de la masonería. Aunque se mueve como inquisidores, pero modernistas y herejes, que no comprenden los valores auténticos del seguimiento a Cristo. 

Y aquí no juzgo como alguno se imaginaría, pues el que permanece en las malas obras, son juzgados por el Señor, y ahora más que ayer, cuando comenzamos en la vida religiosa, es más difícil la verdadera conversión. 

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