Tercera parte.
En la parte (1), está esta falsedad, una mentira del diablo en el autor que se inventó tal cosa, pues es contrario a la fe y al Magisterio Tradicional de la Santa Iglesia católica. No se debe creer, pero los que tienen suciedad mental y en su corazón, lo aceptan, porque no tienen inteligencia para comprender las cosas a la luz de la Fe en Cristo Jesús.:
Los herejes suelen referirse a esta falsa historia para intentar demostrar que el suicida puede incluso hallar la Gracia de Dios y salvarse. Y suele variar la forma en que lo cuenta, pero engañados por el demonio engañan a los necios.
“Recordemos la historia de la pobre viuda
que fue a confesarse al cura de Ars, cuyo marido se había suicidado tirándose
de un puente al río. Y lloraba diciendo: “Yo soy una pobre pecadora.
¡Pero pobre mi marido, que estará en el infierno! Porque se ha suicidado y el
suicidio es un pecado mortal. Estará en el infierno”. Y el cura de
Ars le dijo: “Tranquila, señora, porque entre el puente y el río está
la misericordia de Dios”. Hasta el final, hasta lo último está la
misericordia de Dios.” |
Pues bien, otros cambian la
palabra de “marido” por “hijo”. Lo que se confirma en la falsedad de la
historia, además, que no se encuentra como ejemplo en los sermones del Santo
Cura de Ars. Son personas que acostumbran a mentir. Y todo mentiroso es del
diablo. Ciertamente. Y comparten sus errores con ciegos, y alcanzan
popularidad. Pero ganar a la gente con engaños y mentiras es colocarse en la
vía de la perdición eterna. Pues multiplican las culpas.
«Sea así que yo haya errado, mi yerro quedará conmigo» (Job XIX, 4).
Así cada persona es lo mismo, tanto el error no debe pasar a otros, pero si
el otro acepta el error, o imita el pecado, sufrirá doble castigo.
Comprendemos, que si hay personas que el suicida
llega a alcanzar la Misericordia de Dios, está en grave error, y no debe pasar
sus errores a nosotros, pero es necesario demostrar la verdad sin que faltemos
a la caridad, como hacen ellos con nosotros.
¿Trastornos psicológicos? No, más bien fue la consecuencia de la apostasía,
del rechazo a Dios.
«Y Satanás entró en Judas, que tenía por sobrenombre Iscariote, uno de los doce. » (San Lucas XXII, 3; San Juan XIII, 27)
«Y arrojando las monedas de plata en el templo, se retiró, y fue, y se ahorcó con un lazo» (San Mateo XII, 5)
El Iscariote tenía a Jesús misericordioso a su lado, pero no le amó, y no
se interesó por la misericordia de Dios. Tampoco a los suicidas de cualquier
época.
La sugestión, la influencia del demonio son causas de toda clase de
crímenes y suicidios.
Si alguno dice que no se sabe bien las causas, la Palabra de Dios nos ayuda
a comprenderlo, siempre a la luz de la fe en Cristo Jesús y la Sagrada
Tradición: «Lectio divina»
Pero el Iscariote no quedó colgando, sino que sucedió lo siguiente:
«y colgándose reventó por medio, y se derramaron todas sus entrañas»
(Hechos de los Apóstoles, I, 18)
Comentario Bíblico: «Tal fue el efecto visible en este mundo de la justicia divina con este apostata. La palabra griega… significa que tiene la cara baja, inclinada hacia la tierra, que es la postura regular de un ahorcado. Algunos quieren que se precipitarse o despeñarse: pero San Mateo dice que se ahorcó; y lo mismo se declara en este texto»
En el Evangelio (San Mateo, XXII, 3) leemos que el Iscariote se arrepintió,
ahora bien, que, en lugar de buscar el perdón de Nuestro Señor Jesucristo, ya
no se acordó de Él, la desesperación, la angustia, la terrible oscuridad
interior; pero fue corriendo a buscar consuelo ante los enemigos de Cristo, y
en los malos no se puede encontrar ninguna misericordia, ninguna compasión y planeaban como darle
muerte a Jesús, y tiró las treinta monedas. Fueron los remordimientos de conciencia por
tan tremendo pecado.
El arrepentimiento de nuestros pecados deben ser muy sinceros, que nadie puede engañar a Dios. El arrepentimiento del Iscariote, al no ser verdadero, terminó muy mal.
