La
pureza de la oración
Insistir
en la oración es fortalecernos, la gracia de Dios es nuestra fortaleza. La vida
sin oración es un caos, es como dejar la puerta abierta de la casa, y dejar que
todos los animales lo llenen de sus inmundicias.
Un
ejemplo de lo que le puede suceder cuando al alma deja la oración. En ciudades
incluso en los campos suelen haber casas, en un tiempo había habitantes en esas
vivienda. Supongamos que esa vivienda y sus habitantes fuesen uno, llegó que un
día tuvieron que irse, dejando la vivienda en el lugar solitario, se fueron a
vivir a otra parte, no eran precisamente personas responsables, y dejaron las
puertas abiertas, sin seguridad los hijos de las tinieblas entraron y la
ocuparon, la suciedad y la inmundicia era cada vez más, hasta que un día, los responsables
de algún ayuntamiento, el mejor modo que era para quitar aquellas inmundicias
era primero derribar y luego según el lugar desinfectar. El alma que abandona
la oración contemplativa para dedicarse a cuestiones mudadas, es como aquella
casa, aquel edificio, en que las bestias, los espíritus infernales, toman
posesión de esa alma, y la incapacita totalmente para la vida de oración.
Muchas infelices almas, se hacen apostata, porque su oración no era pura a los
ojos de Dios, o se abandona el pecado, cuando la oración es pura y sincera, o
cuando solamente se ora por las apariencias, termina por perder la fe y cometer
apostasía.
Dos
señoras, testigos de Jehová hará como tres años, que me dijo, que había
abandonado la Iglesia Católica, pero no quiso creer cuando le respondí, que
cuando un alma ora el Santo Rosario con verdadera devoción, es imposible que
renuncie a la Iglesia Santa de Dios.
El
Señor sabe quién ora con sinceridad y quien no lo hace, y precisamente cuando
esas almas intentan engañar a Dios, terminan en la apostasía. El alma del
apostata es como aquella casa que abandonó el orden y la pureza de la oración,
se alegró el enemigo infernal, ya no estaba en gracia de Dios, la soberbia, la
falta de caridad, las murmuraciones, fueron causas en que le apartaron del
camino de la salvación.
Cuando
un alma reza negligentemente, sin poner todo su corazón en la oración, pues el
demonio no siente preocupación ninguna; por el contrario, cuando el alma se
toma muy en serio el verdadero sentido de la oración, el enemigo de las almas
siente angustias y miedo, porque no puede hacer nada, pero lo que se dice nada,
cuando el alma se identifica plenamente con Cristo. El alma de verdadera
oración se hace uno con Cristo y para gloria de Dios.
Cuando
mejor hacemos nuestra oración, ya había referido, pero es conveniente
recordarlo, nuestras tentaciones no nos afecta. Cuando hacemos mal la oración,
nuestras tentaciones nos causa malas pasadas. Necesitamos, pues, la
perseverancia para orar en la contemplación.
«Los
demonios tienen una extrema aversión a la oración pura. Lo que los
aterroriza no es la multitud de los bienes, como los efectivos del enemigo
pueden aterrorizar a un ejército. No, es el recuerdo y la armonía de los tres:
intelecto y razón, razón y sentidos.» (La Filocalía
de la Oración de Jesús; Elías el Ecdicos o El Canonista, núm. 175, pág. 127.
Apostolado de la Oración, Sevilla. 1987)
Siempre es necesario
mirar nuestro interior, para ver si estamos preparado para orar devotamente. Si
la oración no es pura se convierte en burlas a Dios. Y la oración no puede
haber pureza cuando se ora a los ídolos paganos como “la Pachamama”, cuando se
trata de unificar el culto pagano con la fe de la Iglesia Católica, cuando el
bautizado intenta convencer a la Iglesia que es conveniente obedecer a las
Naciones Unidas, al Nuevo Orden Mundial, en esta clase de conducta el alma no
es guiada por el Señor sino por el diablo.
La Oración del
Padre Nuestro se opone a los poderes de este mundo y de las tinieblas. Si un
bautizado reza el Padre nuestro, pero consiente en su propia vida las
preocupaciones de este mundo no está sembrando para la vida eterna.
Nuestro enemigo
engaña siempre a aquella alma, que poniendo su corazón en las cosas terrenales,
esa alma, en los juegos, deportes, en la popularidad, en los asuntos políticos,
como si rezara bien, no tiene remordimiento de conciencia, ni examen de
conciencia suele hacer.
Hermanos,
roguemos al Señor para que no caigamos en los lazos del engaño del príncipe de
las tinieblas, vigilemos nuestra vida si estamos haciendo bien las cosas.
En los momentos más difíciles como estos, que todos estamos en nuestras casas, sin la oración nos hundiríamos más.
Son muchas personas que salen de sus casas, cuando bien podrían estar orando tranquilamente, pero sobre todo, para que los cristianos podamos volver de nuevo a las iglesias, confesar nuestros pecados. Y no caemos en pecados más graves gracias a que Dios nos ayuda cuando oramos, que no nos ha abandonado.
Cuánto más purifiquemos nuestras oraciones, menos poder puede tener el enemigo infernal sobre nosotros. La ceguera que podríamos padecer, con la oración nos iremos curando, la oscuridad interior se irá desvaneciendo, nos iremos transformando a imagen de Cristo Jesús.
Acordémonos de los verdaderos creyentes cristianos, lo pasaron peor que nosotros, fueron encarcelados, maltratados, despreciados, calumniados, hasta muertos por el Nombre de Jesús.
Recemos por nosotros mismos, para que el Señor nos ayude. Muchas veces he leído profecías que algunas personas compartían, que la Santísima Madre de Dios pedía oraciones y penitencia, sacrificios, Lourdes, Fátima, Salette, Garabandal. Estos mensajes lo que hace es recordarnos todo lo que Jesús ya nos ha pedido. Y los Santos Apóstoles y los Santos nos han recordado.
Mientras había oración, los castigos no eran de esta forma, al abandonar la oración por amor al mundo, se justificaron las costumbres ateas, impías, mundanas, el paganismo, sectarismo, libertinaje, todo tipo de inmoralidad y lujuria, y eso entre algunos de los que se decían haberse consagrado a Dios, pero sus obras manifestaron todo lo contrario.
No hay comentarios:
Publicar un comentario