La codicia por el dinero le empujó al castigo, muy terrible.
Judas, viendo el furor de los Judíos después de haberle declarado reo de muerte, no descansaría hasta verle crucificado, abrió los ojos para conocer y condenar su delito. Más este arrepentimiento fue estéril e inútil, y así añadió otro mayor pecado de desesperación. Se ahorcó. No consta si la infeliz muerte de este miserable fue antes o después de la muerte de Jesucristo. Es opinión común que el desdichado discípulo ató el lazo con que se ahorcó de un árbol; y aún el poeta Juvenco determina en particular la higuera: ficus de vertice. San León: suele el demonio después de haber cegado a muchos para que se precipiten en las mayores abominaciones y delitos, abrirles por último los ojos, para que, considerando la atrocidad de sus maldades, y oprimidos de su peso, caigan en desesperación, y por esta en el infierno. (Comentario Bíblico)
Terrible, un “arrepentimiento” por no ser verdadero que puede llevar a la
desesperación, pero es también los remordimientos de conciencia, que reconoce
su iniquidad, pero desconfiar del perdón del Señor, es aún más grave.
Claro, con la muerte de Jesucristo, el Iscariote ya no sabría a donde
recurrir, por lo que ya no se acercó a Jesucristo cuando tenía tiempo y para
pedirle perdón. El pecado de este mal siervo, le alejó del Salvador de las
almas.
El Apóstol Pedro, después de haber negado a Jesucristo, por tres veces,
pero le seguía en la distancia, y se vieron: Jesús y Pedro, reconoció su pecado
y se arrepintió. Jesús aún vivía.
En el caso del Iscariote, ya no pudo remediar su pecado, a causa de que estando con Jesús, no tenía fe en él, pues tenía el corazón endurecido, y cuyo
arrepentimiento de nada le sirvió.
Los impíos herejes, y cuando se trata de los que pertenecen al "Anti-Cristo", se compadecen de esta almas, y enseñando falsamente, dicen que Jesús ha tenido misericordia con él. El Iscariote en todo el tiempo, fue pecando contra la Misericordia divina. Por lo que no pudo ser perdonado.
En el cuadro vemos la amargura del Iscariote, y al fondo, por la ventana,
cuando estaba levantando a Cristo crucificado.
En las ediciones modernistas de la Sagrada Biblia, los editores alteraron,
modificaron este y otros muchos textos. Y los lectores andan confusos.
La muerte del Iscariote, es que también la corrupción de su cuerpo, se
descompusiera más rápido, pues era infinito su pecado, vender a Dios a los
malvados por 30 monedas. Y luego se desparramaron sus entrañas, pero también es
posible que fueran los cuervos quien fueran destrozando el cuerpo muerto del
Iscariote, que luego se desparramaría, y los perros se comerían sus restos.
Entonces, según las Escrituras, la tentación del suicidio no puede ser por
la enfermedad, sino por el pecado, o pecados gravísimos. Toda enfermedad mental
se debe a que el alma se aparta de Dios y no renuncia a ofenderle, por lo que
interviene el demonio para provocar el suicidio, y que finalmente contra el
quinto mandamiento, se vea al momento condenado.
Aquellos que no han sufrido salud mental, es porque llevan una vida muy ordenada a Dios; una
vida religiosa, atento a los Santos Mandamientos divinos.
Este pecado mortal del suicida, tiene su fruto en
la desobediencia a los Santos Mandamientos de Dios, al rechazo del amor de Dios
como he comentado anteriormente. Si esa alma confiara en el Señor, jamás
hubiera consentido en ese crimen.
Para la oración es necesario purificarnos interiormente, sacar todo pecado y vicio, mientras se guarde aunque sea un solo pecado, el alma sigue estando bajo el dominio del enemigo de las almas. Y procurará que las confesiones sean malas, sacrílegas, sin fruto espiritual.
Si el que se ha suicidado está bautizado, no podía
soportar esos pecados, mal confesados o ocultados al sacerdote, y los
remordimientos de conciencia, está avisando que es necesario el examen de
conciencia para confesarse bien y no cometer pecado de sacrilegio. Pecado no confesado
es pecado no perdonado. Las confesiones y comuniones sacrílegas tiene efectos
muy terribles para los culpables.
Para comprar el libro: ... Y en un fragmento del "Propos del Table", se recoge una conversación entre Lutero y el pastor de Guben. M. Leonard, ocurrida en 1551: Nos dijo que, cuando estaba prisionero, el diablo le había malvadamente atormentado y que se había reido de todo corazón cuando él (Lutero) tomó en su mano un cuchillo diciéndole: “¡Ve delante! ¡Suicídate!” (…) Y nos dijo que él (Lutero) a menudo había tenido que arrojar lejos de sí el cuchillo… y que un día debió hacer lo mismo cuando él, viendo por tierra un hilo, lo había recogido junto a muchos otros hilos, como para hacer una cuerda con la que habría podido ahorcarse. Después nos dijo que el diablo lo había empujado hasta el punto que no era ya capaz de recital el Pater Noster ni leer los Salmos que él tan bien conocía… (…) Y que Lutero le había dicho: “Esto ha ocurrido muy a menudo, tanto para ponerme en la mano un cuchillo… y que pensamientos malvados me venían a la mente de tal modo que ya no podía rezar… y el diablo incluso me ha expulsado fuera de la habitación. (Semper Fidelis. Guardando la verdadera fe. Págs. 36 y 37) |
Tremendo, como el tentador es quien tienta con el suicidio, y todos los que consienten en ese pecado, termina siendo precipitado a los tormentos eternos. Las personas que están en desgracia, en pecado mortal, terminan aceptando, el maligno insinúa lo que el pecador incorregible debe hacer. A unos por el suicidio, a otros, por crímenes, llegan a reconocer que "oyen voces", y que le piden que debe cometer algún crimen. Esto siempre son sugestiones diabólicas.
Los trastornos son castigos, y terribles, y no es
la solución el suicidio, ¡nunca! porque inmediatamente el alma entraría de
lleno en los más terribles tormentos del infierno en el caso de consumar el
suicidio, que, por esa opción voluntaria, ha querido cometer. Con pleno
conocimiento, porque el suicidio tiene su tiempo el culpable de hacerlo o no,
el demonio le empuja a ello, y acepta, aunque no haya reconocido el origen de
la tentación a causa del sentido gravísimo de la pérdida del pecado.
Para el alma que busca a Dios, comprende que su
dolor de esos sufrimientos y trastornos, reconoce que es fruto de sus pecados,
con súplicas se acerca a Dios y le pide perdón.
En repetidas ocasiones, me han comentado sobre los
trastornos psicológicos, pues estas personas no valoran la Palabra de Dios,
sino que las rechaza continuamente. Y así es imposible dar respuesta cristiana
cuando no aceptan lo que el Señor nos pide
Los trastornos lo causan cuando no estamos en paz
con el Señor, cuando nos imaginamos ser libres, y vivimos según la medida del
hombre viejo, siendo esclavo de las concupiscencias, con ataduras a los
enemigos del alma, y vivir una vida desordenada, mundana, finalmente el
corazón, la mente, se hace trozos, buscan soluciones en la ciencia de los
hombres, y suelen pagar dinero, por algo que no tiene solución, pues le recetan
medicamentos que agrava la salud de esas personas, por sus terribles efectos
secundarios, hasta la muerte.
«Señor, no me reprendas
con tu furor, no me castigues en tu ira, porque tus saetas se me han clavado, y
has asentado sobre mí, tu mano, no hay sanidad en mi carne a causa de tu ira: no
hay paz en mis huesos a causa de mis pecados. porque mis
iniquidades pujaron sobre mi cabeza: y como carga pesada, se agravaron
sobre mí. Pudriéronse, y corrompiéronse mis cicatrices, a causa de mi necedad (…). Porque aparejado
estoy por los azotes, y mi dolor está siempre delante de mí. Pues yo publicaré
mi iniquidad: y andaré pensativo por mi pecado (Salmo XXXVII, 1-6. 18-19)».
Hay quienes superan su mal con el arrepentimiento,
y vuelven a Dios. Lejos de Dios, el alma se tortura, porque se había alejado de
la protección y del amor a Dios.
¿Qué es lo que le pasa en la mente de la persona
que llegará a suicidarse? Por sus frutos se conoce el árbol. Pero esto es lo
que no son capaces de comprender muchas personas, y los que se han infiltrado
en la vocación sacerdotal y en la vida religiosa, no hay posibilidad de que lo
tengan claro, aunque ellos con sus respuestas erróneas, se imaginan que están
en la verdad. Y es que no tienen tiempo. Pues se han dedicado a las diversiones
y juegos, y bailes, en hacer amistades con los enemigos de la Iglesia Católica,
enemigos de la Sagrada Tradición y de la verdad de Dios, aceptando sin problema
el paganismo y las herejías. Las bromas, los chistes entre ellos, en lugar de
la oración y la meditación y el estudio atento de la Palabra de Dios. Que
dicen, que los que se matan así mismo, pueden salvarse, se ve aquí otra forma
distinta de negar la existencia del infierno.
Pues el demonio en torno a esa alma, le sugestiona
para que se quite la vida. Hay quienes dicen, antes de cometer el crimen, que
escuchan una voz que le pide darse muerte. Son testimonios de otras personas.
No han comprendido que esa voz es la del diablo.
Mejor es para mí la ley
de tu boca, que millares de oro y de plata
Salmo CXVIII, 169-176:
169 Llegue, Señor, mi deprecación á tu presencia: dame entendimiento según tu palabra. 170 Entre mi demanda a tu presencia: líbrame según tu palabra. -
171 Rebosarán mis labios himno, cuando me enseñares tus justificaciones. --
172 Pronunciará mi lengua tu palabra: porque todos tus mandamientos son equidad.
173 Sea tu mano para salvarme: porque he elegido tus mandamientos 21. v.
174 He codiciado tu salud, Señor: y tu ley es mi meditación 175. Vivirá mi alma, y te alabará: y tus juicios me ayudarán.
176 Anduve errante, cómo oveja, descarriada: busca á tu siervo, porque no he olvidado tus mandamientos.
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La ciencia de los médicos está de acuerdo que se han tomado en serio sus conocimientos, que la fe y la vida religiosa, ayuda mucho a recobrar la salud. Dan la razón a la Palabra de Dios. Incluso algunos científicos ateos, que hicieron pruebas de personas que estaban muy mal, con diversos trastornos, unos se encomendaron a la oración, poniendo de su parte, para volver a recuperar la salud perdida, otros en cambio, no querían saber nada de oración, y no fueron curados.
También están aquellos insensatos que buscan como sanar la salud, pero rechazando todo conocimiento de Dios, y no siguen el ejemplo de los buenos estudiosos investigadores.
«Guarda Yahvé a todos los que le aman; y destruirá a todos los pecadores. Mi boca hablará la alabanza de Yahveh; y bendiga todo ser su Nombre sacrosanto, por siglo, y por siglo de siglo» (Salmo CXLV (145), 20-21)
Por todos los siglos infinitos, que no se terminará jamás es alabado el Santísimo Nombre de Yahvé.
Notemos que el Señor cuida a los que ponen en práctica, guardando en su corazón los mandamientos divinos.
El suicida es abandonado por el altísimo, al recibir sentencia condenatoria, pone término a su propia vida. Pues nunca amó a Dios. Y Dios es la vida del alma. Los que no se acercan a Dios caminan con la muerte.
Los que aman al Señor son librados de las enfermedades mentales. Pues no consienten la vida del pecado. Y soportan las adversidades, a ejemplo de Job. Siempre confiando y amando a Yahvé.
«Y que tengo misericordia sobre millares con los que me aman, y guardan mis preceptos » (Éxodo XX, 6).
El Altísimo siempre está con aquellos que le aman, pero quien piensa otros, que no necesidad del Señor, quiere valerse por sí mismo, y finalmente fracasa.
Jesús es el verdadero Médico de cuerpos y almas, acudir a Él, siempre salimos ganando. Puede curarnos, pues expulsa al enemigo Malo de nuestra vida, si perseveramos en la obediencia en la Santísima Voluntad de Dios, no vamos a padecer por mucho tiempo. Durante la prueba, la paciencia de los santos es importante para nosotros, para que la desesperación no nos derrumbe, no seamos vencido por el mal.
Estamos viendo con la luz de la Palabra de Dios, cualquiera que se suicida, termina en el infierno. Hay personas que suelen divertirse, riéndose o despreciando lo que comento con la ayuda de la Palabra de Dios.
El que se dispone en el servicio de Dios, no tendrá pensamientos negros de suicidio, por muy mal que les vaya las cosas. El suicidio empuja al alma hacia su propia condenación. Dios no creó al ser humano para que un día se diese así mismo la muerte. Dios nos creó para darnos vida en este mundo y en el otro, cuando atentamente observamos cada uno de sus divinos mandatos y preceptos, y de nuestro Señor Jesucristo.
Jesucristo soportó por nosotros los sufrimientos más terribles y dolorosos, la incomprensión, el abandono de muchos de sus discípulos, solo unos pocos permanecieron con Él.
El suicida nunca amó a Cristo, se ató sus propias maldades.
Cuando caemos, no queremos perder la cordura, no
queremos que se apague nuestra fe, por eso, suplicamos al Señor, arrepentidos
sinceramente, y habiendo meditado que el pecado nos empuja a la muerte, estamos
hechos para vivir, nos acercamos a los sacramentos que nos dan vida, la
confesión de nuestros pecados, la Eucaristía, que necesitamos también
perseverar en la oración. El que no se dedica a la oración del mismo modo que
nos enseña el Señor, en espíritu y verdad, nunca de la propia medida, que no es
la del Señor. Hacer que nuestra medida sea la misma que la que el Señor nos
ofrece.
Algunos piden oraciones, a los justos, para que
rece por esa terrible adversidad, y el demonio se aleja, y también los
pensamientos suicidas.
Consultando en todo momento al Señor nuestro Dios,
siempre nos ofrece remedios para la salud interior. Y no perdemos la paciencia,
cuando nuestro cuerpo sufre alguna dolencia, el Señor siempre lo alivia. La
bondad del Señor su justo furor sobre nosotros, cuando de corazón rompemos con
nuestra desordenada vida.
La Ciencia cuando es recta y verdadera, ha
demostrado claramente, que la vida de fe, la oración, añado, que la castidad, y
nuestra perseverancia, en guardar nuestros pensamientos, la pureza de nuestro
corazón, para que el pecado se mantenga lejos de nosotros. Muchos enfermos
emprendieron su vuelta al Señor, y se recuperaron milagrosamente.
Un acto de matarse así mismo, y que San Pablo lo
impidió. Porque Dios no quiere la muerte del pecador, sino que se convierta y
se salve. El suicidio es la última respuesta al rechazo de la conversión.
Hechos de los Apóstoles, XVI, 25Mas, a eso de media noche,
orando Pablo y Silas, cantaban himnos a Dios, y los presos escuchaban, 26cuando
de repente se produjo un terremoto tan grande que se sacudieron los cimientos
de la cárcel. Al instante se abrieron todas las puertas y se les soltaron a
todos las cadenas. 27Despertando entonces el carcelero y viendo
abierta la puerta de la cárcel, desenvainó la espada y estaba a punto de
matarse creyendo que se habían escapado los presos. 28Mas
Pablo clamó a gran voz diciendo: “No te hagas ningún daño, porque todos
estamos aquí.” 5 “Hazme saber, Yahvé, cuál
es mi fin, y cuál el número de mis días, (Salmo XXXIX El fin de nuestra vida no la debemos decidir según nos
convenga, pues en el suicidio, el enemigo infernal siempre interviene. II Corintios X Capítulo 7 10Puesto
que la tristeza que es según Dios, obra arrepentimiento para salvación,
que no debe apenarnos; en cambio, la tristeza del mundo obra muerte. *************************** |
Cuando mayor sea la tristeza que un cristiano pueda padecer, tanto mayor y más intensa debe ser la oración. Porque esa tristeza también la provoca el demonio.
Aunque existe una tristeza que no es mala, y lágrimas, por las propias ofensas que se había cometido contra el Señor, que tanto nos ama. El arrepentimiento, la contrición del corazón, el propósito de enmienda llega a ser saludables para la fe, para la vida espiritual.
Generalmente, el suicida arrastra una maldad en su interior, que sea como sea, no quiere continuar sufriendo, con su muerte, entra en sufrimientos aún inmensamente mayores, los tormentos del infierno.
La tristeza y el dolor según el mundo, empuja al olvido de Dios. El suicida no espera recompensa alguna.
Hay quienes repiten una frase, que se imaginan que es verdadero y que lo ha dicho San Juan María Vianney, que quien se da muerte, tirándose de un puente, y antes de caer al suelo, está la gracia de Dios, y que la misericordia podría tenerla. Son personas que se engañan, no es bíblico tal pensamiento, algún biógrafo de vidas de santos, quiso añadirlo, pero no es creíble. En los sermones del Santo Cura de Ars, para los que tienen vida desordenada, lejos de Dios, son arrojados inmediatamente al infierno, que ha sido la opción personal del suicida. Ellos ofendieron a la misma Misericordia divina. Y no eran casos de suicidios, pero murieron a causas de sus vicios y pecados, ofendiendo a Dios, ciertamente, si pudiendo alcanzar la Gracia de Dios en vida, no suelen hacerlo, pues tienen tiempo, pero nada, cuando menos encontrará su salvación en el trance de la muerte, desde que se tira por un puente en lugar de arrepentirse. Acaban mal eternamente.
El suicidio de la forma que sea es atentar contra la imagen creada por Dios. Es la respuesta definitiva de su rechazo a Dios.
martes, 27 de septiembre
de 2022
Actualizo con un testimonio muy interesante,
El instinto de
suicidio como tal propiamente no es enfermedad mental. Pero tiene sus raíces
preternaturales. Hasta el presente no he leído un sólo autor que haya
descubierto la causa formal. Pero yo sí, -modestia aparte- después de
investigar por muchos años, pude descubrir su origen primigenio. Son mis
propios pacientes -soy psicólogo-, que me proporcionaron la pista. Los síntomas
son la paranoia (oír voces persistentes), obsesión de matarse por
diferentes vías. Pero todos "oyen" a 'alguien' que les susurra,
mátate, mátate... eso es fácil y después serás feliz, ya no tendrás
sufrimiento.
Las causas
siempre son las frustraciones. Pero son causas segundas. La causa de todos los
suicidios es la creencia o práctica del espiritismo, la magia negra, la
brujería, el budismo tántrico, y todas prácticas Satánicas. Aunque no todos
terminan suicidándose, la mayoría terminan asesinando alguien, son violentos,
maquinan toda clase de maldades, son inmorales, obscenos, lascivos, en la vida
matrimonial, practican toda clase de perversiones. Aún la niños y adolescentes
tienen instinto criminal, etc., etc.
Cómo entra el demonio en las personas. En el espiritismo de Alan Cardek invocan a los muertos famosos como el espíritu de Nerón, Hitler, Stalin o al mismo satán, o también parientes muertos en accidente, o espíritus de los asesinos, etc. Y un sin fin de espíritus de cada país. En Venezuela invocan a los indios, a animas, etc.
Supuestamente esos espíritus "entran" al 'banco' y por boca de ellos de manifiesta.
Lo grave radica en, que si una persona está en pecado o nunca reza, o lleva una vida disoluta el demonio entra es esa persona, y a partir de ese momento comienza sentir raros síntomas, insomnio, jaquecas, migrañas, etc
Es a partir de ésta reacción que comienzan asistir 'por necesidad' con más frecuencia a los chamanes, curanderos, etc. Esto agrava su situación.
Otras entradas del demonio pueden ser obsesiones políticas como el comunismo, marxismo, e infinidad de creencias y prácticas esotéricas, New Age, Reiki, Control mental Silva, metafísica de Conny Méndez, etc. Todas éstas creencias y prácticas embotan las mentes y comienzan hablar incongruencias, y por supuesto, todos recurren al psiquiatra y terminan empeorando.
Conclusión, los demonios influyen en el 90% de los casos psicológicos. Esto nunca lo van descubrir si no tienen el mínimo conocimiento teológico, de ascética y mística, peor aún no han analizado los casos bíblicos. No saben por qué Dios Prohibió las prácticas Satánicas de los habitantes paganos que los israelitas fueron expulsando por mandato de Dios, por ej. Deut 18, 10-12; Lev 20, 27. (testimonio de un profesional de psicología: Rubén Salvador Regalado)
En la pérdida de la fe, se fían de las personas que no tienen conocimiento de Dios ni buscan la verdad, para buscar soluciones inútiles.
Las medicinas químicas no son la solución para aliviar los malos deseos de matarse así mismo. El examen de conciencia, el arrepentimiento de los pecados. La mayoría de los psiquiatras no han llegado a encontrar la solución a causa de su incredulidad en el conocimiento y la aceptación de Dios.
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